Opinión
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Por décadas los noticieros televisivos (y la mayoría de los periódicos) presentaban notas buenas, regulares y malas. Hoy día, y de hace unos años a la fecha y acentuado en el actual desgobierno de López Obrador, solo malas. Nada qué alegrar, ninguna esperanza, ningún alivio para los mexicanos largamente atribulados por una fauna delincuencial cada vez más abundante, cada vez más violenta y cada vez más impune.

Como se dijo en reciente artículo desde este espacio, en los años ’50, ’60, ’70 y parte de los ’80, de cada peso que el ciudadano pagaba de impuestos (al menos en Jalisco) le eran devueltos entre 30 y 40 centavos en obra pública, lo cual se derivaba en un mejor nivel de vida y servicios (salud, educación, vivienda, vialidades, transporte, seguridad, justicia, etc.). En la actualidad se le devuelven cuando mucho 2 o 3 centavos, y si no, solo deuda pública, retrocediendo en todos los órdenes la calidad de vida.

Hoy en día el mexicano acude a un Seguro Social que le atiende cuando puede y como puede, ya que carece la institución de capacidad, insumos, medicinas y equipos para atenderle de la manera correcta. Las cirugías están en un nivel como nunca, no porque tenga falta de médicos capaces, sino porque carecen de lo necesario para hacer su labor. Asunto al que habrá de agregarse la pésima estrategia para enfrentar la pandemia, que como todos sabemos se tomó desde la política, la ignorancia y el fanatismo ideológico.

Semejante yerro y negligencia ya cobró más de 500 mil muertes y millones de infectados con secuelas de todo tipo, desde las de salud hasta las económicas. En otro país con un poco de orden, decencia y estado de derecho, el presidente, o los encargados de la salud pública ya estuvieran bajo proceso judicial. En este México de solo malas nuevas; gozan de total impunidad.

      En esta pesadilla que el ultimo de noviembre próximo cumple tres años, no hay un solo día en que los mexicanos nos levantemos y leamos en los diarios o veamos en los noticieros en la televisión alguna buena noticia. Lo único que leemos TODOS LOS DÍAS, es que las bandas criminales hicieron distintas masacres en el país, todas sin que el gobierno interviniera. Nunca llegan a poner orden ni a detener a los criminales, siempre llegan después solo a poner listones y levantar las carpetas de investigación para el archivo.

Leemos o vemos que uno o varios grupos armados (se hagan llamar autodefensas o carteles, para el caso da lo mismo) se levantan y se exhiben públicamente, ostentando su fuerza y acrecentando el terror de los ciudadanos pacíficos que trabajan y pagan impuestos (que son los que sostienen de pie al país) pues el estado mexicano JAMÁS LOS DEFIENDE. La ley es letra muerta y el estado de derecho tiene años de no funcionar. La seguridad es exclusiva del presidente y los altos funcionarios públicos. Punto.

También leemos que no hay día que el hombre que cobra presidente, que dicho sea de paso, resultó peor que Vicente Fox (que ya es mucho decir); anuncie otra de sus terribles decisiones, desmantelando la vida republicana, las instituciones democráticas y el aparato productivo, un día sí y otro también: que cancela el NAIM, que cancela una Cervecería en Mexicali que ya había invertido casi 1000 millones, que construye un nuevo aeropuerto en un lugar inviable; que como los cangrejos camina hacia atrás queriendo regresar a las energías fósiles (sucias y causa muy importante en el calentamiento global) y atacando las energía eólicas con el único argumento que sus vísceras encendidas y exhibidas a diario (por sus caprichos) en su show mañanero televisado ¿Qué buena nueva podemos escuchar en esa terrible comunicación al estilo de Los Locos Adams?.

Los mexicanos solo leemos, vemos o escuchamos de que cada día asesinan a 100 mexicanos y que todos quedan impunes; que no hay medicinas en los hospitales y clínicas públicas; que no hay obra pública útil para el pueblo; que los delincuentes, con o sin organizar son los dueños de las calles; que los ciudadanos viven aterrorizados, que salir a trabajar a diario es jugarse la vida misma (y que no hay autoridad alguna que le proteja); que la pobreza crece a pasos agigantados; que el presidente ataca a las clases medias tan solo por tener aspiraciones y anhelos de vivir bien o mejor.

