Opinión
Columnas

Dejando a salvo la reputación de los ciudadanos civilizados y observantes de la ley, los oaxaqueños (vivan donde vivan) piden a gritos que se evalúe su estado mental y participación en el contrato social. Y es que desde la llegada de Vicente Fox a la fecha, los oaxaqueños han acaparado las noticias nacionales, casi siempre a través de la violencia y la anarquía ¿Cuándo fue la última vez que nos enteramos de algún avance científico, alguna aportación tecnológica, avance educativo o mejora en los cultivos que haya sucedido en Oaxaca?

De lo que sí nos enteramos desde hace tres lustros son de los desmanes, rapiña y vandalismo de los maistros de la CNTE de Oaxaca (y sus socios de Guerrero y Michoacán), cuyo anarquismo, latrocinios, daños a la Nación y al erario público, así como a los bienes y patrimonio de particulares ha sido hasta el presente el sello de la casa, tolerado por los últimos tres gobiernos en todas sus instancias. En otras palabras ¡impunidad total!

Desde el gobierno de Ulises Ruiz, las tomas y plantones recurrentes del zócalo de la capital oaxaqueña por los maistros vándalos no han parado. Un Estado otrora beneficiado por el turismo nacional y extranjero ha sido destruido en su economía por estos parásitos sociales que escudados en una aparente ideología, no han hecho otra cosa que apropiarse del presupuesto educativo y hacerse del poder en el Estado, colocando a un títere llamado Gabino Cué que en su soberbia lo único que quería en la vida era ser gobernador, pero no para beneficiar a su tierra y su gente, sino para satisfacer su ego (y demás cosas).

Los gobiernos federal, estatal y municipal los han dejado crecer al punto de considerarse dueños del poder y de la situación. Así que el resto de los mexicanos vemos a los rijosos oaxaqueños que un día toman la Universidad local, que de hecho es parte de su feudo, al siguiente asaltan las casetas de las autopistas para robarse el peaje e impedir el paso de los viajantes (violando la Constitución, el Código Penal Federal, etcétera) y al siguiente destruir edificios públicos y prenderles fuego; perseguir a maestros que sí trabajan (son mal ejemplo para los zánganos), cerrar escuelas cuando les pega en gana, no cumplir con sus deberes y hacer del calendario escolar una burla.

Pero no están solos ¡No señor!, el Estado con más municipios del país, 570 para ser exactos (quizá todos quieren ser jefes), a sus relajos se ha sumado el sector salud. No importa que las mujeres den a luz en la banqueta o en el pasto, primero es la causa y defenderse de la explotación ¿No bastaría con renunciar al trabajo? Digo, porque cuando un trabajo no te gusta o no te conviene, renuncias y buscas otro donde tus capacidades sean mejor remuneradas. Al menos es lo que suelen hacer la mayoría de los mexicanos, los que se mantienen dentro de la civilización y la legalidad.

En su “lucha” eterna los oaxaqueños la emprenden contra todo aquel que produce y tiene algo de dinero ¿no será envidia y repudio al trabajo? Asaltan y boicotean supermercados, en lugar de comprarle al señor de la tienda de la esquina. Pero no, la ideología es máscara, carnaval de falacias donde los ladrones andan tras un presupuesto magisterial multimillonario, por lo que se cubren el rostro para cometer sus fechorías.

A los ciudadanos que viven de su trabajo diario y esfuerzo, que son los que atienden el poco turismo que se atreve a visitar el feudo de los maistros, los belicosos de la CNTE los mantienen bajo el dominio del terror, del miedo continuo. Si en verdad les interesara el pueblo cuidarían escrupulosamente las fuentes de trabajo de sus paisanos. Pero, ¿ha visto usted algún delincuente que no sea egoísta?

