La humanidad se encuentra en grave y profunda crisis de ingobernabilidad. En el caso de México, bañada en un mar de sangre con más de 120 mil asesinados en lo que va del terrible sexenio de López Obrador, azotada por una plaga que ha cobrado más de 600 mil vidas, mermada su economía, salud, estabilidad, y con un estado de derecho colapsado. Un país enlutado, dividido y carente de esperanza alguna a causa del obradorato.
Y por si algunos dudaran todavía el rumbo político del régimen, AMLO anuncia para el absurdo aeropuerto de Santa Lucía (F.A.) la salida del primer vuelo internacional con destino nada menos que a “VENEZUELA”. Sí señor, a Venezuela, nos suponemos que el comercio y el turismo con ese país en quiebra son tan atractivos y abundantes, que había que iniciar ese inadecuado y caprichoso aeropuerto justo con un vuelo al país caribeño. ¡A no ser que México exporte capital, e importe gorilas golpeadores y mafiosos de todo tipo preparados por Maduro!
La ley de grupo, “los patos con los patos”, señala el refrán. Los populistas, arrogantes, ineptos y violentos se han aglutinado tratando de fortalecer su bloque de estulticia, y en un acto al estilo de las pandillas, amedrentar a los sufridos pueblos que padecen los malos e ineficientes gobiernos de México, Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua.
A su incapacidad le han agregado el malvado y anti democrático deseo de querer perpetuarse en el poder, intentando con ello hacer de los ciudadanos simples esclavos; como sucede ya en Michoacán, Zacatecas y algunas otras zonas y regiones del país (como en Guerrero, Veracruz, Tamaulipas y Jalisco), en las que los ciudadanos han dejado de serlo, para convertirse en simples esclavos sujetos a los deseos y pasiones de gobernantes y de las hordas de delincuentes. De trabajar para otros y dejar de ser dueños de sus vidas y patrimonios. Peor aún: ¡de ser asesinados en cualquier momento y por nada!
Y es que no hay gobierno. De hecho, el poder lo ejercen los criminales y el gobierno federal se dedica únicamente a tres cosas: a cobrar impuestos a los que trabajan (micro, pequeños, mediano y grandes empresarios), regalarlo a manos llenas a los que no trabajan, y a promover elecciones todo el año con el fin de ya no soltar el poder.
Como se vio en las pasadas elecciones de 2021, en las que el gobierno de López Obrador con la ayuda de las bandas de criminales, obtuvo (mediante la violencia, la intimidación y sangre derramada de candidatos y políticos) los gobiernos estatales del corredor del Océano Pacífico, así como San Luis Potosí, en el que un hombre con vínculos con grupos criminales y antecedentes resultó “ganador”, propiciando con estos actos de corrupción y violencia extrema, la apropiación ilícita del país.
Habiéndose comprometido a acabar con la violencia y la inseguridad en seis meses, López Obrador no solo no ha tocado a los criminales, sino que con su política de “abrazos no balazos” muestra la simpatía, amistad o complicidad con ellos. Una vez en el poder y luego de varias masacres y robo masivo de gasolinas a lo más que se atrevió fue “a acusarles con sus mamacitas”. Es de suponer que los criminales no durmieron esa noche con semejante susto.
De esta manera los criminales día con día acrecentaron su maldad y perversión, sumiendo a los mexicanos en un estado de terror y estrés continuo, ya sea asesinándoles, secuestrando, robando, asaltando o extorsionando (cobro de piso o impuesto criminal), haciéndose de la noche a la mañana ‘dueños’ de negocios, casas, ranchos, huertas, cultivos, bueno, hasta del trabajo de taqueros, taxistas y demás sin que el gobierno defienda NUNCA a los indefensos y aterrorizados mexicanos.
En días recientes, y quizá por casualidad, el Ejército detuvo en Nuevo Laredo a un jefe de asesinos y delincuentes ocasionando con su atrevimiento que el gobierno de los criminales se enfureciera, convirtiendo la ciudad en un campo de batalla en llamas que no le pide nada a Kiev. Es más, los ucranianos se pueden defender de los invasores rusos. En nuestro país no. Es obligación y exclusividad del gobierno hacer uso de la fuerza. Claro, en la teoría. En la práctica, no mueve un solo dedo para detener esos actos terroristas.
Las televisoras y los diarios mostraron la TOMA INCENDIARIA DE NUEVO LAREDO por los criminales (atacando incluso el Consulado de Estados Unidos). Lo peor de caso es que teniéndonos acostumbrados a ser protectores del pueblo mexicano, por primera ocasión, el Ejército hizo una declaración absurda: “…que no sé reportaron heridos ni muertos”.
Y como si se tratara de mostrar a todo el mundo quien manda en México, las bandas criminales TOMARON TAMBIÉN LA CIUDAD DE COLIMA y CUAUHTEMOC en ese sufrido Estado, aterrorizando a la población e imponiendo su poder a través de la muerte, balas, fuego y violencia.
¿Y cuál fue la respuesta del gobierno? La de siempre: mentir y sacar a pasear camiones con militares y guardias nacionales para aparentar que hacen algo, cuando lo cierto, es que, si quisieran acabar con esa plaga, el Ejército Mexicano tiene el equipo, poder y recursos técnicos y tácticos para hacerlo. Pero se necesita la decisión política del Poder Ejecutivo que les ordene.
Para dejar las cosas en perspectiva, queda decir que en Ucrania han muerto por la guerra 690 civiles (hasta el 17 de marzo). Mientras que en México en enero (2022) fueron asesinados por los criminales 2,427 personas y en febrero 2,260 (cifras oficiales). Además 52,000 cuerpos sin identificar que Alejandro Encinas declaró que se encuentran en los SEMEFO. De manera que la revocación de mandato en una farsa del autócrata, que, si tuviera un poco de seriedad y dignidad el presidente, ya se hubiera ido a la manera que lo hizo Amadeo de Saboya en España.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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