Que no pueden ya viajar porque los criminales son ahora los dueños de los caminos. Como la autopista Monterrey-Nuevo Laredo, nombrada ahora “La carretera de la muerte”; que la carretera Zacatecas-Saltillo no puede ya transitarse porque los carteles la han convertido en su feudo exclusivo; que la INDISPENSABLE Y NECESARIA AUTOPISTA GUADALAJARA-PUERTO VALLARTA este gobierno no le ha avanzado nada, que está igual o peor que cuando la dejó Peña Nieto (siendo que se trata de uno los pocos lugares que atraen turismo y producen empleos e impuestos).

     Solo malas nuevas a diario. Un presidente que ya da muestras de desequilibrio emocional; que desea inventar la historia y el pasado a su gusto, que adora a los indígenas y se pelea con los españoles (pero se casa con una mujer con sangre y tipo europea); que quita la estatua de Cristóbal Colón para colocar la de una indígena totalmente desconocida ¿No podía poner una sin quitar la otra?

Malas nuevas cotidianas que hacen que el mexicano inicie su día ya indispuesto, con las tripas hechas nudo al ver tantas cosas mal hechas y carecer de un futuro de certezas. Solo malas nuevas, a diario, y muchas, lo que le recuerda un texto de las Sagradas Escrituras: “Cuando los impíos dominan el pueblo gime” (Prov 29:2). Tenga el Creador misericordia del pueblo mexicano y nos permita escuchar buenas nuevas pues de las malas estamos hartos y cansados.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Si el PRI permanece con vida es porque muchos mexicanos le concedieron(imos) una última oportunidad en las elecciones pasadas, en las que se les alentó para que se unieran con el PAN y el PRD para formar un frente común en contra del dictador que se apoderó ilegítimamente de la presidencia del país.

Y se dice que ilegítimamente, no porque no haya obtenido los votos suficientes, sino porque habiendo protestado cumplir y hacer cumplir la ley no lo ha hecho en absoluto, situación que le deslegitima. Le lanza fuera de la ley convirtiéndole en un proscrito, en un enemigo del orden legal.

La senadora Lilly Téllez se lo dijo de manera precisa y directa: “¡VIOLADOR SERIAL DE LA CONSTITUCIÓN!”. Ante semejante conducta y amenaza para México, los ciudadanos que obedecen la ley y quieren vivir en un estado de derecho, rechazamos absolutamente el modelo de país que pretende imponernos el tabasqueño. Decidimos desde hace algunas décadas el modelo de gobierno democrático y queremos permanecer en él. Nada de caballos de Troya que entren a la ‘polis’ al amparo de la democracia y nos traigan una vulgar dictadura. La farsa y engaño pseudo político orquestado por López Obrador y su gente (para no decir secuaces; aunque muchos de ellos sí lo son son) es tan burdo y simple que su escenario permitió ver de inmediato sus verdaderas intenciones detrás del telón.

En su desvergüenza lanzó como programa de gobierno su proclama «primero los pobres», mentira, que como las decenas que repite a diario al modo del nazi Goebbels son simple palabrería, retórica de la más baja estofa. Pronto se vio que no se trata de mejorar las condiciones de vida de los pobres, sino de hacer pobres al resto de los mexicanos. De acabar con las clases medias (no se diga con los ricos y poderosos), ya que de acuerdo a su mentalidad acomplejada y revanchista, a las personas con estudios y deseos de una vida mejor no se les puede controlar y mucho menos manipular, de ahí su prisa por acabar con la economía, las empresas, y las gentes pensantes.

Su programa, copiado vulgarmente del chavismo/madurismo (hasta para eso es perezoso y sin creatividad) es empobrecer lo más rápido posible a los mexicanos, pues entre más pobres, más pronto se podría perpetuar en el poder y hacerse del control total (él y su grupo); plan en el que las ayudas a jóvenes, viejos, mujeres y otros grupos son parte fundamental. Ayudas que una vez que se tuviera el control ya no existirían, pues no habría negocios suficientes que pagaran impuestos para tanto parásito; además de que ya no serían necesarias ¿para qué si ya no habría opositores fuertes?

