¿ZAMORA O ALFARO?
El solo pensar que Enrique Alfaro llegara a la gubernatura horroriza, sería como si el Peje llegara a la presidencia. Hombres cuyo perfil es muy semejante. Nacidos y forjados en el PRI, pero que a causa de su enorme egolatría nadie los merece y ningún partido está a la altura de su soberbia, por lo que han decidido crear sus propios partidos o tomar por asalto temporal al que algún día los recibió.
Enemigos jurados de la crítica, nos limitaremos a Alfaro, es capaz de declarar públicamente de la prensa: “quiero ver a todos esos que escriben tantas cosas y dicen tantas cosas de mí, el periódico Mural, al NTR, a La Crónica y todas esas basuras que escriben cosas todos los días” (3/Junio/2017 https://www.youtube.com/watch?
Su autoritarismo y despotismo son proverbiales, pero no está solo, se ha reunido de muchos iguales. Quién no recuerda la expresión vulgar y soez de su mal llamado ‘jefe de gabinete’, un hombre llamado Hugo Luna a quien todos le escuchamos en una grabación que se hizo pública:
─“Traigo en chinga a los constructores. Ya vinieron a chillar. Ya les dije: ¿quieren nueve años de obra pública? Pues chínguenle ya y déjense de mamadas…, (luego le dice a Luciano González): jurídicamente no me las ganan. Si es a putazos me la saco, pero no se trata de eso. Enrique (Alfaro) trae la capacidad de dar un manotazo en el TAE, a quien sea, y tiembla, ya andan los magistrados pidiendo esquina…. Lincho al pinche magistrado. Acaba de salir el coordinador de los diputados de MC (Ismael del Toro)… tengo 14 diputados aquí y 25 en el Congreso federal. Le rompo su madre al magistrado que haga eso. Por cualquiera que mame traigo una lista de amigos que le traen ganas también” (El Respetable/18 feb/2016).
En su arrogancia y carencia de autocrítica, Alfaro considera que los ciudadanos no piensan, que tal ejercicio es algo así como patrimonio suyo, de manera que queriendo congratularse con los jóvenes (de los cuales la mayoría no paga los impuestos con los que se mantiene, y muy bien, el Ayuntamiento) ha achicado las avenidas para dar paso a las bicicletas; pasando por alto que agencias de autos y autos son los que pagan impuestos y generan la economía con la que la sociedad puede salir adelante.
Quitar un carril por sentido a Juan Palomar, a la Av. México y obstruir el ingreso a los negocios, como reducir a carril y medio la López Mateos entre Las Rosas y Lázaro Cárdenas no pareció importar nada a este hombre iracundo e insensible. Quiere llegar a la gubernatura y luego a la presidencia y con eso es suficiente. De ese tamaño es la arrogancia.
La capital de Jalisco día con día se ha sumido en una ola de asesinatos y violencia sin freno, y Alfaro se limitó a vestir de policía a otro ex priísta (con el título de ‘comisario’) sin que nadie pague por tanta sangre derramada, drogadicción sin control, asaltos, robos a casa, negocios, automóviles y cuanta expresión delictiva pueda existir.
Sin olvidar que desde que llegó Enrique Zambrano Villa y Enrique Alfaro Anguiano, la Universidad de Guadalajara no ha vuelto a tener un rector académico, todos impuestos por los expresidentes de la FEG (dueños de la universidad pública, aunque ahora bajo las siglas FEU); experiencia negativa que debe llevarnos a los jaliscienses a no permitir que el Estado quede reo de este nocivo grupo.
Un país o un estado deben ser gobernados por los mejores ciudadanos, por personas inteligentes, maduras, experimentadas y comprometidas con el bienestar del pueblo en su totalidad. En los últimos cuatro lustros hemos padecido en Jalisco y sus principales municipios la llegada al poder de jóvenes engreídos e inexpertos, que además de enriquecerse al punto de perder la cordura en su extravío, han sumido nuestro Estado en la pobreza, en la desigualdad social, en la violencia, impunidad y alejamiento total del estado de derecho. Las clases sociales han vuelto al estado del porfiriato y los grandes avances logrados por los gobiernos de la revolución se han pulverizado ¿Para qué sirve el salario mínimo?, ni siquiera para una comida completa al día para una familia de cinco miembros.
Jalisco requiere en la gubernatura de un hombre inteligente y sensato, sensible a las necesidades sociales, conocedor del derecho y capaz de imponer de nueva cuenta el imperio de la ley. Y de acuerdo a su perfil, Arturo Zamora Jiménez cuenta con las capacidades y méritos para tan importante tarea. No podemos olvidar que sus primeros años en el poder público fueron precisamente en la Procuraduría de Justicia (cuando sí funcionaba).
Ya vimos en los últimos sexenios que la novatez y los buenos deseos lo único que nos produjeron ─además de comaladas de nuevos millonarios, desde y con el erario─ fueron desunión y pérdida de control del poder. No es lo mismo que los gobernantes transiten por las calles haciendo gala de poder, que tener el control del poder.
La arrogancia y la carencia de visión de estado agregaron otro eslabón más a la cadena de ingobernabilidad, agregando varios eslabones adicionales el desgobierno de un dipsómano y derrochador que además de sumir a Jalisco en la corrupción, violencia, la pobreza y el caos, traicionó al partido que le postuló para que ganara el que cobra actualmente como gobernador. Un gobernador cuyo desempeño ha sido verdaderamente pobre. El perfil de la mayoría de sus colaboradores es un reflejo de lo que ha sucedido en el Estado durante este sexenio.
Así que no es por popularidad o encuestas, el destino del Estado está de por medio, de manera que inteligencia, capacidad, experiencia, y visión de estado, son las directrices para elegir al mejor, que por lo que se conoce de los aspirantes, es obvio que Enrique Alfaro no tiene nada que hacer frente a Arturo Zamora. Punto.
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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