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Los odios y la maldad son recurrentes, dejan salir lo peor de los seres humanos. Ver de nueva cuenta a las bestias de Hamás salir de Gaza e introducirse en Israel (aprovechando la Fiesta de Sucot/Tabernáculos) para asesinar a civiles indefensos, hombres, mujeres, niños y ancianos sin misericordia alguna, para luego entrar a hogares y llevarse rehenes con lujo de crueldad hasta el territorio palestino; exhibe su condición de bestias, ni qué decir de su cobardía.

     Los seres humanos tienen y mantienen patrones de ética y conducta que estos malvados no conocen, les resultan ajenos, son hijos de las tinieblas, producto de los odios, la sinrazón y el fanatismo religioso (como motivo para justificar sus instintos bestiales).

     Hace 50 años, el 6 de octubre de 1973, estando Israel celebrando la Fiesta de Yom Kipur, numerosos ejércitos provenientes de Siria y Egipto invadieron Israel. Como siempre lo hacen los cobardes y a sabiendas que el pueblo invadido estaba tranquilamente celebrando la Fiesta del Perdón (que Jesús celebraba, como también el resto de las festividades de su pueblo; fe que llevada a los pueblos gentiles se transforma en el cristianismo) y que las tropas en la frontera eran apenas un puñado, decidieron invadirle.

     Por el norte, el ejército de Siria atacó con 1,400 tanques, numerosa artillería y miles de soldados. Mientras que por el sur, los egipcios invaden con 1,300 tanques y un abundante ejército (numéricamente superior en varias veces al de Israel). Sin embargo, y contra todos los pronósticos, en tan solo tres semanas Israel logra vencer a los invasores.

     Guste o no, se acepte o no, de manera sobrenatural comenzaron a suceder cosas inexplicables de tal forma que la mano poderosa de Dios se hizo presente para librar a Israel de sus numerosos enemigos. Sus milagros son parte de la narrativa, de la historia de esa guerra invasora en la que tanto los soldados sirios, como los egipcios, veían poderosos ejércitos viniendo en su contra, cuando la realidad es que apenas unos cuantos soldados judíos se les enfrentaban.

      En las crónicas de la época abundan historias al respecto, cientos y miles de soldados invasores huyendo dejando tanques y armas abandonados, ante aquellas visiones en las que un ejército poderoso les amenazaba con destruir (milagros por demás evidentes, pues no había más que unos cuantos soldados de Israel).

     En aquella guerra, como en la de los seis días (1967), Israel venció contra todos los pronósticos ¿Qué sucedió, porque entonces pudieron vencer y los resultados se vieron de inmediato? ¿Qué diferencia puede haber entre 1973 y 2023? Quizá mucha, pero se encuentra en el campo espiritual, de manera que nos limitaremos al mero tema histórico, humanitario y periodístico.

      En el título del presente artículo se menciona a los nazis, es decir, aquellos alemanes que llegan al poder en 1933 (a causa de que el pueblo estaba dividido, los intelectuales distraídos y la juventud indiferente), una banda de ignorantes, violentos y resentidos sociales comandados por Adolfo Hitler, que, como todo tirano, siempre son malvados, asesinos despiadados y promotores de la desunión entre los pueblos.

     Hitler, además de dividir a los alemanes y someter por la buena o por la mala a los disidentes, crea mitos e inventa historias para justificar sus delirios de grandeza, culpando de inmediato a los judíos de todos los males de Alemania y Europa. Viniendo de una crisis económica y moral derivada de la primera guerra, con una inflación desbordada y una sociedad dividida por ellos; los nazis crean un aparato gubernamental de adoctrinamiento (con Goebbels al frente) lavando el cerebro a su pueblo para intentar de inmediato la aniquilación del pueblo judío en el viejo continente. Masacre satánica que casi logra, asesinando en forma masiva y sistemática a 6 millones de hebreos.

      A través del antisemitismo Hitler logra erradicar todo sentimiento de amor y piedad, sembrando en los corazones de los soldados alemanes: odio, maldad y una criminalidad que ni las bestias salvajes son capaces de mostrar. Los testimonios de los sobrevivientes del Holocausto son prueba presente de los horrores cometidos por estos demonios con uniforme alemán.

      Demonios que el día 7 de octubre de 2023 salieron de Gaza comandados por el grupo terrorista Hamás, invadiendo a su vecino Israel para cometer las peores masacres y crímenes contra civiles indefensos jamás vistos. Niños, mujeres, ancianos, jóvenes, incluso mascotas fueron víctimas de estos demonios carentes de todo sentimiento noble o freno humanitario (por eso son demonios, porque están posesos, siendo capaces de cometer lo que un soldado bien formado jamás haría).