Otro punto fundamental para esta farsa que pretende pasar como gobierno democrático (cuando lo cierto es que se trata simple y llanamente una autocracia en vías de dictadura); es la complicidad descarada con las bandas del narcotráfico. Las elecciones de junio pasado disiparon cualquier duda. Ganar todas las gubernaturas en el corredor del Océano Pacífico para Morena (con la intervención directa del narcotráfico) ratificó la unidad entre unos y otros. Impunidad total para estos envenenadores y criminales.

Esta terrible situación condujo a los mexicanos que no están de acuerdo con el actual gobierno a unir votos y criterios para quitarle a López Obrador el poder del Congreso lo cual se logró en las elecciones pasadas. El mandato ciudadano fue por demás claro y el PRI tiene que entenderlo y responder a sus votantes. Su compromiso es triple: primero porque al concedérseles el voto, su responsabilidad primera es con sus votantes, no con su partido, ni con los otros grupos partidistas haciendo tenebra y cuestionables y oscuras alianzas. Se les dio el voto para que fueran sus representantes (con todo lo que esto significa y conlleva), no los dueños de su voluntad.

Segundo: se les hizo saber que para que pudiera dárseles el voto y pudieran ganar, tenían que unirse al PAN y al PRD para hacer un frente común en beneficio de México. Por su cuenta, ninguno de los tres partidos habría ganado y los de MORENA hubiesen quedado de nuevo con el control total del Congreso.

Tercero: que esta alianza, aunque impensable en otros tiempos y condiciones, en este momento resulta indispensable para rescatar a México de la desgracia y la ruina. Si algún dirigente o diputado del PRI piensa ingenuamente que nada de esto pasará, tenga por seguro que está engañado, carece de objetividad y su visión política está empañada por la arrogancia, la ignorancia y la necedad. El futuro de México está en gravísimo riesgo y se necesita que los diputados, hombres y mujeres, voten a favor de México y no de su interés personal.

El verdadero patriotismo no es cantar el himno y aparentar ‘amor’ por el país. Este se demuestra con el compromiso pleno, en el anteponer el interés de los mexicanos antes que el propio (y a la carrera política personal; que valga advertírselos, con López Obrador no tienen ninguna). Queda claro que no lo conocen. No han analizado bien su vida. Les amenaza porque quizá la mayoría tiene historias no positivas del todo. Al respecto, tendrán que entender que son ladridos de can amarrado, pues el presidente CARECE ABSOLUTAMENTE DE TESTIMONIO DE INTEGRIDAD, jamás ha trabajado en nada, jamás ha construido nada en el país que no sea la división, la violencia y el desmadre.

     Los diputados priístas están obligados moral y legalmente a velar por México y los mexicanos, a responder a sus electores, a OPONERSE A LA ABSURDA CONTRARREFORMA ELÉCTRICA del tabasqueño, que lo único que quiere es empobrecer al país, amafiándose para ello con los sindicatos fuertes (Pemex, CFE y demás), y ahuyentando las inversiones del exterior.

Así que más que traicionar al PAN y al PRD —si apoyaran a AMLO— nos traicionarían a todos los mexicanos, en especial, a los que votamos por ustedes. En un acto ineludible de conciencia y responsabilidad deben aceptar que se deben a los ciudadanos que les eligieron, no a su partido ni su grupo. No nos traicionen, respondan con integridad y compromiso, pues de lo contrario el PRI se acabaría para siempre.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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En los años ’60 fueron muy populares un par de filmes que, aunque fueron presentados como películas, lo cierto es que se trataba de documentales (Perro Mundo No. 1 y No.2). Una recopilación de conductas y temas raros y extraños por aquella época, algunos incluso repugnantes. Viene a cuento porque la realidad presente en el siglo 21 supera toda ficción. Hemos llegado a un punto en que los viejos nos sentimos en una sociedad extraña y absolutamente ajena a la que fuimos formados, abrumados y en ratos horrorizados de lo que sucede.

