Opinión
Columnas

Hay grupos políticos y estudiantiles, sindicatos y mafias pseudo magisteriales (CNTE) que dicen “luchar” por el bienestar de México, sin embargo sus hechos demuestran exactamente lo contrario. Un repudio manifiesto por el orden y las instituciones, un rencor no disimulado contra la sociedad. En sus actos anárquicos cargados cada vez de mayor violencia exhiben sin recato ni rubor su insatisfacción interior, que aunque la maticen y asocien con “causas sociales”, lo cierto es que su compromiso social es inexistente. Sus hechos lo demuestran. Están llenos de odio y resentimientos.

Un país es como una familia, se construye y sostiene trabajando en unidad y estos vándalos, que cada vez se cuelgan solitos el letrero de delincuentes, por lo general son alérgicos al trabajo. Saben destruir, pero no saben construir (por eso destruyen, porque desconocen el valor de las cosas y el esfuerzo que cuesta hacerlas).

Cada vez son más violentos, cínicos y atrevidos. Los mexicanos que trabajamos para sacar adelante el país y a nuestras familias les vimos este miércoles (19/mar/14) destruyendo parcialmente un centro comercial en Oaxaca, que dicho sea de paso, se ha convertido en el paraíso de estos vividores con el amparo y beneplácito de un gobernador inútil: ¡el señor Gabino Cué!, hombre ególatra que no descansó hasta llegar al poder ejecutivo estatal, simplemente para mostrar su incapacidad. El jueves secuestraron camiones y bloquearon la Central Camionera local, perjudicando gravemente a viajeros y empresas.

Apelan a los derechos humanos y no respetan los de los demás. Exigen obras, beneficios y participaciones federales y no pagan impuestos ¿Cómo, si no trabajan?, si bien la mayoría de estos zánganos cobra como maestro, sindicalista, asesor, o en cualquiera de las variantes encontradas por estos parásitos sociales que no producen nada excepto problemas.

Condenan y se desgañitan contra la represión, cuando han sido ellos los que reprimen a los policías (que los últimos gobiernos los han exhibido como tontos y seres de utilería, despojándoles de toda dignidad) y amedrentan a la sociedad. ¿Qué ciudadano se atrevería a confrontar a estos vándalos criminales luego de observar como quemaron al trabajador de una gasolinera en Guerrero y quedaron impunes?

¿Quién se atrevería a reclamar su salvajismo si los últimos gobiernos se han mostrado temerosos? ¿Acaso un ciudadano digno y pacífico se atrevería a hacerlo sin arriesgar su vida? Soberbios e intolerantes no soportan el criterio ajeno, carecen de la capacidad de diálogo. Pedir argumentos y debate dentro de un marco de orden y respeto es experiencia ajena para estos grupos pues son del linaje de los Chávez y los Maduro. De los que se dicen de “izquierda” pero tan solo los sostiene su odio y resentimientos (y ambición no disimulada por los dineros públicos).

Mientras que cualquier joven egresado de la universidad, llámese ingeniero, médico, abogado, dentista, etcétera tiene que abrirse campo en la vida a través del esfuerzo, conocimiento y deseos de trabajar; los vándalos que dizque se “forman” en las Normales rurales exigen plazas automáticas ¿Automáticas? ¿Así es la vida de sencilla? Por lo que se aprecia la materia principal es “guerrilla urbana” pues saben inmediatamente como fabricar barricadas, secuestrar autobuses, pintarrajear consignas, lanzar bombas molotov ¿Qué podrán enseñar a los niños estos salvajes que no sea el cobre y su miserable cosmovisión?

En mis tiempos, cuando era joven, ser guerrillero se jugaba el pellejo. Algunos de mis amigos de la universidad perdieron la vida y otros pasaron largas temporadas en la cárcel, pero ellos creían en sus ideales comunistas y estaban dispuestos a jugársela. Estos vándalos no. Su ideología se limita a destruir, a llevar su “lucha” para adueñarse del presupuesto y de lograrlo (con o sin el Peje), tomarnos a los ciudadanos de simples rehenes por dictadores de una opereta de la peor ralea. Venezuela es el prototipo.

