Opinión
Columnas

La mayor parte de los que votaron por López Obrador para que llegara a la presidencia, no vieron el perfil ni el historial del entonces candidato, solo escucharon sus machaconas promesas de que acabaría con la corrupción; promesa que lejos de cumplirse nos encontramos en una de las etapas de corrupción más grandes en la historia de México.

    Lo cierto es que el tabasqueño no era ni nunca será el líder que México necesita (con urgencia), sus limitaciones intelectuales, su pobre formación política (que muchos la confunden con su activismo anarquista), así como su carencia absoluta de escrúpulos y proclividad manifiesta a mentir y dar rienda suelta a su egoísmo recalcitrante, le muestran tal como es: un indigente moral e intelectual incapaz de resolver los grandes problemas nacionales; como incapaz también de iniciar retos que nos saquen del pantano de sangre, violencia, enfermedad y pobreza en el que nos estamos hundiendo como país.

En tan solo tres años ha destruido logros que nos llevaron como país más de medio siglo y que para reparar los daños nos llevará décadas. Su odio contra el orden establecido es algo inherente a él, toda vez que su limitada y enfermiza cosmovisión se reduce a su pequeño mundito, que no es otro, que ser feliz él y ser el centro de las miradas y las acciones. Sus llamadas mañaneras lo corroboran a diario.

En una de sus grandes obras, el escritor inglés Charles Dickens advierte a través del segundo fantasma que se aparece al malvado personaje central, la terrible presencia de dos grandes males sociales: «¡la ignorancia y la indigencia!» (ambas resultado de la pobreza):

 

“¡Ah hombre! Mira esto. ¡Fíjate, fíjate en esto! —exclamó el fantasma. —Eran un niño y una niña. Amarillos, flacos, raídos, ceñudos y hoscos, aunque  abatidos al mismo tiempo en su humildad…

—Espíritu ¿son tuyos? —es lo único que pudo decir Scrooge. —Son del hombre —dijo el espíritu… —Este niño es la ignorancia. Esta niña es la indigencia. Guárdate de los dos y de todos los de su especie; pero más que nadie, guárdate de este niño, porque en su frente lleva escrita su sentencia… ¡Niégalo! … ¡Calumnia a los que te lo digan! ¡Acéptalo para tus fines perversos, y empeóralo más todavía! ¡Y luego, atente a los resultados!” (Cuento de Navidad).

 

¿Qué ha hecho Andrés Manuel López Obrador como presidente? Destruir y atacar las instituciones, todo aquello que le representa a su mente caótica y nociva el verdadero bienestar social. Por poner un ejemplo, su llamado “Banco del Bienestar” no es otra cosa que una farsa pública organizada desde Palacio Nacional aparentando ser un Banco, lo que en realidad es una mesa para dar limosnas a los votantes cautivos (a causa de la necesidad económica), pero que nos ha costado miles de millones en uno de los actos de corrupción e incompetencia más escandalosos de todos los tiempos (agravado por una prensa que mayoritariamente ha guardado silencio ante semejante atraco y dispendio).

El tabasqueño prometió que para 2020 habría 3,000 sucursales del referido Banco ya funcionando, cuando lo cierto es que solo ha construido 20, más 250 que ya estaban construidas y funcionando que eran del Bansefi, las demás, las demás solo son palabras sin sustento del presidente, algunas acaso, apenas son locales huecos sin equipos ni nada que los habilite como Bancos. De hecho, ni siquiera cuentan con un sistema de software, baste recordar los fraudes al respecto por cientos de millones de pesos y comentados ampliamente en los medios.

En síntesis, un acto de mega corrupción y fracaso a todas luces, dando espacio a una frase de Carlos Loret de Mola que describe perfectamente lo ocurrido: «¡50 mil millones de pesos asignados a un banco que solo existe en la prolífica imaginación del Presidente!» (El Universal, 5/Ene/2022).

El problema de fondo con el actual presidente es su capacidad de daño y destrucción contra las cosas buenas y funcionales de los activos nacionales. Además de su indiferencia hacia las enfermedades y dolor del pueblo, es decir, de todos los mexicanos; su odio contra la educación, las universidades, la ciencia y la investigación, la creación de riqueza (por tanto de empleos y bienestar social), así como su animadversión contra los que desean mejorar sus condiciones de vida.