Una sociedad caótica, sin líderes políticos firmes, cultos y capacitados, lo cual nos ha llevado a la terrible condición en la que nos encontramos. Cuestión que parece no inquietar a muchos que ven como normal lo que debiera de aterrorizarles o cuando menos de preocuparles. Hoy se premia al gandalla, se aplaude al blofero y al ladrón protegido, mientras que al que trabaja honestamente, al que se esfuerza en el estudio o en la profesión se les condena como aspiracionista y clasemediero.

Perro mundo en el que la milenaria institución de la familia es condenada para aplaudir a la unión libre, a las parejas de un mismo sexo, al libertinaje; condenando de paso a los padres y abuelos por pedir el modelo de vida en el que fuimos formados y formadas las generaciones anteriores. Y que, dicho sea de paso —y valedero— queremos vivir. Nos esforzamos toda una vida para lograrlo y ahora sucede que los vándalos que dizque nos gobiernan tienen otra propuesta. Se equivocan: ¡tolerancia no es que los aguantemos a ellos, también es que nos aguanten y respeten a quienes tenemos una cosmovisión diferente! El que es primero en tiempo es primero en derecho.

Perro mundo en el que los malvados tienen poder y son temidos por los gobernantes, en tanto que los que viven rectamente y sostienen de pie el país son dejados a su suerte, a merced de cientos de miles de asesinos y criminales a los que ni el Ejército, ni la Guardia Nacional, ni la mayoría de las Policías estatales o municipales toca.

¿Cómo aceptar los gobiernos altamente onerosos, holgazanes, incapaces y ornamentales que padecemos en lo que corre el siglo XXI, pero que en el actual sexenio se han descompuesto del todo? Gobiernos con más semejanza a bandas o negocios de grupos a los que lo único que les importa son los impuestos, pero que no nos devuelven nada a cambio, ni ofrecen cuidado ni protección alguna para los ciudadanos.

Mientras que los viejos recordamos que en Guadalajara en los años 50’, 60’ y parte de los 70’ todas las casas se abrían en la mañana y se cerraban hasta en la noche para que las familias durmieran (una casa cerrada era señal de que no había nadie), hoy las casas están todas con rejas, doble o triple candado, alambre y púas para que los ladrones no brinquen o se suban a las azoteas.

Nuestras casas son el rostro de una sociedad que ha cambiado radicalmente, en la que a lo malo se le presenta como bueno y viceversa. Sociedad que recuerda que en aquellos años de cada peso que se pagaba de impuestos el gobierno nos devolvía entre 30 y 40 centavos en obra pública. Hoy muchos devuelven uno o dos centavos o más deuda, y la obra pública es casi inexistente.

     ¿Cómo aceptar que Dios habiendo creado solo hombre y mujer (y así todas las especies), algunos a los que antes se les clasificaba como pervertidos, ahora quieran pasar como natural ‘otros sexos’ incapaces de ser aprobados desde la naturaleza misma? Peor aún, con la aprobación y apoyo absoluto del estado y no pocos medios de comunicación.

¿Qué perro mundo es este que a los muchachos que no quieren esforzarse en trabajar o en estudiar el gobierno les mantiene con el dinero de los que sí trabajan y sí se esfuerzan? Los gobiernos se han saturados de vividores, de vándalos, de mitómanos, golfos, pervertidos y las mentes brillantes y constructivas brillan, pero por su ausencia. Perro mundo y ciego en el que los tuertos reinan.

     ¿Cómo aceptar que el gobierno ofrezca a las bandas de asesinos y criminales abrazos y toda clase de impunidad (entregándoles ya casi todo el territorio nacional), mientras que a los científicos quiere meter a la cárcel acusándolos de crimen organizado?

Hemos llegado a tal extremo, a un “perro mundo posmoderno”, en el que muchas mujeres (con el apoyo de hombres), abortan o quieren abortar a los niños considerándolo un ‘derecho; mientras que si alguno lesiona o mata a un perro o un gato, gritan despavoridos e indignados para meter a semejante ogro a la cárcel por varios años.

Y pensar que hace tres décadas publiqué mi libro Aborto ¿Homicidio o Derecho? el cual, además de ser primer lugar en ventas y ser comprado y leído principalmente por estudiantes de secundaria, prepa y universidad (la Suprema Corte me compró entonces unos 40 ejemplares), fue leído también por muchos grupos en Universidades en nuestro país y en Estados Unidos. ¿Cuántas personas viven gracias a la lectura de ese libro?, ¿cuál perro vale más que la vida de un niño?

