AYUNTAMIENTO TAPATÍO: FARISAICO E INSENSIBLE
El nivel de la clase política se refleja obviamente en sus líderes en el poder, qué en el caso del Ayuntamiento de Guadalajara, es muy bajo, por decirlo de manera suave. Su desconocimiento de las principales funciones de gobierno es evidente, pues actúan como grupo preparatoriano en grilla, y no como un cabildo integrado por individuos capaces y preparados dispuestos a servir. Su compromiso no es con la comunidad, es con su partido y líderes.
La ingobernabilidad y la calidad de vida de los ciudadanos decrece día con día, hasta sumir en la ansiedad y desánimo a cientos de miles, sino es que millones, y los jóvenes que integran el Cabildo mirando nomás como aumentar los ingresos municipales y cómo prepararse para la próxima elección, sin pensar ni considerar jamás la opinión y visión de los tapatíos.
Y es que, mientras que en lo federal y estatal el ciudadano sufre con un presidente y un gobernador que muestran un día sí y otro también sus limitaciones, acompañadas con frecuencia con la implementación de políticas públicas erróneas o producto de ocurrencias —abriendo las puertas de par en par a la ingobernabilidad a causa de una fauna delincuencial ensoberbecida a causa de la impunidad—; en Guadalajara el presidente municipal, cuyo único mérito es ser amigo del gobernador y persona de todas sus confianzas, mantiene a los ciudadanos en vilo; ya sea porque pueden quedar en medio de una balacera en la que hay peligro de ser privados de la vida, que los pueden privar de sus bienes, vehículos o secuestrar, de ser extorsionados, asaltados, de que se les metan a robar a sus casas (quien esto escribe lo ha padecido por siete ocasiones, la última en diciembre pasado), y el Sr. Ismael del Toro en lugar de afrontar sus responsabilidades de protección y seguridad para los gobernados, voltea para otro lado, y con un desprecio absoluto por sus gobernados (sin considerar si sus decisiones son adecuadas y no dañan a ciudadanos inocentes), apenas atina para continuar un estúpido, fariseo, inquisidor y recaudador programa implementado por su jefe en el trienio anterior.
Poniendo las cosas en perspectiva, en febrero del presente año la asociación Residentes de Chapalita renovó parte de su comité, que, dicho sea de paso, actúan y piensan como rémoras del gobierno municipal, en lugar de velar por los intereses de los vecinos. Al final de dicha reunión, su servidor en uso de la palabra, primero les felicitó por su trabajo, para enseguida hacerles saber dos puntos de total desacuerdo.
En primer lugar, les hice saber que no compartía su optimismo, que la seguridad que ellos elogiaban del Ayuntamiento de Guadalajara yo no la veía en absoluto. Les hice saber las veces que se han metido a robar a mi casa y a las de casi todos mis vecinos, ni qué decir del robo de autopartes, de las balaceras, robos de autos a mano armada, etcétera, etcétera. Cada día estamos peor y no mejora en nada la seguridad. Las caras largas, turbadas o incómodas no se hicieron esperar ¿Qué quieren, que pase lo que pase nos quedemos callados?
El segundo punto no lo esperaban. Pareciera que nuestros representantes vecinales cobraran en la nómina del Ayuntamiento. Sucede que durante la junta se habló del programa «BANQUETAS LIBRES» poniendo dicho ataque contra los ciudadanos ordenados y pacíficos como un gran logro, mientras que con los delincuentes que tienen la ciudad bajo su dominio son totalmente omisos y permisivos.
Los líderes de la colonia obrando como corifeos del gobierno municipal, pretendían meternos en la cabeza que el condenable “programa” estaba en nuestras calles, de allí que les hiciera saber mi desacuerdo total con dicho programa, el cual considero un verdadero abuso, un desatino y atraco poco disfrazado.
Entre otras cosas les dije, y lo digo ahora de manera pública, que no es admisible que el Ayuntamiento en forma farisaica sea implacable con los ciudadanos (en el caso de Chapalita y otras colonias, vivimos casi puros viejos), y con la fauna delincuencial se laxa y no cumpla en absoluto con su trabajo.
En el caso de Chapalita, que sin duda debe ser semejante en otros lados de la ciudad, la omisión y corrupción de algunos funcionarios ha obligado a muchos vecinos a que nos estacionemos afuera de nuestras propias cocheras.No en la banqueta, pretexto que utilizan los genízaros para levantarnos folios por la cantidad de $3,800.00 pesos. Leyó usted bien, $3,800.00 pesos por estar estacionado afuera de su propia casa, no en la banqueta, pues estas las dejamos libres. Sino en la rampa entre la banqueta y la calle.
El fondo de semejante injusticia, propia de Sátrapas, además de inconstitucional, radica en que el Ayuntamiento Tapatío ha estado mirando la paja en el ojo ajeno, cuando tiene la viga en el propio, demostrando sin retoques que lo único que le interesa es esquilmar a los ciudadanos (por no decir ROBAR).
Y es que, le ha concedido licencia municipal a negocios como la ASEGURADORA QUALITAS, a los que antes de concedérselas y como dice la ley municipal, debe obligar a tener sus cajones de estacionamiento para clientes y empleados. No ha sido así, dicha aseguradora tiene una flotilla de cuando menos veinte automóviles, más los de sus clientes, quienes dejan sus autos afuera de las casas del vecindario (fenómeno que se replica por diversas zonas de la ciudad).
En síntesis. En lugar de hacer valer la ley contra estos negocios, en un fariseísmo oprobioso y condenable, se lanzan contra el ciudadano agobiado por delincuentes y violencia, y estando estacionado afuera de su propia casa(la mayoría viejos y no pocos enfermos), sin tapar la banqueta y sin cometer falta alguna: el Ayuntamiento insensible pretende arrebatar a la mala a estos viejos aun lo que no tienen a través de sus injustas e inconstitucionales multas.
El ITESO se vio pésimo y sin sentido de justicia al declarar ante la prensa: “Creo que hay que incrementar el costo de las multas para que le pegue al infractor donde más duele que es en su bolsillo” (Mural, 24/Mar/2019). Queda en evidencia que estos jesuitas no entienden de justicia y misericordia, ni en la teoría siquiera ¿Usted qué considera de este Ayuntamiento fariseo e insensible (y asociados)?
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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