Para muchos de los integrantes del actual Senado, como igual ha sucedido en gobiernos anteriores, las voces dignas y comprometidas realmente con los mexicanos han resultado pocas. En cambio, las que sirven al presidente en turno, no se diga al actual (que habla y obra como dictador) son mayoría. No representan a sus Estados, representan al estado, es decir, a su jefe, rompiendo de manera vulgar el equilibrio republicano para convertir este cargo de gran honor en una simple chamba con poder y altísimo sueldo y prestaciones.
Cuando andan en campaña buscando el voto de los ciudadanos, presentan el rostro amable del Dr. Jekyll pero una vez en el poder sale el del horrendo Mr. Hyde. Los hechos así lo demuestran, la inmensa mayoría de los que llegan a ocupar un escaño en la Cámara principal, se alejan absolutamente del pueblo al que constitucionalmente representan.
¿Dónde han estado la mayoría de los senadores durante la pandemia? ¿por qué no exigieron desde el principio al presidente que cerrara las fronteras o que sometiera los ingresos a protocolos de sanidad conforme a lo requerido? ¿Dónde han estado los dizque representantes de los Estados de la República mientras las bandas de asesinos, extorsionadores, secuestradores, asaltantes, ladrones de todo tipo y tamaño, violadores y demás integrantes de la enorme fauna mantienen aterrorizado a casi todo el país? ¿dónde, dónde han estado, que todavía NO han confrontado al titular del poder ejecutivo para que haga valer la ley y se retorne al estado de derecho?
En la Biblia se encuentra una figura literaria para condenar la inutilidad de algo que debiera funcionar. Se condena abierta y directamente a los “perros mudos”, es decir, a los líderes del pueblo que debiendo protegerlo, guardan silencio ante el peligro y se dedican a dar rienda suelta a su hedonismo (Isaías 56:10).
Todo esto viene al caso por la comparecencia esta semana en el Senado de la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, una mujer, que como su antecesor, carecen del perfil para tan importante cargo, no se diga en los tiempos que vivimos, lo que ha permitido que el país quede en manos de las bandas de criminales e incluso de los delincuentes habituales, que al tener absoluta impunidad se han adueñado del territorio nacional (mientras que la FGR se dedica a perseguir científicos).
Así que teniendo los senadores la oportunidad de confrontar a la funcionaria por su incapacidad y preparar el camino para su salida (y de ser el caso fincarle responsabilidades), la inmensa mayoría traicionó a sus representados, ya fuera defendiendo a la compareciente, o guardando silencio cómplice.
De ahí que la participación de la Senadora, con mayúscula, Lily Téllez haya puesto ese día la nota de valentía y dignidad requeridas, sobre todo por el momento tan horrendo que vivimos los mexicanos. Abandonados a nuestra suerte y merced a toda clase de criminales, con o sin organizar.
Qué vergüenza que los senadores de MORENA y de algunos otros partidos en lugar de ver por el interés, bienestar y futuro de los mexicanos, defendieron como López Portillo la nacionalización de la Banca, la actuación de la inepta secretaria compareciente, así como a su jefe el presidente y su grupo político.
Claro, es fácil actuar a la manera de las pandillas. Es más difícil y plausible enfrentar a casi todos en su contra y decirles sus yerros, incapacidades y traiciones en su cara. Este es un fragmento de lo dicho por la valiente Senadora:
—“Viene usted al Senado, Secretaria Rodríguez, a defender lo indefendible. Una ocurrencia presentada como política de estado en materia de seguridad, resumida en una frase tan simplona como perversa: ‘abrazos, no balazos’
Millones de mexicanos creíamos que esa frase comprendía un objetivo: lograr un país con más fraternidad y menos balaceras, pero esa expresión, ‘abrazos, no balazos’, es de hecho la proclamación del compromiso de la 4-T con el crimen organizado, es la declaración abierta del sometimiento de la fuerza pública a la fuerza de las mafias”
¿Así o más claro y directo? ¿Y los otros senadores…? Dominada por sus ideas y compromiso con los mexicanos, en primer lugar por los sonorenses que la eligieron, la Senadora Téllez continuó con su valiente y certera filípica:
—“Abrazos, no balazos, es la cínica confesión de que la cuarta transformación entregó la plaza a cambio de quedarse con el poder político, tanta era su ambición que doblaron las manos frente al crimen organizado.
Estamos ante una desactivación frente al crimen organizado y la Guardia Nacional es el grupo de edecanes más caros que ha tenido el país…”
Cuando una persona es digna, decidida, inteligente y valiente, capaz de convertir estas bufonadas burocráticas en un acto verdaderamente republicano; nos muestra a los ciudadanos que no todo está perdido. Faltaba todavía. Estando presentes en ese recinto los representantes de la Secretaría de Marina, de la Guardia Nacional y de la Secretaría de Seguridad, la senadora sonorense les dijo de frente y dirigiéndoles la mirada:
—“¿No les da vergüenza, señores? Les invito a que porten ese uniforme no sólo con gallardía, sino con lealtad a la Patria. Las prendas y las estrellas no significan nada si quien las viste no tiene carácter para defender a los mexicanos”.
En un país en el que la traición y la mediocridad pululan con cinismo y desvergüenza entre funcionarios y políticos de todo color, la intervención y las palabras de la Senadora Téllez aportan optimismo y esperanza a los mexicanos de bien. A aquellos millones de ciudadanos que no somos propiedad ni fanáticos de partido alguno, que nuestro país es México, nuestro sistema político es la democracia, y que queremos y luchamos para vivir en un país donde reine solo el estado de derecho (y no ningún dictador o autócrata).
La Medalla Belisario Domínguez, por esta ocasión quizá sería más adecuada otorgársela a la senadora Lily Téllez en lugar de a Ifigenia Martínez, no porque la segunda carezca de méritos, sino porque la primera, además de valor y dignidad, lo hizo en el momento adecuado enfrentándose con vigor y compromiso con los ciudadanos a una jauría de enemigos de México. Que lo son. Lo dicho: Lily Téllez, una voz valiente y digna en el Senado.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
Email: mahergo1950@gmail.com