La reciente decisión de Citibank de vender Banamex, por mucho que se le disfrace, hace pensar en una recuperación de inversión antes de que se ponga en riesgo el capital, que si se toma en cuenta la cancelación del NAIM para dar paso a esa vacilada llamada aeropuerto Felipe Angeles, a la cancelación de la cervecera en Mexicali, de las Plantas generadoras de electricidad limpia (para usar el sucio y contaminante combustóleo), los bloqueos a las vías de ferrocarril para que no pasen los suministros a las grandes empresas (y con ello interrumpir la producción), sin olvidar sus ataques continuos a las Universidades, Instituciones académicas, a los intelectuales, medios y periodistas críticos y demás: y tendremos como resultado la cancelación de nuevos proyectos de inversión (extranjeros y nacionales), así como el aumento creciente de la pobreza y la indigencia en México. Ambas plagas producto directo de la ignorancia, incapacidad y mala fe.

Cuando López Obrador llegó a la presidencia dijo con claridad lo que pensaba, aunque la mayoría no puso atención a sus palabras. En su falaz postura de austeridad y humildad, pidió a los mexicanos desde el lujoso Palacio Nacional a no tener aspiraciones, a vivir de manera miserable (y a la manera de Fidel Castro, Chávez, Maduro et al, es decir, vivir solo ellos con lujos y riquezas): “No consumir de manera enfermiza. Si ya tenemos zapatos ¿Para qué más? Si ya se tiene la ropa indispensable, sólo eso” (11/Mayo/2020) ¿Si ya tienen unos calzones, para qué más?

Como se aprecia, el tabasqueño no atendió la advertencia de Dickens, aceptando para sus ambiciones y fines perversos la ignorancia y la pobreza (como lo han hecho los populistas latinoamericanos), SIN ATENERSE A LOS RESULTADOS. Resultados galopantes y crecientes de pobreza, indigencia, homicidios y violencia sin fin que sumen día con día a México en la inestabilidad e incertidumbre. “…guárdate de este niño (LA IGNORANCIA), porque en su frente lleva escrita su sentencia… ¡Niégalo! … ¡Calumnia a los que te lo digan! ¡Acéptalo para tus fines perversos, y empeóralo más todavía! ¡Y luego, atente a los resultados!”

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

Tiempo de lectura: 5 min

La llevada y traída revocación de mandato promovida por Andrés Manuel López Obrador se ha convertido no solo en un distractor público (para evitar que los mexicanos vean y se indignen ante el desastre causado por su mal gobierno), sino en obsesión malsana y perversa del hombre que cobra como presidente, pero que, como Vicente Fox, nunca debió llegar a tan alta responsabilidad. Los daños que ha causado son mayúsculos y se llevará décadas en remediarlos ¿Para qué sirve entonces a México semejante derroche y desatino?

    Gastar 3,830 millones de pesos en un país con tantas carencias y necesidades urgentes es un crimen, una bofetada en el rostro de un pueblo sufriente y en crisis, una expresión de frivolidad y derroche tan solo para dar gusto al dictador en gestación.

    El solo pensar en los miles de niños que han muerto de cáncer por falta de medicinas, así como otros tantos enfermos de otros males que han muerto por la misma causa, hacen que el estómago se revuelva ante tanta insensibilidad. Ante tanta frivolidad frente al dolor humano.

Duele decirlo, pero la hipocresía del mandatario está envuelta en el oropel de la vanidad, aunque con anuncios bien estudiados de falsa inocencia y falsa democracia que solo engañan a los incautos. No así a los ciudadanos perfectamente enterados de lo que ocurre, a los que les interesa realmente la marcha y destino del país y no solamente el dinero con el que compra las conciencias de muchos.

Ninguna persona de bien se hubiera atrevido a semejante desatino (la referida consulta), pero como escribiera don Alfonso Reyes acerca de Porfirio Díaz, “no se es dictador en vano”. El poder los corrompe hasta ese grado, perdiendo toda sensatez, toda cordura y toda proporción de las cosas.