Es tiempo que los mexicanos revisemos el contrato social, que en nuestro caso se llama Constitución Política y asumir cada quien sus responsabilidades. El gobierno en sus tres niveles debe entender que la ley está para cumplirse y que quien la viole y rompa el orden social sea sometido. Eso no es represión, se llama estado de derecho.

En mi tesis profesional escribí hace ya cuatro décadas la urgente necesidad de reglamentar marchas y manifestaciones. En lo personal veía que de no hacerse, este derecho amparado en el artículo noveno constitucional se convertiría en un grave problema social. No hubo respuesta.

Las marchas y manifestaciones deben ser el último eslabón en las necesidades y el reclamo social. Después de haber agotado todos los canales, de luchar contra la sordera o indiferencia gubernamental entonces, y solo entonces, recurrir a este derecho tan indispensable. Lamentablemente dejaron que se convirtiera en el arma predilecta de chantaje de los vividores del sindicalismo y la política de la peor ralea. En la capital del país calles como el eje Paseo de la Reforma, Juárez, Madero son ahora el manifestódromo oficial, destruyendo la economía de los negocios y comercios de la zona (entre otras muchas cosas).

La sociedad en su conjunto deberá, si es que queremos realmente retornar al sendero de la paz y la concordia social, reconocer sus deberes. Entender la comunidad mexicana como un enorme panal donde cada quien asume sus responsabilidades y ejecuta sus labores. Fray Servando Teresa de Mier, el abuelo de la Independencia, señaló en una de sus encendidas arengas (1813) un texto del cual tomamos un fragmento que nos debe llevar a una reflexión de unidad nacional y con esto concluimos:

-“No demos lugar a que nuestros descendientes arrastrándose algún día cargados de cadenas sobre nuestros sepulcros, maldigan nuestras cenizas con justas imprecaciones por nuestra pusilanimidad, imprudencia y divisiones ambiciosas o pueriles ¡Viva la Independencia! ¡Viva la libertad! ¡Viva la república…!”

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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El pueblo mexicano ha sufrido y soportado impotente durante varios sexenios el saqueo impune tanto de los recursos naturales como de los dineros públicos, sobre todo en el foxiato y el calderonismo. En su demencial ambición funcionarios y burócratas se desobligaron a tal punto de sus deberes, que las instituciones públicas se colapsaron, en especial los cuerpos de seguridad, permitiendo que la fauna delincuencial creciera como plaga apocalíptica.

En tanto que varios millones de ingenuos ciudadanos votaron en el 2000 por el hombre más inculto y mentiroso que ha llegado a la presidencia de México, el empresario en quiebra Vicente Fox (cuyo destartalado rancho no lo quiso el Banco por una deuda de 3 millones de pesos) una vez el poder enseñó el cobre, pues lo primero que hizo fue recibir en San Cristóbal al presidente George Bush ¡Claro, para recibirlo lo remodeló invirtiéndole una millonada del presupuesto y creciéndolo en cientos de hectáreas a lo largo del sexenio!

Generoso con los dineros del pueblo, el grandulón en lugar de gobernar una nación sumida en un mar de problemas (aunque habrá de admitirse que no tenía la menor idea de cómo hacerlo, de hecho ese fue su gran pecado, ¡atreverse a lanzar como candidato!) se limitó a ver como acomodaba y enriquecía a los suyos; desde sus familiares hasta los hijos adoptivos de la nación, creciendo la lista con la parentela de Marta, su segunda esposa, en la que quedaron incluidos los hermanitos Bibriesca Sahagún, por tanto, Oceanografía.

Ya nadie habla de los mega tranzas del gobierno foxista. La compra de toallas de $4,000 mil pesos apenas fue un anticipo de la banda de saqueadores que había llegado al poder. Ante la falta de espacio, se recuerda el saqueo de CORREOS DE MEXICO. Cientos de millones de pesos se dilapidaron, llevándose autos y dinero, además de pretender desaparecer la institución para dejar el campo libre a las empresas de mensajería privadas.

