Opinión
Columnas

Aunque sus seguidores evangélicos del PES le compararon con Caleb —no sé si por ignorancia o ambición, quizá por ambas cosas— lo cierto es que el tabasqueño se parece más a Jeroboam que a Caleb. De hecho no se parece en nada al segundo. Para aquellos lectores que el nombre de Jeroboam no les resulta conocido, se trata de un personaje de la Biblia, no precisamente de los héroes de la fe, al contrario, de la galería de los perversos y desviados.

En el entendido de que Dios no oculta los pecados de nadie, DE NADIE (los perdona al que se arrepiente que es cosa muy distinta), las Sagradas Escrituras relatan los hechos humanos sin retoque alguno. Revelan el mensaje divino al hombre caído que busca su sentido existencial, sí, pero también son la historia nacional del pueblo de Israel (lo que permite a todos los pueblos de la Tierra tener un parámetro de medición respecto a sus propios gobiernos).

    Hace tres milenios se inicia la monarquía en Israel. Su segundo rey fue el sabio y amado David, que además de ser ancestro de Yeshua (Jesús, quien algún día quizá no muy lejano recibirá el trono universal), fue un estadista en el estricto sentido de la palabra. Un gobernante que supo unir a las 12 tribus y aglutinarlas en armonía, trayendo paz y prosperidad; que estableció las fronteras de su país trayéndole estabilidad y respeto entre las naciones vecinas.

Por cuatro décadas Israel gozó de su reinado. A su muerte le hereda en el poder su sabio hijo Salomón, quien se aleja de la austeridad de su padre para enriquecer no solo al estado (como se entiende ahora) sino que permitió que la riqueza se creara y distribuyera sobre todas las clases sociales. Su reinado duró otros 40 años, que sumados con el gobierno de su padre son ochenta años únicos y gloriosos en la historia de ese país.

A su muerte hereda el reino su hijo Roboam, un príncipe formado entre lujos y entre sus pares (en el siglo XX se le hubiese clasificado de “junior”). Al inicio de su gobierno, entre las primeras protestas que recibe del pueblo, es una queja acerca de los altos impuestos. A ningún pueblo le gusta pagar impuestos (y menos cuando no se usan correctamente).

El joven monarca pide consejo a los ancianos de Israel, quienes con sabiduría le recuerdan que era mandatario (siervo), no dueño de sus súbditos: “Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles con buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre” (1 Reyes 12:7)

Pero como el joven rey Roboam parecía de Macuspana, es decir, no le gustaban los consejos de nadie y menos los que le resultaban ajenos a su visión ególatra, acude a sus amigos, los otros príncipes, que jóvenes y frívolos como él le aconsejan, no solo que les niegue la reducción de los impuestos, sino que se los aumente (1 Reyes 12:10-11).

    Y como en política los vacíos de poder pronto son ocupados, un líder rebelde de la época, un hombre carismático y popular llamado Jeroboam (que significa contra Roboam) se levanta y arma una revuelta que termina en guerra civil. El país se divide en dos partes: el reino del sur gobernado por Roboam (con apenas dos tribus bajo su mando) y el reino del norte bajo el poder del rebelde Jeroboam (con las restantes diez tribus).

Dios en su gracia y omnisciencia le había anunciado previamente a Jerobam que le iba a poner al frente de Israel, aunque también le advirtió con precisión y claridad cómo debía gobernar al pueblo. Pero como todos sabemos que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, Jeroboam se rebela también contra Dios (ya sabía el camino, estaba acostumbrado), entregándose a todo tipo de violencias e injusticias.

No siéndole suficiente el ser un pésimo rey, Jeroboam abre las puertas de par en par al paganismo y costumbres impías trayendo con ello decadencia para el reino del norte. Baste señalar que de todos los reyes que le sucedieron en el trono, no hubo uno solo bueno, todos malos, violentos, corrompidos y perversos (mientras que en el reino del sur hubo de todo: reyes buenos, malos y regulares).

