Opinión
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El veneno adictivo que produce el poder ha gangrenado del todo a Nicolás Maduro. Le ha dejado con rabia asesina, ciego ante los resultados electorales, sordo a los reclamos de su pueblo, aferrado a un poder que su pueblo le retiró en las urnas. No le bastaron dos mandatos presidenciales para terminar de sumir en la pobreza y miseria a Venezuela, de acabar de destruir lo que dejó funcionando todavía Hugo Chávez, sino que ahora pretende quedarse en la presidencia no obstante haber perdido las elecciones de manera abrumadora.

     Habiendo demostrado una incapacidad manifiesta para semejante cargo y responsabilidad, el antiguo chofer, mareado por los deleites y privilegios que concede el poder, se aferra con las veinte uñas a una silla que ya no le pertenece, actuando como orate, como fiera con la presa entre los dientes. Silla que en las urnas electorales favoreció a Edmundo González Urrutia con un 67 por ciento de los votos; mientras que al perdedor Nicolás Maduro, apenas recibió un 31 por ciento.

    Cifras avaladas con las actas originales de la elección de julio (2024), las cuales, fueron presentadas oportunamente por el Centro Carter ante la OEA, ya que dicha institución estuvo presente en las elecciones de Venezuela. Sin olvidar que el partido ganador por el que fue candidato ganador Edmundo González demostró ante el Consejo Electoral de ese país el triunfo con las propias actas. Presentando además todos los procedimientos y recursos en esa materia para que le reconocieran el triunfo. Pero como escribiera Don Alfonso Reyes de Porfirio Díaz: “¡No se es dictador en vano!”

     En esta jornada histórica, vista y atestiguada por todos los pueblos de la tierra a través de las televisoras (y el internet) y seguida puntualmente por los medios impresos, la figura, palabras y valentía de María Corina Machado sobresalieron por su indiscutible liderazgo. Una mujer que ha pasado a la historia por su inteligencia, solidez democrática, y valor a toda prueba.

     En cuanto al resultado de las elecciones en ese país sudamericano, el Parlamento Europeo reconoció desde el pasado mes de septiembre a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, igual lo hicieron Estados Unidos, Canadá, Australia, Guatemala, Argentina, Chile, Perú, Paraguay y Uruguay y muchos otros.

      En tanto que el usurpador es apoyado como era de esperarse por los dictadores de Rusia, Cuba, China y Nicaragua. Lo peor del caso es que Claudia Sheinbaum, para vergüenza de México y los mexicanos, se ha sumado a la lista de los chacales que apoyan al dictador y ahora usurpador, enviando un representante a la toma de protesta del perdedor Maduro.

      Queda en claro también, que en este acto de tiranía y usurpación manifiesta, los países autoproclamados libres o democráticos están siendo más que tibios al respecto, permitiendo que el dictador usurpe de nuevo la presidencia (ya lo había hecho con Juan Guaidó). Con el agravante que en esta ocasión se tienen las actas originales y el conteo de sufragios, mismos que señalan absoluta y totalmente, la derrota del chofer Maduro. Bien dice el añejo refrán “el que no tiene y llega a tener, loco se quiere volver”, ciertamente, el chofer se volvió loco. Loco de atar (y peligroso).

     Peligrosidad que aumenta y agrava al tener de cómplice a las fuerzas armadas de su país (peligro que debe a los mexicanos “poner las barbas a remojar”). La ONU ha jugado en esta usurpación a un pueblo miembro, un papel tan bochornoso como inútil, comportándose igual que la fracasada Liga de las Naciones (inútiles y costosas).

    Aunque, como ya se dijo, su brazo la OEA ha participado activamente cuando menos escuchando a las partes y poniendo los hechos a la vista de todos los miembros del continente (y de la comunidad mundial).

    Días de tensión son estos, sobre todo para el pueblo venezolano, al que se le desea, no suerte, porque la democracia no es asunto del azar, sino de legalidades y formas, y Edmundo Gonzales Urrutia es su legítimo presidente, como también Corina Machado la líder moral y política de ese pueblo ansioso de libertad y justicia. que le concediera al primero el triunfo en las urnas. Condena unánime para Nicolás Maduro, esperando que los poderosos de la tierra hagan más que declaraciones y apoyen con lo pertinente y necesario al restablecimiento de la legalidad y la democracia a ese país hermano (Venezuela).

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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