Habrá muchos hedonistas e individuos sin Dios que rasgándose las vestiduras pondrán como pretexto las violaciones. A Tales manipuladores ¿o ignorantes? habrá que decirles que en Jalisco desde hace un siglo está contemplado el aborto en casos de violación o peligro de muerte para la madre.

Otros pues son los motivos de este cambio radical en la conducta social. Hoy se premia y se tutela para que el adicto a la mariguana no sea molestado, mientras que a los que fuman tabaco (advierto que nunca he fumado) se les persigue al extremo de clausurar restaurantes en caso de hallar a semejante vicioso. Bueno, a tal punto es la locura que en películas y series se advierte al inicio que aparecen personas fumando ¡qué barbaridad, qué pecado tan terrible! ¡Uf…, ver para creer!

¿Cómo aceptar que grupos de vándalos(as) salgan a destruir el mobiliario urbano comprado con los impuestos de los ciudadanos que trabajan, así como negocios particulares, a golpear policías y cuanta persona se les atraviese? En su perversión utilizan martillos, molotov y toda clase de armas y los policías son colocados únicamente para que los vándalos(as) desfoguen en ellos toda su violencia y maldad. Algunos noticieros televisivos y periódicos vigilan que a estos delincuentes no los toquen. Tienen derechos ¿Y los policías y demás ciudadanos no? ¿Y los daños al patrimonio público y privado no valen?

¿Cómo aceptar y mucho menos asimilar que el presidente quiera volver quinientos años atrás, renunciar a nuestras raíces españolas y volvernos totalmente indígenas? ¿Negar que somos un pueblo mestizo, que cinco siglos de historia nos acompañan e implican, no es acaso propio de un demente al estilo Hitler pero al revés? No somos españoles, pero tampoco indígenas. Somos mexicanos. Punto. Ante tanta demencia y perversión en la sociedad es de considerar que el filme de Perro Mundo se ha convertido en una realidad, en una pesadilla.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Para muchos de los integrantes del actual Senado, como igual ha sucedido en gobiernos anteriores, las voces dignas y comprometidas realmente con los mexicanos han resultado pocas. En cambio, las que sirven al presidente en turno, no se diga al actual (que habla y obra como dictador) son mayoría. No representan a sus Estados, representan al estado, es decir, a su jefe, rompiendo de manera vulgar el equilibrio republicano para convertir este cargo de gran honor en una simple chamba con poder y altísimo sueldo y prestaciones.

     Cuando andan en campaña buscando el voto de los ciudadanos, presentan el rostro amable del Dr. Jekyll pero una vez en el poder sale el del horrendo Mr. Hyde. Los hechos así lo demuestran, la inmensa mayoría de los que llegan a ocupar un escaño en la Cámara principal, se alejan absolutamente del pueblo al que constitucionalmente representan.

     ¿Dónde han estado la mayoría de los senadores durante la pandemia? ¿por qué no exigieron desde el principio al presidente que cerrara las fronteras o que sometiera los ingresos a protocolos de sanidad conforme a lo requerido? ¿Dónde han estado los dizque representantes de los Estados de la República mientras las bandas de asesinos, extorsionadores, secuestradores, asaltantes, ladrones de todo tipo y tamaño, violadores y demás integrantes de la enorme fauna mantienen aterrorizado a casi todo el país? ¿dónde, dónde han estado, que todavía NO han confrontado al titular del poder ejecutivo para que haga valer la ley y se retorne al estado de derecho?

     En la Biblia se encuentra una figura literaria para condenar la inutilidad de algo que debiera funcionar. Se condena abierta y directamente a los “perros mudos”, es decir, a los líderes del pueblo que debiendo protegerlo, guardan silencio ante el peligro y se dedican a dar rienda suelta a su hedonismo (Isaías 56:10).