     Para mostrar la clase de asesinos que son los de Hamás, se habrá de señalar que tan solo en el kibutz Kfar Aza los milicianos de Hamas asesinaron a 40 bebés y a muchos de ellos les cortaron la cabeza ¿Ni aun así se atrevió López Obrador a condenar a estos terroristas?

      Hace medio siglo aprovecharon que Israel celebraba Yom Kipur. Esta dolorosa ocasión estaba concluyendo Sucot y estaban por iniciar Simjat Tora- El gozo de la Ley, y rompiendo la cercas divisorias, entraron sin que las alarmas sonaran, ni los detectaran los sofisticados equipos de seguridad asesinando ese mismo día a más de 400 personas (incluidos niños, mujeres, ancianos, etcétera), la mayoría civiles, ajenos a toda violencia e indefensos.

     Por eso son terroristas: asesinos cobardes inmisericordes y abusivos con las personas indefensas (baste recordar la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York 11-S del año 2001). Incapaces de enfrentarse a un ejército regular, dan rienda suelta a sus instintos bestiales con personas inocentes y totalmente indefensas ¿Cómo aceptar que existan personas y países que se atrevan a defender a estos monstruos sin entrañas?

     Para desgracia de todos, hoy México, como hace medio siglo, está gobernado por un populista chiflado y ególatra recalcitrante. El de hace 50 años fue a las Naciones Unidas a decir “que el sionismo era una forma de racismo” trayendo consecuencias que ya no viene al caso relatar. El actual, López Obrador, se puso del lado de los criminales, como su amigo Maduro. Pidamos a Dios que sus justos juicios sean contra estos gobernantes habladores, y no contra los pueblos que los padecen. En tanto, los que queremos al pueblo judío, a nuestros hermanos de la Casa de Israel, rogamos al Señor por su paz, bendición y protección.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Hemos llegado a un punto inaceptable, aunque sí entendible. La humanidad ha ido decayendo en muchos sentidos haciendo en no pocas áreas un verdadero infierno, un mundo insoportable para cientos de millones de personas. El problema de las migraciones masivas en nuestro continente es uno de estos infiernos en la Tierra, y es que, buscando la cura geográfica, decenas de millones de latinoamericanos han estado abandonado sus países en un intento por mejorar sus condiciones, pero con resultados totalmente contrarios a lo que estos infelices esperaban.

     Abandonaron sus países de origen (Venezuela, Cuba, Haití, Nicaragua, etcétera), dejando en ellos sus sueños, viviendas, familias, amigos, raíces, todo… para iniciar un largo y terrorífico éxodo que jamás se imaginaron; que escucharon en pláticas, pero que jamás imaginaron que realmente fuese así. La realidad se convirtió en un infierno insoportable.

     En el caso de los venezolanos (y algunos otros sudamericanos de la zona), el infierno comienza en la selva de Darién, en el sur de Panamá. Una zona selvática intransitable a la que le acompaña una fama terrible desde la época de la Conquista misma (esa fue la causa por la que en cinco siglos nadie venía del sur hacia el norte del continente por tierra).

     Uno de esos grandes aventureros españoles, Vasco Núñez de Balboa, deja constancia de ese infierno (el Itsmo y selva del Darién), quien sabiéndose amenazado por la justicia de España, decide mejor morir gloriosamente en una nueva conquista hacia el sur desconocido, que en la cárcel o la horca.

     Uno de sus mejores biógrafos describe la peligrosísima travesía por el Darién: “El 6 de septiembre (1513) comienza la gloriosa marcha a través del itsmo… Los españoles tienen que atravesar las hondonadas bajo el fuego aplastante del Ecuador y vencer el halo contagioso y preñado de fiebre… Desde la primera hora hay que abrir camino en la jungla venenosa y virgen con el hacha y la espada… El calor se torna asfixiante en la pesada y húmeda oscuridad de los árboles gigantescos inundados por un sol implacable… Luego se desencadenan repentinamente aguaceros como cataratas, y los riachuelos más insignificantes se convierten en un abrir y cerrar de ojos, en poderosos ríos… Miles de millones de insectos vampiros martirizan a estos hombres que, cansados, hambrientos y sedientos, avanzan con los pies heridos y las vestimentas deshechas por las espinas…”  (Stefan Zweig, Nuevos Momentos Estelares de la Humanidad, págs. 63-64).