Y como el poder lo enloqueciera, Dios le envía un mensaje por medio del mismo profeta que le había anunciado su llegada al trono (Ahías), lo cual sucede durante una visita que le hace la esposa del desviado e infatuado rey:

 

—“Ve y di a Jeroboam: Así ha dicho Yahwéh Dios de Israel: Por cuanto yo te levanté de en medio de mi pueblo, y te hice príncipe sobre mi pueblo Israel, y rompí el reino de la casa de David y te lo entregué a ti; y tú no has sido como David mi siervo, que guardó mis mandamientos…  sino que hiciste lo malo sobre todos los que han sido antes de ti…  te hiciste dioses ajenos… para enojarme, y a mí me echaste tras tus espaldas; por tanto, he aquí que yo traigo mal sobre la casa de Jeroboam… y barreré la posteridad de la casa de Jeroboam…” (1 Reyes 14:6-10).

 

Lamentablemente entre los seres humanos una de las cosas más difíciles es aceptar que nos hemos equivocado, peor aún, cuando hemos pecado. En lugar de dar paso a la reflexión y al arrepentimiento, la soberbia incita a la necedad, a la obstinación, cosa que sucede a Jeroboam por lo que intenta dañar al mensajero.

Igual o muy semejante ha sucedido con López Obrador. Dios le permitió durante su larga campaña recoger las inquietudes y cansancio de un pueblo fatigado por tanto corrupto (de todos los partidos, incluyendo a Morena, que no es otra cosa que el PRD remasterizado), qué crédulo le concedió su voto en las urnas. Un voto que no se ha visto recompensado en un buen gobierno, pues se trata a la manera de Jeroboam, de un simple monarca que sólo escucha su propia voz, de satisfacer sus deseos personales de poder e instintos políticos. Queda claro que no agradeció ni entendió cuando menos a la mitad de esos votos recibidos, pagándoles con un gobierno peor de los que habían padecido y cumpliéndole solo a sus fieles incondicionales.

Es tal su parecido con Jeroboam que el día 1º de diciembre de 2018, ya como presidente sale de Palacio Nacional y antes de cualquier cosa, sube a un templete en la Plaza de la Constitución y se arrodilla ante brujos para que le hagan una limpia. Ni Jeroboam se atrevió a tanto, su desobediencia y degradación  se fueron dando en el uso del poder. AMLO lo hizo en unas horas. El problema es que Jerobam arrastró con él el destino de las 10 tribus que gobernaba; igual cosa nos está sucediendo con López Obrador, está arrastrando a toda la Nación y varias de las tribus que conforman la Federación ya están cansadas a causa de sus pésimas decisiones y malos tratos.

     Es tal la ceguera de este Jeroboam posmoderno que con la pandemia que nos mantiene encerrados, la economía colapsándose y la salud del pueblo en gran riesgo (sobre todo de médicos y los que trabajan en hospitales y clínicas), López Obrador se atreve a pedir confianza para alargar otros 45 días el encierro, cuando él mismo dinamitó la confianza de los mexicanos al cancelar en una acción despótica e ilegal la construcción del nuevo aeropuerto capitalino (NAIM) tirando a la basura una verdadera fortuna que hoy nos hace falta.

Su incapacidad para aceptar sus muchos y continuos yerros, de distinguir los problemas y buscar soluciones efectivas, de entender que es presidente de TODOS los mexicanos y no solo de sus incondicionales, de ser capaz todos los días de ofender y agredir a cualquiera que no piense como él o no le aplauda sus continuos yerros (incluso disparates) le hermanan con Jeroboam. Almas gemelas se puede decir. Esperemos que AMLO detenga a tiempo su absurda carrera, se allegue a personas sabias y capacitadas que le orienten y ayuden a gobernar. Que despida a la horda de improvisados que ni saben ni solucionan nada, pues no es lo mismo andar en manifestaciones gritando consignas contra el gobierno, que ser el gobierno y resolver los problemas.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

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Espero que no me pase como hace 20 años. Hace dos décadas advertía a los lectores de mi columna (en ese entonces se publicaba en el Diario El Informador) que el candidato a la presidencia de México Vicente Fox era un hombre ignorante, mentiroso, blofero, torpe, carente de luces, incapaz para ocupar semejante responsabilidad. Por meses lo advertí, teniendo como respuesta todo tipo de ofensas, incluso hasta amenazas de muerte (lo cual nunca antes me había sucedido).

