La complicidad y la incompetencia del actual régimen han permitido que el país quede en manos de la delincuencia, con y sin organizar. Para que muerda da lo mismo sea perro que perra, así que para el ciudadano el daño que le están causando entre organizados y sin organizar es mayúsculo. De hecho la vida de decenas de millones de mexicanos se ha convertido en un verdadero infierno.
Infierno que al diablo mayor que vive en Palacio Nacional no le importa un comino, pues habiendo ganado las elecciones y protestando cumplir y hacer cumplir la Constitución y leyes que de ella emanan, no ha movido un solo dedo para revertir esta terrible situación.
Habiendo prometido resolver en seis meses los problemas de inseguridad, han pasado cuatro años y cuatro meses y el cuadro de horror que se padece en amplias zonas del país no solo permanece, sino que ha aumentado, al punto de hacer la vida insoportable para millones de personas.
El saber que durante el sexenio ya perdido de López Obrador han asesinado 150 mil personas (suma a la que habrá de sumarse cuando menos otras 25,000 que legalmente se tienen como desaparecidas, pero que ya han sido asesinadas y se encuentran en fosas clandestinas, en morgues como no identificados, o de plano destruidos sus cuerpos por los criminales) muestra el fracaso total del actual gobierno; un gobierno indiferente ante lo que sucede a los mexicanos y que debiera tratarse como prioridad nacional. Pero no ha sido así. Al vándalo de siempre le quedó demasiado grande la silla presidencial.
Convertir la Guardia Nacional en parte de las fuerzas armadas, sacarla junto con el Ejército y la Marina sólo a pasear por las zonas controladas por los criminales (sin hacer absolutamente nada y jamás confrontar a los criminales) pretendiendo engañar a la sociedad de que se está ‘haciendo algo’, muestra la complicidad e incapacidad del tabasqueño. Así como su maldad evidente y cínica, capaz de mentir al grado de inventar una realidad que no existe mas que en su mente chiflada y perversa.
Las zonas controladas por las bandas delincuenciales son cada vez mayores. Estados como Zacatecas, Michoacán, San Luis Potosí, Tamaulipas. Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, evidentemente Sinaloa, Sonora y Baja California, todos son, NO GOBERNADOS, sino REGENTEADOS por MORENA. Estados en los que además de destruido el orden y el estado de derecho, se han convertido en feudos de asesinos en los que el gobierno parece ser apenas un socio que desea aparentar una legalidad que no existe.
Las personas con cierto capital (y ni siquiera mucho) son secuestradas, los negocios de todo tamaño son extorsionados TODOS, sin que el gobierno haga absolutamente nada para protegerlos, la producción es controlada por los criminales quienes además le fijan precio (aguacate, huevo, pollo, limón, y un largo etcétera) convirtiendo a dueños y trabajadores en esclavos de los desalmados ¿Y qué hace López Obrador y sus gobernadores de opereta? Nada, absolutamente nada.
El Ejército Mexicano tiene la capacidad, tecnología, armamento y elementos para combatir y aniquilar a esta plaga con tintes apocalípticos que agobia a decena de millones de mexicanos. Pero su comandante en jefe no ha querido tocarla. Ha quedado en claro que su relación con los criminales, además de añeja, es sólida. Para ellos solo hay abrazos. En cambio, para los mexicanos todos los días hay balazos, muerte, despojo y rapiña, todo con impunidad total.
Tan no toca a los criminales que las bandas humillan con frecuencia a la tropa, los agreden, ofenden, persiguen y en ocasiones hasta los desarman ¿Para esto los prepara la SDN, o para defender a México y a los mexicanos? Recibir órdenes del inquilino de Palacio Nacional de que no toquen a los criminales va en contra de la Constitución, del estado de derecho, la estabilidad del país y la integridad del propio Ejército.
Un Ejército que cuenta con tecnología y armamento de punta (radares, aparatos de intervención, información satelital inmediata, helicópteros artillados, etcétera), de tal forma que cualquier banda de delincuentes puede no solo ser neutralizada, sino incluso aniquilada casi de inmediato. Pero sus órdenes son otras.
Nuestras fuerzas armadas habían mostrado desde la época del Presidente Lázaro Cárdenas, legalidad y compromiso por México y los mexicanos. Ha sido entonces en el actual régimen en que su situación ha ido cambiando de manera radical, tanto en perjuicio de México, como para ellas mismas. México no es Andrés Manuel López Obrador, sino el País de todos los mexicanos, en particular de quienes trabajamos por mantenerlo de pie y vivimos dentro del orden y la legalidad. No así López Obrador, quien ha entregado nuestra Patria en manos de la delincuencia ¿No es esto traición a la Patria?
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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