     En el caso de los venezolanos, con poco dinero obtenido de la venta de sus viviendas o ayuda de familiares en el extranjero; la inmensa mayoría de migrantes se lanza a semejante odisea de dimensiones ignoradas en todos los sentidos, ya que, de contar con toda la información, es seguro que cuando menos el 90 por ciento de estas personas no lo haría. Buscarían en sus países de origen otra opción para sobrevivir.

     ¿Tiene sentido alguno arriesgar o perder la vida en una travesía de miles y miles de kilómetros en la que los peligros acechan de una y mil formas todos los días y a todas horas? Viacrucis interminable en el que el hambre, la sed, los rigores extremosos del clima, así como la fauna delincuencial de todos los países, en particular la mexicana, son cosa de todos los días.

     Lo peor de todo, es que los pocos que luego de meses de sufrimientos y peligros sin fin, logran llegar a la frontera de Estados Unidos, en caso de lograr entrar (entregándose a la Patrulla Fronteriza), lo cierto es que en la mayoría de los casos no se van a quedar. Serán expulsados, la mayoría a México y algunos pocos a otros países, haciendo trizas sus falsos sueños, que a final de cuentas se convierte para la mayoría en una horrenda pesadilla. Varados en un país ajeno y peligroso (México), sin dinero, sin proyecto de vida y sin poder hacer nada. Nada.

    En estos días el gobierno de Biden, y debido a la avalancha de migrantes venezolanos que se han atrevido a hacer lo que nadie había hecho (entrar a la fuerza y de manera tumultaria) rompiendo todo orden legal, dicho sea de paso, orgullo de ese país; el gobierno norteamericano ha decidido comenzar la repatriación aérea a los países de origen de los migrantes. Que en el caso de los venezolanos no se había hecho por no tener relaciones diplomáticas con ese país, pero ya comenzará a realizarse.

     Ante semejante horror sufrido ya por millones de personas, surge obligada la pregunta. Y los causantes de estas migraciones ¿quiénes son? ¿Está haciendo algo la comunidad internacional para enjuiciar a estos criminales que han sumido a sus pueblos y países en la miseria y el horror?

     Queda claro que los nombres de Nicolás Maduro (Venezuela). Miguel Díaz Canel (Cuba), Daniel Ortega (Nicaragua). Ariel Henry (Haiti) y otros tiranos, son los primeros en la lista. Causantes directos de semejante tragedia, de tantísimo dolor infligido a decenas de millones de personas en América sin que estos criminales en el poder reciban reclamo alguno, mucho menos ser procesados ante la justicia internacional.

      ¿Para qué sirven entonces las Naciones Unidas, la Corte de La Haya y tantísimos organismos internacionales? Por lo que se aprecia para nada. Para defender perros y gatos de algunos abusos. Nada más. Los migrantes son nada, pretexto nomás para hacerse notar y mantenerse en la nómina.

      Además, debe de entenderse que no todos caben en Estados Unidos. Es una tontería pensar siquiera tal cosa. Todos los países tienen sus propias políticas poblacionales, presupuestos y planes. No pueden llegar millones de otros países nomás porque el dictador en turno decidió tomar el país como propio obligándoles a dejar su país (a causa de la pobreza o la falta de oportunidades).

      Los líderes de las naciones poderosas, incluso las no tanto (como México), están obligadas a buscar soluciones a este gravísimo problema. Pero no será resolviéndole los problemas a los dictadores; sino confrontándoles y obligándoles a resolver legal y humanamente sus expulsiones (convertidas en migraciones). Basta ya de impunidad para Maduro, Díaz Canel, Ortega, Henry y demás tiranos. Son ellos los causantes de tan gravísima crisis y serán ellos quienes deban resolverla (con la vigilancia y supervisión de las Naciones, sobre todo las afectadas por las migraciones).

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Resulta increíble la degradación de no pocos sectores de la sociedad. Considerar siquiera que hace dos décadas para no irnos muy atrás algunos medios de comunicación hubieran publicado esa nota sin modificar nada o exponer la postura del periódico o de la televisora es impensable. No la hubieran transmitido o lo hubieran hecho aclarando el error, que lo hay, y grave ¡muy grave!

