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De no creerse. La corrupción en el actual desgobierno ha llegado al límite de lo absurdo e impensable; a extremos surrealistas que hubieran sorprendido al mismísimo Kafka. Ver que Pío López Obrador, cuyos delitos son conocidos por millones de mexicanos, haya demandado al periodista Carlos Loret de Mola, cae en lo demencial, en lo totalmente irracional.

Hace algunos años, pocos, por cierto, ningún juez cuerdo de la mente le hubiese admitido semejante demanda. La hubieran recibido, claro está, pero desde el acuerdo inicial se la hubiesen rechazado por improcedente y absurda.

     El simple hecho de confundir el daño moral con el daño económico resulta suficiente para entender qué clase de litigio es este, que, dicho sea de paso, sólo se puede entender desde dos puntos muy precisos: 1) Un ataque directo contra la libertad de expresión (y amenaza abierta contra todos los periodistas y críticos al actual régimen autócrata), y, 2) Que bastó la influencia presidencial para recibir semejante bodrio legaloide con fuerte tufo a extorsión.

     De entrada, Pío López Obrador, en lugar de ser detenido y enjuiciado por haber recibido una suma millonaria (que fue grabada por quien le entregó el dinero) supuestamente para la campaña (“causa”) de su hermano Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México —lo cual es un delito—; el delincuente descubierto infraganti se hace al indignado y se atreve a presentar una demanda contra el periodista que hizo público sus delitos ¡Cosas veredes, mío Cid!

     En segundo lugar, la demanda como ya se dijo, es un ataque directo contra la libertad de expresión, que habrá de recordarlo por enésima vez, no es concesión o gracia del gobernante; sino garantía (hoy derecho humano) plasmado y sostenido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Demanda que no debió de ser admitida.

Y en tercero: jurídicamente no procede. Ese tipo de absurdas e intimidatorias demandas millonarias carecen de vía y sustento legal en México. Son propias de la sociedad norteamericana, no de la nuestra.

Los legisladores mexicanos jamás contemplaron siquiera que los vividores o los extorsionadores (como es el presente caso de Pío López Obrador contra Carlos Loret de Mola) hicieran de las suyas con este tipo de cosas absurdas y nocivas.

La primera demanda de este tipo que se conoce, la presentó hace algunos años el expresidente del PRI Humberto Moreira en contra del colega (y amigo desde la juventud del autor de esta columna), el Dr. Sergio Aguayo Quezada, a quien el político demandó por 10 millones de pesos por “daño moral”; demanda que obviamente no prosperó, pero que hizo que el periodista e investigador del Col-Mex tuviera que contratar abogados (y padecer el estrés que los litigios causan).

Ante este tipo de abusos de los poderosos (en el poder público) caben las siguientes preguntas: ¿Qué daño moral se le puede causar a individuos carentes precisamente de moral? (como decía con cinismo el viejo cacique potosino Gonzalo N. Santos: “¡La moral es un árbol que da moras!”) ¿Puede acaso la inmensa mayoría de la clase política en México (sin distingo de partidos) hablar de moral? No pueden, mejor dicho, no deben. Quizá ni una quinta parte de los funcionarios públicos podría legitimar su fortuna. Ya no se meten a servir. Se introducen a la política como bucaneros a enriquecerse y hartarse hasta la indigestión de poder. Lo que es peor y más denigrante ¡a la vista de todos los mexicanos!

     De manera que la absurda y condenable demanda del hermano del presidente debe ser parada de inmediato por el propio poder judicial, puesto que no se trata de ningún daño moral, sino de una amenaza descarada en contra de todos los periodistas.

El daño moral se le causa a una persona íntegra, que vive de manera decente y en sujeción a las leyes (que no es el caso de Pío López). Y la reparación de ese daño no se cuantifica en “millones de pesos” como estos ambiciosos y corruptos pretenden; sino en limpiar de manera pública la imagen de la persona ofendida o dañada en su reputación.

Queda claro entonces, que las fieras del circo, se juntaron con otras de su calaña, para pretender ilusamente por la vía legal hacerse de más millones en un campo que constitucionalmente les está vedado, NO PERMITIDO. Será bueno entonces que la defensa de Carlos Loret de Mola ofrezca entre sus pruebas los libros de Elena Chávez (El rey del cash y El gran corruptor) para que el juez conozca de primera mano cómo se ha hecho multimillonaria esta familia, así como la banda que les rodea ¿o se debe considerar partido político?

