Estamos rodeados de simulación y mentiras, de espejos y engaños sinfín, inmersos en una realidad virtual creada de acuerdo a su origen de manera artificial por gobiernos, medios, capital, universidades y otros entes, presentándonos un proyecto de “vida” para las distintas sociedades tan falso como las propuestas y acciones en que lo sustentan.
En su genial obra, George Orwell con fino sarcasmo denunciaba los excesos de los futuros gobiernos dispuestos a modificar la historia cuantas veces fuese necesario: “Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado”(1984, Edit. Lectorum, pág. 241)
En México nos hablan de democracia cuando lo que estamos padeciendo es una partidocracia en amasiato con una plutocracia frívola e insensible como todas ¿Cómo considerar siquiera que vivimos en democracia cuando no existe un estado de derecho? Acéptese o no, vivíamos más cercanos a la democracia en los años ’40, 50 y ’60 que ahora. Éramos más libres, había estado de derecho y a los ricos la revolución los mantenía bajo control. No había megaricos como hoy en día. Impensable que el hombre más rico del planeta fuera mexicano (cuya fortuna se forja durante la oscura compra de la paraestatal Telmex).
Se nos dice que el petróleo es nuestro, pagamos la gasolina más cara del mundo y estamos endeudados por siglos. Hasta el gobierno de Díaz Ordaz el petróleo era para consumo interno y prácticamente no teníamos deuda externa. Echeverría empezó a venderlo al exterior y López Portillo abrió la puerta de par en par, incluso nos dijo que tendríamos que aprender a “administrar la riqueza” (me supongo que sería la riqueza de los compradores, de los gobernantes, de los que manejan Pemex y del sindicato).
No paran de hablar de derechos humanos y muchos niños son abusados a diario por pervertidos que en su cuerpo y en su mente los desgracian de por vida sin que nadie investigue. En tanto que adultos exhiben sus perversiones sexuales como “orgullo” con el apoyo de los medios y la protección incondicional de las comisiones de derechos humanos. De tres décadas hacia atrás los niños andábamos en la calle sin correr ese tipo de peligros, sabíamos cruzar calles y subirnos a los camiones, practicábamos varios deportes y las unidades deportivas y las calles de nuestros barrios eran nuestros patios de juego colectivos. Casi no había gordos ni diabéticos a manera de epidemia (como sucede ahora).
Éramos libres sin que los medios nos machacaran a diario que teníamos derechos humanos. Dios y nuestra conciencia nos hablaban de nuestra libertad natural, si bien en casa y nuestros maestros (de los de verdad, no vándalos como los de Oaxaca, Guerrero y Michoacán –que sin duda debe haber algunas excepciones-) se encargaban de orientarnos para que no abusáramos de esta libertad y exponernos a peligros.
¿Cómo creer en una Secretaría de Hacienda implacable con el micro, pequeño y mediano causante, pero que con los grandes es generosa y genuflexa? La condonación de impuestos a Sabritas por 929 millones de pesos y a Gamesa por 150, así como algunas otras empresas grandes es una muestra del mundo falaz que nos aprisiona (Mural, 19/Feb/2015), mientras que al pequeño y mediano empresario ni siquiera le devuelven el IVA; situación que además de descapitalizarlo lo entrega al agio o lanza a la quiebra.
En su mundo de fantasía y falacias (en Jalisco) las autoridades de vialidad han querido vender la idea que deteniendo farisaicamente a quien se tomó una cerveza o una copa de vino los accidentes se acabarían. No ha sido así. Las muertes por accidentes en lo que va del año han subido un 22 por ciento ¿Y cómo no sucedería esto, si hordas de conductores enajenados van hablando por teléfono o mandando mensajes perdiendo el sentido de lo que hacen?
Cientos de miles de conductores no aprobarían un verdadero examen de manejo. Rebasan sin mirar el espejo, cambian de carril o dan vuelta sin jamás encender la direccional, nunca guardan la distancia, van a exceso de velocidad o como tortugas estorbando (que también es causa de infracción). Revisar el estado de las luces es asunto ajeno, no aparece en su whatsapp. Ni qué decir de su impericia y falta de sentido común, a lo que agregan el síndrome de M.P. pues quieren dar fe de todos los accidentes entorpeciendo el tráfico hasta convertirlo en otro suplicio urbano. Pero les venden la licencia (si la otorgaran en base a la pericia y conocimientos téngalo por seguro que el tráfico urbano se reduciría cuando menos un 20 por ciento).
Por si faltara algo a este mundo de mentiras los ciclistas resultan en su mayoría verdaderos ayotzinapos en dos ruedas. No respetan señal alguna, conducen por banquetas, en sentido contrario e invaden carriles, además de mostrar una conducta agresiva contra el automovilista al que consideran su enemigo (no el ciudadano con el que deben compartir las calles). Pero como también votan, los gobiernos alientan su presencia en ciudades hechas para el auto, incluso compran bicis a precio de autos para complacerles, achicando las pocas vialidades para tenerles contentos, olvidando que la industria automotriz mexicana es una de las principales fuentes de empleo y divisas y que antes que achicar las calles requerimos de vialidades amplias. No olvidemos que en Jalisco durante 18 años no se construyeron (situación semejante a la que padecen otras ciudades del país).
Finalmente diremos que cuando no vivíamos en democracia y todo estaba feo y nos mantenían oprimidos los del parque jurásico (según dicen los democráticos gobiernos posmodernos): los maestros enseñaban y eran modelo de conducta, los niños disfrutábamos la vida con absoluta libertad, nuestras familias podían ir de día de campo porque los campesinos eran gente buena y dedicada a sus labores, y los presidentes terminaban su gestión con una fortuna que ahora cualquier diputado local, regidor, o auditor del Congreso supera con creces. No había asaltos en carreteras ni bandas criminales que cobraran piso o extorsionaran. Las matanzas de narcos y bandas eran cosa desconocida pues las policías y el ejército no traían las armas de adorno, servían para someter a la ley a todos.
¿Cree el gobierno y sus socios cupulares que todos nos tragamos su visión artificial de país que pretenden endilgarnos? En lo personal hago mías las palabras de Jesús de Nazareth “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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