Lamentablemente todas las cosas que dije antes, durante, y al final de su terrible desgobierno se cumplieron, razón por la cual les di forma de libro: “EL HOMBRE QUE NUNCA DEBIÓ SER PRESIDENTE” (presentado en la FIL 2007).

Así que como sucedió hace dos décadas y debido a la terrible pandemia de CORONAVIRUS que padecemos, no solo veo a México sufrir en demasía, lo cierto es que todo indica que nos encaminamos hacia un nuevo orden mundial en el que nada volverá a la ‘normalidad’. Ni siquiera los ataques a las Torres Gemelas (11/Sep) tuvieron las consecuencias que esta peste dejará.

Y no se trata únicamente de la salud de los pueblos de la Tierra, que merced a la epidemia quedaron al descubierto la mayoría de los gobiernos, exhibiendo su mezquindad, negligencia, incapacidad y menosprecio por sus gobernados. Sus prioridades les mostraron ante sus pueblos como lo que son: simples ambiciosos de poder y riquezas. Su cortedad de miras no les permitió advertir a tiempo la plaga que pronto azotaría a sus pueblos de manera que no proveyeron lo que se necesitaría, como tampoco implementaron las medidas necesarias para bajar la intensidad de los daños. A tal grado llegó su incapacidad que apostaron a que algunos países trabajaran en la vacuna (que tardará un año cuando menos para estar lista) olvidándose de trabajar a manera de ya en la cura para la enfermedad. Hoy más que nunca se extrañan los Van Leeuwenhoek, Pasteur, Koch, Ross, Grassi, Roux, Behring y demás hombres de ciencia, hombres que para los gobiernos posmodernos son una carga para el erario (aunque dilapidan fortunas en publicidad electoral, viajes, debates, ruedas de prensa, foros, etc, etc) reduciendo el presupuesto para cultura, ciencia y salud, que en el caso de México han ido más lejos todavía cancelando los pedidos de medicinas, equipo y suministros, incluso cobrando a los pacientes servicios que siempre fueron gratuitos (en los hospitales y clínicas del gobierno).

La salud pues está siendo llevada a terrenos peligrosos. China, luego de salir de la cuarentena, ha sometido a sus ciudadanos a un estricto control tecnológico, de tal manera que su gobierno sabe al instante dónde se encuentran y cuál es su condición de salud (el coronavirus dio el pretexto ideal para el control), ejemplo que sin duda otros gobiernos implementarán bajo el pretexto de la salud.

Es un hecho que la pandemia está abriendo una caja de pandora, abriendo las puertas para un nuevo orden mundial en el que la economía quedará en el centro de los debates y decisiones. A partir de ya el hombre dejará de ser el centro de los cuidados y protección para sus gobiernos, en adelante será a la inversa. Los hombres quedarán para servicio y protección de sus gobernantes, las medidas tomadas por los gobiernos a causa de la epidemia tarde o temprano traerán pobreza y escases mundial; pobreza que será menospreciada e ignorada por los poderosos, cuya soberbia irá en aumento hasta que aparezca un gran líder mundial que los aglutine. Será un sujeto astuto y sagaz, capaz incluso de mostrar acciones que le exhiban superior al común denominador, lo cual acrecentará su soberbia hasta considerarse deidad (‘divo’ como les dicen ahora).

Los más atentos perciben y saben que las cadenas productivas, de distribución y venta no solo quedarán dañadas, ya están dañadas, hecho que se traducirá en un enorme desempleo, pobreza no vista en mucho tiempo y en violencia acrecentada. Lo cual ya es mucho decir si se toma en cuenta que en lo que corre del siglo XXI los delincuentes con y sin organizar han hecho cuanto han querido, recibiendo del gobierno impunidad total (en el caso de México).

