Opinión
Columnas

La inmensa mayoría de los súbditos de “Andrés Manuel I’ de Macuspana”, no conocen realmente a su rey. No están atentos a lo que su héroe hace, solo a lo que dice. Dominados por las mentiras de su prócer de pies de barro no disciernen el engaño en el que se encuentran, lo que les impide entender lo que está pasando y hacia donde se dirige el país.

No le conocen, su fervor convertido en fanatismo (ideológico o de la persona) les impide analizar con objetividad al tabasqueño; un hombre con una personalidad al estilo del personaje de Mary W. Shelley, es decir, de Frankenstein.

     Un anarquista de siempre, que odia a los que trabajan, que no soporta el bienestar ajeno, que justifica y ha utilizado la violencia (verbal o física) como método para alcanzar sus insanos deseos. La toma de pozos petroleros en Tabasco y la amenaza de incendiarlos es parte de su añejo historial. Ni qué decir de la toma del Zócalo capitalino o de la importante avenida Paseo de la Reforma (la cual ocupó durante dos meses impidiendo el tráfico y ocasionando pérdidas millonarias a hoteles y negocios de la zona) sin importarle un comino.

Un hombre frío e irracional cuando del bien se trata, que disimula cuando los empresarios o comerciantes son extorsionados o asesinados, es decir, aquellos que ponen su inteligencia, talento y capital para que otros tengan empleo y puedan llevar comida a su hogar y sostener dignamente una familia, es decir, los que producen. Su placer cotidiano es atacarles y tacharles de corruptos, condenando de paso a millones a ingresar más rápido de lo pensado a las filas de los miserables.

Y como en su revanchismo social y amargura interna no le resulta suficiente todo lo anterior, reprueba públicamente a los que tienen aspiraciones y deseos de progresar, invitándoles a que permanezcan pobres, sumisos y sin visión (para poderlos controlar con absoluta facilidad).

Sin una ideología fija, sino regido por un cóctel de todas y ninguna a la vez —aunque intenta pasar como hombre de ‘izquierda’— es acomodaticio según le convenga. Valga recordar que habiendo llegado a la presidencia como abanderado de la ‘izquierda’, se sometió de manera abyecta y servil al presidente norteamericano Donald Trump; el líder más representativa de la ultra derecha de su país y a nivel mundial.

Como titular del Ejecutivo ha ocasionado enormes daños y pérdidas multi millonarias al país, en un momento que el dinero hace más falta que en otras épocas (como sucedió con el suertudo e inútil de Vicente Fox). De nada le sirven sus muchos y costosos asesores, pues, o no le dicen nada para no desatar su incontrolable ira, o no los escucha y hace lo que le viene en gana.

Cotidianamente se opone al crecimiento económico real y propone mitos y cuentos irrealizables a los que llama ‘planes’. Es tal su fantasía, y como buen mitómano, caer engañado en sus propios cuentos, por lo que fue capaz de ir a la ONU a hacer el ridículo en un salón casi vació y a ofender a los presentes y ausentes. Claro, es lo suyo, confundió el mayor foro mundial de las naciones con una mañanera. Total, ofender y decir sus absurdas fantasías, es casi lo único que sabe hacer. También destruir, pero jamás construir.

 

Encarrerado el hombre, envió al congreso, así con minúscula; cámara integrada en su mayoría por incondicionales a los que no les importa el bienestar, futuro y destino del país, pero que estuvieron dispuestos a doblar el espinazo y renunciar a la dignidad con tal de agradecer a su monarca la curul; un presupuesto en el que la educación, la salud, seguridad y democracia (entiéndase INE) fueron mermados, dejando el grueso de los dineros públicos para las fantasías y deseos de su líder, empeñado a empobrecer a México y los mexicanos.

Esta semana la directora de la prestigiada revista Siempre!, Beatriz Pagés, escribió en su editorial puntos por demás coincidentes con esta columna: “La pobreza es la mejor alberca en la que nadan los populistas bananeros, por eso procuran mantenerla llena. Por eso, los diputados de Morena no destinaron un solo peso a las medianas y pequeñas empresas. No quieren fábricas que produzcan riqueza, no quieren ciudadanos libres, sino masas hambrientas que dependan de las migajas o —como dijo el mismo presidente— de las “croquetas” que les arroja el gobierno”.

