Opinión
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Las Sagradas Escrituras son sabiduría divina y eterna para instrucción del hombre. En un texto señala“Pueblo mio, los que te guían te engañan y tuercen el curso de tus caminos“, advertencia que se ajusta de manera cabal a la situación que padece México de parte de sus gobernantes y otros entes públicos que nos tienen al borde del colapso social sin que suden ni abochornen. Lo peor del caso es que la mayoría del pueblo se encuentra en invidencia política.

A partir del docenato Echeverría-López Portillo el país ha estado cayendo en las manos equivocadas, en individuos mega ambiciosos y mediocres, pero sobre todo incapaces de gobernar y por consecuencia de procurar el bienestar de los gobernados. Incapacidad derivada de su corrupción mental y ambición desmedida, ni que decir de sus limitaciones naturales para los cargos públicos.

Francois de Chateubriand escribió en sus valiosas memorias el daño que se produce a un país cuando la clase política repudia la ideología y el interés social para abandonarse en el perverso y nocivo egoísmo: “Educad a los políticos en no pensar mas que en lo que les afecta a ellos, y veréis como arreglan el Estado; no tendréis con ello mas que ministros corruptos y codiciosos”  (Volumen tres, libro vigésimo quinto, pág. 1472).

Para desgracia nuestra los gobiernos postrevolucionarios a partir de los años setenta fueron eliminando a los individuos honestos y capaces formados con la ideología y visión social del movimiento de 1910, supliéndolos con mediocres, parientes, favoritos, compinches y bucaneros carentes de toda visión republicana, de una autentica vocación de servicio publico. Seres egoístas con la mirada puesta en la acumulación de dinero como propósito único (y para eso requerían del poder). Las consecuencias están a la vista de todos, no pueden negarlas aunque pretendieran hacerlo.

Lo cierto sin embargo es que para llegar a esta lamentable situación que presagia un colapso del sistema, se ha de señalar que los partidos políticos (sin distingo) han hecho el trabajo sucio con la mayor irresponsabilidad, negligencia y descaro posible. Su alejamiento del pueblo ha sido absoluto, limitándose a declarar ante los medios una gastada retórica pseudo social que a nadie impresiona ya. Ni siquiera a ellos mismos. Dicho de otra manera: ¡el vacío de las palabras, vacío que ha roto el dialogo entre gobernantes y gobernados desde hace mucho tiempo!

No se puede desatender que las palabras en su sentido positivo conceden vida y esperanza, mientras que en el contrario, cuando son utilizadas con falacia y engaño producen desaliento y muerte, y las Republicas también están sujetas al decir de los hombres de poder.

Para complicar las cosas otros factores unidos a ese vientre canceroso, entes como el sistema educativo y la CNTE cooperan a diario para destruir este noble país llamado México, para dañar a su gente lo mas que se pueda; sobre todo la CNTE y algunos sectores del magisterio que mantienen una visión cavernícola del sindicalismo, considerándose “explotados” cuando la mayoría son verdaderos parásitos sociales, zánganos que viven del trabajo de los mexicanos, aunque ellos peleen y reclamen a diario al gobierno, como si el estado les pagara de su bolsa.

El sistema educativo de toda nación próspera hace las veces del torrente sanguíneo en el cuerpo humano. De su pureza y salud depende la fortaleza de la nación, situación que obliga de inmediato al gobierno federal a meter mano en la educación sin atender los aullidos de las jaurías de lobos sindicalistas impuestos a cobrar sin hacer nada, de mal educar en lugar de educar, de tomar carreteras, plazas y secuestrar edificios, de apedrear y dañar con impunidad cuanto edificio quieran pues para estos anarquistas no hay gobierno ni ley alguna que les someta al orden.

¿Existe alguna ley que permita a los maistros dejar varados en carretera a los viajantes, a los transportistas con sus mercancías (muchas de ellas perecederas), a los enfermos, etcétera? ¿O la dureza del estado mexicano se ha reducido a los causantes cautivos de la SHCP?

Por otra parte, mientras que el Presidente Gustavo Díaz Ordaz dejó al país prácticamente sin deuda publica, sin vender un solo barril de petróleo al exterior, de construir las primeras líneas del Metro en la ciudad de México e invertir proporcionalmente la mayor cantidad en educación superior en la historia; a partir del gobierno de Luis Echeverría se tomó el camino fácil de vivir de fiado, de endeudar al país en lugar de buscar la forma de crear riqueza, destinando los dineros que antes se invertían en el bienestar de los mexicanos para pagar los intereses de la deuda publica.

Ya se ha dicho en esta columna que entre Fox y Calderón crecieron la deuda publica de México en casi un 500 por ciento de como la dejó Zedillo, que ya era mucho decir (sumando la externa, la interna y la de Pemex). Y como cada vez hay menos presupuesto por causa de la deuda, los virreyes (antaño llamados gobernadores) se han enviciado a tan nociva práctica. El caso de Coahuila, Jalisco y ahora Tamaulipas y demás estados socios en esta orgía de irresponsabilidad son señal de alerta que debe ser atendida.

En alguna ocasión durante una entrevista le dije al entonces presidente del PRI estatal en Jalisco (Rafael González Pimienta) que como oposición –gobernaba el PAN en esa época- dejaban mucho que desear, que mejor le quitaran la palabra Revolucionario al logo del PRI pues les quedaba muy grande. El hombre se enojó, pero su servidor mas (toda mi vida he votado por el PRI pues los hombres de la Revolución nos educaron a las anteriores generaciones a tener compromiso social, a amar y comprometernos por el país).

Concluyamos. El presidente Peña Nieto tiene ante si el reto histórico de deshacerse de tantos ambiciosos que sólo nos han traído pobreza, desanimo social y deudas, pero los mexicanos tenemos el deber de abrir los ojos, de ver y aceptar que muchos de los que nos han guiado (o nos guían) desde el gobierno nos han engañado, han torcido el rumbo del país para su provecho personal. Es nuestro deber abrir los ojos y la boca y exigir por los caminos de la legalidad que se ponga orden, de parar tantos excesos y derroches en las finanzas publicas, de pedir la remoción de los bribones y que el gobierno abra las puertas a mexicanos capaces que ayuden a sacar adelante el país, antes de que sea demasiado tarde ¿o que cree usted, estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

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