    Así que el tema de seguridad será fundamental a partir de ya, más aun de lo que ha sido en los últimos años y la crisis que se avecina acrecentará la violencia y maldad de estos grupos (y de delincuentes solitarios) si los gobiernos no los someten al imperio de la ley.

   El mundo ya es otro, los tiempos ‘normales’ no retornarán, excepto por períodos cortos. Millones de personas estaban acostumbradas a vivir viajando. Entre los efectos de la pandemia de coronavirus es que no solo dejó varados a decena de miles alrededor del mundo que no podían retornar a sus países, también produjo casi de inmediato el cierre de hoteles e industria turística, afectando en gran manera la economía de los países y modificando hacia el futuro esa manera placentera de vivir la vida. En adelante las personas sabias y sensatas cuidarán mejor sus ingresos y no los arriesgarán por una satisfacción temporal que les deje sin dinero y con deudas.

Los alimentos son y serán otro de los temas prioritarios en la aldea global. Y mientras gobiernos obesos, ineficientes, incapaces e inútiles contra la cada vez mayor fauna delincuencial aprietan y asfixian a productores, distribuidores y comerciantes de alimentos, el sector se debilita(rá) ante la falta de apoyos y estímulos, acrecentando la pobreza y con ello aumentando el hambre de los pueblos y por ende la violencia. En el caso de México el actual gobierno ya ha negado los apoyos al campo, negación que se traduce en bajar la producción y encarecimiento de lo que comemos.

Finalmente y aunque hay muchos otros aspectos que esta pandemia modificará en el orden social, hay uno que cobrará especial relevancia: ¡La fe! Todos aquellos cuya fe era superficial, carente de los sólidos cimientos bíblicos y las doctrinas emanadas de la Escritura, se alejarán de Dios e incluso atacarán a los que antes consideraban sus hermanos. Los creyentes que tienen a Dios como centro de su vida, a Jesús su Hijo como su salvador y a su E.S. para darles fuerza y mantenerles firmes, incomodarán a muchos a causa de su cosmovisión y manera de vivir, siendo no pocos de ellos perseguidos y hostigados.

Abreviando, la pandemia que azota dejará al mundo un nuevo orden, no necesariamente mejor, al contrario, los más sabios entenderán que el ser humano al caer en el mismo pecado de Adán y Eva (independizarse de Dios) y haber pretendido iniciar la era grandiosa de la razón y el humanismo ateo, no solo quedó sin asideras espirituales y carente de sentido existencial, sino que legó a la mayoría en las nuevas generaciones un mundo nihilista y hedonista. Un mundo cuyo enorme ego fue derribado hasta el suelo por un bicho invisible que se coronó por encima de la soberbia humana (coronavirus), derribando al mismo tiempo su visión de las cosas y sus maneras de vivir, pero que dejará como secuela un nuevo orden mundial nada prometedor. Sin embargo para los espíritus inquietos y trascendentes el mensaje de la fe judeocristiana sigue siendo cierto, eterno, y absolutamente confiable. Un mensaje que podemos afirmar o conocer en estos días de encierro forzoso por medio de la Biblia ¿No lo crees así estimado lector? Dios bendiga a médicos, enfermeras y personal de hospitales y clínicas, todo nuestro reconocimiento y gratitud.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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Para judíos y cristianos la historia de la primera Pascua celebrada en Egipto contiene enseñanzas fundamentales, enseñanzas que en un enorme porcentaje no son conocidas, por tanto no entendidas. Antes, diremos que la tarde del miércoles 8 de abril se celebra la Pascua. No podemos olvidar que Yeshua (Jesús) era judío y que él no vino a abolir la ley y los profetas, sino a dar su cabal cumplimiento a la fe judía (Mat 5:17) así que de acuerdo al calendario judío, éste día es el mismo que el Mesías compartió el Seder con sus apóstoles (lo que la cristiandad conoce como ‘última cena’).

Volviendo al origen de la fiesta, los hechos ocurrieron hace 34 siglos aproximadamente, época en que los hebreos se encontraban como esclavos en el vecino país de Egipto. Y la esclavitud siempre ha sido terrible, de ahí que clamaran a Dios pidiendo su liberación. El Señor, que por lo general se mantiene al margen si no es llamado, por eso nos concedió el libre albedrío, responde con su amor y misericordia enviándoles un libertador llamado Moisés.

