Todo ciudadano tiene derecho a trasladarse en el vehículo que desee, que se encuentre dentro de sus posibilidades. El meollo es que si lo hace: ya sea camión, auto, camioneta, moto o bicicleta. Hay reglas viales que se tienen que acatar. No es un asunto opcional. Es una obligación. Punto.
Intentando desmenuzar este ya gravísimo problema (al menos en la zona metropolitana de Guadalajara), se ha de señalar que de uno pocos años a la fecha, menos de una década, el número de motos (y motociclistas) en las calles ha crecido de manera alarmante. No sólo en número, sino por la conducta violenta, anarquista y suicida de este gremio de antisociales. De individuos (la inmensa mayoría son hombres) para los que NO HAY LEY ALGUNA que les diga cómo deben conducir, que reglas viales deben respetar, por dónde deben de hacerlo y por dónde les es prohibido.
Para los motociclistas nada esto existe. Al menos así lo demuestran a diario en la capital de Jalisco, en la que, como se desprende, no hay gobierno, nomás hay quien cobra impuestos, derechos, etcétera (recaudar, pues) pero no quien los someta al orden. Al menos hasta este día (29/Junio/2024)
Calles y avenidas de la zona metropolitana se han convertido en un cotidiano escenario de horror en el que hordas, SÍ, HORDAS de salvajes motorizados se han apropiado de ellas, incluso, de todo aquello que les permita circular (casi siempre a alta velocidad) ya sea pavimento, banquetas, zonas peatonales, carriles de bicicletas, del trolebús, plazas, etcétera.
El deseo de los vándalos con moto y casco es su límite. Para ellos los semáforos no significan nada, como tampoco límites de velocidad, circulan viendo el teléfono celular (y no el tráfico), zigzagueando, cruzando todos los carriles sin cuidado alguno, espantando a los conductores de autos que no los esperan, pues salen por todos lados, subiéndose a la banqueta, jardines, plazas, es decir, cuanto se les antoje hacer y todo para salirse con la suya. Su deseo es la ley (NO LA DE MOVILIDAD, COMO DEBIERA SER).
Los carriles centrales de avenidas como López Mateos y Lázaro Cárdenas, en los que no deben circular motos de bajo cilindraje (las grandes sí, pero en un carril) todos los días son escenario de centenares de sustos y disgustos para los automovilistas, aunque lamentablemente también de accidentes (pasan entre los carros a todas horas y todos los días de manera casi suicida, sin que elemento alguno de la Secretaría de Vialidad (o Movilidad/ Tránsito) les moleste en absoluto.
Dicho sea de paso, los peores, los que están causando los mayores problemas en el pesado tráfico citadino, son las motos de reparto; vándalos que ya ni siquiera se dan cuenta de su conducta delictiva reincidente. Basta con unas horas en un crucero de la ciudad con mucho tráfico, para documentar por cientos los casos de estos salvajes motorizados.
Ciertamente la pandemia permitió la proliferación de pedidos de comida y otros servicios motorizados, sin embargo, ni el Gobierno de Jalisco ni los municipales, han hecho algo para detener semejante plaga. Los motolocos ya se creen dueños de la ciudad. ¿No lo cree usted? ¿o usted funcionario? Deje su oficina y discretamente póngase en algún crucero movido de la Av. López Mateos un par de horas, tome videos, fotos, lo que guste, quedará espantando de tanto desorden y caos.
En el gobierno (Vialidad/Tránsito y Municipios), ¿no hay quien obligue a las compañías de motos de reparto a leer la Ley y leerles a ellos la cartilla antes de entregarles las placas y licencia municipal a estas bandas de delincuentes viales? De advertirles que después de cierto número de llamadas de atención, se cancelan licencias de conducir; y de ser muchos los folios, cancelarles también la licencia municipal.
Es tal la inconciencia de estos vándalos que cada vez son más los que en lugar de traer ropa especial que les proteja en caso de un accidente, andan en chancletas, tenis, con shorts y sin chamarra. Queda claro que no tienen idea de lo que les puede suceder en un accidente, de lo contrario no conducirían de manera tan suicida e irresponsable.
Porque las primeras consecuencias de sus locuras y desobediencia a la ley vial las pagan ellos mismos (aunque por lo general meten en problemas legales a inocentes conductores de vehículos que arrastran en sus locuras viales). Para ilustrar lo anterior, he de señalar que el pasado viernes (21 de junio) circulando por la Av. Arcos e Inglaterra, miré que los servicios médicos estaban atendiendo a un motociclista acostado en el pavimento (ensangrentado), cuadro doloroso que todos los días es visto en Guadalajara. Unas cuadras más adelante, en Lerdo de Tejada y Tepic, otro motociclista era atendido en el suelo (herido obviamente).
De ninguna manera se debe interpretar el presente artículo como un ataque contra el uso de motocicletas. El fondo del tema es otro, de entrada, que las nuevas generaciones de motociclistas (que son miles) deben conocer y respetar la Ley de Vialidad. Segundo: ser obligados a tomar un curso impartido por el gobierno estatal de cómo deben de conducir y comportarse en las calles, y esto, bajo las normas que establece la Ley de la materia.
Ante todo lo ya señalado, es urgente también que se pongan reglas a los que venden motocicletas, lo cual sucede ya hasta en los supermercados. En la actualidad no se requiere para salir a la calle montado en una moto que tener ganas y el dinero. Cuestión que se convierte en las calles en un gravísimo problema vial (que cada vez enluta más familias a causa de las locuras de los motociclistas) y que a final de cuentas nos está afectando a todos. Esperaremos que el gobierno Estatal y los Municipales hagan su trabajo, dicho en otras palabras: cumplan con su deber.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
Email: mahergo1950@gmail.com