El grado de putrefacción y cinismo del actual gobierno federal no tiene antecedentes, al menos desde López de Santa Anna a la fecha. La actitud anti democrática, acomodaticia y marrullera del presidente y del partido de su propiedad (Morena) es condenable absolutamente. A sus añejos métodos de querer ganar a toda costa y en caso de perder mentir y hacerse a la víctima, le ha agregado el apoyo de las bandas delincuenciales, principalmente del narcotráfico. Las recientes elecciones intermedias así lo señalan.
Su inesperado triunfo en once gubernaturas (inesperado hasta para él y sus huestes) es el mayor acto antidemocrático y abusivo desde el porfiriato. A tanto cinismo y tanto aparentar lo que no se es, habrá que sumarse el uso de la fuerza, asesinatos, secuestros y todo tipo de intimidaciones para lograr sus condenables e ilegítimos triunfos. Ganaron las armas, la violencia, el asesinato de más de 80 candidatos, las amenazas e intimidación contra los candidatos de los otros partidos, principalmente del PRI, PAN, PRD y algunos de MC. Perdió la democracia y el estado de derecho, perdió México.
Candidatos abominados por la gente trabajadora y de bien en sus Estados (donde les conocen su historial, mañas y delitos), sin más méritos que el apoyo de López Obrador y el dinero para comprar conciencias y votos (de ninis, ancianos y demás beneficiados), de pronto, por la magia del presidente y las armas de las bandas delincuenciales que azotan el país de norte a sur y de oriente a poniente con toda impunidad se convirtieron ilegítimamente en ‘gobernadores’.
Queda claro que jamás serán gobernadores, no los eligieron los ciudadanos de sus Estados. Cobrarán como tales, se harán pasar como tales, pero jamás lo serán, ya que además de democráticamente impresentables, son ilegítimos. Son sátrapas producto de un régimen dictatorial que habiendo obtenido legítimamente el triunfo (2018) prefirió el camino de la ilegalidad y el autoritarismo, concediéndoles inmerecidamente un alto cargo electoral a través del poder de las armas de los delincuentes.
Pero ni siquiera disimularon, todo el corredor del Océano Pacífico, donde las bandas del narcotráfico han asentado sus reales, lo tomaron a la maladisimulando las elecciones para querer legitimar algo que jamás podrá ser legítimo.
Desde el violento y minúsculo Estado de Colima, hasta las dos Californias, Norte y Sur, pasando por Nayarit, Sinaloa y Sonora se apropiaron de todo, bueno, hasta San Luis Potosí tomaron, aunque para esta marrullería usaron la franquicia del Partido Verde, una franquicia electorera que se prostituye al mejor postor.
En el caso de San Luis Potosí el presidente y sus huestes llegaron a tanta desvergüenza y deshonor que postularon a un tal Ricardo Gallardo, que estando abajo en las encuestas, con señalamientos sociales como mafioso y con acusaciones de la AFI en su contra, a la hora del conteo de votos inesperadamente ganó ¡Vaya suerte de gandul! ¿Y la legalidad, y el estado de derecho, y la honorabilidad del INE, y el respeto por el pueblo y la democracia?
De acuerdo a publicaciones del periódico Excelsior en 2015, este individuo fue consignado al penal federal de Hermosillo, Sonora, acusado de delincuencia organizada y lavado de dinero, toda vez que desvió del erario del municipio que era presidente, nada menos que 200 millones de pesos (7/Ene/2015). Además de que su fama pública, término establecido en los Códigos estatales, no es buena. Al contrario, se le relaciona con mafiosos.
En Sinaloa, tierra del chapo y demás mega delincuentes, Morena lanzó como gobernador a un tal Rubén Rocha Moya, a quien según una cadena de diarios nacional “el Centro Nacional de Inteligencia vincula con el Cártel del Pacífico de Joaquín ‘El chapo’ Guzmán y ‘El Mayo’ Zambada” (Milenio, 18/Jun/2021). Según las preferencias de los electores el candidato propuesto por la Alianza PRI, PAN, PRD, el Sr. Mario Zamora Gastelum era puntero. Pero, algo pasó en Sinaloa (tierra donde el gobierno federal es capaz de liberar a Ovidio Guzmán), imagínese usted, pues al final de la contienda ganó el tal Rocha Moya.
Es tal el desaseo y ausencia total de escrúpulos, que aun el hermano de la actual Secretaria de Economía, Manuel Clouthier, escribió en su cuenta de Twitter lo que sucede en esa zona del País ‘ganada’ por Morena el 6 de junio pasado: “Te has preguntado ¿Por qué Morena ganó todo el Noroeste que incluye la costa del Pacífico? Muy claro, es su pacto con el cártel liderado por Ismael el Mayo Zambada y Los Chapitos, hijos de Joaquín el Chapo Guzmán”.
¿Y qué decir del tristemente célebre Alfonso Durazo? A pesar de su fracaso estrepitoso en la Secretaría de Seguridad, pues los únicos seguros en el país fueron los delincuentes (gozaron de absoluta impunidad); extrañamente López Obrador lo premió enviándole como candidato a Sonora, claro, había que consolidar todo el corredor del Pacífico. No importa que se le exhibiera días antes su abultada fortuna inmobiliaria calculada conservadoramente en $350 millones de pesos (de los cuales hace dos décadas no tenía ninguno). Para eso querían el poder los que no mienten, los que no roban, los que no traicionan. Aseguran ellos.
En Guerrero como ya se sabe, Salgado Macedonio se salió con la suya, que si bien por un error administrativo de su parte no pudo estar en la boleta, faltaba más, puso a su hija, todo con la venia y el apoyo incondicional del señor de Macuspana. Qué importa que Félix Salgado esté acusado de ser quien abrió las puertas de par en par al narcotráfico en Acapulco cuando fue presidente municipal. Qué importa que el esposo y el suegro de su hija Evelyn tengan fama de delincuentes en el puerto, ligados al Cártel de los Beltrán Leyva.
En recientes declaraciones de Jesús Zambrano, líder del PRD y auténtico hombre de izquierda, denunció al gobierno por las atrocidades cometidas en las recientes elecciones, situación que además de conocida públicamente debe ser enmendada y quitar del poder a los usurpadores: “(Jesús Zambrano) aseguró que ‘el narco operó para Morena, trabajó para que Morena ganara’… las pruebas están en las denuncias hechas en Michoacán, San Luis Potosí y Sinaloa; en el levantamiento de personas, entre ellos representantes de casillas de la oposición y los robos de casillas el día de la elección con metralleta en mano… Es una narcodemocracia hacia la que vamos transitando” (El Universal, 18/Jun/2021).
Las elecciones en Colima y Michoacán carecieron también de la legitimidad necesaria pues no bastan las apariencias. La forma es fondo. Y la fuerza de las armas, los asesinatos, las amenazas y la intimidación jamás legitimarán a bucaneros y sátrapas de autócrata alguno.
Lo dicho, casi once Estados de México se verán mancillados por un número igual de gobernadores impresentables e ilegítimos, lo que nos convertiría de facto en un narco estado. México no desea ni merece tanta ruindad, hemos sufrido demasiado en los últimos decenios como para todavía tener que soportar a gobiernos emanados del mal y la injusticia. Los otros poderes tienen la palabra.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
Email: mahergo1950@gmail.com