En el histórico y famoso debate entre los candidatos Bill Clinton y George Bush (padre), la retórica discursiva del segundo aumentaba regodeándose en sus éxitos en el orden internacional y la guerra contra Irak, por lo que el pragmático gobernador de Arkansas lo para en seco con su famosa frase que resumía el interés real de los norteamericanos: «¡Es la economía, estúpido!»
De igual forma: la retórica discursiva desatada a causa de la REFORMA AL PODER JUDICIAL a lo largo y ancho del país (e incluso en el extranjero), poco tiene que ver con la impartición de justicia y el bienestar del país. La verdadera razón que ha impulsado este innecesario y nocivo intento de reforma, es EL TERROR QUE TIENE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR A PARAR EN LA CÁRCEL y terminar sus días tras las rejas (como sucediera al dictador panameño Manuel Noriega y a muchos otros).
Sus delitos son demasiados, cientos o miles de años no le bastarían para compurgar tantas penas. Lo bueno, tomando en consideración la ley actual, las penas no son acumulables, por lo que la mayor sería suficiente. El punto es que con tantos y tan graves delitos cometidos por el que cobra como presidente (y su banda), el tiempo que le pueda quedar de vida no le bastaría para purgar una sola sentencia.
Lo que no queda duda es que el hombre es astuto, siempre esconde sus verdaderas intenciones para pasar ante los demás por quien no es (ni nunca ha sido). Con una fuerza y obcecación digna de mejores causas les ha vendido (y atrapado) con la idea de mejorar la justicia —porque según él todos en el poder judicial son corruptos— y la inmensa mayoría han caído en el engaño.
Ladino y astuto como siempre ha sido, ha logrado derribar uno a uno los obstáculos y oposiciones a su absurda reforma sin que los grupos de poder le pongan un alto y señalen sus marrullerías y engaños. Su cinismo es de tal magnitud que durante todos estos días y ante la VALIENTE Y CONSTITUCIONAL POSTURA DE LA SCJN, el que fuera fósil de la UNAM, se ha atrevido a querer dar clases de derecho constitucional ¡Ver para creer!
Un estudiante que tardó 14 años para terminar su carrera universitaria, permite ver al parásito que siempre ha sido, a un hombre escaso de neuronas y sobrado de belicosidad y maldad; que se ha atrevido a criticar y opinar sobre competencias y debates constitucionales del más alto nivel, de plano, es el colmo. Su cinismo y atrevimiento son proverbiales.
Sin embargo, es necesario apoyar a quienes se han opuesto con valor a tan ruin deseo, pues de reformar el PODER JUDICIAL como le conocemos, además de acabar con la democracia y la vida republicana, dejaría en su lugar una banda de pelagatos al servicio del tirano en turno (no ha de vivir el tabasqueño para siempre).
Si la banda de senadores y diputados usurpadores (los verdaderos legisladores representan a los ciudadanos; no son empleados del dictador) se salen con la suya y traicionan a los mexicanos cumpliendo a López Obrador su capricho destructor —pasando a la historia con deshonor y vergüenza para sus descendientes— se abrirían muchas puertas. Todas nocivas e indeseables: desde la apertura para que las bandas criminales acomoden a los suyos en la impartición de justicia; hasta dejar entrar a ignorantes que no tienen la menor idea de los procedimientos (amparo, civiles, penales, mercantiles, familiares, laborales, agrarios, etcétera), de las formalidades esenciales de los procesos, de sus tiempos, métodos validos probatorios, alegatos, y por supuesto, la integración de sentencias que además de estar ajustadas absolutamente a derecho, consideren los argumentos y recursos de las partes para dar a cada una lo que es debido conforme a la Constitución y leyes establecidas.
Causando, además, incalculables y gravísimos daños y perjuicios a la vida económica de México al derribar (de llevarse a cabo la referida ‘reforma’) el estado de derecho y la certeza jurídica indispensables para las inversiones ¿quién se atreverá a invertir cuando hay riesgo? Asunto que parece no importar en absoluto al psicópata de Palacio, quien ha desoído todas las advertencias nacionales y del extranjero (anteponiendo su libertad en riesgo al interés total de México)
El gobierno de Estados Unidos —nuestro principal socio comercial— al igual que Canadá, le han dicho de un modo y otro su desacuerdo al respecto y los daños que causaría su berrinche. Reclamo al que se ha sumado la Cámara Nórdica de Comercio (integrada por Finlandia, Dinamarca, Islandia, Noruega y Suecia) y la Unión Europea. Nada. Todo ha sido en vano. El adolescente berrinchudo y canoso nunca dará muestras de siquiera un poco de cordura y entendimiento de la realidad. En su mente perturbada piensa como monarca y actúa como tal.
Enhorabuena, pues, por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por la mayoría de sus Ministros, y en particular por su presidenta Norma Lucía Piña Hernández, por todos los magistrados, jueces, secretarios y demás integrantes de ese Poder Judicial de la Federación que han salido en defensa, no solo del poder que representan, sino de la República misma (ya que de caer ese poder quedaríamos como una simple y vulgar dictadura).
La cuestión de fondo es que esta defensa nos obliga a todos los mexicanos pues el destino del país está de por medio. No son tiempos para tibiezas, ni tampoco indiferencias, ya que si, como se señaló al inicio, la referida REFORMA AL PODER JUDICIAL se debe AL TERROR QUE TIENE LÓPEZ OBRADOR (y muchos de los suyos) A CAER EN LA CÁRCEL debido a sus muchos y gravísimos delitos. Si los mexicanos no nos oponemos y echamos abajo semejante intento de golpe de estado (disfrazado) —ya que de hacerlo desaparecería a uno de los tres que conforman la Federación— la cárcel que desea evitar AMLO nos tocaría a más de 120 millones de mexicanos (a través de la opresión, la pobreza y la pérdida de libertades).
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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