Por si no fueran suficientes sus incontables problemas, los oaxaqueños a diferencia del resto de los mexicanos, se siguen reproduciendo sin medida. Su exportación no es de autos, bienes o productos del campo; su exportación es de manos, ya sea de obra o para pedir caridad en todas las ciudades del país. Para vender supuestas artesanías (en cofradías tipo mafia capaces de unirse al instante en contra de cualquier autoridad). El disfraz de la pobreza o del indigenismo les ha resultado hasta ahora eficaz, cuando en realidad ninguna de las dos cosas es patente para delinquir.

No repetiré acerca de su situación en San Quintín B.C., ya lo hicimos hace unas semanas. Así que nos limitamos a señalar que la violencia utilizada por los trabajadores agrícolas oaxaqueños en la Península  (con asesores de la CNTE y del PRD) no corresponde a los problemas laborales que pueda haber ni tampoco es el método legal para buscar solución. En todo caso es el sello de los oaxaqueños.

     En conclusión: los oaxaqueños gritan todos los días y a todas horas que son explotados laboralmente, que son víctimas del gobierno, de la SEP, de los empresarios, de Caminos y Puentes Federales, del Ejército, de los dueños de los campos agrícolas, de los burgueses y de cuanta cosa usted recuerde. La lista es larga.

Sin embargo, ¿qué es lo que vemos los mexicanos en los oaxaqueños?: legiones de vándalos que se dicen “maestros” que además de no tener la vocación ni preparación para semejante tarea, son alérgicos al trabajo. Lo suyo es hacerse de una nómina de miles de millones anuales y repartírsela entre una banda de facinerosos que encapuchados asalta casetas de peaje, incendia y destruye edificios públicos, roba autobuses de lujo para transportarse (sus glúteos aburguesados se llenarían de urticaria en camiones proletarios), trastorna el ya de por sí caótico Distrito Federal, roba tráiler y camiones de reparto para luego de vaciarlos prenderles y fuego y lanzarlos contra edificios públicos.

Agreden al ejército y luego lloran como plañideras cuando hay alguna respuesta y corren a esconderse con esa señora inútil y alcahueta llamada derechos humanos (la Constitución mantiene vigentes las garantías individuales), viajan por el mundo quejándose del gobierno y del país. En fin, los oaxaqueños podrán tener una visión de las cosas, pero los demás o al menos la mayoría de los mexicanos tenemos otra, muy otra. En lo personal considero que las víctimas somos todos los mexicanos, que a causa de la impunidad concedida por el gobierno en sus tres instancias a los vándalos de Oaxaca, la inestabilidad ha aumentado, a la vez que se ha deteriorado la confianza en el gobierno al no cumplir este con sus obligaciones y deberes del pacto social, además de otros efectos nocivos ¿O usted que considera estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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Si la opinión hubiese salido de un politólogo, un sociólogo, o de cualquier otra persona se comprendería, no pueden ver cosas que solo se disciernen desde el campo espiritual, de ahí que lo predicado por el cardenal José Francisco Robles sea totalmente inexacto. Ajeno al origen y distante de la verdad.

Así que dejamos espacio a la referida declaración, que es parte de reciente sermón dominical: “El crimen muchas veces se debe, por ejemplo, al no tener una formación, una educación, y al no tener una fuente de trabajo digno, remunerado, justo y estable. El que no tiene esas condiciones… no se siente parte de la sociedad” (Mural, 4/Mayo/2015).

El propio diario que reprodujo parte del sermón del cardenal, interpretó a su modo el fondo del mensaje: “La violencia que vivó Jalisco el fin de semana pasado es una muestra de lo que ocurre con la sociedad cuando falta el empleo y la educación, sostuvo el Arzobispo de Guadalajara”.

Si se tratara de algún ensayo académico o algún análisis de la situación violenta que padecemos los jaliscienses ya se dijo que se entendería. La cuestión es que son conceptos dichos desde el púlpito y por un cardenal. Da pena decirlo, pues no es la intención del autor de la columna rebajar la imagen pública del sacerdote en cuestión, pero lo cierto es que desde el campo bíblico y teológico está absolutamente equivocado. La realidad espiritual es otra, totalmente otra.