      ¿Cómo entender, y mucho menos aceptar, que en lugar de promover el estudio y el trabajo, la capacitación y el esfuerzo, López Obrador prefiera que las masas cada vez mayores permanezcan en la pobreza?

Mientras que a las cada vez más numerosas bandas de delincuentes les ofrece abrazos e impunidad total; empresarios grandes, medianos, pequeños y micros, sobre todo los tres últimos, se debaten entre la vida y la muerte económica (y muchos de ellos con la física también al estar oprimidos y extorsionados por la tributación de los criminales, entiéndase EXTORSIONES Y COBRO DE PISO) lo cual no le importa al presidente.

Decenas o cientos de familias se sumen a diario en la angustia total al desaparecer sus hijos, que para decirlo con claridad, SON LLEVADOS POR LA LEVA DE LOS CRIMINALES a una guerra a la que no desean participar, y que de negarse, son los que van a parar a las llamadas fosas clandestinas ¿Y López Obrador qué hace? Nada, absolutamente nada.

Su enfermiza obsesión es hacer de México un país de pobres; sus amigos y compinches de Cuba, Venezuela y Nicaragua ya lo lograron, él también pretende hacerlo. El mismo dijo durante las elecciones de este año, que “las clases medias no se pueden controlar porque son aspiracionistas”, de manera que su intención es empobrecer (y embrutecer) a los mexicanos lo antes posible, acabar con las empresas, no hacer obra pública, permitir el bloque de vías de ferrocarril, el robo de casetas, y demás acciones viles y despreciables que le exhiben como detentador no apto ni calificado para la Presidencia de la República, pues en realidad lo que él aspira es ser: “El rey de los miserables”.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Por primera vez en la historia de esta columna se le concede la razón al presidente López Obrador. En reciente declaración en Hermosillo, Sonora, el tabasqueño expresó airado: “El pueblo se cansa de tanta pinche transa”. Cierto, muy cierto.

     Habrá que aclarar sin embargo que el pueblo, no son los fanáticos e incondicionales que apoyan al mandatario federal, sino TODOS LOS MEXICANOS, los que por si no lo sabe, estamos hartos de tanta pinche transa. Estamos hartos de las transas y raterías de los políticos (de todos los partidos y colores), de sus escandalosos sueldos, de sus fortunas mal habidas, de su divorcio total del pueblo y sus necesidades, de su frivolidad e incapacidad para resolver los múltiples problemas nacionales y locales, estamos cansados.

     Estamos hartos de ver a la familia y parientes de AMLO inmiscuidos en transas. A sus hermanos Pío, Martín y Ramiro López Obrador recibiendo dinero (obviamente proveniente de las arcas públicas) sin que nadie les moleste, sin que el gobierno corrupto de incongruente de su hermano haga valer la ley. A su prima Felipa Obrador recibiendo jugosos contratos de Pemex y a su cuñada Concepción Falcón Montejo por no presentar cuentas de 223 millones de pesos que desapareció del Ayuntamiento de Macuspana, todo con la protección de su pariente en la cúpula del poder.

Estamos hartos de tanta pinche transa de los maistros de la CNTE que cuando les viene en gana(el pretexto es lo de menos) bloquean las vías ferroviarias ocasionando daños multimillonarios a las empresas y paralizando o entorpeciendo la producción nacional. Delitos cuya gravedad se aumenta al considerar las condiciones actuales del país. Vale recordar al gobierno que las empresas son las que crean los empleos y pagan los impuestos (con los que viven y actúan como reyes) ¿O se trata de una guerra poco discreta para acabar con la economía y hacer de México un pueblo de miserables y pordioseros?

Estamos hartos de tanta pinche transa, de que grupos amigos o afines al presidente tomen a diario casetas en las carreteras del país para robarse el peaje (con millonario botín). Causa nausea tanta corrupción, tanta pinche transa -dixit AMLO-.

