Los verdaderos resultados de las elecciones del pasado domingo 5 de junio ni siquiera se han considerado. La poca educación política de los mexicanos (en algunos Estados y zonas) se reflejó en las urnas pues a final de cuentas no ganaron los que obtuvieron el triunfo legal, sino que quien ganó realmente es un grupo de inconformes, apáticos y valemadristas que no fueron a votar. Ellos ganaron, fueron la mayoría, sin embargo y desde el campo legal su posición no cuenta. Al contrario, con su falta de participación, los pocos que acudieron a votar le dieron el triunfo en cuatro Estados a los representantes de la dictadura encabezada por Andrés Manuel López Obrador.
Analizados los resultados, así como los factores y sucesos de cada Estado durante el proceso electoral, en todos, sin excepción, en mayor o menor grado, QUIEN GANÓ REALMENTE FUE EL ABSTENCIONISMO.
Empecemos con el Estado de Oaxaca, en el que el abstencionismo fue del 62 por ciento. Es decir, solo el 38 por ciento de los ciudadanos acudió a las urnas y de ese pequeño grupo de votantes, apenas el 60 por ciento sufragó a favor del candidato de la dictadura, es decir, Salomón Jara, de manera que al hacer bien las cuentas de los votos el hombre fue elegido para gobernador por apenas el 22.8 % de los oaxaqueños.
¿Un porcentaje tan pequeño le puede legitimar en el poder? Por supuesto que no, carece de sostén jurídico y democrático desde el ángulo que se le quiera ver. No representa a los oaxaqueños, pues tan solo permite ver que un grupo minoritario le apoyó por las razones que todos conocemos: empezando con el voto de los ancianos y otros grupos que reciben dinero del gobierno, y por tanto, presión para acudir a las urnas.
En el mismo caso se encuentran los candidatos ganadores restantes. Por ejemplo, en Quintana Roo el abstencionismo fue del orden del 59% (y del 41% que votaron, apenas el 56% lo hizo por la candidata de Morena). En el Estado de Hidalgo el abstencionismo fue del 52% (y su candidato ganó con el 61% de los sufragios), mientras que en Tamaulipas el abstencionismo resultó un poco menor (del 46%), si bien las bandas de narcotraficantes y de toda clase delincuencial son las que marcaron el rumbo definiendo sus intereses en un narco-gobierno (dixit Porfirio Muñoz Ledo) que les protege y ofrece abrazos.
La participación cínica y abusiva del actual gobierno federal en las elecciones rompió todos los récords de ilegalidad, de ostentación y fuerza del aparato de gobierno a favor de los candidatos de Morena. El poder y recursos del estado fueron utilizados con absoluto descaro sin consecuencia legal alguna ¿Cómo lo haría el INE y el Tribunal Electoral cuando se encuentran en la mira del Führer de Macuspana, cuando ha expresado reiteradamente su deseo de desaparecerles o transformar a su gusto, además de tenerles desde un par de años en ataques directos?
Ante esta realidad adversa que muchos no entienden al no considerar la trascendencia de su falta de participación (nos referimos al abstencionismo), resulta urgente y necesario que todos los mexicanos que estamos conscientes, así como partidos políticos, universidades, escritores, académicos, maestros, grupos de todo tipo, medios de comunicación, familias y demás, hagamos conciencia de lo que sucede políticamente en el país para no caer de manera absoluta en la dictadura a la que ya nos comenzó a llevar López Obrador y Morena.
Una dictadura por la cual nadie votó, excepto él y sus compinches, pues son los únicos que desde antes sabían lo que tramaban, escogiendo la democracia y sus bondades (al carecer de las agallas y el valor para formar una guerrilla y enfrentarse al Ejército Mexicano —al que han estado corrompiendo soltándoles verdaderas fortunas nunca antes vistas y entregándoles responsabilidades de gobierno y proyectos que de ninguna manera les corresponden—) para implantar secretamente sus planes perversos, todo, absolutamente todo a espaldas del pueblo mexicano.
Ante éste su discurso es otro: le hablan bonito y al oído y le regalan dinero como nadie les había dado tanto, condenando de paso a los que producen trabajos y riqueza. Y algo más que no les dicen, pero que por sentido común deberían saber, es que éstos que producen trabajos y riquezas, son los que con su gran esfuerzo e inteligencia mantienen de pie al país y pagan los impuestos (dinero que AMLO les regala como si saliera de su bolsa). Si la planta productiva, es decir, los que producen los trabajos, quiebran o el gobierno les aprieta de más, les condenaría a la bancarrota y con ello a la ruina del país (y ya no habría dinero regalado para los que votan, ni para nadie; excepto para el dictador y los suyos, como sucede en Cuba, Venezuela y Nicaragua).
De manera pues que urge que de aquí a las votaciones del año 2024 los mexicanos nos unamos en contra de ese plan perverso urdido en la mente enferma de López Obrador, y trabajemos JUNTOS Y UNIDOS (por encima de ideologías y partidos políticos) para rescatar nuestra democracia y no permitir que la dictadura siga avanzando ni se consolide.
En el hogar, en la escuela, en el trabajo, en las redes sociales, en los medios, los libros, revistas y cuanta expresión social exista, formar conciencia de lo que sucede. Hacer comprender el peligro al que estamos expuestos pues de lo contrario quedaríamos a merced (como en otros países) de una banda de vividores más de más de 120 millones de mexicanos.
Explicar y hacer entender el valor del voto, las propuestas de los candidatos, revisar el testimonio de esos candidatos, la viabilidad de los proyectos políticos, el daño del abstencionismo y demás, ya que como reza el título del presente artículo, México perdió y ganó la dictadura, precisamente a causa del abstencionismo, el cual les abrió las puertas de las gubernaturas a los alfiles del tabasqueño.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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