El origen de tanta maldad y tanta violencia es la ausencia de Dios en nuestra sociedad. En su epístola a los romanos San Pablo advierte entre otras muchas cosas de la impiedad en las sociedades sin Dios:

 

-“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada… estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades, murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres… (etéctera)” (Rom 1:28-30)

 

Y es que al no tener cabida Dios en la sociedad y en la familia (se habla en lo general, no en lo particular), las barreras y límites que la fe y los valores judeocristianos que le han sostenido por siglos desaparecen y el hombre bestial anuncia con violencia su llegada.

No se puede (ni debe) olvidar el poder transformador de la fe judeocristiana y sus benéficos efectos sociales. La misma Escritura lo advierte una y otra vez, pero a manera de muestra se reproducen dos textos. “En el temor de Dios está la fuerte confianza; y esperanza tendrán sus hijos. El temor de Dios es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte” (14:26-27). “La justicia engrandece a la nación. Mas el pecado es afrenta a las naciones” (14:34) ¿No está acaso México afrentado a nivel mundial a causa del pecado? Quizá este artículo no sea para algunos políticamente correcto, pero sin reconocer la realidad y enderezar el rumbo lejos de mejorar las cosas empeorarán.

Por dos siglos México tuvo millones de ciudadanos sin educación escolar; sin embargo la poca formación religiosa y espiritual que recibían era suficiente para que mostraran su eficacia. El amor a Dios se transforma en el corazón humano en fuente de principios y valores, en tierra fértil para la bondad. Los que nacimos en otras épocas escuchamos decir incontables veces a las personas:“somos pobres, pero honrados”. Orgullo que a manera de blasón portaban y defendían, y no precisamente recibido por los derechos humanos (que ni se conocían), como tampoco por psicólogos, por el gobierno, sino por la fe trasmitida de generación en generación. Eran pobres, pero no robaban, y no porque no tuvieran necesidades y carencias, sino porque su vida estaba cimentada en el mensaje de Jesucristo y su peregrinaje terrenal era preámbulo de la verdadera vida en la presencia de Dios. Concepto doctrinario que mantiene y mantendrá su vigencia mientras Dios exista, que es para siempre.

¿Qué debemos entender por trabajo digno? ¿Ganar un sueldo enorme y alejado de la realidad social? Si fuera así, los políticos y funcionarios de todos los partidos serían la quintaesencia y modelo a seguir, cuando todos sabemos que la mayoría de ellos son corruptos, y lo son desde el momento mismo de auto asignarse semejantes sueldos y prestaciones mientras la mayoría del pueblo sufre para apenas sobrevivir.

No son los sueldos ni los trabajos dignos. En los centros comerciales la falta de empleados tiene años de no ser suplida y la rotación de personal es de apenas dos o tres meses. No duran. Las nuevas generaciones desean ganar sin antes hacer méritos ni comprometerse, así que al carecer de una fe bíblica que conceda fortaleza a su vida, muchos buscan lo fácil y lo cómodo. “El que no es tranza no avanza”, aseguran, como también se dice entre los jóvenes que engrosan las filas delincuenciales “que prefieren vivir tres años como reyes, que cuarenta como bueyes” (refiriéndose a sus padres).

     ¿Cómo podrá vivir una sociedad las buenas nuevas que Dios si le resultan desconocidas? ¿Cómo podrá tener un sentido existencial si nadie le ha predicado el mensaje divino y si lo ha escuchado es parcial y deformado? Para desgracia de nuestro país el cristianismo que se predica poco tiene que ver con el mensaje de Jesucristo. El sincretismo y adiciones ajenas a la Biblia son parte de las creencias de las mayorías que todavía dicen creer en Dios.

Y en esto sí tiene que ver la educación, pero de las Sagradas Escrituras, las que son desconocidas por la mayoría de los mexicanos. Así que mejor ni hablar de las grandes doctrinas emanadas del mensaje divino, son bagaje de unos cuantos cristianos realmente comprometidos (que ni siquiera son respetados por la masa rezandera y sincrética).

