Si parece pato, camina como pato y hace cuá-cuá, es pato. Desde que apareció de la nada en la vida pública nacional todo mundo se preguntaba de dónde había salido este sujeto. Desde siempre el PRI había cuidado las formas y por lo general llegaban a la presidencia de ese partido solo personas con una trayectoria política reconocida y una fama nacional. Este no fue el caso.
De la noche a la mañana y poco después de terminar su mandato, Peña Nieto rompiendo todas las formas y sometiendo a su partido, (como lo hizo durante todo su sexenio) asegura el nombramiento de presidente del PRI a Alejandro Moreno. Un perfecto desconocido a nivel nacional, de presencia poco agradable, y maneras ajenas a los hombres con visión de estado.
Su sola presencia expresaba trampa, no inspiraba confianza. Claro, pudo ser una mera impresión como sucede muchas veces, impresión que se podía remontar y mejorar con el paso del tiempo con los dichos y hechos de la persona. Dichos y hechos que lejos de mejorar su imagen aumentaron la desconfianza ante el sureño.
Lo primero que se supo acerca del nuevo ‘presidente’ del PRI es que salió de su Estado (Campeche) en medio de un escándalo por una enorme residencia que se construyó. Hecho que aunado a la promoción de su persona por el ex presidente Peña Nieto a la presidencia de su partido; de que el tal “Alito” es de Campeche (es decir, vecino de López Obrador); todo hizo pensar que AMLO le pidió a Peña Nieto que le pusiera al frente del PRI a este desconocido sureño (al que podía chantajear con toda libertad por el tema de la residencia; chantaje para el que está usando a la dizque gobernadora de Campeche; una mujer que ha vivido toda su vida de nuestros impuestos, y muy bien, VIA PRI, pero que ha convertido el uso del poder público en vulgar burlesque del más bajo nivel, con luces, variedad, chismes y toda la cosa, pero sin gobernar en absoluto ¿cómo? No saben).
Lo primero que se notó con la llegada de este sureño desconocido (“alito”), es que todos los priístas conocidos nacionalmente dejaron de verse y mencionarse, provocando de inmediato la sospecha de que habían sido marginados y el tal “alito” colocado a la fuerza por alianza política (el mandatario tabasqueño necesitaba en el PRI un pelele a su modo; así, como sabe él arreglar sus cosas). Alianza que a poco más de tres años, salta a la vista CON DESCARO, CINISMO Y EVIDENTE PUTREFACCION MORAL (del gobierno de AMLO y del propio “alito”, si bien su paje de armas Rubén Moreira ha mostrado ser parte de esta nauseabunda ‘negociación’ política. Mejor dicho: TRANSA MAFIOSA, en la que el pretexto ha sido la presencia del Ejercito para dizque pacificar el país (cosa que no han hecho en absoluto en todos estos años).
Semejante traición a sus aliados, partido, votantes y a México, no puede quedar así. Lo menos que debe hacer de inmediato el PRI es echar fuera de la presidencia a este deleznable individuo capaz de vender todo con tal de salvar su pellejo. La posición que tomaron la mayoría de los senadores del PRI de remover a Alejandro Moreno del PRI es la correcta y ésta debe ser a manera de ya. Su traición fue inesperada; la respuesta del PRI debe ser igual y tajante.
México está en gravísimo riesgo de caer en una dictadura ya iniciada por López Obrador; proyecto que la alianza partidista PRI-PAN-PRD le había atorado y obstaculizado en sus perversos y retorcidos planes (siempre intentando engañar a los mexicanos, que es para lo único que parece servir este hombre que tampoco debió llegar a la Presidencia de México) de ahí que AMLO requería de eliminar estos obstáculos. Para ahorrar espacio y palabras, el tabasqueño, mañoso y perverso como siempre ha sido, decidió amenazar y chantajear al campechano, que, sin rubor y harto cinismo, además de ceder, fue capaz, y delante de TODOS LOS MEXICANOS, de traicionar a México, al PRI, a sus votantes, y a los partidos con los que tenía alianza (PAN-PRD), nada más POR SALVAR SU PELLEJO CORRUPTO. No se necesitan más explicaciones.
Alejandro “alito” Moreno traicionó sobre todo a los votantes fieles a ese partido; a esos millones de mexicanos que se identificaron siempre con los postulados de la Revolución Mexicana (no la cubana); que pasaron por alto y por décadas la corrupción de muchos, a sabiendas que la inclinación ladrona de esos muchos, no era superior ni dominaba el todo de la visión y programas de la República. Lamentablemente “Alito” pisoteó todo y traicionó todo. Su personalidad ególatra y malvada no podía hacer el bien, es ajeno a su naturaleza corrupta.
Ya se dijo al inicio, si parece pato, camina como pato y hace cuá-cuá, es pato. Nunca debió llegar a la presidencia del PRI. Como tampoco, y debido a los sucesos aquí señalados y por todos conocidos, no debe permanecer un minuto más al frente de ese Partido. México necesita CON URGENCIA de la unidad de todos los Partidos Políticos, que por primera vez, y ante el peligro que corre el país, se unan y antepongan el bien de la Nación que el de sus intereses personales y de grupo. Pues como dijo Don Vicente Guerrero ¡La Patria es primero!
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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