México no debe permitir que estas cosas sigan ocurriendo; que el que delinquió demande al que denunció su delito. De seguir así los delincuentes presos demandarán a los policías que los detuvieron y al poco tiempo a los jueces que los procesaron y condenaron. Sirva este absurdo y reprobable acto de autoritarismo (y soberbia desbordada) para poner orden en el sistema judicial mexicano, y condenar —de así permitirlo el estado procesal—: a una condena ejemplar al demandante, pues hasta ahora delinquió, permanece impune, y en el colmo de lo absurdo, hasta se ha atrevido a demandar.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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Por más de cinco años, día tras día, el ciudadano Andrés Manuel López Obrador no ha querido (o no ha podido) comportarse y desempeñar con altura de miras y la dignidad requeridas el cargo de Presidente. Al contrario. El porro anarquista de siempre es al que se ha visto al frente del poder ejecutivo federal, enfocado sus pocas energías a ofender y descalificar permanentemente a todos los que le señalan sus faltas y deficiencias.

      Tanto sus deberes cotidianos como la solución de los múltiples (y cada vez mayores) problemas nacionales han sido omitidos sin razón valedera alguna. Pretender resolverlos con saliva mediante un torrente cotidiano de mentiras (tan absurdas como infantiles) solo ha evidenciado sus limitaciones personales e incapacidad para tan alto cargo. Y es que, no es lo mismo criticar desde la manifestación o el mitin, que resolver desde el poder público. Suelen ser dos cosas por demás distintas.

     El lunes 12 de febrero del presente año, en la colonia Agua Blanca de Zapopan, un joven dueño de un taller automotriz que tenía poco de haberlo iniciado, al NO PAGAR EL IMPUESTO A LOS CRIMINALES (“cobro de piso”) le asesinaron a sangre fría, acabando también con los sueños de una persona inocente, el amor y provisión a su familia, al igual que el trabajo a sus empleados.

      Para desgracia de los mexicanos casos como este suceden a diario en todo el país sin que mueva un dedo el hombre que cobra como presidente cuya enfermedad mental le empuja querer todos los días aparecer en los reflectores como si se tratara de alguna estrella de cine o dios pagano. El pasado día 16 de los corrientes, dos mujeres que se dedicaban a la venta de pollo en Temixco, Morelos, fueron también asesinadas (y otra más herida) por no pagar el impuesto de los criminales ¿No es acaso una esclavitud pagar impuestos a los gobiernos en los tres niveles, y aparte pagar a los criminales? ¿No se convierten las personas en simples esclavos, aunque en apariencia sean ‘dueños’?¿Y el gobierno y el estado de derecho?

      Para desgracia de todos, aun de los que tiene hipnotizados López Obrador, México carece de Presidente. En tan solo cinco años el país se ha estado hundiendo entre la violencia, la corrupción, la total desatención a todas las necesidades públicas (salud, seguridad, educación, transporte, carreteras, infraestructura y un largo etcétera) sin que nadie haga ni resuelva nada. Al contrario: la boca del tabasqueño a manera de molino destruye todo lo que toca. La mesura no la conoce, aunque la anarquía y el caos son su hábitat.

     Todos los días madruga solo para ofender, atacar y destruir. Pero jamás para reconocer, admitir y construir por el bien de los ciudadanos mexicanos, que lo somos todos (y no solo sus seguidores de la secta política llamada MORENA).

     Las manifestaciones del domingo pasado (18/febrero) lo trastornaron aún más de lo que ya estaba, ofendiéndonos a todos los que participamos (y que no pertenecemos a partido político alguno) pero que estamos hartos de su incapacidad, corrupción y mega derroches. En su ira sin control fue capaz de ofendernos diciendo:

 

“Por eso también son las protestas, los enojos, como la manifestación de ayer, porque los que estaban antes, ya sea en el gobierno o ya sea los que se beneficiaban con la corrupción, están inconformes y quieren regresar, y yo también quiero que regresen, pero lo que se robaron”, -dijo además-: …“Se disfrazan de demócratas cuando eran los más tenaces violadores de los derechos del pueblo, dicen, vamos a defender nuestra democracia, ¿cuál es la democracia de ellos? Pues la que funciona nada más como parapeto cuando en realidad lo que había era el dominio de una oligarquía corrupta”.

