Opinión
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La falsa izquierda que controla el poder en México (pero que no gobierna, sino usufructúa sus beneficios) ha vivido durante muchos años al amparo de una fecha convertida en bandera política: «¡Dos de octubre no se olvida!». Con eso corito tan desgastado, como desconocido en su contenido histórico por la mayoría en las nuevas generaciones, la banda de la auto llamada “4-T” logró hacerse del poder en las elecciones del año 2018.

A sus coritos le agregaron otro más, diciendo a diario su pinocho mayor (que hoy cobra como presidente, pero que nunca ha respondido a semejante responsabilidad ante los mexicanos) que combatirían la corrupción, bandera a la que nos sumamos casi todos, pero que en la práctica resultó una farsa, pues nos topamos con el régimen más corrupto de toda nuestra historia (a su farsa, incapacidad y podredumbre moral, le agregaron hipocresía sin límites).

Haciendo la necesaria conexión entre la fecha señalada en el título del presente comentario, se habrá de recordar que el 2 de octubre de 1968, faltando ya diez días para dar inicio a las XIX Olimpiadas celebradas por primera vez en nuestro continente y correspondiendo a nuestro país ser el anfitrión para tan hermoso evento y enorme responsabilidad ante todas las naciones, los estudiantes de la ciudad de México (azuzados por los rojillos de la URSS) provocaron hasta el hastío al último gobierno emanado de la Revolución Mexicana. Revolución que a los estudiantes defeños no les gustaba, ellos querían una como la rusa, por eso desfilaban continuamente y abajo del balcón presidencial en Palacio Nacional (donde ahora vive el dictador de Macuspana) gritaban y portaban mantas que retaban: “¡No queremos Olimpiada, queremos revolución!

Queda claro que pensaban que las revoluciones se hacen con mantas y coritos, pues cuando el gobierno en turno, harto de las provocaciones y las ofensas, les responde a sus deseos con balas de verdad, las ganas de ser revolucionarios se les acabaron. Se cambiaron por las de plañideras (llanto que les duró hasta las elecciones del 2018).

     Tratando de ofrecer un relato de aquellos hechos, transcribo un fragmento de uno de mis libros, una síntesis de aquella noche dolorosa y aleccionadora:

 

“Ya ha pasado más de medio siglo, lo que les permitiría haber hecho un recuento formal de los sucesos y decesos de esa fecha tomando en cuenta las actas de desaparecidos, defunciones oficiales, así como los partes levantados por las autoridades, y con estos elementos, hacer la lista de muertos con nombres y apellidos…

     Se requiere de eliminar los mitos y las fobias para poner las cosas ante el foco imparcial de la historia, pero tal y como sucedieron, lo que permitiría resolver social y anímicamente un tema que debe ser superado. En este sentido y acerca de los muertos y heridos en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, en el parte oficial los muertos fueron 30 y los heridos 70, así como 1,500 personas detenidas y enviadas al Campo Militar No.1 (Tres cuentos y una historia, págs. 97-98)

 

      El punto focal entre aquella noche en Tlatelolco en la que lamentablemente fueron asesinados 30 jóvenes, es que, si lo comparamos con el actual sexenio de Andrés Manuel López Obrador, todos los días, repito TODOS LOS DÍAS HAY MÁS ASESINADOS QUE EN EL 2 DE OCTUBRE DE 1968. Bajo el actual régimen: un promedio de 129 personas son asesinadas todos los días.

      Y ante tantísima sangre derramada, es decir, más de 230,000 personas asesinadas durante el obradorato (180 mil contabilizadas por el mismo narco estado que nos desgobierna, más otras 50 mil asesinadas y enterradas clandestinamente, las cuales no entran en la contabilidad oficial). Si dividimos los 230 mil asesinados entre 5 años, resulta la cantidad de 47,200 por cada año; 129 por día. Sí, en el sexenio de AMLO el promedio de asesinados diarios es de 129.3, las matemáticas son así. No importa que todas las mañanas el autócrata manipule y maquille las cifras, la realidad exhibe sus mañas y mentiras.

      Pero como dice el viejo dicho popular argentino “la mentira tiene patas cortas” y las masacres diarias que se cometen (y padecen) en México no son atendidas por el que cobra de presidente. Fue bueno, así como su pandilla que le sigue, de salir a señalar año con año la masacre del ’68, lamentable, sí, pero más lamentable todavía las masacres que todos los días se suceden a lo largo y ancho del país, sin haber movimiento estudiantil ni político alguno.

     La ley es letra muerta para el autócrata. De hecho, la repudia (como todos sabemos), de manera que los mexicanos nos hemos convertido en carne de cañón para los asesinos o en esclavos que trabajan como burros para pagarles la extorsión (derecho de piso), so pena de ser asesinados al instante si no entregan el impuesto criminal tasado por ellos.

     A tal punto ha llegado esta violencia criminal, que no sólo Estados como Zacatecas, Veracruz, Chiapas, Sinaloa o Tamaulipas (por señalar los más dañados) lo padecen. El dominio criminal tolerado y fomentado desde Palacio Nacional ha llegado a todos los rincones del país, sin  que la mayoría de la prensa lo señale (empeñada en cuidarse de los embates del tirano).

     Un noticiero televisivo nacional denunció esta semana las enormes y duras extorsiones a los comerciantes del centro de la ciudad de México. Aquí mismo en Guadalajara se escuchan las voces de familias con miembros asesinados y despojados de sus bienes por las bandas criminales sin que los medios digan absolutamente nada ¿Quién denunciaría con una Fiscalía incapaz, indiferente (y quizá corrupta) que no asegura protección ni justicia para los denunciantes?

      Lamentablemente la clase política no está al nivel de las necesidades reales de los mexicanos. El tal debate no lo fue en absoluto. Se trató de una simple pasarela en la que una engreída candidata oficialista se presentó por su linda cara (que no la tiene), mientras que un risueño patiño y esquirol estorbó del todo, en tanto que la candidata de la oposición fue metida en un corsé con cartoncitos estúpidos, cuando en un verdadero debate la realidad y las ideas del gobierno que ofrecen se defienden con argumentos. No los hubo.

     Lo que sí ha habido por más de cinco años son asesinados. Muchos asesinados, pues como se titula el presente artículo “TODOS (LOS DÍAS) YA SON DOS DE OCTUBRE”.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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