Si realmente no quisiera ser presidente es muy fácil: ¡QUE SOLICITE SU REEMPLAZO A CAUSA DE SU INCAPACIDAD! (toda vez que los puestos de elección popular son irrenunciables, pero ante la incapacidad confesada, no hay argumento legal alguno que le impida la salida).

El fondo de todo su circo, que lo es, son dos cosas, las dos simples y fácil de señalar. La primera, su enorme y enfermizo ego que pide ser aplaudido y aclamado en todo momento, y la consulta, según él, serviría para que sus fanáticos seguidores le refrenden su amor. Mientras que la segunda, la más peligrosa para los mexicanos, es que lleva los mismos pasos que Chávez en Venezuela, quien a mitad de su gobierno realizó la misma maniobra de la revocación de mandato preparando su eternización en el poder, que, aunque no lo logró porque la muerte se lo impidió, sí dejó a uno de sus paniaguados.

Todo como él lo sabe hacer, con engaños y mentiras, fingiendo ser quien no es y prometiendo lo que nunca cumplirá, pues el contralor de la verdad y la capacidad le han reprobado desde siempre. El agitador profesional no sabe construir, solo destruir, como tampoco el hablador sabe hacer mejor las cosas que su criticado. El hombre de bien es prudente, el hablador solo es eso ¡hablador!

Si de veras quiere dejar la presidencia de México, lo cual cuando menos dos terceras partes de los mexicanos se lo aplaudiríamos (aunque no se haga en urnas), puede hacerlo como lo hizo Amadeo de Saboya en España en el siglo XIX, reproduciendo a continuación parte de su Discurso de despedida:

 

“Al Congreso:

 

Grande fue la honra que merecí a la Nación española eligiéndome para ocupar el trono…

     Creí que la corta experiencia de mi vida en el arte de mandar sería suplida por la lealtad de mi carácter, y que hallaría poderosa ayuda para conjurar los peligros y vencer las dificultades que no se ocultan a mi vista en la simpatía de todos los españoles amantes de su patria…

     Conozco que me engañó mi buen deseo. Dos largos años hace que ciño la corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y ventura que tan ardientemente anhelo…  todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra, agravan… los males de la Nación, son españoles, todos invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien…  entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de la opinión pública, es imposible atinar cuál es… el remedio a tantos males.

     Lo he buscado ávidamente dentro de la ley, y no lo he hallado. Fuera de la ley, no ha de buscarlo quien prometido observarla.

     Estas son, señores Diputados, las razones que me mueven a devolver a la Nación, y en su nombre a vosotros, la Corona que me ofreció el voto nacional, haciendo renuncia de ella por mí, por mis hijos y sucesores…  no me desprendo del amor a esta España tan noble como desgraciada, y de que no me llevo otro pesar que el de no haberme sido posible procurarle todo el bien que mi leal corazón para ella apetecía”.

                               Palacio de Madrid, 11 de febrero de 1873

 

A diferencia de los españoles con Amadeo de Saboya, en nuestro caso, tres largos años llevamos padeciendo la presidencia de un hombre sin capacidad, sin visión de estado, enemigo de la vida republicana y el estado de derecho, que por si faltara algo, es amigo manifiesto de los delincuentes y sus familias a los que ofrece abrazos e impunidad total, como también es enemigo de las empresas, de la educación, de la cultura y de todo deseo de mejorar (condenándoles con el calificativo de aspiracionistas). Ante lo ya expuesto, no queda otra cosa que decir, que si de verdad Andrés Manuel López Obrador quiere dejar la presidencia, que lo haga ya y sin mayores aspavientos, pues su referida revocación de mandato no es otra cosa que necedad, soberbia y derroche (así como inicio de una dictadura poco oculta a los ojos de los enterados).

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

Tiempo de lectura: 5 min

Reza la vieja conseja popular que “mal empieza la semana el que ahorcan en lunes”. Estamos iniciando un nuevo año, sin embargo, la manera en que como sociedad lo estamos haciendo no es para nada prometedora, al contrario, permite ver el grado de corrupción y decadencia al que hemos llegado. Dejando un tanto de lado a los políticos, que no lo político, cerramos el año viejo (2021) con una noticia que, sin merecer siquiera aparecer en la última parte de la nota roja, fue la más importante para los medios grandes de comunicación.

