Cuando aparezca este artículo, sábado 23 de abril, se festeja a nivel mundial el «Día Internacional del Libro», que en el caso de Jalisco, nada hay qué celebrar. No podemos aceptar como festejo los fuegos fatuos que artificiosamente se encienden desde el gobierno o en las instituciones controladoras de la cultura (con la ayuda de la mayoría de los medios). Aceptarlo es hacer el juego a quien no le interesa el libro en lo más mínimo, pues su visión se reduce a mantener el cargo; ser parte de la nómina oficial.
En Jalisco no existe organismo o institución pública que en verdad se interese en el libro, de promover la lectura, de formar o incentivar escritores. Todo está organizado para que el “césar” local en turno o los caciques del medio literario alcen el pulgar o lo bajen. Bueno, hasta los concursos literarios están diseñados para que solo a través de organismos oficiales el interesado pueda participar; en apariencia todos pueden hacerlo, en la realidad se requiere de padrinazgos puesto que el escritor no puede llegar y presentar su trabajo por sí mismo y con su nombre (tiene que ser a través de otros, con seudónimo y una serie de trámites burocráticos que la mayoría de los escritores son, mejor dicho, somos alérgicos).
Siendo directos y precisos, en lo personal he participado por 27 años en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara con un stand. Casi una década en uno colectivo, el resto individualmente exponiendo mi obra; experiencia que me permite tocar el tema con propiedad y conocimiento.
No puedo creer que a las instituciones gubernamentales o universitarias (en este caso la FIL-UdG)les interese realmente el libro, la política sí, eso no queda duda. Será suficiente con señalar que en todos esos años nunca me visitó nadie en el stand, ni del gobierno de Jalisco, ni del municipio, ni de la FIL misma. Siempre, sin excepción, han sido las llamadas “vacas sagradas” del Distrito Federal y los escritores extranjeros, objeto de todas las atenciones.
Algún lector suspicaz que no me conoce considerará que estoy lastimado, lo cierto es que no sería para menos con tanta indiferencia (oficial y de los medios). Sin embargo aclaro que soy autor de 23 libros (ensayo, cuento, novela, narrativa) y mis obras son parte del acervo de las grandes bibliotecas del mundo. Por nombrar algunas: Hebrea de Jerusalén, Instituto Iberoamericano de Berlín, CSIC de Madrid, Oxford, Toronto, Harvard, Yale, Stanford, UCLA, Tulane, etcétera. Mi trabajo ha sido reconocido en muchos países, pero en la ciudad y Estado en qué nací no les interesa en absoluto lo que escribo, ni lo que escriben otros jaliscienses, me consta. Por eso es que afirmo que no hay nada qué festejar.
En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara he presentado (casi) un nuevo libro durante poco más de 20 años y nunca he tenido entre los asistentes a nadie en representación de las instituciones públicas de la cultura (ni de las Bibliotecas). En lo personal le llevé en varias ocasiones invitación a la señora Myriam Vachez de la SCJ, incluso desde que estaba en el Ayuntamiento tapatío. Pero no, en este país el escritor tal parece que tiene que ser defeño y apellidarse Monsivais, Poniatowska, Fuentes, Taibo u otro de tan selecta galería.
En realidad los verdaderos promotores del libro han estado siempre (o estuvieron) en las escuelas primarias de Jalisco. Una labor hermosa, paciente y fructífera, que nadie aplaude pero muy efectiva. En mi experiencia particular fui encauzado en el gusto por la lectura en el Colegio Luis Silva ‒en Jalisco durante los años 40 a los 60 esto era común en colegios y escuelas públicas-, en cuyas aulas también se fomentó ese gusto en personajes como Juan Rulfo, Jorge Matute, Guillermo Cosío Vidaurri y tantas personas y generaciones más.
¿Día Internacional del Libro? En Jalisco no hay nada qué celebrar pues no podemos confundir la realización de la FIL en la Expo Guadalajara con la promoción de la lectura. Se trata generalmente de acciones distintas.
Le comparto estimado lector mis experiencias de la FIL 2015 y usted sacará sus propias conclusiones. La sección cultural del periódico Mural me entrevistó por motivo de mi más reciente libro (que presenté el sábado 5 de diciembre en el salón Agustín Yañez, previo pago a la FIL, claro está, de alrededor de $ 300 dólares) pero no publicó la entrevista. El canal 6 me negó un espacio a pesar de que por varios años lo hizo (debido probablemente a que en la FIL 2014 expresé al aire y en vivo el papel de la U de G durante el movimiento estudiantil de 1968).
Continuemos: hablé con Jaime Barrera, director de Milenio Jalisco, para una entrevista acerca de mi obra literaria y nunca me fijó fecha. La Hora Nacional me invitó para ser el representante de las letras de Jalisco durante los días de la feria, y una vez enterados de la censura en Jalisco contra mi persona ‒por ser escritor jalisciense comprometido con las letras y la libertad de expresión‒, no se presentaron en mi stand como habían ellos ofrecido y acordado. Como se aprecia, no hay nada que celebrar acerca del Libro, cuando los lectores son cada vez menos y más ignorantes. Ni qué decir de la horda de chamacos enviados por los medios a la FIL en un año cuyo invitado especial era Inglaterra (2015) ¿Podrían hablar o preguntar con propiedad de Shakespeare, Chesterton, Stevenson, C. S. Lewis y tantos hombres y mujeres que han enriquecido el pensamiento y la literatura universal?
Así que concluimos esta vez con las palabras del Licenciado Vidriera, el personaje de Cervantes: “‒¡Oh, corte, que alargas las esperanzas de los atrevidos pretendientes y acortas las de los virtuosos encogidos; sustentas, abundantemente a los truhanes desvergonzados y matas de hambre a los discretos vergonzosos!”.
Mejor todavía, demos espacio al comentario de Enzo Orlandi, director de la serie Los Gigantes de la Literatura Universal, quien a manera de espejo describe ese mundo y personajes de manera precisa: ‒“En el mundo de la cultura Cervantes no fue nunca un elegido, sino todo lo contrario. Cuando tuvo hambre no hubo nadie, entre los escritores y hombres de letras, que tendiera una mano a su compañero. Porque Cervantes no había sido nunca uno de sus compañeros” (Cervantes, Editorial Prensa Española, pág. 32). ¡Nada qué celebrar!, en todo caso felicidades a maestras(os) de sexto de primaria que continúan fomentando el gusto por la literatura.
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
Email: mahergo50@hotmail.com