Opinión
Columnas

Contender por un cargo público sin tener el perfil es un acto supremo de corrupción, corrupción que desde este punto se encuentra muy generalizada. El actual gobierno del Estado de Jalisco, así como la mayoría de los presidentes municipales son parte de esta estadística (al igual que los dos sexenios anteriores). Los cientos de asesinatos, violencia sin límite, extorsiones, fraudes y demás expresiones criminales prácticamente todos permanecen impunes. Gobiernos de utilería, ornamentales y onerosos, apenas atinan a declarar pretextos y excusas, con tan poca sabiduría y tacto que esta semana el gobernador culpó a las familias de lo que sucede en el Estado (una sociedad que aparte de dolida y agraviada, ahora es ofendida).

      Los jueces penales no tienen toda la culpa de la impunidad que goza la fauna criminal en nuestro Estado. El pasado miércoles apareció en la prensa un punto de vista, que ni Alfaro Ramírez, ni el ginecólogo que tiene al frente de la inseguridad (Macedonio Tamez), ni Enrique Ibarra, ni ninguno de su gabinete puede refutar. De acuerdo a una nota recién publicada, entre el 1 de enero y el 31 de marzo de 2019, se iniciaron 44,086 carpetas de investigación, de las cuales solo en 1,784 hubo detenidos, “es decir, en penas el 4 por ciento de los casos bajo investigación se capturó a un sospechoso” (Mural, 16/Mayo/2019), situación que muestra sin retoques que el problema principal SE ENCUENTRA EN LA FISCALÍA DEL ESTADO, reino de la ineficacia y la impunidad.

     Y para que no traten de evadir su responsabilidad, les recordamos los asesinatos contabilizados por algunos medios en días recientes:

Mural, lunes 08/Abr/2019 ————————–        6 asesinatos

Mural, sábado 13/Abr/2019 ————————       8 asesinatos

Mural, domingo 14/Abr/2019 ———————-     11 asesinatos

Mural, martes 16/Abr/2019 ————————-    11 asesinatos

Mural, sábado 20/Abr/2019 ————————      9 asesinatos

Mural, viernes 26/Abr/2019 ————————-   12 asesinatos

Mural, lunes 29/Abril/2019 ————————–   11 asesinatos

Mural, martes 30/Abr/2019 ————————-     9 asesinatos

Mural, viernes 3/May/2019 ————————–    6 asesinatos

El Informador, 18/May/2019 ————————   25 asesinatos

     En tan solo diez días hubo 108 asesinatos, sin contar la mayoría de los cuerpos de personas asesinadas y enterradas de manera clandestina en fosas, excepto los 25 encontrados en Tlajomulco el sábado 17 de mayo por el Ejército (crímenes que se contabilizan hasta el día de su hallazgo).

     En cualquier otra época, cuando había vergüenza y dignidad en el quehacer público, el gobernador y sus principales colaboradores hubiesen renunciado. Su incapacidad es manifiesta. Protestaron en vano cumplir y hacer cumplir la ley. Los muertos ya no caben otra vez en el SEMEFO y los legistas de Ciencias Forenses no se dan abasto con las autopsias.

     Lamentablemente todo lo hacen al revés, creen en su autoengaño que el pueblo está tonto, que desconoce lo que sucede. Para aparentar que están haciendo algo, en lugar de avocarse a detener a los criminales y delincuentes, de entregarlos al Ministerio Público y éste consignarlos de inmediato al Juez de control. No, se apoltronan por horas el sitio de los hechos, ponen listones, llenan de patrullas con luces azules (que deberían andar persiguiendo delincuentes y no estar perdiendo el tiempo tan inútilmente), colocan vasitos de plástico y juegan al detective. Todo para una carpeta de investigación que va directa al archivo. Si esto no es corrupción e ineptitud desconozco como llamarlo.

     Y no solo son los asesinatos. Cualquier denuncia en la Fiscalía tiene como destino final el archivo. Es tal la incapacidad y la corrupción que reina en la Procuraduría (es lo mismo que Fiscalía) que el ciudadano agraviado, incluso si tiene la posibilidad de pagar un asesor jurídico, tarde o temprano se dará por vencido ante la indiferencia de una burocracia que desconoce que SU DEBER ES PROCURAR JUSTICIA pero que lo ha tomado, en el caso de la mayoría, como una mera chamba y en el caso de algunos M.P. como negocio particular. Y es que, no se explica cómo es que las denuncias nunca avanzan, pueden pasar uno, dos y hasta tres años, y el representante social en lugar de representar a la víctima(s), con sus acciones no disimula su protección para el denunciado(s). La razón no requiere de explicaciones.