El cardenal sabe perfectamente que el verdadero mensaje divino transforma al más vil pecador en un hombre recto, santo, justo. De manera que antes de lanzar piedras quizá sea tiempo de pedir perdón por no dar de comer y beber a los que tienen hambre y sed de Dios, desnudos de toda justicia por cuanto somos una raza caída que requiere de vestiduras que solo Jesucristo (el Mesías) puede concedernos por gracia.

No es entonces la educación, el trabajo digno y remunerado lo que tiene a México hundido en la violencia y la maldad. Es la ausencia de Dios; el haberle sacado de los hogares, de las escuelas y de la vida cotidiana lo que nos tiene en tal condición.La Escritura exhorta al respecto: “Buscad a Dios mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos y vuélvase a Dios, el cual tendrá de él misericordia” (Isaías 55:6-7). El Señor tiene otra manera de ver y mostrarnos la vida ¿no cree usted?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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El domingo anterior visité ese lugar excepcional que es el Instituto Cultural Cabañas. Para quien escribe esta columna es lugar de grandes recuerdos, valga decir que mi madre me dio a luz a solo media cuadra de este magnífico edificio, que por aquel entonces era hospicio. Pero nuestro tema es otro, decía que visité este museo que por sí mismo vale el precio de la entrada (es hermoso en verdad).

Debo señalar que mi recorrido me hizo recordar aquel filme de los años 60 “La agonía y el éxtasis” interpretado por Charlton Heston y Rex Harrison, relativo a la biografía de Miguel Angel y sus obras en el Vaticano (basada en la novela de Irving Stone “El tormento y el éxtasis”).

Sucede pues que de entrada me topé con una exposición que por la impresión sufrida bien se puede considerar “La Agonía” (del Cultural Cabañas). La pobreza artística y visual, mejor dicho la indigencia, llevan al visitante a considerar que las neuronas se extinguieron en ese majestuoso sitio, en el que después de admirar los murales de Orozco cualquier otra cosa se empequeñece o borra de plano si carece de arte.

Imagínese usted, entrar y ver en la susodicha exposición una pila de trapos sucios, por allá algunas piedras, en otro sitio algunos alambres chuecos en fila, un bastón de colores en alguna esquina y en otra un montón de tierra (y demás mafufadas por el estilo). Bueno, se necesita de estar tonto para admitir que semejante farsa es arte. Recorrer las salas de ésta dizque exposición lleva a la conclusión que el Cabañas va en caída libre. En agonía.

Por fortuna no es así. En el lado izquierdo del recinto sus salas albergan una exposición magnífica: ¡La obra del arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez! Un verdadero genio, que entre sus muchas obras se encuentra el Estadio Azteca, el Auditorio Nacional, etcétera, aunque su legado artístico a través de la arquitectura se encuentre disperso alrededor del mundo.

Cuando los que fuimos testigos de las Olimpiadas de 1968 en nuestro país, entramos a la sala donde se encuentran los posters y toda la parafernalia utilizada en esos juegos, de los que por cierto Don Pedro Ramírez Vázquez fue el presidente del Comité Organizador, la emoción y la nostalgia son enormes (no permiten tomar fotos). El arte y creatividad plasmados en tan diversas expresiones que van desde posters, ropa, quioscos y demás, son rico legado y testimonio fiel de una generación de gigantes en extinción (el trazo y dibujo magistral de Abel Quesada también está presente en esa exposición).

Descubrir en otra sala entre sus muchos y brillantes trabajos, el proyecto que Ramírez Vázquez presentó para el Bicentenario de la Independencia de México y ver que fue rechazado para dar espacio a ese mamotreto llamado “Estafa de Luz” (perdón, Estela de luz), en verdad indigna. Es inadmisible que un proyecto incluyente, que cumplía con el motivo de su construcción y en el que compartían espacio peatones, autos y áreas verdes a través de una construcción propia de un genio, haya sido descartada para dar paso a una cosa sin utilidad alguna (que fue proyectada en 200 millones de pesos y costó al final 1,400).