El pueblo judío milenariamente al utilizar la Hagadá en esta fiesta, recuerda los acontecimientos principales, pero nada mejor que la propia Biblia para conocer o recordar en detalle la liberación del pueblo en medio de grandes milagros y señales como nunca se había visto. En las páginas de la Escritura se lee que ante la oposición del Faraón para dejar salir al pueblo hebreo de su país y liberarles del terrible yugo de la esclavitud, Dios le envía a los egipcios 10 terribles plagas.

Por medio de dichas plagas (las aguas se convierten en sangre, luego vienen ranas, piojos, moscas, muerte del ganado, etcétera) el gobernante opresor va debilitándose y comprobando su pequeñez e inutilidad ante el Dios Todopoderoso, sin embargo, y luego de padecer el flagelo de nueve de estas plagas, en un arranque más de soberbia niega la salida del pueblo. Ante esto, el Señor le anuncia a través de Moisés de una última en la que todos los primogénitos egipcios, tanto de humanos como de animales morirían en esa noche, suceso que ocurre puntualmente. Que dicho sea de paso, Dios siempre cumple lo que anuncia pues no tiene que pedir la credibilidad o anuencia de gobernante alguno (de izquierda, derecha o centro).

En cambio para los hebreos y como respuesta a su súplica de liberación, les dice que cada familia tome un cordero limpio y sin mancha, que lo sacrifiqueque con su sangre ponga señal de pacto en los dos postes y en el dintel de la puerta de cada casa; que la carne sea comida asada por los moradores de aquella familia. Comida que fue acompañada con panes sin levadura (matzoth).

Esa noche el ángel de la muerte azotó todas las casas de los egipcios, mientras que en la de los hebreos, además de preservarles la vida, se inicia su proceso de libertad total. Fue la primera celebración de la Pascua.

Poco más de trece siglos después, ya en Israel, Juan el bautista mira caminar hacia él a Jesús, por lo que afirma ante la multitud: “¡Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo!”. En otras palabras: el pueblo judío (y la futura cristiandad) estaban próximos a celebrar una nueva Pascua, aunque ahora la liberación sería respecto a otro tipo de esclavitud: ¡la liberación del pecado! ¿Habrá otra esclavitud más terrible que ésta?

En esta nueva Pascua el cordero a sacrificar tendría que ser también limpio y sin mancha, por esta razón es que Yeshua reta a sacerdotes y líderes religiosos dentro del Templo de Jerusalén: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?” A todos los seres humanos, sin excepción, nos pueden señalar pecados, al Dios hecho hombre nadie, demostrando así dos cosas: primero, que al no cometer pecado cumplía el requisito ordenado por Moisés (limpio y sin mancha) y; segundo, que al no haber hombre alguno con esa condición espiritual, estaba enseñandonos que sólo Dios podía salvarnos. Eso hizo el Hijo.

En esta segunda Pascua, cuando el cordero estaba derramando su sangre inocente en la Cruz del Calvario para salvar a todo el pecador que sinceramente crea (judío o gentil), se arrepienta y busque su liberación; Dios el Padre, aparta por un momento la presencia de su Espíritu Santo para poder descargar su justa ira sobre su Hijo, quien nunca había tenido semejante y horrenda experiencia, por lo que expresa: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?” (cumpliéndose la profecía, Sal 22:1).

     En ese terrible momento para el Mesías, en el que se descarga sobre él la sentencia divina acumulada a causa de los pecados de toda la humanidad de todos los tiempos; con su vida los pecados de todos son pagados (redención), satisfaciendo aquel Cordero inocente y sin mancha la justicia de un Dios santo, justo y ofendido, que no pasa por alto los delitos de los hombres (van incluidas las mujeres), ni permite tampoco la impunidad, así que pasado el mayor acto de amor de todos los tiempos, el Cordero Pascual exclama victorioso antes de expirar ¡CONSUMADO ES!