¿De qué habla este hombre? Este periodista se manifestó en Guadalajara, donde unas 60,000 personas salimos a expresar nuestro repudio a este hombre incivilizado e incapaz de ser y comportarse como Presidente. En la manifestación no vi ningún oligarca, como tampoco funcionarios públicos. Los que sí vi, y éramos todos, eran familias, amas de casa, jóvenes, niños, profesionistas, comerciantes, personas que trabajan y mantienen de pie este país. Expresión popular pacífica en la que no se quebró un solo vidrio, no se hicieron pintas, no se vandalizó nada, y los pocos comerciantes que se atrevieron a acercarse hicieron su agosto pues vendieron como nunca (anexo un par de fotos que tomé).

    En síntesis. No podemos admitir a un hombre enfermo de la mente y del corazón que siga usurpando un cargo de tanta responsabilidad, ya que además de no estar preparado en sentido alguno, esta destruyendo el país a pasos agigantados. Es tiempo que los poderes legislativo y judicial hagan de lado sus grillas políticas y antepongan el bien nacional deponiendo a este hombre, y buscar, mediante lo establecido en la Constitución, la salida legal a este hombre y poner a una persona, que además de tener un mejor perfil, respete a los ciudadanos y el orden constitucional.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

 

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El pueblo mexicano tiene ya mucho tiempo hablando a sus gobiernos sin que atiendan sus reclamos, ni escuchen su voz. En el año 2028 cuando menos 15 millones de votantes, que no simpatizantes, cruzaron la papeleta para presidente a favor de López Obrador; un pseudo político inútil y mentiroso como nadie en toda nuestra historia. Ni Luis Echeverría hizo tanto daño a México como este embustero y destructor lo ha hecho.

     Para desgracia de todos, la mayoría de los mexicanos desconoce (por distintas razones) la realidad política y económica del país, lo cual ha permitido que este hombre nocivo permanezca aún en el cargo. En cualquier otro país, más informado y con ciudadanos más maduros, el tabasqueño no sólo hubiera sido ya destituido, sino incluso procesado penalmente. La lista de delitos y mega derroches cometidos es larga y por demás grave y dañina.

     Sin embargo, este hombre inculto, malvado, enemigo de la ley y el trabajo creador ha contado con una suerte inusual. Se habrá de recordar que cuando en un acto de terrorismo y sabotaje invadió y bloqueó 59 pozos petroleros en 1996, los que amenazaba con incendiar, provocando con su grave delito daños multimillonarios a México, el entonces presidente Ernesto Zedillo le perdonó y detuvo las órdenes de aprehensión en su contra, creciendo a este monstruo que sólo ha hecho daño al país. Nada más.

     Pocos años después, el mismo Zedillo, actuando contra la ley y en perjuicio de la democracia, le permitió contender por la presidencia municipal (jefe de gobierno) del Distrito Federal, cuando su residencia era en Tabasco, lo que le impedía por ley contender por ese cargo. La impunidad en ambos casos le creció. Permitió que este Frankenstein de Macuspana creciera, así como sus daños y fechorías.

     Astuto como es, el tabasqueño entendió y capitalizó el hartazgo de los mexicanos. Su astucia, que no inteligencia, le permitió incluso engañar cual tartufo costeño a intelectuales, escritores y artistas, no muchos, pero suficientes para que le ayudaran a ganar las elecciones de 2018 al vestirse con un disfraz de héroe que no le corresponde, nunca lo ha sido. Las pezuñas le salen de su disfraz.

     López Obrador utilizó las bondades de la democracia para hacerse del poder, aunque para lograrlo se unió con los grupos más disímbolos y opuestos posibles, entre ellos, los delincuenciales (bumerang que en las semanas recientes le tiene enloquecido; aun más que de costumbre). El saber que 170 millones de veces se ha reproducido el tema en las redes de #NarcoPresidenteAMLO le tiene sumido en el terror a ir a la cárcel (aunque por fuera aparente estar enojado).

    Y claro, es para tener terror. Basta que repase el final de Sadam Hussein y Muamar Gadafi, o más cerca, de Manuel Noriega para que pierda toda la calma, que por cierto, no es mucha. Lo suyo es la violencia (de todo tipo), la anarquía, la adrenalina que ese tipo de vida e ilícitos producen.

