Opinión
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Su maldad y mentiras no tienen límites. A diario no hace otra cosa que destruir y mentir, es parte de su manera de ser, de su personalidad destructora y desquiciada. Su andar ha dejado una estela de muerte y destrucción aun antes de llegar a la presidencia, la cual, y como era previsible a causa del poder casi ilimitado que concede, le ha permitido ser más destructivo que el peor de los huracanes registrados.

     Tan solo a causa de su nociva política para atender, mejor dicho, no atender la pandemia de coronavirus, más de 800,000 mexicanos murieron y millones recibieron daños de diversas formas (salud, economía, familia, empleo …) en daños parciales, permanentes algunos y en otros, de plano irreparables.

Desatención que provocó también de manera directa daños a millones de personas, ya sea porque eran (o son) enfermos con diversas enfermedades crónicas (corazón, diabetes, riñones, y un largo etcétera), pero que a causa de las terribles decisiones de López Obrador (cuesta trabajo decir ‘presidente’ a este hombre inútil y dañero) dejaron de recibir la atención médica y hospitalaria que requerían, ocasionando en unos la muerte, en otros el agravamiento, y en otros el atraso y deterioro en su calidad y esperanza de vida.

Cirugías, tratamientos, estudios y medicinas dejaron de tenerse para millones de mexicanos, a los cuales este impostor les prometió en seis meses salud al nivel de Dinamarca. Han pasado cuatro años y medio de la llegada de este mentiroso incurable y dicha salud no sólo no llegó, sino que la atención que ya se tenía desapareció (lograda por los gobiernos anteriores que a diario critica y fustiga), dejando al sector salud en un estado de desolación que no promete mejoría alguna a corto y mediano plazo.

Como se ha dicho repetidamente desde este y otros espacios periodísticos, el sistema de adquisición de medicinas, insumos y aparatos para el sector salud fueron desaparecidos y destruidos por AMLO, que en su maldad depredadora fue capaz de desaparecer y perseguir incluso a los laboratorios mexicanos que producían medicamentos contra el cáncer, dejando a niños y adultos sin la atención debida y condenados a una muerte segura. Todo a causa de las decisiones malignas de este hombre sin entrañas de misericordia, un individuo para el que el prójimo no existe (aunque a diario hable de servir al pueblo ‘bueno’).

Un hombre astuto sólo para lo malo, capaz de engañar a bobos e ignorantes, pero sobre todo, de atrapar a modo de líder sectario a legiones de fanáticos dispuestos a creerle todo y hacer cuanto su mesías tropical les ordene o sugiera (aun a sabiendas que está mintiendo).

En lo personal, puedo señalar que mató incluso la unidad de la familia, de la mía y de millones de familias más. Décadas de amor y respeto entre los parientes se acabaron con la llegada de este impostor, de este embaucador profesional capaz a la manera del anticristo, de dividir las familias y poner a unos contra otros. Triste y muy doloroso, pero igual de real.

Volviendo al sector salud, esta semana me enteré de un amigo de casi cuatro décadas (se llama Federico), enfermo de varios males consecuencia del deterioro los años (sin ser un anciano), que luego de una cirugía en un hospital público (trabaja para el gobierno) y requiriendo de una segunda intervención quirúrgica, fue echado literalmente del nosocomio ante la falta de insumos y medicinas para realizarle la otra operación ¿No es acaso el tabasqueño presidente de la muerte?

¿Sirve de algo la construcción de una refinería en un manglar de Tabasco cuyo presupuesto ya es más del doble de lo programado inicialmente? (2.6 veces más). Una refinería que ya fue inaugurada, pero que no ha refinado ni un litro de gasolina y cuyo costo suma ya más de $ 18,000 mil millones de dólares, que no tiene modo de sacar la producción en caso de llegarla a tener (no hay vías de ferrocarril). Errores criminales por haber construido en un lugar equivocado, muestran día con día el deseo absurdo de un tirano ignorante e incapaz que decidió semejante despilfarro, sólo por mostrar su poder y ego diabólico.

Obra acompañada de otros despilfarros semejantes como el llamado Tren Maya, el aeropuerto Felipe Angeles (al cual debe sumarse la destrucción y desmantelamiento de la obra del NAIM, una decisión tomada aun antes de asumir la presidencia y que nos está costando a los mexicanos nada menos que $340,000’000,000 trescientos cuarenta mil millones de pesos) y el Tren Interoceánico. Obras que además de carecer de proyecto y viabilidad, pues son meras puntadas producto de la soberbia del iluminado de Macuspana, al final no servirán para nada que no sea sumirnos en deudas.

Pero eso sí, para los mexicanos enfermos o en una emergencia médica NO HAY MEDICINAS NI ATENCIÓN ADECUADA. Razones más que suficientes por las cuales el título del presente artículo resulta más que descriptivo: AMLO: PRESIDENTE DE LA MUERTE, NO DE LA VIDA. Y eso que no hemos sumado los casi 150,000 asesinados durante su sexenio de pesadilla, ni los miles de desaparecidos pero que ya están muertos en fosas clandestinas, o muertos en vida; unos, forzados a ser asesinos en los ejércitos de criminales (objeto de los abrazos del ‘presidente’); mientras que otras, convertidas en esclavas, son obligadas a prostituirse. Entre toda esta desgracia que sufren decenas de millones de mexicanos ¿qué hace mientras el de Macuspana? Se levanta todos los días a perder tres horas de la mañana, oyéndose a sí mismo y oyendo los halagos de sus paleros.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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