Opinión
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López Obrador ha llegado demasiado lejos, su corazón y mente enfermos de poder le han llevado al extremo, a la ruindad permanente, a la mentira y el engaño como sistema. Su gabinete, que más parece corte de lacayos, ha sido incapaz de contradecir sus muchos excesos y barbaridades, permitiéndole violar todos los días la Constitución y agredir continuamente a los mexicanos e incluso a los extranjeros, baste decir que esta semana atacó a la UNAM y a la OMS.

Sus palabras y sus hechos son una contradicción permanente, dice una cosa y hace exactamente lo contrario. Asegura ser defensor de los indígenas —peleándose bajo esta falsa bandera con los españoles— y sus acciones le muestran en el lado contrario, en un total desinterés por ellos, en un valemadrismo permanente. En sumirles más en la pobreza.

Estados como Oaxaca, Guerrero, Chiapas y el sur de Michoacán, cuya población está integrada por estas minorías, durante el desgobierno de AMLO han sido abandonados del todo, quedando bajo las garras de las bandas criminales sin que el presidente haga nada por librarlos. En Michoacán ha llegado al punto de tener cuarteles del Ejército en las zonas controladas por los narcos sin que los uniformados intervengan ante la violencia y exterminio de los habitantes de la zona. Tan solo en Chiapas en cosa de un mes aparecieron cuatro grupos armados de dizque ‘autodefensas’ sin que el presidente hablara siquiera. Nada le importa, sólo su persona y proyectos.

Para la inmensa mayoría de los mexicanos, pero sobre todo para aquellos que no ha atrapado con las dádivas de dinero público (adornándose como si lo diera de su bolsa; causa de que no haya obra pública y atención a las necesidades sociales): les queda claro que a López Obrador no le importa un comino la vida y bienestar de los mexicanos. Lo único que le importa es él mismo, sus delirios de grandeza, que su enorme y enfermo ego sea satisfecho.

Su sarta de mentiras de campaña (aumentadas durante su mandato fallido) han caído una a una delante de los mexicanos no hipnotizados por la magia del embustero. Un día sí y otro también, él mismo se exhibe con impúdico descaro. Hasta el 1/Sep/2021 le han contabilizado 61,079 mentiras y falsedades dichas en las mañaneras (Revista Expansión Política); conteo incompleto si se considera las que suelta en sus cotidianas e inútiles giras.

      Su máscara de ‘cristiano’ se le ha caído como al Tartufo, el personaje de Moliere; su absoluto desamor por sus gobernados, su espíritu divisionista y rencoroso, su egolatría radical, su compromiso con los cárteles y grupos delincuenciales, así como su paganismo manifiesto al rendirse ante los brujos el primer día de su mandato en el Zócalo; son apenas algunas exhibiciones de su falsía moral y política que ha utilizado para engañar a los incautos y hacerles creer que es otro. Sus hechos se han encargado de desmentirlo públicamente, de mostrarle tal como es.

Su menosprecio por los mexicanos ha llegado al extremo de considerarles sus esclavos, no sus gobernados o mandantes. Sus palabras y acciones emprendidas así lo demuestran. Su concepción o entendimiento de palabras como mandatario, ciudadano, democracia y República queda claro que está torcido como casi todo lo que hay en su mente enferma. A nadie ama, ni a los cercanos (solo les protege y defiende mientras le sirven, y cuando ya no le son útiles los desecha sin remordimiento alguno).

Su intento reciente de anotar en automático al padrón de Hacienda a los jóvenes al cumplir los 18 años muestra su actitud esclavista (su empatía o simpatía por las medidas de control al estilo del Anticristo), su deseo malsano de controlar a todos y a todo ¿Nadie le ha explicado que el gobierno es la manera en que los seres humanos en un pueblo o sociedad se organizan para vivir mejor y resolver sus problemas comunes?

       ¿Nadie le ha señalado a este dictador en ciernes que no tiene derecho alguno a decidir sobre la vida del otro, que el otro puede decidir qué quiere estudiar, qué tipo de vida le gustaría tener, qué patrimonio le gustaría alcanzar, cuántos hijos y qué tipo de vida le gustaría ofrecerles, claro, todo dentro del marco legal?

Y es que, sucede que a este impostor —sí impostor, ya que ganó la presidencia, pero no se ha comportado como tal—, las elecciones le hicieron creer que COMPRÓ LA VIDA Y VOLUNTAD DE LOS MEXICANOS, lo cual además de no ser así, desnuda su espíritu esclavista (y de anticristo menor), protestando en falso cumplir y hacer cumplir la Constitución y leyes que de ella emanan.

Siendo un hombre de poca inteligencia y escasas letras (es demasiado astuto que es cosa distinta), ha desechado el consejo de los que saben de las diversas materias, de los técnicos y científicos, para tomar las grandes decisiones de gobierno en base a sus caprichos y confusas ideas. Los resultados han sido atroces: perdidas económicas de cientos de miles de millones de dólares; mas de medio millón de fallecidos por la pandemia y otros tantos por falta de atención médica adecuada; más de 100 mil asesinados en menos de tres años, impunes casi todos; ciudades, pueblos y regiones enteras bajo el dominio total de los delincuentes y López Obrador ni se inmuta; las inversiones extranjeras detenidas o listas para emigrar, mientras que las locales lejos de acrecentarse decrecen ante el desinterés oficial y los daños ocasionados por la enorme fauna delincuencial; y el tabasqueño se limita a regodearse todas las mañanas en sus fantasías y delirios de grandeza, en atacar y ofender.

     Sin atender en absoluto las necesidades fundamentales de los mexicanos: salud, seguridad, educación, vías de comunicación, etcétera, el tabasqueño ha endurecido su corazón y medidas COMO SI CUMPLIERA CON SU DEBER, utilizando a la Secretaría de Hacienda como controladora, dando a los ciudadanos un lugar de esclavos. De personas sin voluntad ni deseos propios, destinadas a trabajar solo para satisfacer las necesidades del dictador y su inútil y onerosa corte.

¿Cómo se atreve a pedir tanto sin cumplir casi nada? Su atrevimiento no tiene límites, en días recientes arremetió contra los contadores para intimidarlos y ponerlos al servicio de su esclavismo nada simulado: “hay despachos donde el propósito es: ‘¿Cómo evadimos el pago de impuestos?, ¿cómo no cumplimos con nuestras obligaciones?’ …que siempre van a buscar cómo quitarle impuestos a sus clientes, y hasta presumen de que le ganan a Hacienda, le ganan al SAT en tribunales”.

Propone además que el contador-auditor a partir del próximo año, cuando un contribuyente o empresa no cumpla las disposiciones fiscales o cuando lleve a cabo una conducta que pueda constituir un delito fiscal. La omisión de estos de estos casos, puede acarrear severas sanciones al auditor, que van desde la suspensión por tres años del su registro de contador público hasta prisión de tres a seis años” ¿Así o más intimidante? ¿Control total del trabajo y vida económica de los ciudadanos sin devolverles nada a cambio que no sean angustias y desasosiego? ¿Para los ciudadanos observantes de la ley solo obligaciones y dureza y para la fauna delincuencial abrazos y no balazos? Se equivoca el presidente, somos ciudadanos de una República democrática, no esclavos de un tirano.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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