      En días recientes la Revista Science, de origen norteamericano, publicó un reportaje por demás estúpido e irresponsable, cuyo encabezado decía que “Los cárteles del narcotráfico en México son el quinto mayor empleador del País”. Pero como la necedad y su hijastra la irresponsabilidad, no saben frenarse, en su desatino dijeron también: “Es esencial reclutar al menos 350 personas por semana para evitar su colapso debido a las pérdidas totales”. ¿Alguien sensato y responsable daría trato empresarial a estas hordas de asesinos? Ni jurídica, ni social, ni ética, ni moralmente, es legítima la comparación.

     Para desgracia de todos y demérito para el periodismo, la mayoría de los periódicos y noticieros televisivos en México le dieron difusión a la nota tal como había sido publicada, concediendo un lugar honorable a lo más execrable y deleznable de nuestro país (a las horas de criminales).

     En lo personal consideré que algún periodista chamaco se le pasó y cometió semejante error al publicarla en el diario (Mural, 23/Sep/2023). No fue así. Esa misma noche todas las televisoras y gran parte de los medios hicieron eco a la nota, lo que es peor, sin aclarar nada (lo cual nos muestra el nivel también de gran parte del periodismo actual).

    Y es que… ¿Cómo considerar siquiera el absurdo de poner a las bandas delincuenciales entre el sector patronal? ¿No hay nadie entre los directores y dueños de medios que le diga a sus subalternos que ser asesino/criminal/delincuente no está dentro de los trabajos clasificados por la Ley Laboral (LFT)?

     ¿Acaso no saben de su responsabilidad como periodistas de lo que escriben o hablan? ¿Desconocen algo tan elemental? ¿Elevar en una nota a los asesinos mayores (capos) al nivel de empleadores de gran nivel, no es acaso un desatino, un disparate propio de neófitos en el oficio?

     Por esta ocasión seré muy breve. Los capos mafiosos no son empleadores, son asesinos despiadados que en lo que va del actual sexenio han matado a 165,791 mexicanos, más aproximadamente otros 60,000 de los desaparecidos, pero que ya están muertos, no han sido hallados, los enterraron en fosas clandestinas o desmembrados (los cuales no entran en las estadísticas). Son seres sin entrañas para los que la vida y patrimonio de los demás no les importa un comino. Son individuos sin entrañas, malvados y despiadados.

     Tampoco existe en la Ley Federal del Trabajo el empleo de ‘sicario’. ¡No; son asesinos!, ¡ASESINOS! Bestias sedientas de sangre a las que el Dictador de Macuspana les ha permitido hacer cuanto han querido con impunidad total. En Lagos de Moreno 5 jóvenes son asesinados. En Monterrey 12, en Zacatecas 6, y así todos los días en casi todo el país. Jóvenes en su mayoría hijos de familia que las bandas delincuenciales se llevan en su leva de muerte y al oponerse a ser delincuentes y asesinos, son precisamente asesinados y muchas veces descuartizados ¿Y López Obrador? ¿Y el enorme y costoso Ejército y la Guardia Nacional nomas sirven para pasear, o son las órdenes del dictador?

     De manera que las bandas delincuenciales no son empleadores. No figuran, como ya se dijo, entre los oficios y empleos de la LFT. No tienen a sus gatilleros en el Seguro Social, no les pagan Infonavit y mucho menos cosa impensable están vigilados por Hacienda y el SAT. Así que, recordando a cierto expresidente neoleonés, ¡No se hagan bolas! No son empleadores, son simples asesinos, bandas de criminales fuera de la ley y con una lista de más de medio millón de asesinatos a su cargo (contando desde el sexenio de Calderón. Peña Nieto y AMLO) y pendientes de ser detenidos, procesados y sentenciados por sus millones de fechorías cometidas. Casi todas impunes.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Para el hombre que cobra como presidente (que se llama Andrés Manuel López Obrador), pero que jamás se ha comportado y mucho menos actuado como tal, la Constitución y el Himno Nacional son nada. Absolutamente nada. Este último en la primera de sus estrofas dice: “Mas si osare un extraño enemigo, profanar con su planta tu suelo, piensa ¡oh Patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio”.

       El pasado desfile recordatorio de la Independencia (16 de septiembre), el “paracaidista” que mora en Palacio Nacional sí, Palacio Nacional nos pertenece a todos los mexicanos y no es propiedad particular ni del tabasqueño, ni de nadie tomó decisiones propias de un dictador, de un chiflado que no mide sus acciones ni sus consecuencias.

