En la vida es necesario definir términos y palabras, ya que a final de cuentas el lenguaje se forma de significados que nos llevan a la verdad, pues como escribe Hobbes en su famosa obra: “La verdad consiste en la correcta ordenación de los nombres en nuestras afirmaciones, un hombre en busca de la verdad precisa tiene necesidad de recordar lo que significa cada uno de los nombres usados por él, y colocarlos adecuadamente de lo contrario se encontrará él mismo envuelto en palabras” (Leviatán, Cap. IV).
La verdad en este caso ha dejado al presidente envuelto en sus propias palabras, atrapado en falacias que aunque quizá involuntarias, su lenguaje le ha convertido en falaz a la vista de todos. ¿Cómo combatir la corrupción con personas incapaces, carentes del perfil necesario en cargos de enorme responsabilidad? La sola ‘honestidad’ que asegura el presidente de los miembros de su gabinete no significa ni garantiza nada frente al complicadísimo manejo de un país tan grande y complejo como México. Al contrario, solo garantiza hundirlo más.
Por esta causa el actual desgobierno federal muestra en poco más de un año su verdadero rostro; un rostro que aunque pretendido maquillar desde el estado (con la ayuda de cierta prensa y de los que piensan que con ser positivos las cosas por sí mismas cambiarán), refleja tres cosas: incapacidad, impreparación, e improvisación.
Respecto a la primera no se requiere de criticar a nadie, los mismos funcionarios con sus hechos lo han demostrado. Un secretario de comunicaciones que se atrevió a cancelar (al menos sometiéndose a los caprichos de su jefe el presidente) un aeropuerto de primer mundo, para apoyar otro, que además de desmantelar una base militar indispensable para la seguridad nacional, con múltiples instalaciones, incluso universidad y fábrica de municiones; ha sido rechazado por la comunidad internacional aeroportuaria y aeronáutica a causa de su situación geográfica, climatológica y estratégica, ya que lejos de solucionar los graves problemas que se padecen en el mayor aeropuerto del país, en realidad los acrecentaría.
¿Para qué sirve un secretario de comunicaciones que ha sido incapaz de dar una respuesta pronta y veraz acerca de la caída del helicóptero en la que murió la gobernadora de Puebla y su esposo? Ha pasado más de un año y el hombre a la manera de la chimontrufia así como dice una cosa dice otra, acrecentando con sus mentiras y dilaciones las dudas de si fue accidente o un atentado, sobre todo cuando el candidato perdedor de Morena en ese Estado no descansó hasta lograr la titularidad del ejecutivo estatal.
Una incapacidad que en el caso de la línea 3 del Metro tapatío ha quedado de manifiesto. Y es que teniendo la obra un avance de más del 90 por ciento, con los trenes ya en la ciudad, casi para pruebas y ajustes, el hombre no ha podido concretar nada y sus balbuceantes respuestas y declaraciones solo exhiben sus carencias para un cargo que requiere conocimientos, responsabilidad y capacidad de resolver y ejecutar.
Pero no está solo, en Pemex un ingeniero agrónomo ha corroborado el viejo refrán de “zapatero a tus zapatos” demostrando no tener la menor idea de las delicadas y complicadas operaciones que la paraestatal realiza. Igual sucede con su compañera Rocío Nahle, en la Secretaría de Energía, quien luego de verse envuelta en escándalos durante la campaña de su actual jefe (se dijo que era quien le recolectaba dinero), su mayor mérito es ser incondicional de AMLO ¿Será suficiente esto? Todas las personas conocemos a personas cuya amistad es a toda prueba, incluso algunas de ellas incapaces de tomar un peso ajeno. Sin embargo jamás las pondríamos en ciertas responsabilidades superiores a sus capacidades, que es lo que ha hecho el presidente con muchísimas personas en su gabinete, lo cual le convierte en corrupto, quiera o no, pues corrupción también es colocar a personas en sitios de gran responsabilidad, a sabiendas que no cuentan con los conocimientos ni la capacidad para los cargos.
Los ejemplos son demasiados, al punto que carecemos de espacio para nombrarlos todos. No obstante recordemos algunos. En Ciencia y Tecnología el menosprecio del presidente ha sido de tal grado e insensibilidad que ha destituido y despedido a miles de personas de inteligencia y capacidad probadas (cuya formación fue cubierta casi siempre por el estado) para colocar en su lugar a simples brigadistas de su partido que no tienen la menor idea de lo que significa la investigación y la ciencia.
En salud pública los desastres que han ocasionado las decisiones presidenciales han sido de tal magnitud que en otro país más serio ya hubiesen ocasionado la caída del titular del Ejecutivo. El desmantelamiento en los procesos de adquisición de medicinas y equipamiento para hospitales, clínicas y todo ese sector (bajo el pretexto de la tan traída y llevada corrupción), dejaron el año 2019 casi sin medicinas, material y equipos a los hospitales.
Quedó de manifiesto que la improvisación en todas estas decisiones tomadas por novatos, además de dejar sin los suministros necesarios para la salud de la gran mayoría de los mexicanos, quedaron exhibidas también su incapacidad e ignorancia del sector que pretendían controlar y regular, así como su desconocimiento de las instituciones. Resulta inadmisible que teniendo (ahora que ellos son gobierno) la autoridad y si había corrupción en la compra de medicinas, no detuvieran y consignaran a los corruptos. Pero no, se han limitado a hablar, a acusar sin pruebas.
Tuvieron un año y un mes para preparar el llamado INSABI (en lugar del Seguro Popular) y al llegar la fecha, lo único que quedó en claro fue su incapacidad e improvisación, pues no es lo mismo andar en marchas y manifestaciones berreando consignas y críticas, que sentarse a planear con conocimiento de causa e implementar planes y medidas para resolver los muchos y enormes problemas sociales que agobian a los mexicanos.
Antes de concluir, debemos recordar el tema de la seguridad, y es que, fuera de los rollos cotidianos y posturas demagógicas de Alfonso Durazo, lo cierto es que todos los días son asesinados casi un centenar de personas en el país, otras secuestradas, robadas, extorsionadas, fraudeadas de una mil formas, sin que este señor y su costosa Guardia Nacional no hagan absolutamente nada. Una impunidad casi total y un poder judicial ornamental exhiben a un gobierno que aunque ostenta el slogan de una 4ta Transformación, lo cierto es que apenas se trata del gobierno de la 4ta IMPROVISACIÓN.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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