Las instituciones públicas en Jalisco se encuentran en crisis, muy en particular el Poder Legislativo. Alejado absolutamente de sus representados, el Congreso local en menos de dos décadas se hundió en la corrupción, convirtiéndose ante la indignación ciudadana en una simple turba de bucaneros.
La honestidad propuesta por los gobiernos de Acción Nacional fue anulada por ellos mismos, repartiéndose el botín (presupuesto) con los diputados de los otros partidos sin reparos ni escrúpulos, aflorando a la vista de todos la calidad moral de los integrantes de cuando menos las últimas cuatro legislaturas.
Un Congreso que puede funcionar perfectamente con 200 personas (incluidos los diputados), se convirtió en corto tiempo en simple agencia de colocaciones donde caben todos los amigos y compinches. No es necesario saber hacer algo o conocer alguna ciencia. El único requisito es la amistad, y claro, carecer de escrúpulos para recibir quincenalmente un abultado sueldo por no hacer nada. Así que el que debiera ser templo de legalidad y equilibrio entre los poderes públicos, se llenó de edecanes y “asesores” de $70 y hasta $90 mil pesos mensuales (más extras).
Cegados por la ambición y la soberbia dieron literalmente la espalda a sus representados. El monto y el còmo repartirse el botín se convirtió en el único propósito para esta falsa clase legislativa, mega obesa y ultra onerosa, integrada por simples improvisados enloquecidos por el poder y el dinero. La descripción que hiciera el filosofo José Ingenieros se ajusta como calzado de Cenicienta a estos filibusteros. En la Política de las Piaras dice:
Ż”Antes presumíase que para gobernar se requería cierta ciencia y arte de aplicarla; ahora se ha convenido que Gil Blas, Tartufo y Sancho son los árbitros inapelables de esa ciencia y de ese arte. La política se degrada, conviértase en profesión… Toda excelencia desaparece, eclipsada por la domesticidad. Se instaura una moral hostil a la firmeza y propicia el relajamiento. El gobierno va a manos de gentualla que abocada el presupuesto… Los palaciegos se frotan con los malandrines… Nadie piensa, donde todos lucran; nadie sueña, donde todos tragan. Lo que antes era signo de infamia o cobardía, tornase título de astucia… Los deshonestos son legión; asaltan el Parlamento para entregarse a especulaciones lucrativas… Los serviles merodean los Congresos en virtud de la flexibilidad de sus espinazos”. (El Hombre Mediocre, Editores Mexicanos Unidos, Págs. 160-161).
Ingenieros se quedó corto. En el Congreso de Jalisco los serviles se han engallado y se creen dueños del mismo. Los líderes del PRI, PAN, PRD y MC son incapaces de correr las hordas de zánganos que viven a costillas del pueblo con ingresos de nobles y resultados del peor y más inútil de los lacayos.
Debiendo llamar a cuentas a los integrantes de las dos anteriores legislaturas y meter a la cárcel a los que se robaron el erario, incluido el auditor (compraron incluso el edificio de Banamex de Juárez y Corona sin que se necesitara para nada) no han hecho otra cosa que declaraciones.
Los coordinadores del Congreso disparan todos los días balas de saliva en los medios que no penetran en la dura caparazón de los saqueadores de la nómina (colocados por los partidos que ellos representan). Lo más sano en este caso sería desconocer el Congreso actual (sin liquidar laboralmente a nadie), convocar a nuevas elecciones que incluyan a candidatos ciudadanos, que las curules se limiten a 20-25 y que los diputados no ganen más de $25 mil pesos al mes (sin ningún extra y los que tengan capacidad y experiencia hasta $30 mil). El nuevo Congreso obviamente incluiría una nómina no mayor de 200 personas. Ya se analizó, ya se propuso. Esperamos que se escuche y haya resultados.
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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