Opinión
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La postura digna y fundamentalmente académica tomada por la Universidad de Guadalajara merece pleno reconocimiento. En la semana que concluye se dio a conocer a través de la prensa, que una veintena de agitadores, bajo la supuesta bandera de los palestinos, pretendió, luego de acampar por 24 horas afuera de la rectoría, presionar a nuestra casa de estudios para que rompiera todo lazo con el Estado de Israel ¿Así, o más soberbios? (fuera totalmente de la realidad).

La cuestión de fondo es que las autoridades universitarias, a través del Vice-rector, el Dr. Raúl Solís Gadea, no se dejaron intimidar por estos vándalos que creen que todas las instituciones están sujetas a sus caprichos y modas ‘revolucionarias’ del momento, ignorando, o pasando por alto que las Universidades públicas, además de costarnos una fortuna (muy bien invertida) de los dineros de los mexicanos, su función es educar y preparar para la vida a las nuevas generaciones de estudiantes.

    Para andar de vándalos o maleantes bastaría a esos jóvenes desorientados que se vayan a Sinaloa, Guerrero o Chiapas y no faltará grupo delincuencial que les haga un espacio. A eso se dedican. No producen ni aportan nada al país, excepto problemas, dolor y muerte. Muchas muertes.

Así que venir a nuestra querida Universidad de Guadalajara a pretender instalar un campamento terrorista palestino (promovidos por Hamás) como lo hicieron en varios campus de Estados Unidos y exigir a la Universidad una serie de estupideces (ajenas a sus funciones), además de absurdo, sería una mancha en su historial, un desvío de sus funciones primordiales.

Hace dos semanas se escribió en este mismo espacio un artículo titulado “ESTADOS UNIDOS: CON LOS TERORISTAS EN CASA”, en el que, como se indica, los terroristas de Hamás (lo cual se comprobó por las autoridades de ese país) se colaron a varias de sus universidades, con todo lo que esto significa y conlleva de peligro. Entre las advertencias dichas se reproducen y recuerdan estos fragmentos:

 

“…De entrada, se ha de señalar que gran parte de los jóvenes que han acampado en las universidades no son alumnos de éstas. Son agitadores preparados ex profeso para alterar el orden social y desestabilizar el país; cuestión que de alguna forma están logrando. Sobre todo, si se toma en cuenta que ya se dieron a conocer, que cobraron cierta fuerza, cubriéndose con una bandera, que además de falsa, es mero parapeto para comenzar a dañar esa nación (al estilo del caballo de Troya) y de paso ganar simpatías entre los románticos tontos y los desinformados (que lo son en ambos casos).

      Paradójicamente, en la era de mayor información de todos los tiempos, gran parte de esa misma juventud está desinformada (para no decir ignorante). No lee libros, no lee periódicos, ni revistas de política, es ajena a los artículos de fondo, y no atiende programas televisivos semejantes, lo que les convierte —parafraseando al ya desaparecido Umberto Eco, en “idiotas sofisticados”— ¿Cómo opinar siquiera de un tema del que se desconoce historia, antecedentes previos y actuales, condiciones sociales, políticas, económicas, culturales y religiosas? ¿Cómo emitir una sentencia personal sin conocer medianamente (a fondo es demasiado pedir) lo que sucede, las causas que originaron el conflicto (la invasión a Israel el 7 de octubre de 2023 con el asesinato de 1,200 personas inocentes), qué tipo de grupo es Hamás, cómo piensan, cuáles son sus límites, si viven y aceptan el estado de derecho, y un largo etcétera?

     En el argot comunista del siglo pasado, a los defensores de ese tipo de regímenes los propios comunistas les calificaban como “tontos útiles”. Condición que se está repitiendo en muchos jóvenes del país vecino, que al desconocer del todo la mentalidad musulmana, se convierten en meros títeres, en tontos útiles de grupos terroristas que no titubearían un instante para deshacerse de ellos si lo requiriera su misión”.

 

     En cuanto a los aprendices de fedayines locales, se emberrincharon los nenes, cuando las autoridades de la Universidad pública no se prestaron a sus deseos, que en el fondo no son otros, que convertirse en esquiroles del grupo Hamás, de hacerles el trabajo sucio a los terroristas, pretendiendo pasar como “luchadores sociales”.

    Si tanto es su amor por la justicia, ¿por qué mejor no lanzarse contra las bandas de asesinos que tienen aterrorizado todo México de norte a sur y del Pacífico al Atlántico? Casi 190,000 mexicanos asesinados en lo que va de la dictadura de López Obrador; 50,000 desaparecidos (asesinados, pues, pero enterrados en fosas clandestinas, desmembrados o desbaratados con ácido), mujeres esclavizadas, violadas, comunidades enteras despojadas de su patrimonio y forma de trabajo, así como una larga lista de injusticias claman por quien les defienda de tanta sangre, violencia e injusticia.

     Pero no, es más fácil ser exhibicionista, acampar un día frente a la Rectoría de la U. de G. y en un berrinche manifiesto tan propios de la generación de cristal— exigir con altanería: “Venimos a encararlos porque parece que es lo que tenemos que hacer todo el tiempo porque no tienen la voluntad de que sus vías de comunicación sirvan… es muy reprobable esa actitud de las autoridades, de ignorarnos. Es evidente que le están apostando a nuestro desgaste”, declaró a la prensa una aprendiz de fedayina, que ni siquiera tuvo el valor de dar su nombre (Mural, 24/Mayo/2024).

     Tratando de poner las cosas en perspectiva, la Universidad de Guadalajara no es un país para que rompa lazos con Israel, sus funciones son otras. Además, si se les hiciera un examen de historia, política y religión de esa zona del mundo (causa fundamental esta última de la lucha de los terroristas de Hamás, cuya meta es acabar con judíos y cristianos y convertir a la humanidad entera al islam) lo más probable es que estos aprendices de terroristas lo reprobarían. Conocer parcial o tendenciosamente un tema no lo convierte en verdad. Es necesario conocer cuando menos 2000 o 3000 años de historia de esa zona y, en particular los últimos dos siglos para poder emitir una opinión. Así que, un reconocimiento a la Universidad de Guadalajara por su integridad y firmeza, por no permitir el ingreso a los aprendices de terroristas.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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