Estamos hartos de tanta pinche transa, de tomar el dinero de la compra de medicinas para hospitales y clínicas públicas (en un momento terrible, azotados por una pandemia al estilo medieval), el dinero para compra de equipos y material indispensable para la salud de los mexicanos y regalarlo a millones de jóvenes que no quieren trabajar, o a millones de viejos que no necesitan de ese dinero (de los que lo necesitan realmente no se dice nada).

Estamos hartos de tanta pinche transa, de tanto diputado y senador ornamental, que además de costar una fortuna al pueblo, no lo representan en absoluto, pues en la práctica son simples lacayos del dictador sureño. Golpeadores oficiosos que a la manera de pandillas protegen el poder y las órdenes de su amo, pero carecen del respeto, compromiso y deber para defender a los ciudadanos que en el papel representan.

Estamos hartos de tanta pinche transa, de ver como se roban los combustibles de Pemex (diésel, gasolina y gas), ocasionando incluso grandes tragedias y el gobierno disimula; con palabras dice perseguirles, pero en la realidad la impunidad es total, causando con ello daños enormes a la economía nacional (hundiendo, todavía más, a una empresa ineficaz, improductiva, corrupta y en quiebra). Valga señalar que al 31 de marzo de 2021, Pemex tenía una deuda de 2 billones 348 mil millones de pesos, deuda que crece día con día.

Estamos hartos de tanta pinche transa, de ver como la ineficaz CFE deja atrás los avances para sumirse en la ineficiencia, la corrupción, y el pasado, aumentando terriblemente su deuda pública y retornando a la generación de energías sucias y costosas, sumiendo al país en el atraso y ocasionándole problemas legales internacionales con los productores de energías limpias que ya invirtieron en México.

Estamos hartos de tanta pinche transa, de una Guardia Nacional y Policías Estatales y Municipales que cuestan verdaderas fortunas y en la práctica no sirven absolutamente para nada, dejando a los mexicanos en las garras de bandas criminales de todo tipo y tamaño que les tienen aterrorizados, y no solo eso, sino cobrándoles su propio impuesto (extorsión-cobro de piso). Más de 100 mil mexicanos asesinados en menos de tres años son prueba irrefutable.

Estamos hartos de tanta pinche transa, de Procuradurías (Fiscalías) que no resuelven nada, que hartan a los ciudadanos con sus corruptelas e ineficacia, archivando casi todas las carpetas y no enviando a nadie a los jueces, convirtiéndose en cómplices tácitos de los criminales.

Estamos hartos de tanta pinche transa, de Gobernadores (de todos los partidos), de presidentes municipales, regidores y congresos locales, que solo buscan su enriquecimiento personal o de pandilla, perdón, “partido”, que no les importa en absoluto la vida de los ciudadanos y limitan su función a velar por sus propios intereses. Y podríamos seguir páginas enteras, pero nos limitamos a decir y enfatizar, que por hoy, y por primera vez en la historia de esta columna, se le concede la razón al presidente López Obrador: “El pueblo se cansa de tanta pinche transa”. Aunque más que cansancio hay hastío, indignación e iras reprimidas a causa de tanto cinismo.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido el peor en un siglo, que ya es mucho decir. Su incapacidad, su malformación mental y educativa, su inclinación a la anarquía, así como su simpatía por los delincuentes y violadores de la ley le convirtieron en la antítesis de lo que debe ser un presidente de la República.

Para nuestra desgracia se conjuntaron condiciones diversas que ya hemos comentado en abundancia, lo que permitió que este hombre sin la capacidad ni la formación necesarias para tan importantísima responsabilidad llegara a la presidencia de México, lo cual se debe considerar como una desgracia para la Nación. Un daño irreparable en muchos sentidos y un retroceso generalizado cuyas cuentas todavía no se pueden sumar.

Recién al mando del poder ejecutivo, este ambicioso improvisado cerró los ductos de Pemex con el pretexto de combatir el robo de combustibles (hasta para eso es incapaz y errático; el huachicol es el alcohol y el tequila adulterados) provocando una terrible escasez de gasolinas y diesel a nivel nacional. Kilométricas filas y personas durmiendo en sus vehículos hasta por 24 horas para cargar gasolina fueron por algunas semanas estampas imborrables de lo que NO se debe de hacer.

