Los vándalos que cobran y se dicen diputados (Morena, PT y Verde), evidentemente no lo son, se trata de simples testaferros de López Obrador. No representan a los mexicanos, por tanto, nunca han sido diputados. Se han limitado a cobrar sueldos y abundantes prestaciones que jamás en su vida habían percibido, pero en lugar de agradecer al pueblo que se los ha pagado con sus impuestos, simplemente le han traicionado, actuando como pandilla obedeciendo solamente las órdenes de su jefe y mirando cómo se apropian del gobierno, pisoteando en su impostura la Constitución, la legalidad, la vida republicana y nuestra joven democracia (que tanto nos ha costado).
Resulta inaudito y ajeno a toda sensatez (honorabilidad ni mencionarla, no la conocen) que mientras su jefe (supuestamente) estaba enfermo y su estado de salud desconocido por los mexicanos, los diputados de Morena, PT y Verde, se unieran como vil pandilla para destruir instituciones que requiere el País, presentando intempestivamente una serie de reformas legales —que evidente ya las tenían, una ley no se elabora en pocos días— sorprendiendo no solo a los ciudadanos, sino incluso a los propios diputados de oposición, abriendo una puerta más a la actual tiranía para intentar consolidarla.
¿Cómo aceptar que en un maratón de locura de más de 24 horas en sesión presentaran y aprobaran (aprovechando que son mayoría) varias reformas que van desde la desaparición del INSABI, y el CONACYT, hasta aniquilar Financiera Rural y manipular los ingresos turísticos para entregarlos al Ejército? Si las neuronas no les funcionan bien y con sensatez en sesiones de 8 horas, ¿lo harán en una irregular y sospechosamente premeditada de más de 24? Queda claro que los fusibles se les queman, o si se prefiere algo más moderno, los circuitos o chips se les funden. Quien no piensa bien en una jornada laboral normal, menos podrá hacerlo en una de más de tres turnos continuos.
De ahí que en tan condenable sesión legislativa solo cometieran irregularidades, torpezas, ilegalidades y saqueos, todo en perjuicio de México y los mexicanos. La sorpresiva (todavía no consumada) desaparición del INSABI, conlleva temas por demás importantes para los ciudadanos que deben ventilarse, discutir abiertamente, hasta lograr la desaparición que se pretende (una vez RENDIDAS LAS CUENTAS).
Un secreto a voces es que el INSABI fue y ha sido un fracaso absoluto. Con saliva e impreparación no se resuelve ni construye nada, y el INSABI fue, como casi todo lo que dice el presidente actual, una ocurrencia para lucirse él, una ‘hablada’ como dicen los mexicanos sencillos, carente en absoluto de un proyecto sólido y viable para sustituir al que ya se tenía (Seguro Popular).
La cuestión es que dicho organismo púbico se creó para darle trabajo a los amigos y gente de Morena que ayudó en la campaña presidencial, de manera que corrieron a los que sabían de qué se trataba ese servicio de salud, supliéndoles con legiones de ignorantes que no tenían la mínima idea de lo que tenían qué hacer ni cómo hacerlo. Los resultados cuatro años después saltan a la visa ¡EL FRACASO TOTAL!
Un fracaso estrepitoso anunciado con soberbia y enorme irresponsabilidad, que elevaría el servicio médico para los mexicanos al nivel de Dinamarca y Canadá, lo cierto es que resultó peor o semejante al de Haití. Ahora bien, sabedores que el tiempo se les acaba y en un año podrían ser llamados a cuentas a causa de todas sus maldades, torpezas, derroches e incapacidad (así como por su impune corrupción) intentan engañar al pueblo de México (que no es Morena) sepultando su hoyo negro de corrupción llamado INSABI.
De entrada, se debe señalar que hay de por medio $409 mil, millones de pesos ($409,000’000,000 millones de pesos) ¿Muchos ceros, no cree usted? Miles de millones de los cuáles tienen que rendir cuentas. Como también de los más de $6,000 mil millones de pesos que la Auditoría Superior de la Federación le ha señalado al INSABI de irregularidades (El Universal, 27/Abril/2023).
Con un presupuesto inicial (año 2020) de $106,124 millones de pesos, hasta llegar al 2023 con uno de $107,216 para sumar un total como ya se dijo, de $409,000 mil millones; ese caballo de Troya repleto de grillos corruptos e improvisados, ajenos en absoluto por los resultados tenidos al sector salud, debe ser detenido de inmediato (lo cual no significa encarcelado), es decir, NO DESAPARECER EL INSABI HASTA QUE ESTOS BRIBONES ATREVIDOS ENTREGUEN CUENTAS PORMENORIZADAS DEL ABULTADÍSIMO PRESUPUESTO QUE RECIBIERON (y que desconocemos los mexicanos que hicieron con semejante fortuna).
Y es que, no solo fueron incapaces de estructurar absolutamente nada. De hecho, durante la pandemia no existió el INSABI y el presupuesto federal sí se utilizó. El meollo es que los mexicanos queremos y tenemos que saber cómo y en qué se gastó. Con la experiencia vivida en estos terribles cuatro años y medio de lopezobradorismo, de esta pesadilla de derroches e incapacidad, no es dudar que además de que debió haber abundantes casos de corrupción, hay también la gran posibilidad que el presidente haya desviado parte de ese dinero a sus pozos sin fondo (Tren Maya, Refinería 2 Bocas, Tren del Itsmo, y Aeropuerto de Santa Lucía).
Así que no podemos admitir que quieran vernos la cara de tontos a los mexicanos desapareciendo el INSABI y sepultar en el olvido su estrepitoso fracaso. DE NINGUNA MANERA ¡PRIMERO DEBEN Y TIENEN QUE RENDIR CUENTAS de qué hicieron con semejante y abultadísimo presupuesto recibido!
Tanto la Fiscalía General de la República (aunque sea por primera vez en el actual sexenio) sirva de algo que no sea de tapadera del presidente, o para perseguir enemigos políticos. Su función es otra, así que una vez que el INSABI rinda cuentas ante la Secretaría de Hacienda, que las revise la Auditoría Superior de la Federación y quienes deban de hacerlo en las Cámaras legislativas, entonces, y sólo entonces, detenga y consigne a la horda de bribones e inútiles que dilapidaron y perdieron en la nada semejante fortuna presupuestal en un tiempo en que la pandemia nos azotó con dureza y quienes debían velar por la salud de los ciudadanos contando para ello con los recursos económicos e institucionales, se perdieron en la incapacidad, indiferencia y corrupción, muriendo alrededor de 800,000 personas y dejando graves o con daños temporales o definitivos, a otros cientos de miles (sino es que millones).
Los mexicanos estamos verdaderamente hartos de tanta corrupción, desvergüenza, incapacidad, improvisación e impunidad. De tanta destrucción en todos los órdenes y mal uso del patrimonio nacional. Peor todavía: ‘enfermar’ supuestamente al presidente y en su ‘ausencia’ sacar esta catarata de reformas ilegítimas y dictatoriales y convocar en Palacio Nacional a los sátrapas de Morena en los Estados ¿Qué preparan?
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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