El deterioro del estado de derecho en Jalisco ha llegado a tal punto que la vida de los ciudadanos tal parece que no vale nada. Apenas para alguna breve nota roja (aunque el asesinado sea una persona honorable) y que los de Ciencias Forenses hagan el levantamiento y expediente para el archivo, sí, para el archivo, sobre todo si se toma en cuenta que la inmensa mayoría de los crímenes en Jalisco (y buena parte del país) quedan impunes.
De hecho la impunidad es la causa principal de que la vida humana en el Estado de Jalisco no valga nada, al menos para sus gobernantes y para los criminales. Tan interesados los primeros ―al igual que toda la clase política― en mantenerse en la nómina y pelear por las siguientes elecciones. Pero tan apáticos y desinteresados en lo que sucede al pueblo para el que protestaron servir (el problema es que “La Patria” no se los puede demandar y los ciudadanos se topan con un muro burocrático infranqueable que les impide acceder a la justicia).
A políticos y gobernantes no les importa en absoluto que la mayor parte de la sociedad viva en angustia permanente y a merced de todo tipo de fauna delincuencial, expuesta a todo tipo de saqueos, vejaciones y violencias. Cierto, en las elites sociales hay cotos y un poco de mejor protección, sin embargo tampoco se escapan de la violencia y los crímenes se suceden a diario en Jalisco, sobre todo en la zona metropolitana de Guadalajara.
Podrán declarar el gobernador (Aristóteles Sandoval) y el presidente municipal (Enrique Alfaro) muchas cosas, pero lo cierto es que la violencia continúa imparable, basta con decir que el número de asesinatos en Jalisco en lo que va del año 2017 suman ya 1240 (hasta octubre; Mural 3/Nov/2017) y el derramamiento de sangre no para.
Fiscalía, Policías y Jueces se han convertido en costoso adorno de un estado que carece de eficacia, que se limita a recaudar y atender los reclamos de las elites así como dar atención a minucias que le reditúan presencia mediática a su favor.
A excepción de gobernantes y empresarios acaudalados, el resto de los jaliscienses está expuesto a que cualquiera le prive de la vida por cualquier minucia, pues los asesinos (nada de sicarios, asesinos) sabe bien que nadie le va a detener y nadie va a investigar. La cantidad y crueldad de los asesinatos sube al mismo tiempo que el temor y la indignación de los aterrorizados ciudadanos.
CARTELES DE ABOGADOS
Por si faltara algo a semejante clima de horror, al no cumplir la Fiscalía, las Policías y los Jueces con su deber, han surgido desde hace algunos años no pocos despachos de ‘abogados’ (abogansters sería más propio) que aprovechando la inexistencia de un estado de derecho, en lugar de tomar la ruta de la ley, han tomado la de los cárteles, utilizando sin recato y con cinismo el uso de la violencia para intimidar o eliminar a quienes les estorban en sus ilícitas pretensiones (casi siempre de carácter económico).
El martes de la semana anterior y ante mi sorpresa, fui testigo de las amenazas poco veladas de un ‘levantón’ (que no es otra cosa que amenaza de muerte) durante una pretendida negociación para concluir litigios. Ante la falta de argumentos e incapacidad para negociar de manera ecuánime, pacífica y equitativa para las partes, los ‘abogados’ cayeron en la ruindad y bajeza de las amenazas. No lo podía creer, sobre todo porque el amenazado era un familiar muy cercano. Son las bandas del ‘todo o nada’, ajenas absolutamente a las negociaciones respetuosas y apegadas a derecho. Situación que debe atenderse y cuando haya de nuevo gobiernos en Jalisco (estatal y municipal), habrá también que avocarse de inmediato contra estos perniciosos carteles ―e incluso legislar y quitar la cédula profesional―, que faltos de conocimientos del derecho, pretenden suplantarlos con intimidaciones y violencias, ensuciando la profesión y violando el derecho (que paradójicamente estudiaran sin hacerles provecho).
VALE MÁS UN CHANGO QUE UNA PERSONA
Andamos tan mal en Jalisco, que es más importante la vida de un chango que la de una persona, así como lo lee. El pasado 1 de noviembre un simio se escapó de su jaula en la colonia Residencial Victoria y diversas autoridades, incluso de otros municipios se sumaron y anduvieron vueltas locas por el mono, mostrando un celo digno de mejor causa, dedicándole casi 4 horas hasta atraparlo. Celo que por ningún lado aparece cuando se trata de vidas humanas que delincuentes organizados y sin organizar segan con total impunidad.
Los jaliscienses tenemos algo a nuestro alcance que sin él no se pueden mantener en el poder los gobernantes. Bueno será que para las próximas elecciones los partidos políticos nos hagan propuestas de hombres maduros, serios, capaces e inteligentes que nos puedan gobernar (y dejar de ofrecernos a tanto incapaz y bribón que ha llegado solo porque la mercadotecnia lo avala), de lo contrario, es tiempo para que todos los jaliscienses anulemos el voto y pidamos nuevas elecciones hasta que nos ofrezcan hombres probos y capaces de cumplir y hacer cumplir la ley. No podemos continuar viviendo así en un estado donde la vida de los ciudadanos no vale nada para nuestros gobernantes.
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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