El jueves 30 de diciembre y como si no hubiera en el país grandes y gravísimos problemas sin atender y mucho menos a resolver; televisoras y grandes diarios se ocuparon de dar a conocer como nota principal la llamada de atención que le hicieran en un parque de diversiones de la ciudad de México (Six Flags) a un par de homosexuales, que sin pudor alguno se besaban delante de las familias presentes.

Quienes somos viejos en el periodismo no podemos dar crédito a semejante desproporción y desatino de los medios. Mientras que en lo que va del mal gobierno de López Obrador han sido asesinadas 107,000 personas (el 99 por ciento de los homicidios impunes) y más de 50,000 han sido desaparecidas; televisoras y periódicos desgarrándose las vestiduras porque a un par de pervertidos sexuales (porque eso son) les llamaron la atención por escandalizar con sus acciones en un lugar público repleto de familias.

Se recuerda que hasta hace poco esas conductas eran delito y falta administrativa contemplada tanto en el Código Penal como en el Reglamento de Policía y Buen Gobierno. Si algo que por milenios fue considerado una conducta reprobable y en menos de dos décadas se ha pasado del disimulo a la promoción, es obvio que como dijera Hamlet, “algo huele a podrido en Dinamarca”, aunque lo podrido huela en México a nivel nacional.

Las Sagradas Escrituras advierten: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo, que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz!” (Isaías 5:20) Y es que, amedrentar con el poder de los medios (y del gobierno) a toda una sociedad para justificar las perversiones de algunos, además de grave e ilegítimo, muestra también la corrupción de dichos medios ¿O acaso todo es permitido ya en la sociedad? De ser así, podrían los ciudadanos decidir NO PAGAR IMPUESTOS o ARMARSE PARA SU DEFENSA, DEJAR DE RESPETAR LOS UNIFORMES DE CUERPOS POLICIACOS O  MILITARES, por mencionar algunos ejemplos, si tales cosas consideran que afectan sus derechos humanos.

Decir la pareja de involucrados en el escándalo que fueron discriminados, además de no ser cierto (tan es cierto que estaban adentro del referido Parque); la realidad es que simplemente les llamaron la atención por su conducta pervertida (no estaban dentro de un motel de paso). Por otro lado, nuestro país se nutre y sostiene sus raíces en la civilización judeocristiana, así ha sido desde nuestro origen. Querer algunos, con poder, cambiar nuestra cosmovisión por la fuerza alegando cuestionables ‘derechos’ obliga, eso sí, a una consulta nacional que establezca que modelo de país se desea. Pero imposiciones de ninguna manera.

      En mi libro “ANALISIS Y PROPUESTA, 20 AÑOS DE PERIODISMO LIBRE” aparecido en el año 2009, como respuesta de mi parte a la censura sufrida en el periódico que publicara mi columna por dos décadas; señalo entre otras cosas —y como sucediera por siglos— la necesidad de dar espacio en el periodismo también a la teología:

 

“Quizá falta también entender por muchos que secularismo no significa ateísmo, son cosas distintas. Por tanto, se debe aceptar que el periodismo cuando se ejerce con profesionalismo, integridad y objetividad, no solamente puede ser portador y sostén de principios que han nutrido por siglos a toda sociedad judeocristiana, sino que incluso debe ser defensor de los mismos. ¿Considera el lector que la política debe estar desprovista de los valores y principios bíblicos en sus acciones de gobierno? ¿Una sociedad sin Dios tiene futuro? La historia nos puede aportar todos los ejemplos necesarios para corroborar que tal cosa no es posible. Cuando la culta Europa creyó liberarse del “lastre” de la fe cristiana y ufanándose de su bondad creyó subir a la cima, lo cierto es que  desató las dos guerras más crueles y sanguinarias de toda la historia” (pág. 290).

 

Pretender desconocer y descalificar la ley moral y social que nos ha regido por siempre para imponernos las conductas depravadas de estos individuos, además de inadmisible, es vil esclavitud, un atentado contra la libertad. Intentar acallarnos por la fuerza para imponer sus perversiones es la expresión más vulgar y agresiva en la historia de México. Conducta que nada tiene que ver con la izquierda o derecha política, sino con la degradación humana en su peor expresión.

