Cuando llega la hora de los demagogos, la condición de los pueblos decae o empeora, comienza su declive, y de no hacer algo en contrario, los engañadores se hacen del poder para no soltarlo en mucho tiempo. Son las enseñanzas de la historia.
Para desgracia de los tapatíos, tenemos varios lustros padeciendo esta clase nociva de gobernantes, el grave problema es con el actual Enrique Alfaro la adversidad y la desgracia han recrudecido sin que parte de la sociedad lo advierta. Unos porque son parte del problema, otros, porque han caído en las redes de las arañas posmodernas. Redes conocidas como “sociales” y que a semejanza de las reales, atraen y atrapan a los incautos con engaños.
Empecemos con un asunto: La minerva. La horrenda mona que en los años sesenta se decía que tenía cara de solterona vieja y amargada, de pronto el prócer que cobra en Palacio municipal, y muy bien, al puro pasón le vio varices y reumas, por lo que decidió curarla. Una curación que el 2 de junio dijo costaría $ 8 millones, pero que todavía le van (supuestamente) a gastar más en repararla ¿qué no hubiera salido más barato hacer otra mejor y menos fea?
Otro asunto por demás cuestionable en todos los órdenes son las bicis y los estacionamientos oficiales para esas bicis; asunto que a todas luces huele a negocio. Casi nadie las usa, al menos no en las calles ni de día; a no ser que en la noche se vean afuera de los antros. ¿Cuánto costó cada bici y cuánto costaron todas? ¿Cuánto costó cada estacionamiento para las mismas y cuantos millones costó la totalidad de estos? ¿Cuánto costó el equipamiento para la energía solar y cuánto la maquinaria para pagar con tarjetas?
Pero como se trata de una camarilla de amigos en el gobierno y no de funcionarios maduros y experimentados, haciendo caso omiso de las críticas de la sociedad molesta y agraviada con estas medidas (ocurrencias), Alfaro y sus amigos, en una especie de fiebre, se han dado a la tarea de sacar a los autos de las calles y pintorrajearlas para que circulen nomas bicicletas, incluso dejando un carril apenas para los vehículos.
Qué importa que la productividad de la metrópoli se vea afectada gravemente con sus torpes medidas, total, ellos en algunas vacaciones fueron a Europa y vieron que los jóvenes andan en bici, o sea, es lo nice ¿acaso no quieren sentirse como en Europa? La cuestión es que Guadalajara no está en Europa y primero recibieron el dinero del refrendo de casi 3 millones de vehículos que circulan; por 50 años nos cobraron tenencia; se proyectó la ciudad para el uso del automóvil, y ahora, estos chamacos quieren volver a Guadalajara a ser el “pueblo bicicletero” de antaño ¡Por favor!
Entre sus garrafales errores, que ya son demasiados, hay uno que ha sacado de quicio a vecinos, comerciantes, automovilistas y camioneros. La obra tiene ya cuando menos seis meses (avenida López Mateos, desde capuchinas, hasta Niños Héroes). Primero acabó con todos los negocios de la zona al destruirles las banquetas e ingresos, a lo que sumó su tardanza en reconstruir, que pudiéndolo hacer en un par de semanas le llevó más de cuatro meses (solo dejó sin tocar el ingreso a un casino y un antro ¿qué extraño, no cree usted?).
No contento el Ayuntamiento con tanto daño a vecinos y comercios, a los segundos agravó el daño al eliminar los ingresos a sus negocios, pero como le reclamaran, modificó el proyecto inicial. La cuestión es que resultó un verdadero engendro que además de ser nocivo e impráctico, redujo la lateral de López Mateos desde Las Rosas hasta Lázaro Cárdenas a carril y medio. Error tras error.
El achicamiento de las calles y avenidas por cualquier ocurrencia de estos noveles gobernantes ha creado ya un sinnúmero de cuellos de botella. Ni qué decir de los muros para macetones que solo servirán para que se estrellen los autos. Lo peor del todo, y sospechoso también, que gran parte de la prensa o guarda silencio o les aplaude.
Esta semana un diario local que de pronto le señala sus yerros al gobierno de Guadalajara, que pocos lo hacen, publicó una nota que debe de ponernos a los tapatíos más indignados que el gasolinazo (Mural, 13/Ene/2017). La nota denuncia que Alfaro aumentó la nómina de 9764 en octubre de 2015 a 11,585 en diciembre de 2016 en casi 2000 empleados más, cuyos sueldos evidentemente saldrán de los bolsillos de los ciudadanos, y si la gasolina nos sirve para muchas cosas, la mayor parte de estos burócratas no nos sirven para nada, excepto para esquilmarnos. Sobre todo estos últimos pues es evidente que es gente para la campaña a la gubernatura ¿Acaso no es hipocresía indignarse ante el gasolinazo que fue de un 20 por ciento, mientras nos aumenta la carga municipal también con otro 20 por ciento más de empleados de nómina?
La soberbia de Alfaro, la incapacidad de gran parte de su gente, incluso su vulgaridad, deben ser atendidos por los ciudadanos y someterse al escrutinio público. En esta columna se reprodujo (semana del 02 al 08 de abril de 2016) parte de lo dicho por su pomposamente llamado “jefe de gabinete”, de nombre Hugo Luna, a quien entre otras cosas se le escuchó diciendo en conocida grabación:
―”…Traigo en chinga a los constructores. Ya vinieron a chillar. Ya les dije: ¿quieren nueve años de obra pública? Pues chínguenle ya y déjense de mamadas”, dice con su voz inconfundible voz el jefe de gabinete. Hugo Luna le dice a Luciano González: ‘jurídicamente no me las ganan. Si es a putazos me la saco, pero no se trata de eso. Enrique (Alfaro) trae la capacidad de dar un manotazo al TAE, a quien sea, y tiembla, ya andan los magistrados pidiendo esquina’… Lincho al pinche magistrado. Acaba de salir el coordinador de los diputados de MC (Ismael del Toro)… tengo 14 diputados aquí y 25 en el Congreso federal. Le rompo su madre al magistrado que haga eso. Por cualquiera que mame traigo una lista de amigos que le traen ganas también….” (El respetable, 18/Feb/2016).
Ese es su nivel moral y capacidad, por eso se entiende el descaro con el que anuncian sus planes a “nueve años”, por eso se entiende el asunto de las bicicletas, el aumento del predial, de la burocracia municipal y tantos errores garrafales. Se trata pues de una troupe de jóvenes que confunden sus ambiciones morbosas de poder y dinero, con la conducción responsable y comprometida de una urbe tan agraviada y con tantísimos problemas como la nuestra ¡Pobre Guadalajara!
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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