El calderonato también hizo lo propio, aunque con mayor sigilo, sumiendo al país en una espiral de violencia jamás vista en tiempos de paz. Ya hablaremos en otra ocasión.

La cuestión es que ante el mal ejemplo los demás partidos en el gobierno (salvo contadas excepciones) hicieron lo mismo. El colapso de la Linea 12 del Metro de la capital exhibe la corrupción generalizada de una nueva clase política, si es que se le puede calificar como tal, cuyo blasón se identifica por la ambición e incapacidad. No se puede entender cómo es que la propia empresa constructora vigilara la obra, cuando existe una dependencia cuya función es precisamente esa ¿Nadie se fijó en los rieles defectuosos ni que las ruedas de los trenes no eran las adecuadas, o los contratistas están evadiendo su error inadmisible que costará cientos de millones al erario? (los daños a los usuarios, la productividad y la economía capitalina son incalculables). Ebrard pagó a unas horas de la inauguración de esta línea 119 millones a un consorcio alemán para que certificara la obra.

En Michoacán, Estado flagelado por la delincuencia y agravado por la descomposición social que aprendió mañas y desvalores en esos años de desgobierno: durante los sexenios de Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy cuya incapacidad es manifiesta, la deuda pública creció hasta los $38,000 mil millones de pesos (superior a la de Coahuila). Es decir, la mayor de todo el país. Una cosa es arengar con la izquierda, pero los millones que derrocharon (y llevaron) lo hicieron con la derecha ¿Alguien ha investigado a estos gobernadores y sus equipos? En artículo anterior señalamos que en amplias zonas de Michoacán ni siquiera había archivos y no existían averiguaciones. Queda claro que por estar llenando las alforjas se olvidaron de resolver los problemas sociales y cubrir sus necesidades, ya que de impartir justicia y procurar la seguridad de la población sabemos perfectamente lo que sucedió.

Jalisco no se puede admirar de nada. Emilio González Márquez se gastó $74,000’000,000 millones de pesos de manera discrecional y hasta ahora el gobierno de Aristóteles Sandoval ha guardado total silencio, mientras que cualquier ciudadano por un adeudo de $1,000 pesos al gobierno es asustado, embargado y obligado a pagar. Dos varas para medir y un estado de derecho que en Jalisco se limita al discurso público.

La Villa Panamericana construida durante el gobierno de “Emilio” es un monumento a la corrupción, el derroche y la nula de entrega de cuentas. Hasta los recursos enviados para los damnificados por el huracán Jova en la costa de Jalisco, Emilio los desvió para los juegos dejando a campesinos y sector turístico costero en la miseria y desamparo. Incluso se atrevió a pedir prestados $885 millones para los damnificados, ayuda que por supuesto jamás les llegó (La Jornada, 18/Oct/2011).

El gobierno municipal del panista Macedonio Tamez donó al empresario Jorge Vergara (al construir el Estadio Chivas) las nueve hectáreas que estaba obligado por ley a entregar al municipio. Saque el lector sus cuentas: 90 mil metros cuando menos a $4,000 el metro cuadrado son una fortuna en un país con tantas necesidades ¿Se las regaló nomás por nomás? Ahora, si se las regaló ¿tenía el presidente municipal semejante atribución?

Hemos vivido en un pantano nauseabundo de corrupción del cual la mayoría de los mexicanos estamos cansados, su pestilencia nos asfixia. El Congreso de Jalisco es otra cloaca, una tras otra legislación (desde que llegó “el cambio” en el Estado) se han dedicado al saqueo tomando la creación y adecuación de leyes como mero pretexto, aumentando la burocracia hasta lo irracional, como irracionales han sido sus sueldos, bonos, prestaciones, ayudas, compras de edificios, etcétera

El cinismo del Auditor Alonso Godoy no tiene comparación ni antecedente en Jalisco. En otras épocas, cuando había gobernadores y la ley tenía valor, este individuo hubiera sido sometido hace varios años y obligado a rendir cuentas. Su desprecio por la legalidad y los ciudadanos agraviados es una bofetada al actual gobierno (al menos cuando se habla de estado de derecho).