      Todo esto viene al caso por la comparecencia esta semana en el Senado de la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, una mujer, que como su antecesor, carecen del perfil para tan importante cargo, no se diga en los tiempos que vivimos, lo que ha permitido que el país quede en manos de las bandas de criminales e incluso de los delincuentes habituales, que al tener absoluta impunidad se han adueñado del territorio nacional (mientras que la FGR se dedica a perseguir científicos).

       Así que teniendo los senadores la oportunidad de confrontar a la funcionaria por su incapacidad y preparar el camino para su salida (y de ser el caso fincarle responsabilidades), la inmensa mayoría traicionó a sus representados, ya fuera defendiendo a la compareciente, o guardando silencio cómplice.

      De ahí que la participación de la Senadora, con mayúscula, Lily Téllez haya puesto ese día la nota de valentía y dignidad requeridas, sobre todo por el momento tan horrendo que vivimos los mexicanos. Abandonados a nuestra suerte y merced a toda clase de criminales, con o sin organizar.

     Qué vergüenza que los senadores de MORENA y de algunos otros partidos en lugar de ver por el interés, bienestar y futuro de los mexicanos, defendieron como López Portillo la nacionalización de la Banca, la actuación de la inepta secretaria compareciente, así como a su jefe el presidente y su grupo político.

     Claro, es fácil actuar a la manera de las pandillas. Es más difícil y plausible enfrentar a casi todos en su contra y decirles sus yerros, incapacidades y traiciones en su cara. Este es un fragmento de lo dicho por la valiente Senadora:

 

Viene usted al Senado, Secretaria Rodríguez, a defender lo indefendible. Una ocurrencia presentada como política de estado en materia de seguridad, resumida en una frase tan simplona como perversa: ‘abrazos, no balazos’

     Millones de mexicanos creíamos que esa frase comprendía un objetivo: lograr un país con más fraternidad y menos balaceras, pero esa expresión, ‘abrazos, no balazos’, es de hecho la proclamación del compromiso de la 4-T con el crimen organizado, es la declaración abierta del sometimiento de la fuerza pública a la fuerza de las mafias”

 

     ¿Así o más claro y directo? ¿Y los otros senadores…? Dominada por sus ideas y compromiso con los mexicanos, en primer lugar por los sonorenses que la eligieron, la Senadora Téllez continuó con su valiente y certera filípica:

 

“Abrazos, no balazos, es la cínica confesión de que la cuarta transformación entregó la plaza a cambio de quedarse con el poder político, tanta era su ambición que doblaron las manos frente al crimen organizado.

     Estamos ante una desactivación frente al crimen organizado y la Guardia Nacional es el grupo de edecanes más caros que ha tenido el país…”

 

     Cuando una persona es digna, decidida, inteligente y valiente, capaz de convertir estas bufonadas burocráticas en un acto verdaderamente republicano; nos muestra a los ciudadanos que no todo está perdido. Faltaba todavía. Estando presentes en ese recinto los representantes de la Secretaría de Marina, de la Guardia Nacional y de la Secretaría de Seguridad, la senadora sonorense les dijo de frente y dirigiéndoles la mirada:

 

“¿No les da vergüenza, señores? Les invito a que porten ese uniforme no sólo con gallardía, sino con lealtad a la Patria. Las prendas y las estrellas no significan nada si quien las viste no tiene carácter para defender a los mexicanos”.

 

     En un país en el que la traición y la mediocridad pululan con cinismo y desvergüenza entre funcionarios y políticos de todo color, la intervención y las palabras de la Senadora Téllez aportan optimismo y esperanza a los mexicanos de bien. A aquellos millones de ciudadanos que no somos propiedad ni fanáticos de partido alguno, que nuestro país es México, nuestro sistema político es la democracia, y que queremos y luchamos para vivir en un país donde reine solo el estado de derecho (y no ningún dictador o autócrata).

     La Medalla Belisario Domínguez, por esta ocasión quizá sería más adecuada otorgársela a la senadora Lily Téllez en lugar de a Ifigenia Martínez, no porque la segunda carezca de méritos, sino porque la primera, además de valor y dignidad, lo hizo en el momento adecuado enfrentándose con vigor y compromiso con los ciudadanos a una jauría de enemigos de México. Que lo son. Lo dicho: Lily Téllez, una voz valiente y digna en el Senado.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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