Para combatir a los ladrones de combustibles (según él) ordenó la compra de 671 pipas en Estados Unidos, medida que además de costar una millonada y no ser lo adecuado, encareció las operaciones de Pemex ¿o fue parte de sus perversos planes para crear nuevos empleos y afianzar su liga con el sindicato petrolero?

Su falsa guerra contra los ladrones de combustibles le exhibe también como el resto de sus fracasos, los cuales esconde a diario con sus mentiras y cortinas de humo para desviar la atención de los incautos. La explosión provocada por los ladrones de gasolinas en Tlahuelilpan, Hgo., que produjo 135 muertos y decenas de heridos, es un recuerdo imborrable de la incapacidad del gobierno federal (y local). Una réplica dantesca de un infierno en el que se conjuntaron la ambición de los delincuentes, la indiferencia de las autoridades, y la avaricia de los torpes que por una nada sufrieron una muerte horrenda.

La supuesta “guerra contra el huachicol”, dixit AMLO, no es mas que una simulación propia de un Tartufo con un poder inmerecido; una farsa que día con día daña la economía nacional y sume al país en el caos.

A los 480 mil millones de pesos de pérdidas de Pemex durante su mandato (lo cual la coloca en estado de quiebra), habrá que sumarle los 1,499 millones de dólares robados en combustibles en 2020 y 1,400 millones de dólares robados en lo que va del año 2021 (Onexpo nacional, 5/Nov/2021).

Por si no fuera suficiente tanta impunidad (por tanto, complicidad) las hordas de delincuentes ensoberbecidos a causa de tanto abrazo (sin balazos) han agregado el robo de gas licuado. Robo multimillonario que agrava las finanzas de la ineficaz Pemex y enriquece a los bandoleros. Tan solo en el año pasado (2020) el robo de gas superó los 30,000 millones de pesos (Forbes México, 24/Feb/2021).

Ilícito con mayores peligros para la población como se vio recientemente en San Pablo Xochimehuacán, Puebla, donde los delincuentes provocaron una explosión de niveles de guerra como se pudo ver en las imágenes. Dos muertos y 15 heridos, la mayoría graves, son el saldo en daños a las personas, ya que en cuanto al patrimonio de los afectados suman muchos millones por cuanto cuadras enteras se vieron arrasadas por la explosión.

Lamentablemente y como sucede siempre, López Obrador (cuesta trabajo decirle ‘presidente’ a quien solo ganó unas elecciones, pero carece de la estatura y formación para el cargo) mostró su cinismo y frivolidad declarando “que se corrió con suerte” ¿Qué esperaba: cientos de muertos? ¿Dónde ha estado su gobierno, dónde estaban los guardianes del patrimonio nacional, dónde estaban las costosas y ornamentales autoridades de la paraestatal robada?

Queda claro y en total evidencia que en el robo de combustibles López Obrador es cómplice de este saqueo a la Nación. ¿Cómo justificar su inacción ante semejante daño, no se diga en un momento social por demás delicado, con una economía en colapso, una epidemia de tintes apocalípticos, y el país entero en manos de las bandas de delincuentes, con o sin organizar?

Los recursos del gobierno para controlar los ductos de Pemex y evitar el robo son por demás suficientes y poderosos (a través de la paraestatal Pemex Logística). No hay excusa para permitir semejante saqueo. Y para recordarle al presidente la memoria se le enlistan:

 

“Cuenta con 32,000 kilómetros de ductos, 1485 pipas, 520 carros de ferrocarril, 74 terminales de almacenamiento, 58 estaciones de bombeo y compresión, 17 buques tanque, 16 terminales marítimas y 10 terminales de gas licuado. Una Coordinación de Áreas de Sistemas de Medición…. Los ductos tienen sensores que avisan cuando hay fugas (baja presión). También válvulas, a todo lo largo, para abrir y cerrar el flujo. El tramo donde se produce la fuga (accidental o provocada) puede ser aislado, cerrando las válvulas de antes y después, automáticamente y a control remoto. En el tramo aislado quedan unos 10,000 barriles (más de un millón de dólares).

