ATAQUES BRUTALES CONTRA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Desde hace un siglo no se veía en México tantos ataques y hostilidad contra los periodistas y medios como en el actual sexenio. Y aunque el inquilino de Palacio Nacional falazmente dice todos los días que hay libertad de expresión, la realidad es que él mismo ha creado y promovido un clima de linchamiento contra todos los periodistas y medios que le critican. Un hombre incapaz e intolerante, que además de carecer del perfil para ocupar la presidencia, no soporta la crítica cuando su desgobierno en realidad es un absoluto desastre.
Hace 99 años que el presidente Alvaro Obregón, luego de hostigar y amenazar al Lic. Pedro Flores González, director del periódico El Mañana de la ciudad de México (y tío abuelo de quien escribe esta columna), finalmente en enero de 1924, le manda asesinar utilizando al líder de la CROM, Luis N. Morones y sus huestes.
Ciertamente hemos tenido en México etapas de libertad de expresión y otras de censura y persecución contra la prensa; etapas en las que como escribiera don Alfonso Reyes —refiriéndose a algunos gobiernos del siglo XIX—, es la misma posición de López Obrador: “…La doctrina oficial decía: Lejos de nos la peligrosa innovación de pensar”; posición que condenara con severidad nuestro intelectual y gran escritor: “Pensar era una innovación peligrosa. El periódico no había de ser la escuela del criterio. Su misión sería la de sonaja de los hechos; aturdir con la información, no dejar tiempo de pensar, de escoger, de preferir” (Alfonso Reyes y el periodismo). En otras palabras, como el tabasqueño, se desea un periodismo inocuo, que no lleve a pensar a los lectores, que no lleve a otras posiciones o preferencias, que no descubra y exhiba sus míseras políticas públicas.
De ahí la predilección de AMLO por los falsos periodistas (y de algunos verdaderos que han puesto su pluma a su servicio), de filibusteros que en su ambición están participando no solo en los ataques contra la libertad de expresión, sino en la destrucción de la democracia y el hundimiento del país. A estos, a los que saben lo que están haciendo a favor de este régimen destructor, se refería y condenaba Francois de Chateaubriand en sus memorias: “Desgraciadamente, el gran escritor que se extravía propagando ideas funestas arrastra en su caída a muchos intelectos de menos vasto alcance: se parece a esos antiguos déspotas orientales sobre cuya tumba se inmolaba a esclavos”.
Para infortunio nuestro y de nuestro país, López Obrador no cesa en sus ataques contra los periodistas y los medios. El pasado jueves (26/Ene/2023) enderezó sus baterías biliares contra Denise Dresser, Joaquín López Dóriga, Ciro Gómez Leyva y Carlos Loret de Mola, bueno, hasta contra el economista David Páramo lanzó sus furias ya demenciales.
Entre estos mencionados tiene algunos a manera de fijación mental: como es el caso de Loret de Mola, Joaquín López Dóriga, Enrique Krauze, Carlos Alazraki, Carmen Aristegui, Ciro Gómez Leyva, y algunos más, a quienes expone no sólo a la furia de sus fanáticos seguidores, sino incluso de las bandas de criminales y asesinos con los que tiene simpatía y evidentes pactos ¿Acaso ganaron las elecciones del 2021 todos los Estados del Océano Pacífico cuando AMLO y su MORENA han fracasado estrepitosamente como gobierno? ¿No ganaron acaso por la intromisión descarada y violenta de los criminales operando a su favor?
Hemos entrado en el quinto año de esta pesadilla auto llamada 4-T y la estabilidad política del país se hunde en un mar de sangre promovida por una dictadura descarada. Tragedia en la que además de estar destruyendo las Instituciones públicas, la estabilidad política, la economía, salud, educación, y los equilibrios de poder Republicano: han emprendido directa o indirectamente un ataque brutal en contra de la libertad de expresión, utilizando o permitiendo que las bandas de criminales se muevan con toda libertad e impunidad dejando a los mexicanos en total indefensión.
El asalto a la empresa televisora Media Group de Michoacán y el descaro de los delincuentes de pretender extosionarles, de hacerse ‘socios’ de la empresa por la fuerza de las armas, además de inaudito, es una muestra cínica de la impunidad que gozan. Del clima de violencia contra la libertad de prensa y de la libertad de expresión en general ¿Dónde estaba el gobierno federal, el del Estado y los municipales, por qué no hicieron nada para impedir semejante asalto jamás visto en casi un siglo?
En lo que corre del presente sexenio, 63 periodistas han sido asesinados, casi todos con impunidad total. El ataque contra Ciro Gómez Leyva desnuda varias cosas: desde la impunidad que gozan los asesinos (intelectuales y materiales) hasta la línea que se tira desde las llamadas mañaneras en Palacio Nacional, ya que no son ruedas de prensa, sino madrugada de instrucciones que para las huestes de la secta de Morena puedan escuchar las órdenes de ‘arriba’ (utilizando a diario señas con las manos al modo que lo hacen los beisbolistas).
La detención de una docena de personas no significa en absoluto que se haya detenido a los culpables del intento de homicidio contra dicho periodista. Fuera del que se asegura es el gatillero que disparó contra Ciro, los demás fueron detenidos y consignados por otros delitos que nada tiene que ver con el asesinato fallido, lo que les abre la puerta de la cárcel una vez pasadas las presiones mediáticas.
La cuestión es que no hay día que el presidente no ataque desde su púlpito de odio a algún(os) periodista(s) manteniendo un clima permanente de linchamientos contra los periodistas y algunos medios como Reforma, El Universal y la Revista Proceso; presión que intimida y a la larga produce purgas de buenos periodistas que son corridos o empujados a la auto censura, que a final de cuentas, es también el resultado de atacar la libertad de expresión.
La reciente expulsión de Carlos Alazraki del Diario El Universal es otra muestra más del clima de persecución y hostigamiento contra la libertad de expresión. Los mexicanos todos, y los periodistas en particular, no queremos ni aceptamos la posición persecutoria y hostigante de López Obrador en contra nuestra y de la libertad de expresión en general, pues no se trata de una ‘gracia’ gubernamental, sino de un derecho divino y humano inherente a todos los ciudadanos. El tabasqueño ha rebasado todos los límites legales y humanos con sus fobias y locuras, no se diga en su posición abiertamente fuera de la ley. ¡Basta ya!
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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