Así que las raterías desbordabas hasta el infinito durante el saqueo en el DOCENATO PANISTA (que utilizaron el endeudamiento hasta dejar el país en bancarrota) y continuadas por gobiernos estatales y municipales, son a final de cuentas la causa de tanta impunidad, violencia y corrupción. Ahora bien, hay muchos funcionarios, burócratas y socios en el sector privado que no quieren darse cuenta que ya hay gobierno en México. Que el gobierno federal ha empezado a eliminar la fauna, a poner orden y limpiar la casa ¿Ya era tiempo, no cree usted? El que tenga oídos para oír que oiga.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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Durante casi tres sexenios las riendas de México estuvieron en las manos equivocadas. A partir del gobierno de Ernesto Zedillo el estado de derecho en nuestro país comenzó a debilitarse. De hecho los asesinatos del cardenal Posadas, Luis Donaldo Colosio y Ruiz Massieu durante el salinato, dejaron ver que el orden y la legalidad se habían resquebrajado, que hechos y eventos violentos no vistos desde la época de la Revolución aparecían a manera de presagio anunciando el inicio de una nueva era y la llegada de una nueva clase política, de aprendices de brujos cuyos trucos fallidos traerían sobre México lustros de dolor, pobreza y violencia extrema.
     De Zedillo escribiría en uno de mis libros: “urgidos los mexicanos por un amanecer cálido y soleado… Zedillo nos trae de repente un frío atardecer con nublados que impedían otear hacia delante, resultando al principio casi imposible distinguir el plan de sus patrones, que entre su mucha perversidad, intentan con manifiesto descaro el desmantelamiento total de nuestro país; tanto de la República y sus instituciones, como de la planta productiva nacional” (Análisis y Propuesta, 20 Años de Periodismo Libre, pág. 69)

De Fox señalaba: “Gigante en estatura física, en estatura moral y política fue un enano, genio gris de la simulación y la farsa, torpe destructor de las instituciones y poseedor deleznable de la moral del Tartufo, socio en andadas de Gil Blas e imitador único de Don Catrín; aunque sin las desventuras de este último” (El Hombre que Nunca debió ser Presidente, pág. 11)

Aunque de Calderón mi diagnostico tampoco se apartaría de la realidad: “Amadeo de Saboya fue sincero consigo mismo y con su gente, abdicando a un cargo para el que no tenía la inteligencia y estatura necesarias. Felipe Calderón no lo ha sido. Su engaño y aferramiento al poder han hecho enorme daño a la Patria y sus instituciones… ocioso resulta decir que la población vive aterrorizada intentando hacer su vida ‘normal’… La crueldad de la fauna delincuencial ha subido de tono hasta llegar a límites que ni las bestias salvajes cometerían” (Análisis y Propuesta, 20 Años de Periodismo Libre, págs. 193-194)

Durante los últimos años del desgobierno de Felipe Calderón realicé una recopilación diaria de los principales diarios del país acerca de los crímenes. El resultado es que durante ese sexenio hubo 120 mil homicidios, casi todos impunes, como impunes quedaron los incendios de negocios (cometidos por los delincuentes), las extorsiones, despojos y demás expresiones salvajes y depredadoras de la delincuencia, con o sin organización.

La cuestión es que durante estos sexenios, pero marcadamente en el foxiato y en el calderonismo, las legiones de bucaneros que llegaron al poder en su hambre insaciable de riquezas se abalanzaron sobre los dineros públicos, amafiándose en incontables casos con particulares para el despojo; pero como los ingresos no les fueran suficientes, recurrieron al endeudamiento público dejando a México esclavizado por sabe Dios cuantas generaciones.

