PRESIDENTE: ¡TODO LO QUE TOCA DESTRUYE!
Esta es la razón por la cual millones de mexicanos no queríamos que López Obrador llegara a la presidencia. Su personalidad ególatra, berrinchuda, inmadura y mediocre, alérgica al trabajo y el orden, en suma, anarquista, le convirtió desde siempre en un enemigo para México. Lamentablemente muchos, incluyendo a periodistas e intelectuales, les logró engañar haciéndoles creer que ya había cambiado. Las Sagradas Escrituras lo advierten hace 27 siglos para ser exactos: “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer el bien, estando habituados a hacer el mal?” (Jeremías 13:23).
Empezó deteniendo la construcción del NAICM y destruyendo lo ya construido. Todavía no asumía la presidencia y ya mostró a nivel mundial su manía destructora y dañina, cancelando un aeropuerto de primer mundo con un avance de más del 30 por ciento en su construcción, cuyos efectos de inmediato fueron tres: 1) Privar a México de un aeropuerto de clase mundial que ya necesitaba, 2) Mandar una señal negativa a los inversionistas nacionales y extranjeros del gobierno que iniciaría en unos días, y, 3) causar con la cancelación del NAICM daños económicos al país por alrededor de 331mil,996 millones de pesos, cantidad fijada por la propia Auditoría Superior de la Federación (Forbes, 20/Feb/2021).
Y apenas había asumido la presidencia, cuando dos meses después mandó cancelar las estancias infantiles, condenando a decenas de miles niños al desamparo y a sus madres a la desesperación (al no tener donde dejar a sus hijos para irse a trabajar). Su manía destructora siempre le ha caracterizado: toma e incendio de pozos petroleros en Tabasco, Plantón en pleno Paseo de la Reforma, etc. Que algunos no lo quisieran ver es otra cosa.
Al poco tiempo y sin haber razón alguna, destruyó el Sistema de Adquisición de Medicinas; sistema que costó décadas en implementar y afinar, pero que con defectos y perfectible proporcionaba medicamentos y equipos al sector salud. A partir de entonces, el caos y la muerte han estado presentes en toda la República: niños con cáncer, pacientes con enfermedades crónicas y de urgencia lo han padecido, con su propia vida o con un deterioro grave de la misma.
Llegó la pandemia de coronavirus y el presidente, afirmando que haría el sistema de salud mexicano semejante al de Dinamarca, la realidad es que lo dejó en ruinas. La pandemia demostró que sus mentiras e incapacidad costaron más de 700 mil vidas; más de la mitad de esas muertes se pudieron evitar si se haya actuado con visión científica y no política. Traer ‘médicos’ cubanos para ayudar a su cuate de Cuba solo agregó agravantes a su indolencia e incapacidad (misma que debe ser enjuiciada, junto con el Secretario y el Subsecretario de Salud). Dejó al sector médico mexicano sin medicinas ni equipo enfrentar semejante plaga, pagando también un alto costo con vidas de su personal.
Desapareció la Policía Federal para crear ese inútil adorno llamado Guardia Nacional, que además de costar en el año 2022, nada menos que $ 62,825 millones de pesos, en la práctica no sirve para otra cosa que para sacar a pasear a sus vistosos uniformados; mientras que la fauna criminal crece en número, delitos y daños a las vidas, personas y patrimonios de los mexicanos, sin que la GN le estorbe en absoluto.
Buscando dinero de todos lados para comprar conciencias y votos a través de las dádivas populistas, acabó con los Fideicomisos (para llevarse su presupuesto), dejando al país en muchas áreas importantes e indispensables sin recursos, ni futuro. En su reducida mente es suficiente con que esté bien él y su gente. El país y su futuro no importa.
La ciencia, la tecnología y la cultura (incluyendo el cine) han sido tocados también, y de no detenerse el proceso, serán destruidos: como todo lo que toca este «Atila de Macuspana» que por donde pasa, todo queda destruido.
En cuanto a la justicia no pudo hacerlo peor, ofreciendo a los asesinos “abrazos y no balazos”. En cuatro años más de 130 mil personas han sido asesinadas, decenas de miles desaparecidas (muchos de estas asesinadas y ocultadas en fosas clandestinas o tirados en la nada); un gran sector de empresarios y comerciantes de todos los tamaños y giros son ahora esclavos de los extorsionadores, secuestros, robos, y un larguísimo etcétera. La justicia fue aniquilada. Todo se reduce a impunidad, es decir, abrazos.
Paradójica y absurdamente, López Obrador llegó a la presidencia gracias a la democracia, y ahora busca por todos los medios y mañas acabar con ella. Ni siquiera lo ha disimulado. Su embestida contra el INE ha sido brutal intentando adueñarse de este Instituto para acabar con la democracia y convertirla en una farsa que le ayude a controlar en lo sucesivo las elecciones y perpetuarse él y su gente en el poder.
En síntesis: todo, pero absolutamente todo lo que toca López Obrador lo destruye. Un hombre enfermo de la mente, de corazón malo y carente de entrañas, ávido de poder y adulaciones como jamás habíamos visto desde el otro López (de Santana).
Carente de un verdadero proyecto de gobierno para México (que mejorara nuestra situación y remediara los graves y múltiples problemas), el tabasqueño se limitó a regodearse en el poder y buscar cómo quedarse con él, para sí y para los suyos. Nada más.
La detención en Culiacán del hijo del archi asesino y delincuente el “chapo” Guzmán, exhibió al gobierno de AMLO de cuerpo entero. El poder mostrado por los delincuentes y sus bandas (milicias) de asesinos, dejó en claro el fracaso de los abrazos amloístas. Nomas sirvieron para crecerlos, para hacerles creer que el país es suyo, que son intocables. Posición que el gobierno que venga tendrá que revertir. Poner muy en claro que México es un país de ciudadanos libres, que, aunque tenemos una frágil democracia, es el deseo de la inmensa mayoría de los mexicanos vivir con libertad y bajo el imperio y amparo de le ley. No del terror y los asesinos.
La Cuarta Tarugada (4-T) que pretendió AMLO ya quedó probado que no sirve absolutamente para nada. Al contrario. Se probó y corroboró con dolor, daño y terrible retroceso, que todo lo que López Obrador toca lo destruye. México requiere que se detenga el daño y se vuelva al camino del orden y el estado de derecho. Feliz Año 2023.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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