¿Dónde están las voces de los líderes religiosos, dónde? ¿Están ya amedrentados o la falta de autoridad moral de algunos ha silenciado a todos? Habrán de entender que el clero no es la Iglesia, que ésta se conforma de todos los creyentes, judíos, católicos, protestantes y neo cristianos, y que tanto ellos como los fieles tienen el derecho y el deber de alzar la voz ante esta horrenda agresión en contra de sus principios.

     La historia nos enseña que sociedades decadentes como el Imperio Romano cayeron justamente a causa de sus perversiones sexuales, mismas que atrofian la mente e impiden distinguir entre el bien y el mal, entre lo permitido y lo no permitido, contaminando a sus miembros hasta corromperlo todo.

¿Quién duda que todo este asunto no haya estado ya planeado? Si sabían que Six Flags tiene su política en base a las familias, bien pudieron ir a hacer su escándalo a sabiendas que se les llamaría la atención, y logrado esto, hacer su escándalo (con la inexplicable ayuda gratuita e irresponsable de los medios grandes de comunicación) pues al siguiente día, cerraron el año reuniéndose sus pares a besuquearse en la entrada de dicho Parque.

     Queda también claro que los derechos humanos, comerciales y legales de dicho Parque (y de las familias presentes) fueron vulnerados por la autoridad y los medios. Las razones expuestas por el gerente de dicho centro recreativo fueron más que claras y bien argumentadas, aun así, gobierno capitalino y medios les lincharon. Concluimos por hoy con una advertencia divina y dejando en claro que quienes pensamos distinto, también tenemos derechos que tienen que ser respetados y protegidos (incluso mejores y más dignos que los sujetos que armaron el escándalo): “La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! Porque amontonaron mal para sí” (Isaías 3:9).

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

Tiempo de lectura: 6 min

El presente artículo aparecerá publicado el 25 de diciembre (2021), fecha fijada como el nacimiento de Jesús (Yeshua en hebreo), aunque no nació en ese día, lo cierto es se desconoce la fecha exacta. Sin embargo, el mundo judeocristiano ha hecho de ésta un símbolo religioso, época de reuniones, regalos y fiestas. Lo peor del caso es que para la mayoría de los que dicen celebrar la “navidad” Jesucristo les es un perfecto desconocido.

Al efecto, habremos de señalar que las Sagradas Escrituras vaticinaron con siglos de antelación que el Mesías nacería en Belén de Judá, cosa que sucedió puntualmente y de la manera anunciada en el resto de las profecías. Entrando en los hechos históricos, Josef y Myriam (José y María) dejan la Galilea para cumplir con el edicto ordenado por el César Augusto de que cada judío se empadronara en la ciudad de su origen, la cuestión es que estando María a punto de dar a luz, no encuentran en Belén una posada que les abra las puertas, por lo que forzados por la situación encuentran una cueva de las utilizadas por los pastores de la zona en la que finalmente nace el Salvador de la humanidad.

De acuerdo a la fe judía, y sostenido totalmente en el Tanaj (A.T.), el Mesías que vendría a reinar tendría que ser de la tribu de Judá y descendiente directo del rey David. El Nuevo Testamento se inicia precisamente con la genealogía de Jesús entroncándole directamente con el gran monarca y demostrando ser por herencia el esperado monarca, cosa que desde hace diecinueve siglos es imposible de probar por judío alguno, toda vez que con la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d.C., todas las genealogías fueron también destruidas.

De la niñez y juventud poco se dice en la Biblia acerca de Yeshua, aunque sí nos describe que desde a los 12 años, y como buen niño judío, en una especie de Bar Mitzvá discute en el Templo con los doctores de la Ley (Torá) asuntos relativos a su fe y la interpretación correcta, amonestando a su propia madre (María) y haciéndole ver que “en los negocios de su Padre (Dios) le era necesario estar”.

En cuanto a su juventud y por lo que se deduce de los Evangelios, permanece con su familia en Galilea ejerciendo el oficio de carpintero, siendo conocidos también sus hermanos y hermanas (en el griego los parentescos están perfectamente definidos). Llegado el momento profético, inicia su obra con un ayuno de 40 días en el desierto que concluye con las tentaciones de las que es objeto por el enemigo de las almas (aprovechando la gran debilidad), a quien derrota y confronta con las propias Escrituras.

