El fin de semana en que aparece la presente columna, los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II serán declarados “santos” por el Vaticano. Y entrecomillo la palabra santos en virtud de que en la Biblia santo es el escogido por Dios, el hombre que reconociendo su pecaminosidad cree en Jesús de todo corazón, se arrepiente y decide entregar su vida al Señor. Ese es el santo bíblico. No el que “hace” milagros, que dicho sea de paso ningún hombre puede hacerlos. El poder y la gloria le pertenecen a Dios, no al hombre.
El problema es que los medios de comunicación abordan un tema que no conocen y sus periodistas estelares ensartan falsedades y tonterías, una tras otra, por meterse en un campo que les es ajeno. Dicen en la televisión, la “Iglesia” ha decidido, cuando el que decidió es el clero; la Iglesia la formamos los fieles de todas las corrientes (judías y cristianas), no el liderazgo.
Jesús, como buen judío de raza y de religión jamás pronunció la palabra “Iglesia”. Él no hablaba griego, se expresaba en hebreo y arameo, por tanto la palabra que utilizaba para referirse era “Kehila”, que significa congregación que traducida al griego se convierte, entonces sí, en Iglesia (aunque para sucediera esta metamorfosis transcurrieron muchos años, los suficientes para que los líderes judíos fueran removidos a partir del siglo II por líderes gentiles).
Hablan también de santos como obradores divinos de milagros (cosa que las Sagradas escrituras no avalan ni enseñan) y pontifican de una infalibilidad clerical que no existe, que es propia del Creador, no de la criatura. Aclarado lo anterior, continuamos.
El manejo mediático, cargado de una atmosfera de misterio, hace creer a las masas que Dios es un ser lejano a ellos, propio de unos cuantos líderes (cuestión por demás absurda y falsa, Dios está tan cercano a nosotros como nuestra soberbia sea capaz de humillarse ante Él). Escudado en una retórica espiritualosa, el Vaticano es capaz de “beatificar” al mismo tiempo a Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli): un creyente santo en el estricto sentido bíblico de la palabra; con un hombre cuya vida es por demás cuestionada. Nos referimos a Pio Nono (IX), acusado entre otras cosas de antisemita, de confinar a los judíos en el gueto y llamarles “perros”. A él se debe también que la supuesta “infalibilidad” papal.
Así que mientras Dios dice que el que “toca al pueblo judío toca a la niña de su ojo” (Zac 2:8) y mientras Jesús aclara haber sido“enviado por las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mat 15:24) y le advierte a los gentiles (cristiandad) “ustedes adoran lo que no conocen, nosotros adoramos lo que conocemos porque la salvación viene de los judíos” (Juan 4:22). Este Papa (Pio IX, 1846 a 1878) era capaz de referirse a los judíos en forma soez, sin meditar siquiera que al decirlo ofendía al que aseguraba “servir”.
Cuán diferente era Juan XXIII, cuya sencillez y vida cristiana mantuvo hasta su encuentro con Dios al final del camino, dándose tiempo antes para pronunciar una hermosa plegaria de arrepentimiento y unidad entre los dos rebaños de Dios y de la cual transcribimos un fragmento:
“Reconocemos que llevamos sobre nuestra frente la marca de Cáin. Durante siglos Abel ha estado abatido en sangre y lágrimas porque nosotros habíamos olvidado Tu amor. Perdónanos la maldición que injustamente pronunciamos contra el nombre de los judíos. Perdónanos que, en su carne, te crucificásemos por segunda vez. Pues no sabíamos lo que hacíamos”(Junio de 1963)
De Juan Pablo II (además de las Legiones de pervertidos y pervertidores contra los que no puso remedio) me limitaré a señalar que su testimonio de fe se vio totalmente cuestionado durante su última visita a México al permitir que en la Basílica de Guadalupe unos brujos le hicieran una “limpia”; práctica que delante de Dios es abominable (Deut 18:10-13) ¡Ni modo que ignorara la advertencia divina!. En fin, el clero puede nombrar santos a los que quiera y descalificar a otros, pues los cargos no conllevan de manera alguna el aval divino. Hace 2000 años el sumo sacerdote se confabuló con otros sacerdotes y parte del liderazgo para pedir la muerte de Jesús. Y es que el ser humano cuando no está rendido al Señor puede hacer las peores atrocidades. La Inquisición puede corroborarlo.
DANIELA LIEBMAN EN TEPATITLÁN
Simplemente maravilloso el recital ofrecido por Daniela Liebman en la Parroquia de San Francisco en Tepatitlán (Jalisco, México) este jueves 24 a las 20:00 horas. No cabe duda que cuando Dios concede dones a los hombres su obra es manifiesta y esta niña de tan solo 12 años es capaz de ejecutar en el piano (de memoria y con maestría) las piezas de los grandes genios de la música. Gracias a Daniela por tan hermoso regalo y gracias a sus padres por cuidar semejante talento, por compartirlo con los que no tocamos nada, pero sí lo apreciamos.
ANTISEMITAS EN TEPA
Parece mentira que habiendo sido invitada esta niña prodigio (tapatía y judía), al terminar su recital se exhibiera a Tepatitlán de manera grotesca y vulgar con una muestra de antisemitismo silvestre (un pueblo fundado por familias sefarditas, trabajadoras y de honor). Sucede que al concluir el evento se inició el castillo (pirotécnico) el que antes de lanzar las “coronas”, exhibe en la parte superior del castillo una enorme suástica nazi, que luego daría vueltas por varios segundos ¿Tiene este horrendo acto algo que ver con el gobierno municipal panista? ¿El Yunque es capaz de llegar a semejantes ofensas? Cabe preguntar si estos “beatos” que aseguran ser creyentes realmente aspiran ir al cielo que la Biblia anuncia, pues para su información habrá de decírseles que estará poblado de judíos: desde el propio Jesús, José y María, como también los apóstoles, profetas, patriarcas y judíos creyentes en Dios de todas las épocas. Además de que en un país democrático no podemos aceptar semejantes muestras de intolerancia racial.
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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