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Cuando el célebre rector de la Universidad de Salamanca, Fray Luís de León, retorna a la cátedra luego de pasar cinco años en la cárcel (por haber traducido del hebreo al español a su prima Teresa de Jesús -ambos de origen judío- el Cantar de los Cantares), se cuenta que sus primeras palabras fueron “¡como decíamos ayer!”.

Chapala

El 21 de julio de 2007 esta columna fue censurada en conocido diario de Guadalajara luego de 20 años de publicación. Retomando pues la comunicación interrumpida, las palabras del ilustre rector salmantino, “decíamos ayer”, me recuerdan la vigencia de un comentario de su servidor publicado en junio de 1988. Entonces le decía al gobierno de Jalisco la necesidad de proteger el lago de Chapala como asunto prioritario. Entre otras cosas decía que “¡Si Chapala se muere, Guadalajara también!”.

Han pasado veinticinco años y los distintos gobiernos de Jalisco ni siquiera por enterados se han dado de la importancia del lago, y eso que uno de los gobernadores era ribereño (Jamay). Si en la primera década del presente siglo el lago se volvió a llenar, simplemente ocurrió porque los de Guanajuato se estaban inundando y sus presas estaban a reventar, situación que les obligó a dejar correr el agua hasta Jalisco.

El nocivo e inútil gobierno de Emilio González Márquez además de mostrar absoluto desinterés por el lago, en un acto de entreguismo e irresponsabilidad, construye la llamada presa de “El Zapotillo” para enviar las aguas del río Verde en los Altos de Jalisco a la ciudad de León (Guanajuato) ¡Claro, no les dijo a los jaliscienses que las armadoras de autos decidieron instalarse en el Bajío para mandar la producción en ruta más corta a la frontera, lo cual no tiene nada de malo! Lo malo radica en que para producir ese mundo de unidades requieren de mucha agua, agua que pertenece a los jaliscienses y que debe llegar a Chapala. Es decir, Emilio hasta en eso traicionó o falló a los jaliscienses.

El lago de Chapala representa para Jalisco la vida para todos los pueblos de la ribera como también para Guadalajara y su zona metropolitana (agua potable). Repito lo dicho hace cinco lustros “¡Si Chapala se muere, Guadalajara también!

      Además, del lago dependen de 120 mil a 150 mil empleos directos. La actividad económica es muy variada: restaurantera, hotelera, turística, inmobiliaria, artesanal, en buena medida propiciada por la enorme colonia extranjera que radica entre Chapala y Jocotepec, en la que sobresalen estadounidenses y canadienses, si bien radican franceses, italianos, etcétera. Miles de casas de descanso para fines de semana, construidas o adquiridas por jaliscienses, producen una enorme derrama económica que parece no interesar un comino a los gobernantes (desinterés que afecta el patrimonio de miles de personas, nacionales y extranjeras).

Gobiernos van y gobiernos vienen y los funcionarios de la secretaría de Turismo (federal y estatal) parece que ni siquiera conocen Chapala y su enorme riqueza turística. La fauna criminal ha crecido sin que a nadie le importe. De no ser por una partida del Ejército Mexicano que con acierto acaba de instalar una base cerca de Piedra Barrenada, Chapala continuaría a merced de los delincuentes. Las noches en la ribera del lago dan la impresión de ciudades abandonadas.

Urge pues que el gobierno de Jalisco intervenga e instrumente acciones varias a favor de la preservación del lago. En primer orden exigir a la CNA, al gobierno de Guanajuato y a la Cuenca del Lerma la entrega del agua que pertenece a Jalisco. En segundo que conceda seguridad a los moradores de la zona y a sus inversiones. Y por último, que vayan a conocer Chapala y toda su zona turística, que valoren e implementen medidas que aporten un crecimiento sostenido y de mejor calidad para una zona que además de ser la base para la existencia de Jalisco, aporta sin duda una enorme riqueza para el Estado ¡Ah, se me olvidaba!, que quiten tanta boya y topes inútiles que solo dañan los vehículos y producen molestia y contaminación.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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