En la exposición se admiran proyectos de obras monumentales presentados para diversos países por Don Pedro, así como joyería, piezas de cerámica y vidrio que permiten gozarse con semejante inteligencia (tal pareciera que el reparto de neuronas de ese nivel se acabó; aunque sobran las de engreídos y bloferos)

Finalmente un quiosco original de las Olimpiadas de México ’68 que se encuentra en uno de los patios al concluir la gira por esta exposición (en los que bellas edecanes entregaban folletos y proporcionaban información) es una verdadera obra de arte y buen gusto. Lo dicho: después de la agonía y sufrimiento de una exposición horrenda (instalada en el ala derecha del Cabañas), el ala izquierda de este señorial recinto compensa sobradamente la visita al grado de producir el éxtasis (a causa del genio creador).

 

¿CENSURA EN LA RED?

     Después de tres décadas de ejercer el periodismo pensé haberlo visto todo en cuestión de censura. Me equivoqué. He sido censurado en periódicos, revistas, en la televisión y en la radio. Pensé con ingenuidad que en la red se acabaría esta nociva plaga pero tal parece que no es así. Desde el domingo pasado (26 de abril) la compañía Microsoft me ha estado fastidiando mi correo Hotmail. Todos los días me han hecho la vida imposible para poder entrar y molestias sin fin para recuperarlo, y por si no fuera suficiente, el jueves 30 de abril fue quitada Análisis y PROPUESTA de la red ¿Coincidencia o censura? Esperemos que sea lo primero de lo contrario el tan temido Big Brother imaginado por Orwell ya apareció.

 

2º ANIVERSARIO

     La última semana de abril Análisis y PROPUESTA celebró su 2º Aniversario en este nuevo formato. Agradezco profundamente el interés de los 49,557 lectores que en este año se han tomado el tiempo para visitar y conocer los 52 artículos publicados, como también mi gratitud a las Autoridades y compañeros de oficio que han sabido pasar por alto los errores y compartir también unidad de criterios, enriqueciendo así la libertad de expresión y el civismo.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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El nivel y los postulantes de la presente campaña política en el país quizá carezcan de un referente histórico. Durante el período revolucionario muchos de los candidatos no fueron a la escuela, carecían de una formación política adecuada, sin embargo no pocos de ellos habían arriesgado su vida por la causa, incluso en varias ocasiones. Los actuales no arriesgan nada, ni su reputación, pues carecen de tan valioso patrimonio. Miseria moral, cinismo y ambición parecen ser carta de presentación generalizada.

      A final de cuentas es de admirar que el payaso “Lagrimita” pretendiera contender por la presidencia municipal de Guadalajara, pues cuando menos lo intentó dentro de su oficio. El problema en todo caso son los centenares de payasos y mamarrachos que aspiran a un cargo público o una representación popular, sin más activos que su ambición económica y egolatría sin medida.

Las televisoras se han dado vuelo (la radio igual) presentando de manera machacona, vulgar y sin ningún contenido, a una galería de próceres que desconocidos o muy conocidos (que en muchos casos es lo peor, que sean tan cínicos cuando el pueblo todavía se pregunta cómo es que no están en la cárcel) ofrecen su sonrisa de hiena y hasta se atreven a hablar de corrupción. No es posible que permitamos tanta ofensa los mexicanos.

Un expresidente municipal panista de Guadalajara que anda de nuevo pretendiendo el cargo, se olvida las mega tranzas que se hicieron en su trienio. En una aparente remodelada del centro de la ciudad (de chile, mole y picadillo por cuanto entregó las obras a decenas de constructoras y cada una hizo lo que le vino en gana por lo que no hubo uniformidad) cobró a 1 (un millón) de pesos cada banqueta por cuadra. ¿Si esto no es corrupción dígame usted lector como le calificamos?