     Teniendo como vecinos y principales socios comerciales a los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, López Obrador cometió una serie de torpezas en las que en primer orden nos ofendió a los mexicanos; en segundo, sorprendió a la comunidad internacional al invitar como participantes en el desfile a varios países condenados en el mundo a causa de sus gobiernos tiránicos (o gobernantes criminales); tercero, por escandalizar a varios países con los que tenemos sólidas relaciones diplomáticas; y cuarto, por ofender a Estados Unidos al invitar tropas de su archi enemigo Rusia. Una abierta provocación.

     Por si alguno de los lectores no se enteró, para nuestra fiesta recordatoria del aniversario de la Independencia, López Obrador tuvo el atrevimiento ¿o acto de locura ya descontrolada? de invitar a desfilar a tropas de: Rusia, China, Cuba, Nicaragua, Colombia, Venezuela, y otras. ¿Qué necesidad de traer ese tipo de invitados, de provocar inútilmente a nuestros socios, con riesgos de consecuencias varias para nuestro país?

     Cuando le conviene, el tabasqueño se dice “creyente”, aunque como en todo lo que hace, es solo cuando le conviene, la Biblia advierte: No os dejéis engañar; las malas compañías corrompen las buenas costumbres”. ¿Para qué invitar a países proscritos mundialmente a causa de sus malos gobernantes? ¿Qué provecho o ejemplo nos pueden dejar gobiernos cuyos pueblos viven sometidos a su tiranía, que, en el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua, viven sumidos en una espantosa pobreza y ajenos a la libertad que nosotros hemos gozado por dos siglos?

     Porque la verdad sea dicha, aunque hemos pasado por muchas etapas difíciles a lo largo de estos 202 años de independencia (la cual obtuvimos hasta 1821), lo cierto es que hemos gozado de mayor o menor libertad, la cual no queremos jamás perder. La presencia de tropas de esos países, aunque sea de manera simbólica para un desfile, nos causa alergia y repudio generalizado. Ni qué decir la ofensa causada para Ucrania (país con el que tenemos relaciones diplomáticas).

     Solo a un demente (o a un cínico irresponsable) se le ocurre invitar a países como Rusia, Cuba, Nicaragua, Venezuela y Colombia, nomás faltaron en el desfile para que AMLO estuviera feliz, feliz, feliz: El cártel de Sinaloa (los chapitos), del Noroeste, CJNG, Familia Michoacana, Viagras y demás fauna nociva que mantiene aterrorizados a millones de mexicanos en grandes zonas del país, si no es que ya todo el territorio.

     El nombre de ‘comandante supremo’ de las Fuerzas armadas de México, se le concede al presidente como una manera de expresar la sumisión del Ejército al poder civil. Es obvio que López Obrador no conoce en absoluto las leyes y normas castrenses, de sus protocolos internos, etcétera ¿No hubo nadie en el Ejército que le dijera que invitar a contingentes de esos países no era una decisión diplomática adecuada? ¿No hay un solo general, de esos que por décadas han estado de agregados militares en nuestras embajadas en Estados Unidos, Canadá y Europa, que le dijera la ofensa que podía causar, tanto a nuestros socios comerciales, como a la comunidad internacional que lucha a diario por mantener la democracia?

     Ya es demasiado. El tabasqueño ha violado la Constitución y cuanta ley se le atraviesa en su dictatorial camino, un día sí y otro también. No guarda compostura como presidente, ni tampoco actúa como tal. Las necesidades reales de los mexicanos nunca le han importado y a lo único que le concede tiempo e interés son los asuntos electorales. A pretender quedarse en el poder de forma ilegal y mediante la fuerza en el 2024.

     México no tiene presidente. Tiene un candidato que ganó una elección presidencial, pero que hasta ahí llegó. No da para más. Un individuo impreparado e incapaz para semejante responsabilidad, que acompañado por turbas de secuaces y falsos políticos tratan (como los nazis) de aparentar gobernar y adoctrinar a las masas, sumiendo al país en el caos, en la violencia sin control, en la ingobernabilidad.

     La gobernabilidad de México está llegando al límite; límite que una vez rebasado, no hay manera de recuperarlo sino es a través de mucha violencia y más derramamiento de sangre. Resulta inaplazable ya que se vuelva al orden, al restablecimiento del estado de derecho y sometimiento a los violentos. Ya que, de no ser así, los únicos desfiles que se verán en México es el de las tropas asesinas de los cárteles. México está siendo traicionado ante los ojos de todos los mexicanos, profanado su suelo por hordas de asesinos. Pero como dice el viejo refrán ¡No hay más ciego que el que no quiere ver!.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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