ANGÉLICA, ALBERTO, CESAR Y ENRIQUE

Hoy hablaremos de otro tema más amable y positivo. La egolatría de ‘ya sabes quién’ nos asfixia, pretende que todos los mexicanos hablemos a todas horas de él, su soberbia ha llegado hasta el cielo, que sin duda le responderá a su debido tiempo. Mientras tanto, qué les parece si charlamos de cuatro cantantes mexicanos que nos hicieron y han hecho pasar muchos ratos amables, románticos incluso (en su momento, claro, hoy se trata de buenos recuerdos), de personas que con sus voces nos hacen voltear hacia otras áreas de la vida más nobles, que nos permiten esculcar en las bondades del otro, del prójimo, en las acciones, en etapas de la vida ya idas, trayendo buenos, regulares y malos recuerdos, pero sobre todo de los primeros.

     Nos referimos obviamente a Angélica María, Alberto Vázquez, César Costa y Enrique Guzmán que el sábado 27 de octubre se presentaron por última vez en Guadalajara en el Teatro Telmex (un extraño foro construido en terrenos públicos donados a la U. de G., y parece que financiado por la compañía telefónica).

     Se trató de una velada muy especial, los que somos viejos entendemos la despedida de estos artistas de su público local, pues no debe ser fácil hacerlo ¡POR ÚLTIMA VEZ! Cosa que no entendieron bien a bien los chamacos que cubren la sección de espectáculos.

     Su presentación, que no concierto (no son ninguna orquesta o sinfónica) duró alrededor de cuatro horas. Desde su vestuario, pulcro, elegante, adecuado a sus personalidades, público y escenario, todo estuvo bien, mejor de lo esperado, ya que a pesar de la edad de cada uno y los años de carrera, sin excepción, brindaron una velada muy especial. Una despedida afectuosa con aquellos que les hemos escuchado desde hace más de medio siglo por estas tierras de Dios, que compramos sus discos, les vimos en películas y en la televisión.

      Quizá nos faltó nuestro paisano, Manolo Muñoz (oriundo de La Barca, pero se inició aquí en Guadalajara), ya fallecido hace algunos años (en el 2000), de ahí la importancia y trascendencia de verlos juntos y despedirse de nosotros juntos. No nos conocen en lo individual, pero como parte de una generación tan especial, como si nos conociéramos. Compañeros de épocas y hechos compartidos, de educaciones familiares y creencias semejantes.

      Verlos tan bien vestidos, expresarse con propiedad y respeto para el público, rectifico, con afecto, en lo personal, y aunque no quisiera, les comparé con muchos de los artistas actuales: unos, panzones, pelones, desafinados, y vulgares en sus expresiones; mientras que otros, en harapos verbales y físicos vuelven locos a jóvenes a los que muy pocas cosas nos unen. Brechas que día con día se acrecientan.

     Y decía que los que cubren espectáculos en los diarios no supieron lo que sucedió. Los días siguientes a la velada busqué con curiosidad alguna nota y no encontré nada. Al menos no en lo que publican en la red, como si nada hubiera pasado, mientras que cuando se presenta algún grupo de tatuados o de aspecto promiscuo se desviven en promocionarlos (aunque sean unos perfectos desconocidos o canten horroroso). Para mi sorpresa, ocho días después salió una nota de media página con algunas fotos (Mural 4/Nov/2018), pero con una reseña que apenas cumplió con decir que asistieron 10,000 personas, como si lo importante fuese el número y no la calidad del espectáculo ofrecido (bueno incluso en las imágenes, videos y demás elementos escenográficos y técnicos).

 

PABLO LEMUS DEBE RENUNCIAR

 

     Del espectáculo ofrecido por estos profesionales solo resta agradecer y aplaudir, lo merecen. Alberto lo hizo con un pequeño aditamento de oxígeno, quizá a causa de que fue fumador empedernido, Angélica con un vestido que realzaba su belleza y simpatía, mientras que César y Enrique, simpático el uno y relajiento el otro, pero magníficos cantantes los cuatro.

     En cambio, hay otros a los que lejos de aplaudir no es aventurado pedir que renuncien. Después de salir de un evento tan motivador y enfrentarse de pronto con la avenida principal de Zapopan como si se estuviera en una zona de guerra en Siria o Irak (y a media noche), es por demás indignante ¿Por qué la mayoría de los medios no han dicho nada al respecto? Ya terminó en Zapopan la obra de la línea tres del Metro y tal parece que el señor Pablo Lemus (que cobra como presidente municipal, peor todavía, repite en el cargo) no se ha enterado, pues las laterales y casi toda la avenida Laureles se encuentran en un estado verdaderamente desastroso. Y si esto sucede en una avenida tan importante, camino cotidiano para un teatro tan famoso y concurrido ¿cómo estarán las colonias populares y aquellas a las que la prensa no suele visitar?

     Ponerse playera y tenis para salir ante los medios a abrazar a los delincuentes que pintarrajearon uno de los trenes nuevos del Metro, permitió ver el rostro de un demagogo, de un funcionario inmaduro que no entiende la gravedad del delito cometido ¿Cómo esperar entonces que cumpla con sus deberes primarios como es el caso de mantener en buenas condiciones las vialidades? El gobierno federal terminó la obra (que era lo difícil) y Zapopan no ha hecho su parte en esa vialidad, que dicho sea de paso, es la salida natural al Periférico y a todas las muchas colonias y fraccionamientos por la Av. Juan Gil Preciado y la carretera a Colotlán. Alguien con un poco de vergüenza renunciaría para que una persona capaz ocupara el cargo ¿Usted cree que lo haga?

MEXICO, CANDIL DE LA CALLE

     Un país es como una familia, hay prioridades, y el gobierno en todas sus instancias ha salido reprobado en cuanto a responder a las necesidades, pues ha realizado todo un despliegue de fuerzas y recursos para recibir a los miles de centroamericanos que literalmente invadieron el país (muy pocos lo hicieron en la forma debida), pero olvidándose de manera total de los nayaritas que afectados por elhuracán ‘Willa’ de manera grave en miles casos: en viviendas, cultivos, infraestructura y servicios, menean la cabeza en su desconcierto y angustia. No entienden como para los centroamericanos toda la ayuda y para ellos el olvido. Bien advierten las Sagradas Escrituras“porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que es un incrédulo” (1 Tim 5:8).Un tema urgente que hay que rectificar. Primero los de casa.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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