    Así que LA MARCHA DEL DOMINGO (18 de febrero), como sucedió con la del 13 de noviembre de 2022, y la del 26 de febrero de 2023, al ser una expresión TOTALMENTE CIUDADANA y AJENA A LOS PARTIDOS POLÍTICOS aunque su esencia es de ese carácter y va dirigida contra el gobierno y la clase política debe tener al borde de la locura total a este hombre enfermo, pues sabe lo que ésta representa.

    El solo saber que el verdadero pueblo (que no es él, como en su delirio reclama) sale de nueva cuenta a defender la democracia en todo el país, debe tenerlo sumido en el miedo y el pánico. Y es que, este tipo de individuos que aparentan ser muy violentos y de carácter aparentemente indomable, ciertamente lo son, pero sólo cuando se ven rodeados de poder y ellos lo controlan. Cuando no es así suelen ser cobardes y chillones.

     Ver pasar los días y saber que en esas marchas por todo el país anunciadas para el 18 de febrero en curso saldrán millones de mexicanos a decirle que NO TOQUE LA DEMOCRACIA, que ni se le ocurra, que tiene hartos y hastiados a los ciudadanos con sus derroches, incapacidad, mentiras y desgobierno, lo ha de mantener sumido internamente en el terror.

    Y aunque para calmar sus temores salga a ciertas partes para ser visto en escenarios preparados por el ejército, donde su ego fantasioso y enfermo (de gravedad) le permitan en el ocaso de su malgobierno salir a decir su sarta cotidiana de mentiras, de ataques contra periodistas y escritores, así como a pintar con saliva un lienzo de nación (que solo existe en su mente enferma), la verdad, es que ya es por muy corto tiempo.

     Todo indica que el 2 de junio de 2024 la mayoría del pueblo mexicano le dirá a este destructor que se vaya, que acabó su larga y costosísima farsa. Que su máscara de demócrata le quedó muy grande, permitiendo que el dictador que la traía puesta fuera descubierto. Que es tiempo de rendir cuentas de cara a la Nación. ¡Enhorabuena! Nos vemos en la Marcha en Guadalajara.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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Duele decirlo, pero sobre todo escribirlo en un artículo periodístico. Nunca pensé que llegaría a este punto, durante cuatro décadas, y como lo hace una buena parte de los compañeros de oficio, he criticado en mayor o menor medida las acciones, obras e indecisiones de los mandatarios en turno. Lamentablemente Andrés Manuel López Obrador ha resultado el presidente más nocivo en toda nuestra historia como país, y mira que hemos padecido una extensa galería, pero como él, ninguno.

     Como profesional del oficio siempre procurando el respeto a la persona, enfocando la crítica a las malas o deficientes acciones. Sin embargo, y como es del dominio público, López Obrador ha roto toda institucionalidad convirtiendo la presidencia de la República en un vulgar ring en el que a diario cual matón de cantina ofende y arremete sin recato ni pudor alguno a cuanta persona, institución o gobierno se le atraviesa en su alocada visión de las cosas. Que no de gobierno, pues van ya más de cinco años y no lo ha hecho. Se ha dedicado a disfrutar las mieles del poder, el cual ha ejercido a manera de patrimonio personal (incluido todo el territorio nacional, sus habitantes, infraestructura, dineros públicos y destino nacional).

     A manera de inútil junior en cantina, se ha dedicado a dilapidar los dineros públicos, que, al comenzar a acabarse no ha tenido recato alguno para pedir prestados billones de pesos (que los siguientes gobiernos tendrán que pagar de los bolsillos de los mexicanos). Con mentiras y saliva quiso enfrentar la pandemia, la seguridad (enviando soldados y guardias nacionales a pasear por carreteras y caminos sin enfrentar a las bandas de asesinos jamás); sin tocar los negocios multimillonarios de sus hijos y los amigos de ellos; como tampoco ha tocado ni resuelto los gravísimos problemas de salud, destruyendo el sistema y hablando como Hitler enloquecido de soluciones que solo existen en su mente enferma.

     El meollo de todo esto es la desatención a los graves y urgentes problemas nacionales, que por esta ocasión tocamos uno en particular: ¡La escasez y uso inadecuado del agua! Un problema no atendido en absoluto por el presidente, cuya demencia y síndrome de Hubris le empujan solamente a disfrutar del poder y satisfacer sus deseos personales, por lo que dedica sus pocas fuerzas (nunca ha sido un hombre trabajador) a planear y organizar las siguientes elecciones. Es todo.

