Acomodaticio y hábil manipulador de las ambiciones ajenas en beneficio de la suya… Uno de los más curiosos rasgos de su personalidad cambiante, era que buscaba afanoso la presidencia de la república… Aspiraba siempre al elogio y a la honra que traen consigo las posiciones de privilegio, pero sin la responsabilidad y obligaciones que estas implican… Como político, puede afirmarse, careció de ideales y principios. Con una ligereza… se adaptaba y adoptaba a todos por igual, aun a los contradictorios entre sí, sin importarle el qué dirán, si cualquiera de ellos se acomodaba a sus intereses, a su ambición de destacar y de ser el primero de los mexicanos…
Un hombre así, tan lleno de defectos, pero a la vez con un carisma inigualado, no podía haber llegado tan lejos de no haber sido por sus propios contemporáneos… pensaron en él como el salvador de la patria… y a pesar de sus estrepitosos fracasos y errores… logró sobrevivir y colocarse de nuevo… Era un hombre excepcional, dotado de un talento natural para representar comedias (mañaneras), un actor sobresaliente, todo un personaje…
Sin mayores ideales y sin importarle mucho el qué dirán, haciéndole caso más bien a su propia ambición, puesto que jamás se detuvo a considerar la justicia y la legitimidad aceptó transformarse (brincando de un grupo a otro)… (López) descubrió otra de sus grandes habilidades: su vocación demagógica que utilizara en todos los momentos de su vida…
Experto ya en resentimientos, no le costó ningún trabajo desobedecer la primera orden que recibió (lo cual le trajo consecuencias)… se sentía postergado, olvidado, él, que se consideraba superior a todos los demás… se dedicó a intrigar, iniciando las maromas políticas.
Los grupos liberales… no aceptan el resultado de la elección… todo les resulta fácil cuando encuentran un caudillo dispuesto a encabezar la revuelta, quien además tiene un rencor personal (contra el presidente)… el motín lo encabeza (López) con una proclama, muy a su estilo, donde con grandilocuencia dice: (que) morirá antes que ser indiferente a tales desgracias, a tan grandes males en su patria… casi derrotado, se convierte de pronto de vencido en vencedor, pues la revuelta que él había comenzado resulta ser la triunfadora… (López) goza de gran prestigio. Ya aprendió a anticiparse a los movimientos políticos y comienza a convertirse en un maestro de la intriga…
Los confiados liberales cayeron en el engaño supremo (de López): creyendo que éste cumpliría el pacto, no se percataron que él solo los utilizó para sus fines, que no eran otros que sacudirse la tutela de los masones y gobernar después, aclamado por el pueblo, como “el protector de la libertad de la patria…” Mientras tanto, fingía a las mil maravillas y desempeñaba su papel a la perfección: se dio la impresión… de que no le interesaba gobernar, que solo le importaban las fiestas, el besamanos, sentirse dueño de la situación, pero no las responsabilidades propias del gobernante…
Ocupó su tiempo no en trabajar sino en escribir un manifiesto para justificar su conducta… Encontró la fórmula ideal para salvar su responsabilidad: culpó del fracaso a todos los que pudo… Pronto comenzaron las medidas represivas. A los pocos días de la toma de posesión… casi acabó con la prensa libre. Se imponían gravísimas penas pecuniarias a los escritores, a los que se podía acusar de subversión, sedición, inmoralidad, injuria y calumnia si se atrevían a criticar a la dictadura… una dictadura a secas, sin ningún fin ni programa, sometida a las veleidades y megalomanía (de López)…
Una parodia de elecciones confirmó (a López) en la presidencia, pues se convocó a un plebiscito por el cual los ciudadanos debían votar si “el actual presidente de la república ha de continuar…”
Más criminal por lo que ha dejado de hacer y por lo que ha dejado de hacer a otros, que por lo que él mismo ha hecho, no ha sabido ser déspota y no ha podido ser hombre grande; para lo primero le han sobrado debilidades, para lo segundo le han faltado virtudes; será un hombre célebre, pero no será un hombre ilustre…”
(López) no era más que “disimulo, perfidia, astucia, perspicacia, todo al servicio de la vanidad y la ambición… nuestro mayor comediante… le agradaban los festejos de la toma de posesión… de considerarse el hombre más importante. Pasadas las ceremonias, abandonaba la presidencia y corría a dedicarse a su vida privada… pues no soportaba la metódica y rutinaria actividad, tan llena de responsabilidades, que tiene un primer mandatario. Y como era precisamente el hombre de las circunstancias, estaba en todas partes, peleando o lanzando proclamas con su peculiar estilo tan demagógico…
Si a alguien debe acusarse de todo lo que hizo y de los males que causó… (es) a quienes lo llamaron y buscaban con verdaderas ansias para que los gobernara. Ellos tuvieron la culpa… los políticos de todos los partidos, sabían perfectamente como era…
¿Qué tal la descripción del famoso López? Acertada, ¿verdad? ¿O no estamos hablando de la misma persona? Lo cierto es que no se trata de ninguna biografía futurista, por supuesto que no. Todos los fragmentos leídos hasta el párrafo anterior (excepto los paréntesis) corresponden a una excelente biografía de López, pero no del que usted está pensando, sino de Antonio López de Santa Anna. Una biografía escrita, y escrita muy bien por José Manuel Villalpando (Planeta DeAgostini, México 2003).
Aunque viéndola bien, y aunque no sean parientes, los genes del llamado “seductor de la Patria” parecen haber dejado huella en el actual inquilino de Palacio Nacional, pero como advierte el título del presente artículo, “ESTE ES LÓPEZ”, sí, pero López de Santa Anna, pues como escribí en el epílogo de uno de mis libros (y con esto nos despedimos por hoy): “En apenas doce años la República quedó postrada y sus instituciones vulneradas y sin fuerza, merced a las traición de muchos y de su hijastra la ambición desmedida. Esta estremecedora situación nos recuerda a los ciudadanos conscientes y comprometidos con México (lastimados de padecer semejante desgracia), que el espíritu de Santa Anna está entre nosotros, y vive en el corazón de todos los traidores” (MÉXICO:¿ESTADO FALLIDO O PAÍS TRAICIONADO?, Vol. 2, págs.. 395-396, México 2013). O usted estimado lector ¿qué opina?
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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