En esa orgía de avaricia en la que el dios Mammón se convirtió en su centro de culto, el estado de derecho desapareció y la legalidad cedió el campo a la señora impunidad. Meretriz vulgar, ausente de todo recato y dignidad, al punto que los patos le tiraban a las escopetas, convirtiendo al país en feudo de delincuentes de toda ralea (al amparo y cuidado del poder público); mientras que el ciudadano observante de la ley entró en un túnel oscuro donde el secuestro, despojo, extorsión o crimen le amenazaban a cada paso todos los días. La protección del estado mexicano se convirtió en privilegio de unos cuantos, de gobernantes y ricachones favoritos del régimen. Los demás… los demás pasamos al abandono y desprecio gubernamental.

OCEANOGRAFIA POR FIN ES SOMETIDA AL IMPERIO DE LA LEY

     Así que los ciudadanos nos congratulamos con la decisión del gobierno federal de meter en orden esa empresa dedicada al saqueo de los recursos y dineros nacionales. Durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón esta pseudo empresa, que en realidad era simple escenografía para aparentar legalidad, se dedicó al saqueo multimillonario de la Nación (con la complacencia y aprobación gubernamental) en la que los entenados de Fox, los hermanos Bibriesca Sahagún estaban metidos hasta el cuello. Escritoras valientes como Olga Wornat y Anabel Hernández, así como la revista Proceso y otras publicaciones señalaron largas listas de ilícitos cometidos por Oceanografía sin que los gobiernos en turno movieran un solo dedo.

Contratos amafiados, fraudes, renta de barcos a precios estratosféricos y las formas más burdas y sofisticadas que el ciudadano se pueda imaginar estuvieron presentes en los ilícitos cometidos por esta banda depredadora que operó al amparo oficial. Así que en buena la hora que el Imperio de la ley está siendo restablecido en México.

LAS MINAS EN MICHOACAN

Más de 119 mil toneladas de mineral fueron aseguradas por el gobierno federal ya que iban a ser sacados del país en un negocio sucio, perjudicial y denigrante para la soberanía nacional, como se estuvieron sacando durante casi todo el anterior sexenio ¿Y Calderón no lo sabía? El país ya no se gobernaba con la Constitución y los Códigos Estatales, sino por la ambición de las bandas que oficiales o no, caminaban de la mano con un estado tan ambicioso como ornamental, manteniendo a la población en calidad de rehén.

Cuesta trabajo imaginar los millones de toneladas de mineral que eran sacados mensualmente de manera ilícita por los empresarios chinos y sus socios (criminales) mexicanos con la complacencia de los “gobiernos” del cambio, vaciando el subsuelo dominados por una grotesca ambición demencial y ecológicamente suicida. Bienvenido pues el retorno al orden y la legalidad en México, ¡ya era tiempo!

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

 

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Ríos de tinta y horas y horas de imagen han corrido y gastado a nivel mundial por la detención de Joaquín Guzmán Loera (a) “el chapo”. Gobiernos y medios le han acusado básicamente de las mismas cosas, en tanto que analistas o dizque se han dado vuelo, al punto que la fantasía ha corrido de la mano de la pedantería y la frivolidad, describiendo al detenido como criminal, genio, bueno, malvado, multimillonario, incluso hasta de “don Juan” le han calificado (con dinero todos los seres humanos mejoran su fisonomía).

Los delitos por los cuales se le han fincado procesos son casi los mismos: delincuencia organizada y portación de armas de uso exclusivo del ejército. Como mera observación no se ha escuchado que le finquen los asesinatos de los cientos o miles de personas que se asegura han muerto por su causa (en el calderonato los asesinatos sumaron 120,000 ¿cuántos y cuáles le son imputables?). Como tampoco del tráfico y venta de miles de toneladas de drogas, según se ha afirmado por medios y gobiernos, que realizó durante más de dos décadas.

Sin embargo hay otra lista interminable de daños ocasionados y delitos cometidos por este individuo que nadie ha mencionado. Tal vez el deterioro y decadencia social que hemos estado padeciendo de unas décadas a la fecha ha nublado la vista colectiva. Nadie habla ya de cosas y daños antaño visibles para todos.