     El ejército cuida los ductos con guardias de 25 soldados cada 20 kilómetros. Si encuentran una fuga avisan y establecen un cerco para que nadie se acerca mientras se repara. La situación puede observarse con drones. Pemex logística sabe perfectamente dónde, cuándo, cómo y cuánto le roban. Hasta lleva estadísticas de las tomas clandestinas. Pero no da la cara” (Gabriel Zaid, El poder corrompe, Ed. Debate, págs.. 128-129).

 

Sin embargo, y como todos los mexicanos sabemos, la impunidad concedida por López Obrador a los ladrones de combustibles les ha crecido, les ha acrecentado la soberbia y la insolencia, al grado que esta semana en Atotonilco, Hgo, los ladrones intentaron recuperar de las autoridades y por la fuerza, una pipa con 3,000 litros de diesel que les habían quitado en los sitios de robo, lo cual concede una idea del engreimiento de las bandas (Revista Proceso, 5/Nov/2021).

Así que Andrés Manuel López Obrador es cómplice en el robo de combustibles al desobedecer la Constitución que protestó cumplir y hacer cumplir, y por consecuencia las leyes penales que de ella emanan, ya que se ha negado a hacerlas cumplir provocando con su inacción una impunidad jamás vista y daños a México casi incalculables, convirtiéndose por ende en reo de culpa.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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México ha sido cuna de grandes legisladores, de hombres inteligentes y probos capaces de luchar por la República (y contra los enemigos de ella; que paradójicamente la mayoría de ellos siempre han estado en el poder público) con argumentos fundados, apegados a la legalidad y el sentido común.

Tan solo por mencionar un par de casos en el siglo XIX: Francisco Zarco y Vicente Riva Palacio, ambos valientes, inteligentes y probos, representantes de la sociedad y no apéndices o empleados presidenciales (lo que ha sucedido desde siempre en la mayoría de los casos y sin importar el partido político); fueron capaces de utilizar la tribuna para exponer algunas de las piezas de oratoria más brillantes de nuestra historia, compendios o síntesis de los deseos y anhelos de la joven Nación que representaban con dignidad y honor.

En su discurso del 5 de febrero de 1857, durante la promulgación de la Constitución, el primero de los legisladores, Francisco Zarco, un liberal (de verdad, no como tanto farsante y resentido social que en 2021 pueblan ambas Cámaras) deja para la posteridad un mensaje que contiene los deseos de un México unido, libre, sometido al marco legal, sin prejuicios ni abusos del poder:

 

“Bendiciendo la Providencia Divina los generosos esfuerzos que se hacen en favor de la libertad, ha permitido que el Congreso de fin a su obra y ofrezca hoy al país la prometida constitución esperada como la buena nueva para tranquilizar los ánimos agitados, calmar las inquietudes de los espíritus, cicatrizar las heridas de la República, ser el iris de la paz, el símbolo de la reconciliación entre nuestros hermanos…

    Persuadido el Congreso de que la sociedad para ser justa, sin lo que no puede ser duradera, debe respetar los derechos concedidos al hombre por su Creador, convencido de que las más brillantes y deslumbradoras teorías políticas son torpe engaño, amarga irrisión, cuando no se aseguran aquellos derechos, cuando no se goza de libertad civil, ha definido clara y precisamente las garantías individuales, poniéndolas a cubierto de todo ataque arbitrario…”

 

Nada que ver pues con gran parte de los actuales legisladores, cuyo nivel intelectual y moral es incompatible con su función. Basta decir que el jueves pasado (28/Oct/2021), en plena sesión de la Comisión de Salud, el senador José Luis Pech, de Morena, además de mostrar su miseria moral, dejó ver su nivel intelectual y compromiso republicano (indignado porque la senadora Lilly Téllez sugirió al presidente López Obrador que se le conceda la Medalla Belisario Domínguez al sector médico del País) expresando en su micrófono abierto: “A esta cabrona lo que había de decirle ahorita era…”.

