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El presidente López Obrador no solo es el ‘rey de los miserables’, también es el “rey de los distractores”. Siempre buscando como apartar la mirada y atención de los mexicanos de los muchos y graves problemas que le aquejan y distraerlos con tonterías y ocurrencias. No queriendo repetir la grave y compleja situación del país, por esta ocasión nos enfocaremos en los juicios laborales, problema del que nadie habla y mucho menos el gobierno; actor inútil y oficioso que debiendo actuar como mediador e IMPARTIDOR DE JUSTICIA, en la práctica, en la mayoría de las Juntas de Conciliación (federales y locales), se ha convertido en cómplice de bandas de litigantes que han hecho de esta materia un verdadero negocio de extorsiones con millonarias utilidades. Dinero que sale en la mayoría de los casos de micro y pequeños negocios a los que desestabilizan en su economía o de plano los acaban.

Todo concediendo a sus hurtos y atracos un tufo de aparente legalidad apoyándose en la Ley Federal del Trabajo, cuyo espíritu han torcido, ya que de haber sido creada para proteger a los trabajadores de los patrones abusivos; ahora resulta totalmente al revés. Los patrones están siendo abusados por legiones de malos trabajadores sin que nadie proteja a los empleadores, acabando a diario con muchas fuentes de trabajo y debilitando gradualmente la planta laboral, la economía nacional, y el pago de mejores salarios ¿Quién se atreverá a pagar mejores salarios a sabiendas que el día de mañana uno o varios trabajadores podrán quedarse impunemente con el patrimonio y trabajo de toda una vida?

Para darse una idea de la corrupción en esa área, conozco el caso de un juicio en el que el funcionario de una Junta se presentó a una empresa a exigir el pago de un Laudo por $ 400 mil pesos. El problema es que la empresa ni siquiera sabía de la existencia del juicio, NUNCA HABÍA SIDO NOTIFICADA (lo que concede una idea de la corrupción imperante convirtiendo la justicia laboral en el reino de las extorsiones pseudo legales). En un monstruo que puede acabar con la economía y las empresas, haciéndole el trabajo sucio a la llamada 4-T.

Casos como éste son incontables, basta preguntar entre las empresas, sobre todo entre micro, pequeñas y medianas (las grandes siempre tienen buenos despachos de abogados) para enterarse de semejantes atracos al ‘amparo’ de la ley laboral; atracos que el gobierno disimula y los medios de comunicación grandes no publican, ayudando con su silencio a que esta maldad crezca.

Conozco el caso de una pequeña empresa en la que todos los empleados (11 en total) abandonaron el trabajo en bloque y al día siguiente se pusieron a laborar en el negocio vecino. Cosa que podían hacer, hay libertad para ello, el problema es que demandaron al patrón diciendo falsa y dolosamente que los despidió. Probado todo esto por el patrón afectado, aun así, la autoridad laboral pretendía hacer válidos los reclamos de los malos y abusivos ex trabajadores (dejar cerrada la empresa, sin trabajadores, sin capital, y ponerse al otro lado al servicio de otro patrón con un negocio del mismo giro aprovechando la clientela de años son cosas que en la realidad deberían cerrar la puerta a cualquier juicio injustificado y viciado, sin embargo, fueron admitidos por la Junta Laboral y peleados fiera y huizacheramente por un costoso y numeroso despacho especializado).

Los juzgados federales han participado en este festín de maldad y corrupción al admitir indiscriminadamente amparos provenientes de estos juicios. Los despachos dedicados a esta materia son capaces en un mismo juicio de interponer hasta una docena de amparos, tramitados por cualquier minucia legal que puede ser resarcida en simple diálogo con la autoridad o utilizando los recursos de la materia. ¿Por qué en los años ’70 y ’80 el juicio de amparo en lo laboral solo se presentaba luego de emitido el Laudo y en la actualidad por cualquier tontería se les admite? ¿Acaso no saben los juzgadores federales que el fondo de todo esto, o la corrupción ha llegado hasta allá? (donde los sueldos y prestaciones son demasiado altos).

En las Juntas Laborales, al menos en Jalisco y otros Estados, la falta de seriedad procesal es casi total. Todo es el reino de las apariencias, audiencias que dicen estar llevándose a cabo a cierta hora, pero que se celebran 2 o 3 horas más tarde (el demandado tiene que esperar de lo contrario corre el peligro de que se le declare ausente y pierda). Los notificadores que antaño solo eran eso, notificadores, ahora son señores de horca y cuchillo que saben como sacar mucho provecho a su insignificante, pero necesaria labor, prestándose a notificar a modo del mejor postor (en los días y horas convenientes y como desee el que lo lleva, y gratifica). Fuera de unos pocos funcionarios de la Local en Jalisco, la gran mayoría están contaminados ya sea por la corrupción o la desidia.

La Reforma Laboral cuyo énfasis era reducir al máximo los juicios y resolver cuando menos el 70 por ciento mediante convenios no ha sido atendida, al contrario, las demandas crecen como también las exigencias de los trabajadores que de ser eso, trabajadores, ahora gracias a la dupla autoridad-abogados se han convertido en los principales inversores y los dueños en simples empleados para satisfacer la ambición desmedida de dicha dupla (y no pocos funcionarios inmiscuidos en este inmundo negocio).

Recién me enteré de una trabajadora que habiendo sido descubierta por el patrón de haberse robado $200 mil pesos, fue despedida, negándose a devolver el dinero, pero tuvo el descaro de demandar el despido. Y mientras al patrón le pusieron un sinfín de trabas en la Fiscalía para la denuncia, en Conciliación el juicio de la ladrona sí fue expedito y en un convenio (poco antes del Laudo y con la intervención plausible del presidente de la Junta) el patrón le tuvo que dar otros $ 150 mil pesos ¿Así o más injusta la justicia laboral?

     El daño contra las fuentes de trabajo en la mayoría de los Estados en el país no se está viendo ni atendiendo. Perdidos en la próxima elección y en sus juegos políticos, los gobiernos federal y estatales no atienden esta enorme bola que rueda con fuerza cuesta abajo y amenaza con destruir empleos y fuentes de trabajo (en un momento que se necesitan más que nunca).

Esta semana el INEGI publicó que tan solo en este año de enero a septiembre ingresaron a la informalidad 3’899,536 personas, por lo que el total de mexicanos trabajando de manera informal son 31.4 millones. Otro dato que debiera ser alarma total para los gobiernos, es que, de 15 años a la fecha, las personas que ganan más de 5 salarios mínimos van a la baja y los que ganan de 1 a 3 van a la alza.

¿A qué se debe todo esto? A la vulnerabilidad de los patrones ante los abusivos y amañados juicios laborales ¿Quién se atreve a pagar bien si sabe que después de dos o tres meses un bribón y mañoso(a) mal aconsejado va a buscar un pretexto para el despido (o sin él, lo inventa) y asesorado por las bandas delictivas que abundan en las Juntas Laborales (que se hacen llamar abogados) no solo dejarán gravemente afectado al patrón en su economía, si no que corre el riesgo de quedarse en la ruina total.

Y mientras esta pesadilla corre a toda velocidad, los gobiernos y las cúpulas empresariales se despreocupan del todo; los unos de sus gobernados que a final de cuentas son los que producen empleos, pagan impuestos y producen riqueza; mientras que los otros, se olvidan de sus agremiados y solo vigilan por el bienestar propio y de sus cercanos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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