Es tal la contaminación de inmoralidad en la sociedad, que el miércoles pasado (26/Feb/2014) algunas decenas de personas en Culiacán se manifestaron pidiendo la liberación del “chapo”, presentando a sus ojos a este archidelincuente como si fuera víctima del estado mexicano. En su extremo absurdo presentaban a este individuo como promotor de empleos ¡Ver para creer!

Lo que no ven estos marchantes inmorales, que a simple vista portan una cabeza, pero totalmente distorsionada de la realidad y carente de principios y sentido común: es que tras de sí este hombre al que presentan como su “héroe”, ha dejado por décadas una estela de muerte y dolor.

La lista de daños y delitos cometidos por el “chapo” (y sus empleados) es interminable e imposible de enjuiciar jurídicamente por cuanto parte de aspectos y situaciones tanto personales y familiares como de intangibles ¿Cómo acusar al chapo de los llantos de dolor de cientos de miles de madres al ver llegar a sus hijos drogados o de plano perdidos por ese veneno maldito? ¿Cómo clasificar como delito los miles de matrimonios destruidos a causa de la droga vendida por su cofradía de malvados, de esposos que destrozaron su proyecto de vida, echando por tierra los sueños de ellos y ellas? ¿Cómo calificar y cuantificar el daño causado a las legiones de huérfanos cuyo padre (o madre) fueron víctimas del chapo, sea mediante el consumo o en las vendettas entre mafiosos en las que por lo general muere mucha gente inocente?

¿Le cargarán al “chapo” los miles de millones que el gobierno mexicano ha destinado para combatirle a él y a los otros gavilleros? Porque de no ser por él, sus compinches y sus enemigos de otras gavillas, esas fortunas se destinarían para hospitales, escuelas, universidades, carreteras, guarderías, etcétera. Nadie señala que los dineros de los mexicanos en los últimos años se han desviado para combatir (durante el foxiato y el calderonato de manera inútil) a estas plagas sociales que tanto daño y sangre han costado, pero sobre todo, acabado con cientos de miles sino es que con millones de familias.

Así que vale recordar el llamado “salmo del drogadicto” escrito por una joven de 20 años que lo dejó durante una crisis en una caseta telefónica de Paris en los años ’70 (una parodia del salmo 23); texto que nos concede una idea del tormento interior que padecen los adictos a ese veneno llamado droga:

 “La heroína es mi pastor, jamás alcanzaré la satisfacción.

   En las alcantarillas me hará caer, y junto a aguas putrefactas me conducirá;

  Destruirá mi alma, me guiará por sendas de perversión a causa de sus efectos.

  Sí, andaré por el valle de la miseria, y temeré todos los males, porque tú heroína estarás conmigo;

  Tu aguja y tu cápsula tratarán vanamente de consolarme, despojarás la mesa delante de mí, en presencia de mis familiares;

  De mi cabeza sacarás la razón, y mi copa rebosará amargura.

  Ciertamente, la pasión de las drogas me atormentará todos los días de mi vida.

  Y en la casa de los condenados moraré por largos días”.

Y aunque las leyes de los hombres no pueden enjuiciar por estos daños y delitos a Joaquín Guzmán Loera, la justicia del Dios Todopoderoso no la podrá evadir como lo hizo del penal de Puente Grande, pues no ha nacido ni nacerá el hombre que escape de esa justicia santa y perfecta.

OTRO ACIERTO DEL GOBIERNO FEDERAL

Se dice que las comparaciones son odiosas, pero si comparamos la sigilosa búsqueda y captura del llamado “chapo” por el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, con los resultados obtenidos durante los gobiernos de Fox y Calderón, no queda más que reconocer el trabajo de inteligencia y efectividad del actual régimen. Una captura impecable y sin disparar un solo tiro. Esperemos que esa misma mano logre corregir los renglones torcidos de Calderón en Michoacán (y eso que es su tierra natal).

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

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