Por lo que se aprecia en MORENA y el PT, parece ser requisito la vulgaridad, la incapacidad, el desorden y la ausencia de ideas constructivas en beneficio de México. Diputados como Gerardo Fernández Noroña son hartamente conocidos por su belicosidad y carencia absoluta del deber legislativo, promotores oficiosos del desmadre, la anarquía y la descalificación, aunque sobrados de perversión y vulgaridad, rebajando el recinto legislativo a nivel de pulquería. Aquí uno de sus muchos twitter dirigido a uno de sus compañeros:

 

“Vas y ch… a tu madre. Cuando regreses, vas de nuevo. Luego pasas por tu cupón para ir a la (impublicable)… Finalmente, cuando tengas el valor para decirme de frente lo que me dijiste, te atienes a las consecuencias” (1/Mayo/2020).

 

Sus gritos y ofensas son espectáculo grotesco y frecuente en la Cámara. Son del dominio público, como lo son también la ausencia de propuestas positivas y constructivas en beneficio del país, pues como escribiera el filósofo argentino José Ingenieros: “La política se degrada… En los pueblos sin ideales, los espíritus subalternos medran con torpes intrigas de antecámaras… Los serviles merodean los Congresos en virtud de la flexibilidad de sus espinazos. Lacayos de un gran hombre, o instrumentos ciegos de su piara, no osan discutir la jefatura de uno o las consignas de la otra” (El Hombre Mediocre).

Ni siquiera perciben diputados y senadores (la mayoría) que su nivel de debate es deplorable, indigno y vergonzoso, impropio de quienes dicen “representarnos”. En lugar de confrontar a los funcionarios comparecientes con las carencias, actos de corrupción o incumplimiento de sus deberes, como escolares de primaria les atacan con mantas, letreritos y regalitos de mofa, mostrando sin recato sus limitaciones intelectuales y carencias legislativas. No se trata de atacar a nadie. Su deber es defender el bienestar de los mexicanos, proteger las instituciones públicas, el derecho, y la buena marcha del país en todos los órdenes, pero no lo hacen, se limitan a hostigarles con tonterías (lo que acrecienta el cinismo de los funcionarios incapaces, corruptos, o ambas cosas).

El segundo de los legisladores referidos al principio, el abogado, militar, diputado (liberal), notable escritor y periodista, Don Vicente Riva Palacio, en un Manifiesto dirigido a la Nación, exhibe y condena a diputados y senadores por su abyección ante el poder ejecutivo, que, aunque escrito en el siglo XIX, parece describir a la mayoría de los integrantes de las Cámaras legislativas actuales:

 

—“El uso libre del sufragio, ha venido a estrellarse contra las intrigas innobles del ejecutivo, que ha fraguado una mentida elección de diputados y senadores, con el exclusivo objeto de tener a sus órdenes ciegos instrumentos que aprobarán todos sus abusos y sancionarán todos sus caprichos, logrando así por medios tan indignos, perpetuarse en una posición de que le arroja ya la irritada voluntad del pueblo.

     Entre esos hombres que ayudan como maquinaria servil… que abdican de todos sus derechos y sacrifican todos sus deberes a una vergonzosa complacencia con el actual Presidente… muchos hay que ni conocen el distrito que representan… que han llegado a los augustos escaños del congreso manchados ya por su abyección, no como verdaderos diputados y senadores, sino como favoritos a quienes se señala un sueldo a cambio de su honra y de su conciencia…” (20 de mayo de 1876).

 

Tal pareciera que estuviera describiendo a gran parte los actuales legisladores; simples empleados del presidente López Obrador, por tanto, usurpadores de la curul por cuanto no representan a quienes les eligieron. La Constitución y demás cuerpos de leyes, son la limitante para los excesos del poder, excesos que en el presente han rebasado todo lo permitido y violado cuanta ley y reglamente se les ha atravesado, abandonado el debate legislativo para caer en el simple desmadre ¿o cómo se podría calificar a sus pleitos y zafarranchos al estilo del arrabal, a sus desfiguros en los que sobran las malas palabras, los golpes y las vulgaridades, aunque ausentes del todo los argumentos y el debate republicano?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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