GRANIER YA MERO ¿Y EMILIO CUANDO?
Nuestro país se encuentra sumido en el pantano de la corrupción. Millones de bucaneros asaltaron el poder público como piratas al buque cargado de riquezas. La filiación partidista es lo de menos. El problema de fondo es que las riquezas no provienen del colchón del ladrón; son los impuestos pagados por un pueblo agobiado por una larga crisis (desde la docena trágica EcheverríaŻLópez Portillo).
Insensibles al dolor y la grave situación que nos tiene al borde del colapso, los saqueadores agregaron pecado a su pecado al llevarse también el dinero de los excedentes petroleros y el recibido mediante préstamos (que originan altos intereses que los acreedores jamás perdonan).
Para no hacer una introducción larga, sobre todo cuando la mayoría de los mexicanos conocen la podredumbre moral de quienes han gobernado el país en los últimos decenios (con sus debidas excepciones), nos abocamos al título del presente comentario.
De frontera a frontera e incluso más allá de las mismas, todos se enteraron de los casi 90 millones de pesos encontrados al ex tesorero de Tabasco, hombre de las confianzas del ex gobernador Andrés Granier, a quien el poder transformó en un monstruo insaciable capaz de presumir por teléfono sus morbosas compras en el extranjero (300 trajes, 400 pares de zapatos, 1000 camisas finas, 400 pantalones, etcétera). Es obvio que los casi 90 millones son apenas uno de tantos saqueos.
Mientras Tabasco se inundaba o los hospitales públicos se quedaban sin medicinas, ¿qué hacía este individuo inmoral e insaciable? No se requiere de mucha ciencia para entender que los recursos federales destinados a las emergencias o para atender la salud pública estuvieron siendo desviados. Lo bueno en este caso es que ya empezaron a enjuiciarlo Żla sentencia social ya está dictadaŻ, se espera por tanto que la averiguación culmine en proceso y finalice en sentencia.
Pero si comparamos las cosas con lo sucedido en Jalisco durante el sexenio de Emilio González Márquez (2007-2013) lo de Tabasco es asunto de novatos. Al menos esa impresión se tiene. “Emilio”, como le gustaba al ex gobernador jalisciense que se le dijera, gastó de manera discrecional la increíble cantidad de $74,000 millones de pesos (Milenio Jalisco, 22/Ene/2013) sin rendir cuentas al Congreso ni a nadie.
Semejante ilegalidad es histórica, única a nivel nacional. En cualquier país en el que medianamente impere el estado de derecho, Emilio y una parte de su séquito ya estuvieran en prisión desde hace tiempo pues no se puede disponer de los recursos públicos como si fueran de negocio propio (el problema de no conocer las funciones del estado y poseer un espíritu ególatra con vocación principesca). Desde el 23 de abril de 2008 mostró su perfil derrochador, entregando ilícitamente del erario un donativo a la iglesia católica por $15 millones de pesos. Dominado por la soberbia y la embriaguez nos ofendió gravemente a los ciudadanos que no compartíamos sus formas ni visión regia de gobernar.
En su embriaguez y desvaríos dejó salir su miserable visión de estado. En la Expo Guadalajara mostró el cheque y nos mentó la madre y al día siguiente en lugar de renunciar o cuando menos disculparse seriamente de sus acciones, le ganó la soberbia y dijo: “…a lo mejor ya se dieron cuenta que a mí lo que digan algunos poquitos ¡me vale madre!, así de fácil, yo sé lo que se tiene que hacer en Jalisco”.
A manera de recordatorio para que este derrochador y mago de los dineros públicos (no sabemos dónde ni cuándo los desapareció o en qué los usó), diremos que regaló: 67 millones para “Espacio 2007”, 141 millones para la telenovela “Destilando amor” y 38.2 “Las estúpidas no van al cielo” (todas de Televisa). Además de 30 millones para la Ruta del Peregrino, 15 millones para el Banco Diocesano de Alimentos, 14 millones para la fiesta “Vive el Tequila” (fiesta que bien pudo tomar como suya), etcétera.
¡Basta de impunidad! México requiere poner orden en las finanzas públicas. No importa qué cargos desempeñen o hayan desempeñado, deben rendir cuentas de lo contrario la cárcel. Nos han hundido en corrupción y deudas por varias generaciones. Para fortuna nuestra hay millones de mexicanos que estamos hartos de tanto latrocinio, de tanto mega saqueador, cínico e inmisericorde. Estamos esperando que los nuevos gobiernos federal y estatal hagan lo conducente.
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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