En su arrogancia y como si los ciudadanos estuviéramos tontos, se puso a cambiar las banquetas de la Avenida Vallarta como también las de Chapultepec, las que jamás terminó, pero el cobro multimillonario fue puntual ¿Cómo pueden grabar anuncios televisivos con sonrisas y criticar a los otros contendientes? ¿Cómo pueden ofrecer seguridad si con ellos se perdió la que teníamos?

No son pocos los postulantes que han recurrido a los spots musicales, aflorando lo más naco y vulgar que se haya visto en la historia de México. Bueno, uno hasta con botas picudas y largas como desarmador bailando de forma tan chocante que no faltan ganas de lanzar piedras contra el televisor. Otros a ritmo tropical o de las bandas de panzones norteños que gustan a los narcotraficantes, exhibiendo todos, sin excepción, la miseria política que se nos ofrece y que dicho sea de paso es del todo desalentador ¿Para qué salir a votar con esos improvisados buenos para nada? ¿Podremos salir del hoyo en que nos encontramos con esa caterva de facinerosos y vándalos metidos a dizque políticos?

La política es un oficio demasiado serio y requiere de mentes brillantes, no de esta chusma de bucaneros. Hace unos días el quirófano del hospital del IMSS de la Av. Washington y Chapultepec (Guadalajara) estuvo cerrado varios días a causa de una plaga de moscas ¡Sí, leyó bien, de moscas! Los ductos del aire acondicionado no servían y el calor hizo que se multiplicaran estos insectos que acaban al instante con la esterilización del quirófano más sofisticado.

¿No podrían los candidotes ceder una media hora de anuncios a nivel nacional? Con ese dinero es probable que se arreglaran los desperfectos y deficiencias de todos los quirófanos del IMSS, ISSSTE y Hospitales Civiles del país. El multimillonario derroche de las campañas tanto en publicidad electrónica, como en periódicos, espectaculares, mochilas y demás, supliría y paliaría de inmediato muchas de las carencias y necesidades nacionales.

Es inadmisible y totalmente reproblable que se dilapiden los dineros públicos de esa manera. Si los gobernantes y los ahora candidotes supieran como se gana el dinero en la calle de manera honesta, detendrían de inmediato sus dispendios pues lo cierto es que con un par de semanas las campañas políticas sería más que suficiente. Total, para lo que tienen qué decir y ofrecer, con media hora les sobra tiempo. Lo demás es rollo, demagogia y cinismo.

Así que nos despedimos con un texto del filósofo argentino José Ingenieros, que describe de cuerpo entero a esta plaga de héroes patito que gratis nos saldrían caros (en los cargos públicos y cobrando no se diga) pero que lamentablemente se harán del poder y los dineros públicos en poco tiempo y el partido es lo de menos, puesto que no hay de donde escoger: “Políticos sin vergüenza los hubo en todos los tiempos y bajo todos los regímenes; pero encuentran mejor clima en las burguesías sin ideales. Donde todos pueden hablar, callan los ilustrados… Cuando el ignorante se cree igualado al estudioso, el bribón al apóstol, el boquirroto al elocuente y el burdégano al digno, la escala del mérito desaparece en una oprobiosa nivelación de villanía… Esa chatura moral es más grave que la aclimatación de la tiranía; nadie puede volar donde todos se arrastran. Conviénese en llamar urbanidad a la hipocresía, distinción al amaneramiento, cultura a la timidez, tolerancia a la complicidad; la mentira proporciona estas denominaciones equívocas. Y los que mienten son enemigos de sí mismos y de la patria; deshonrando en ella a sus padres y a sus hijos, carcomiendo la dignidad común” (El Hombre Mediocre, Editores Mexicanos Unidos, págs. 154-155).

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Correos recibidos: Andrea Platner de Los Angeles Calif., Maria Elena Gómez, de mi amigo Uriel Santana (La Paz B.C.), así como de mi hermano Juan José. Gracias por sus palabras.

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