Luego aparece públicamente en el río Jordán para ser bautizado por Juan, quien al verlo dice a la multitud de judíos congregados y a la humanidad entera: “He aquí el Cordero de Dios de quita el pecado del mundo”. Verdad eterna que hay que discernir en su sentido pleno y perfecto, pues la redención de la humanidad caída es más que un trozo de pan ácimo; es el mayor y más perfecto acto de amor de todos los tiempos; en el que el único justo murió en sustitución de los injustos, que lo somos todos, para pagar nuestra salvación con su sangre misma reconciliándonos con Dios el Padre, cuya justicia se encontraba airada y abriéndonos así la puerta de la salvación (entrada al reino de los cielos).

Retrocediendo un poco el relato, a partir de su presentación y bautizo en el Jordán, Yeshua recorre todo Israel de norte a sur y de oriente a poniente predicando el mensaje de salvación a su propio pueblo, no una nueva religión como algunos descuidadamente afirman, sino la misma fe judía, pero entendida y explicada perfectamente por quien la había revelado.

Ante la falta de espacio para exponer un tema tan profundo y glorioso, de hecho el más importante y trascendente de todos, resta decir que así como el Mesías nació en un pesebre pestilente, siendo el rey heredero de David anunciado en las Escrituras y sufriendo una muerte ignominiosa sin haber cometido delito ni falta alguna, queda por establecer la otra parte de la profecía, sobre todo en su sentido espiritual.

En primer orden se debe considerar que la humanidad toda somos una raza caída desde los primeros padres (Adán y Eva), quienes al desobedecer a Dios echaron a perder los planes iniciales y rompen con Él la comunión perfecta que tenían. Ante semejante desgracia, el Creador implementa un plan de rescate para toda la humanidad, lo cual no significa que todos serán rescatados, sino que su misericordia es capaz de alcanzar a todos y con esa disposición implementó su plan; un plan que llevó miles de años y en el que escoge primero a un hombre de fe llamado Abraham, que continúa con su hijo Isaac y su nieto Jacob, para luego formar un pueblo (que sería el judío) en el cual vendría el Mesías o Salvador de todos los hombres.

La cuestión es que siendo el heredero, como ya se dijo, al trono de David, nació en un pestilente pesebre. En el terreno espiritual continúa sucediendo igual, nace en los corazones pestilentes de cada ser humano que le da cabida, que le cree a su mensaje y Palabra (Biblia), que se arrepiente. El Salvador llega a ese corazón a limpiar toda la maldad acumulada por los años y la vida de pecado, y si se responde a su amor y hay decisión firme de seguirle para siempre, Jesucristo se queda a reinar en el trono del corazón de la persona, que dicho sea de paso, renuncia al ego que le oprimía para dejar al Mesías de Israel que reine para siempre en él.

Finalmente y para concluir este comentario, la Biblia y el propio Yeshua anuncian su retorno glorioso, un retorno que la humanidad posmodernista no espera ni considera siquiera, incluso las novias (corrientes judías y cristianas) se encuentran ya dormidas a causa del cansancio de los siglos, por lo que les tomará por sorpresa. En este tan esperado y deseado retorno, Yeshua ha Mashiach (Jesús el Cristo) retornará con poder y gran gloria descendiendo directamente en Jerusalén para reinar de manera universal como está escrito. Si bien habrá que decir, que a su retorno morirá una tercera parte de la humanidad pues no es fácil que tanto gobierno y sociedades de impíos y malvados quieran reconocer su incredulidad y gran yerro.

Pero como Yeshua es Dios y heredero del trono, y como su Padre no requiere de permiso alguno de los humanos, ni de la ONU, ni de nadie, lo cierto es que su Hijo amado se sentará a reinar en Jerusalén como está escrito. ¿Ya vio que lo que dijimos al principio es cierto y que para la mayoría de los que dicen celebrar la “navidad” Jesucristo les es un perfecto desconocido? ¡Feliz Navidad!

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

Tiempo de lectura: 6 min