En otras palabras: una nueva Pascua se había celebrado, una Pascua con un cordero único, limpio y sin mancha alguna de pecado, una Pascua en que la humanidad caída además de redimida es reconciliada con Dios el Padre. Verdades eternas que si no se conocen o no se entienden, la fe judía o cristiana apenas se reduce a una simple tradición religiosa; a ritos sin trascendencia alguna.

Una nueva Pascua en la que la persona que cree que Jesús es el Mesías y acepta su muerte expiatoria como precio de redención y salvación, es liberada de la esclavitud del pecado, siendo sellada mediante el Espíritu Santo. Verdades eternas al alcance de todos en las Escrituras, pero que en estos días de plagas terribles nos recuerdan la liberación de Egipto ¿O usted qué considera estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

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México se encuentra sumido en una crisis de pronóstico reservado, no vista en décadas, quizá en un siglo, trayendo a la memoria los efectos de la Revolución Mexicana a la que se sumaron otros eventos, incluso de salud, como fue el caso de la mal llamada Influenza Española (que azotó toda Europa y se inició en las trincheras) traída por soldados norteamericanos que desembarcaron en Tampico, causando en nuestro país 300,000 muertes en el año de 1918.

Duele decir algo que por años se señaló en esta columna una y otra vez: ¡la incapacidad de López Obrador para gobernar nuestro país! No es un asunto ni de partidos, ni de ideología, es de capacidad, formación e inteligencia, carencias que desnudan de cuerpo entero al actual mandatario. Ninguna persona sensata y enterada de lo que realmente sucede en el país puede aprobar su mandato. Por esta razón es que tantos mexicanos nos oponíamos. La franquicia política era lo de menos, el problema siempre ha sido él.

Inició su desgobierno cancelando el NAIM, obra a la que ya se le habían invertido dineros públicos por más de $140 mil millones de pesos, utilizando el ilegal y acomodaticio asunto de las ‘consultas’, en las que un puñado de sus seguidores decidió por encima de 129 millones de mexicanos. ¿Así o más totalitario y populista?

Es un hecho que a sus cuestionables decisiones para afrontar la pandemia del coronavirus —dejando fronteras y aeropuertos abiertos de par en par, de negar hacer pruebas y evitar gastos sanitarios para detener esta plaga— con sus hechos niega ese interés por el pueblo que asegura todos los días. Sus falacias y engaños ya no es posible ocultar, la realidad exhibe su falta absoluta de ética. Nadie duda que sean bienintencionados en lo que pretenden. El problema es que de buenas intenciones está empedrado el camino al Infierno y en México ya se siente ese horrendo calor, sus pésimas y cotidianas decisiones les han exhibido y no quieren aceptarlo ¿No hay en Morena una sola persona con verdadera inteligencia y capacidad que supla al presidente?   

En los 16 meses que llevan en el poder las bandas criminales, organizadas y sin organizar, se han convertido en los amos y señores del país, mientras que un presidente que sólo le gusta hablar todas las mañanas (aunque lo hace mal, de manera tediosa y sin  atender a fondo los incontables problemas que nos aquejan) se siente por fin realizado. Viviendo en Palacio Nacional y con ello cumpliendo su mayor fantasía. Por desgracia su sueño se ha convertido en la pesadilla de los mexicanos. Una pesadilla que apenas comienza y que requiere con urgencia de despertar a la realidad y hacer cambios urgentes para detener la debacle.

Traen a todo el pueblo mexicano (excepto a los incondicionales de AMLO) espantado día y noche con la pandemia del covid-19, mientras que los criminales asesinan casi 100 personas al día en el país. Es decir, es más fácil que un mexicano muera asesinado que por el coronavirus (al menos hasta hoy), ya que de acuerdo a las cifras oficiales entre enero y febrero asesinaron a 5,751, cifra a la que si le sumamos 3,000 de marzo resultan 8,751; mientras que por la pandemia han muerto hasta el viernes 27 de marzo 8 personas. Abundemos, 8751 asesinatos que en un noventa y nueve por ciento están impunes.

