En los años sesenta hubo una película titulada “El mundo está loco, loco, loco”; una comedia dedicada a criticar las costumbres frívolas de la época, que si se comparan con las actuales, además de resultar recatadas, una película para describir la actuales, la palabra desahuciado se repetiría tres veces.
Algunos ejemplos: el día 13 de los corrientes, López Obrador cumplió 70 años, lo que no fue impedimento para que dos o tres días antes, durante una gira por Baja California Sur, se atreviera a besar en la boca (y por la fuerza) a la diputada federal Julieta Ramírez Padilla delante de las cámaras y la multitud presente.
Las grandes televisoras y diarios nacionales guardaron silencio, han dejado de criticar sus yerros, inacciones, derroches, pero sobre todo, su incapacidad para gobernar y sumir al país en la peor crisis en más de un siglo (no considerando obviamente la etapa de la Revolución). Por un beso semejante, Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol fue destituido del cargo, mientras que en México el hombre que cobra como presidente, pero que actúa como galán otoñal de telenovela y actor (por cierto pésimo) ni siquiera fue tocado por los medios grandes. Solo los locales y canales en youtube lo hicieron público.
Lunes 13 de noviembre en la noche, en la televisora Canal 40 pasan 7 anuncios políticos seguidos, todos, claro está, pagados con dinero de los mexicanos. Pero eso sí, no hay dinero para los enfermos de cáncer (niños y adultos) quienes en su desesperación tuvieron que cerrar un ingreso a la terminal del aeropuerto de la ciudad de México para ser vistos y escuchados.
Miércoles 15, el reyezuelo de opereta propone tres mujeres para que una sea nombrada ministra de la Suprema Corte de Justicia. El problema no es que sean mujeres, no. El problema de fondo es que todas ellas carecen de carrera judicial, es decir, de la indispensable experiencia ¿Cómo podrían impartir justicia en la instancia más alta del país si ni siquiera entienden semejante responsabilidad? Eso por un lado. Por el otro, se trata de tres empleadas incondicionales de AMLO, lo que de antemano les impide aspirar para el cargo.
También el lunes 13, entre tantas desgracias que laceran este país, asesinan a 91 personas y los medios nacionales guardan total silencio, mientras que en Aguascalientes un crimen pasional entre pervertidos (uno de ellos magistrado electoral —así, con o, no con e, no existe en la Constitución—) ocupó las páginas de todos los diarios y la nota principal de las televisoras por la noche ¿Los otros 89 mexicanos asesinados no valían nada, socialmente eran irrelevantes? ¿Sus vidas no significaban nada para sus familias, amigos, sociedad, gobierno y país?
A tal grado llegó el extravío que los mismos medios clamaban airados por justicia. Ante semejante estupidez cabe preguntarse… ¿Cómo se atrevieron esos medios a pedir ‘justicia’, cuando ellos mismo publicaron en sus notas que el otro pervertido con el que vivía fue el que lo asesinó y en seguida se suicidó? ¿Querían resucitarlo para luego meterlo a la cárcel?
Cómo no alarmarse por la situación de México, cuando la clase política (mucha de ésta, simple fauna nociva, ignorante y mega ambiciosa) en lugar de actuar y hacer actuar al tabasqueño para que haga valer la ley y el estado de derecho, ni se inmuta ante todas las desgracias que ocurren a diario. Tan solo en octubre fueron secuestradas 192 personas en el país (cifra proporcionada por Alto al Secuestro), mientras que los políticos andan perdidos en sus inútiles y onerosas campañas.
Sociedad extraña es esta, cuando sale en masa a recibir una marioneta gigante que según eso promueve la paz y ayuda a los migrantes; en lugar de exigir a sus gobernantes en los tres niveles que lo hagan, que trabajen, que cumplan con sus deberes. En cualquier país democráticamente maduro, tanto el presidente, como varios gobernadores y presidentes municipales ya hubieran caído. Son tan costosos, como inútiles y ornamentales.
A tal extremo ha llegado esto, que el dictador tabasqueño no se ha atrevido a visitar a los acapulqueños, y a los narcos de Badiraguato es la sexta ocasión que lo hace (un día antes de partir para su reunión en San Francisco, ¿extraña señal, no cree usted?).
Aunque por todos lados las cosas parecen estar haciéndose al revés. Gana más un inútil diputado (federal o local) —son pocos los que se salvan de esta clasificación— que un científico o investigador. De hecho, el actual anti gobierno ha atacado con todo su poder la ciencia, la tecnología, la educación, la salud y todo aquello que traiga progreso y bienestar para los mexicanos. El bienestar es un simple slogan político (utilizado incluso en costales de Segalmex repletos de metanfetaminas llevados a Hong Kong).
País desahuciado es este, en el que quien reclama el papel de víctima es el individuo que cobra como presidente, y a las víctimas (que son más de un millón si se considera los pueblos y comunidades de la costa y sierra de Guerrero afectados gravemente por el huracán Otis) las quiere convertir en sus victimarios ¡Ver para creer!
¿Qué nos pasó? ¿Qué hicimos o estamos haciendo mal que lejos de mejorar nos estamos hundiendo? Es tiempo se hacer un alto, de que todas las voces conscientes de la situación se levanten y digan hasta aquí. Ciertamente las elecciones del 2024 son una buena oportunidad para retomar el rumbo, sin embargo, se tiene que admitir que el problema es todavía mayor que un cambio de gobierno. Estamos haciendo mal muchas cosas y urge detenernos a poner orden y las cosas en claro. Disimular lo que sucede lo único que nos ha ocasionado es hundirnos más ¿O usted qué considera estimado lector?
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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