Al diablo con las instituciones!, sentenció de manera pública el entonces candidato eterno a la presidencia. Sentencia que una vez alcanzado el poder ha cumplido al pie de la letra. No hay día que él y su corte no violen la ley de una u otra forma. Como buenos anarquistas son alérgicos al orden y la legalidad.
Aunque habrá de decirse son de doble moral; o como dijera su líder ¡hipócritas! Sí, por que cuando la ley les conviene o protege a ellos, se convierten en furibundos defensores de la misma, y cuando no, son sus peores enemigos. Les estorba.
El caso de la ministra usurpadora, sí, usurpadora, pues con una tesis plagiada se convirtió de facto en eso. Su posición anormal y viciada le impide de hecho y derecho continuar en el cargo. Sin embargo, es tal el descaro de la tal Yazmín Esquivel —con el abierto apoyo de su jefe el ‘presidente’— que esta semana fue capaz de promover un amparo contra la UNAM. Acción improcedente e ilegítima de origen por cuanto la juez que le concedió la suspensión provisional es su subordinada, asunto al que se le puede agregar conflicto de intereses.
Eso por un lado. Por otro, la Suprema Corte no tiene facultades para meterse en la vida y soluciones internas de la UNAM puesto que se trata de un ente o institución autónoma en sus decisiones y un amparo violaría la vida interna de la casa de estudios. El gobierno, para lo único que puede meterse en las universidades, es a la revisión del presupuesto, de que se ejercite tal y como quedó asignado. Fuera de ahí, no puede hacerlo, ni el presidente, ni la SCJN, ni el Congreso.
La tramposa ministra, esposa del constructor favorito de AMLO, al que se le atribuye que le calentó la cabeza para que cancelara la construcción del NAIM (avanzada ya en más de un 30%) para, claro está, proponerle construir otro en Santa Lucía; asunto del que tendrán ambos que rendir cuentas ante la ley por semejante derroche y destrucción de recursos públicos; pidió cínicamente en su amparo que la UNAM no opinara sobre su caso. Es decir, a su ilegalidad, le sumó la violación al derecho constitucional de la libre expresión.
Cabe pues el viejo dicho de que “tal palo tal astilla” o como dice otro “Dios hace la yunta y sola se junta”. Pero así son López Obrador y toda su corte de la 4.T, «mañosos y acomodaticios», buscan el apoyo de la ley sólo para salirse con la suya o cuando esta las beneficia, nada más. Todos lo vimos y corroboramos en las elecciones del año 2018, cómo aprovecharon la eficiencia e imparcialidad del INE para llegar a la presidencia y con ello al poder, y ahora, que consideran que en unas elecciones imparciales como las que organiza y asegura el INE perderían la presidencia, le quieren destrozar y crear un mamotreto que solo tenga del INE el nombre o la apariencia del mismo.
Pero cuando no les guste lo que dice o advierte la ley, también tienen otros datos y otros dichos: ¡Y NO ME VENGAN CON ESA DE QUE LA LEY ES LA LEY! Dijo AMLO desde Palacio. Y por si no le resultara suficiente al dictador de Macuspana tanto cinismo e ilegalidad, tanto agravio contra el estado de derecho y las instituciones públicas, buscó desde el inicio por medio de alianzas, llenar su Arca con toda clase de especímenes alérgicos al orden y la legalidad, de tal forma que pobló el Congreso mexicano (en ambas Cámaras) de individuos, tanto hombres como mujeres, no de representantes de los ciudadanos y de sus intereses —que es su posición constitucional— sino de lambiscones e incondicionales que trabajan para darle gusto a su jefe. Nada más.
El pueblo mexicano, fuera de algunos diputados y senadores de diversos partidos que han mostrado dignidad y compostura republicana, carece de representación en el Congreso. No tiene quien les defienda de los abusos del tirano, de sus desmesuras, impreparación, derroches y violaciones cotidianas a la ley. De la Constitución hacia abajo pocas leyes han quedado que no hayan sido violadas por López y la 4-T. Ciertamente ya pasaron a la historia, pero no como lo pretendía el ensoberbecido tabasqueño.
Tratando de cerrar este artículo; y mientras poco más de una tercera parte del país ya está en manos de los delincuentes sin que el presidente y su corte de inútiles vasallos hagan cosa alguna para detener semejante desgracia (en medio de un mar de sangre, dolor y despojo), López Obrador como sabe hacerlo, ha dedicado las últimas semanas de su ociosa vida, a distraer la atención pública con el juicio de Genaro García Luna.
En lugar de gobernar, cosa que desconoce en absoluto cómo hacer (pero tampoco quiere, pues hubiera podido allegarse gente capaz), destina sus únicas dos horas de acción al día para hablar del juicio en Nueva York del ex secretario de seguridad durante el gobierno de Felipe Calderón. Lo que sucede en el país no le importa un comino. Claro, excepto que sus protegidos no sean tocados por la ley. Por eso es que todos los días ayuda, defiende y asesora a su delfina Claudia Sheinbaum y a la otra delfina (prófuga de la justicia), así como a la magistrada usurpadora y a cualquier otro de la 4-T que enfrente problemas con la justicia.
Volviendo al asunto de Nueva York, no contaba López Obrador que el abogado de García Luna citaría unas declaraciones del archi criminal utilizado como testigo estrella en contra del ex secretario de seguridad mexicana, quien había testificado en 2013 en otro juicio, que le había entregado a la gente de López Obrador 7 millones de dólares para una campaña.
Al saberse descubierto ¿o manchado su blanquísimo plumaje? El tabasqueño amenazó desde Palacio Nacional demandar al abogado de Genaro García Luna, al que calificó de falsario y chueco, aunque en cambio, al criminal apodado el “rey Zambada”, dijo que era más derecho que los abogados de García Luna (así es él de respetuoso con los criminales; el chapo, para él, es el Sr. Guzmán Loera). En fin, podríamos llenar cuartillas y cuartillas con violaciones del presidente y de su séquito de la 4-T a la Constitución y cuanta ley existe en México. Pero el tiempo se les acorta y serán presentados delante de la ley a su debido tiempo, aunque no les guste la legalidad. Nos vemos en las manifestaciones del próximo domingo 26 de febrero. ¡No permitamos que se siga violando la ley y deteriorándose nuestra vida democrática y el estado de derecho!
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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