   Lo peor del caso es que si todavía no hay vacuna contra el coronavirus, CONTRA LA IMPUNIDAD SÍ LA HAY, y se llama estado de derecho o aplicación de la ley, situación que exhibe la incapacidad del actual presidente. Pero, ¿podrá gobernar un presidente que no distingue entre hacer valer la ley contra los que delinquen, con la represión? Y si se toma en cuenta que para ganar hizo pacto con toda clase de grupos, muchos de ellos delincuentes probados y en activo, como los maistros de la CNTE, los ayotzinapos y demás y tendremos como respuesta que sus alianzas y mente torcida no le permiten tomar con firmeza el camino de la ley, pues como reza la vieja máxima, “la ley es dura pero es la ley”.

La torpeza y maniqueísmo populista (de la más baja estofa) del régimen ha sido capaz de utilizar en anuncios a un supuesto “halcón” de los que participaron en la manifestación sangrienta del 10 de junio de 1971, para asociarlo con el uso de drogas ¿Hasta en eso han de utilizar su ‘ideología’, las neuronas no les dan para más? ¿No hay daño a las personas, familias, patrimonio, educación, vida social y aniquilamiento de un mejor futuro, al advertir acerca del consumo de drogas?

La desfachatez y falta de respeto del gobernador Miguel Barbosa de Puebla por los enfermos de covid-19 en su Estado, deja al descubierto su hipocresía, insensibilidad y ausencia de principios: “La mayoría son gente acomodada… ¿si lo saben o no? Si ustedes son ricos tienen el riesgo, si ustedes son pobres no, los pobres estamos inmunes”. Se desconoce el rango para medir la pobreza de este bribón que cobra como gobernador, basta decir que además de contar con varias propiedades en su estado, adquirió en la ciudad de México la residencia que fuera del Presidente Miguel de la Madrid, aunque la compró en una ganga, en la friolera de $10 millones de pesos (El Universal, Bajo Reserva, 26/Mar/2020).

La incapacidad y falta de inteligencia para resolver los muchos problemas nacionales son el blasón del actual gobierno. Un gobierno maniqueo, falaz, que predica todos los días su interés por los que menos tienen y a la vez negarles el acceso a la salud. Incluso capaz de cancelar todos los contratos de adquisición de medicamentos y equipos para hospitales y clínicas (bajo el argumento de la corrupción; pero sin tener detectados y probados los casos y consignar a los responsables), dejando sin medicinas a cientos de miles de enfermos en todo el país. Y por si no les fuera suficiente su torpeza e indolencia, cancelaron el Seguro Popular dejando a la mitad de los mexicanos sin manera de atender sus enfermedades y con un sistema de salud colapsado. En caso de aumentar los contagios por la pandemia ¿cómo y dónde atenderán a los enfermos? Se necesita en verdad ser un egoísta recalcitrante y un cínico a prueba de todo para no querer ver lo que sucede y tomar las medidas y acciones que reclama la situación. No son pocas las voces que acusan al gobierno de estar manipulando las cifras de contagios y enfermos, situación que conduce a los jaliscienses a pensar ¿Intervino el gobierno federal para que le cancelaran al gobierno de Jalisco el pedido de 20,000 pruebas rápidas para coronavirus?

Dejando de lado partidos e ideologías, México necesita con urgencia de los mejores para que nos gobiernen y tomen las mejores decisiones. En lo que corre del siglo XXI hemos comprobado, y ahora por cuarta ocasión, que popularidad y mañas electorales no tienen nada que ver con capacidad e inteligencia para los cargos, empezando en primerísimo orden con la presidencia de la República. Ya lo dijo el señor Alejandro Martí, y lo dijo muy bien  al entonces presidente Calderón y su gabinete, advertencia hoy más que nunca necesaria y oportuna: “¡Señores, si piensan que la vara es muy alta, si piensan que es imposible hacerlo, si no pueden, renuncien, pero no sigan ocupando las oficinas de gobierno, no sigan recibiendo un sueldo por no hacer nada, que eso también es corrupción…!”.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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