     El temporal de lluvias del año 2023 fue muy pobre, las presas y lagos del país se encuentran con menos del 50 por ciento de su capacidad; situación por demás grave, que ni siquiera ha sido causa de mención para el tabasqueño. Claro, en Palacio Nacional no falta el agua.

     Hay muchas presas que apenas tienen el 20 por ciento de agua y otras incluso menos, situación que se traduce en falta de ese líquido en las ciudades o pueblos que dependen de ellas, como también en su aportación al campo.

     Un presidente verdadero no puede desentenderse de que las cosechas de 2023 fueron por demás pobres a causa de la poca lluvia, valga decir que las hectáreas siniestradas fueron 502,550, además de que, por falta de ayuda oficial las hectáreas sembradas en México se redujeron a 16’435,173; la cifra más baja de los últimos años (El Economista, 17/Oct/2023).

     De manera que un grave problema se avecina para muchos Estados del país, problema que no se reduce al uso y disfrute del preciado líquido, puesto que el agua se requiere prácticamente en todas las actividades. Nos enfocamos en tres: El consumo humano en ciudades y pueblos; en la agricultura y pesca; y en la economía.

      ¿Qué van a hacer en ciudades como Monterrey y algunas otras como las del valle de México cuando los sistemas de presas que les abastecen de agua ya no puedan hacerlo? ¿No debió el gobierno federal intervenir mucho antes desazolvando presas y lagos? ¿No debió de trabajar en la reparación de fugas para evitar esos desperdicios criminales? ¿No debió hacer campañas en los medios para que los ciudadanos cuidáramos el uso del vital líquido y se evitaran los derroches?

     ¡No, no hizo nada de esto! El gasto en los medios es solamente para promocionar la figura de AMLO (pagando continuamente encuestas para que inflen su enfermizo ego), para posicionar a Sheinbaum y demás candidatos de Morena, para hablar bien de la 4-T y sus inexistentes logros (en un intento inútil para cubrir su fracaso). Para atacar a la oposición y a los periodistas e intelectuales que cumpliendo con su oficio le critican, gastando millonadas, incluso, en granjas en las redes sociales para atacarles con todo tipo de ofensas y mentiras. A tal punto es la maldad presidencial y sus huestes que pagaron golpeadores en Estados Unidos para boicotear y ofender a Xóchitl Gálvez, actos deleznables en los que agredieron también a Rafael Elías en Nueva York (a quien previamente ya habían golpeado salvajemente en la ciudad de México).

     El tema del agua apunta desgraciadamente para ocasionar gran daño a millones de mexicanos, si bien, de otra, nos dañará a todos. Al haberse levantado menos de la mitad de las cosechas, queda claro que los precios de los alimentos del campo se irán elevando de sobremanera y sin control alguno, pues al gobierno, además de no interesarle, todo pretende resolverlo con saliva de tal forma que la INFLACIÓN que de hecho ya comienza a tornarse incontrolable, para el verano amenaza con salirse totalmente.

      Cebollas a $60.00 pesos kilo, tortillas a $32.00, jitomates hasta $70.00, nopales a $60.00, huevo a $52.00, etcétera, son muestras del peligro que se avecina para la economía de la mayoría de los mexicanos sin que el presidente ni sus inútiles empleados hagan algo para detener la avalancha. Y no se trata de atacar como fieras a los comerciantes. Se trata de buscar medidas y acciones sabias y efectivas que hagan el menor daño y produzcan los mejores efectos en la población. Traer granos del exterior y no ayudar a los campesinos de casa es semejante a un crimen de lesa humanidad.

     ¿Qué espera el presidente y sus empleados (que no gabinete) para adelantarse al estallido del problema y buscar soluciones lo menos dañinas posibles? ¿Qué las bandas de asesinos amplíen a su negocio del huachicol el de las pipas de agua? ¿Qué se desaten peleas entre vecinos y colonias contra los municipios por esa causa? ¿Qué los campesinos bloqueen carreteras? ¿Qué espera López Obrador…? Por eso, justamente el título del presente artículo, pues se trata de un presidente inútil y dañero ¿O usted que considera de todo esto estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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