     En este reino de la impunidad, asunto al que se unen los jueces federales que niegan los amparos con el argumento que “no se agotaron los recursos” (cuando lo cierto es que ni siquiera leen las demandas de lo contrario concederían los amparos para obligar al M.P. a enviar a los jueces tanta Carpeta de Investigación rezagada, sin justicia, agraviando todavía más a un pueblo harto de tanta vejación y menosprecio). El ejemplo de “Jaimito el cartero” —para evitar la fatiga del trabajo— reina entre no pocos funcionarios federales cuyo deber, así como en la Fiscalía, ES PROCURAR QUE SE IMPARTA JUSTICIA, no imponer criterios personales (o de pretexto para no trabajar) que no fueron contemplados por el Legislador.

 

NUEVA CONSTITUCIÓN

     El jueves 16 de los corrientes asistí al antiguo recinto del Congreso de Jalisco a un Foro acerca de la nueva constitución que desea Enrique Alfaro. El gobernador, que se supone es el interesado no asistió, envió al secretario de gobierno Enrique Ibarra, quien antes de entrar en el tema, le ganó el subconsciente pues intentó en su breve mensaje disculparse del clima de violencia imperante en el Estado.

     Lo cierto es que no esperaban, de hecho, no había nadie que representara al gobierno estatal (Enrique Ibarra abandonó el recinto de inmediato), lo que se escuchó. Iniciaron como panelistas dos valientes mujeres que, entre otras cosas, dijeron abierta y directamente “que no se requería de una nueva constitución, a menos que haya habido fraude en las elecciones y quisieran legitimarse”. María Marván Laborde fue todavía más allá, refiriéndoles un refrán que los estadunidenses utilizan “si no está roto, no lo compongas”. En resumen: necesitamos un gobierno que cumpla y haga cumplir las leyes existentes, no que quiera continuar con el engaño de jugar al gobierno como lo han hecho hasta ahora, éste y los dos anteriores.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email. mahergo50@hotmail.com

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La violencia que se padece en México es apenas uno de los síntomas de la enfermedad social que nos aqueja, enfermedad que clasificada desde otros campos pudiera considerarse de muerte. Todos vivimos horrorizados a causa del clima social de violencia imperante, pero casi nadie se pregunta porque las bandas de asesinos se pelean la llamada plaza. Y es que, si no hubiera personas que les compraran sus malditas drogas ¿qué se pelearían? Es obvio que los compradores y consumidores de drogas llevan parte de culpa en esta pesadilla colectiva, en la que dicho sea de paso, no ofrece ningún futuro para las nuevas generaciones. Vivir en muchos de estos casos se ha convertido en un infierno, rectifico, respirar, vivir es otra cosa.

     Confiar en el actual presidente, con su absurda e ilegítima posición de no hacer valer la ley (argumentando falsamente una oposición a la “represión”) es hacerse ilusiones tontas. Sobre todo, cuando formó su gabinete y gran del Congreso con personas sin la capacidad, visión, e inteligencia requeridas, en una palabra, sin el perfil para los cargos y tiempos que se viven.

    Tiempos en los que a muchos ya no se puede considerar que viven. Millones de jóvenes en una u otra forma son apenas sombras. Fantasmas fugaces en el tiempo eterno que les ha tocado en suerte nacer y vivir en México pero que no creen en nada, ni tienen proyecto de nada, ni tampoco desean tenerlo. Quieren vivir el ahora, y este, de manera rápida y violenta.

      Un hedonismo pragmático, en incontables casos violento y promiscuo, caracteriza a gran parte de la masa. Una masa cuyas lecturas se limitan al teléfono portátil y a las redes sociales; lecturas casi siempre sin confirmación y promotoras de conductas producto de la irreflexión y la división, del acusar sin sostén y afirmar sin probar. De esta manera el vacío crece en la misma medida que la insatisfacción interna.

      Unos, arrancados a la fuerza y sin que el gobierno haga algo para devolverlos a casa, otros, de manera voluntaria, carentes de cimientos y un proyecto de vida, se suman a las huestes de las bandas criminales creyendo falsamente que en el dinero rápido y los placeres encontrarán lo que su espíritu vacío gime por encontrar. El espejismo se les convierte de inmediato en bestia sangrienta, una bestia que como la hidra de Lerna produce nuevas cabezas cuyo rostro en ocasiones es el de ellos mismos.

     Alejados de su entorno familiar y habiendo abandonado sus pocos valores mamados en casa, aprenden pronto conductas criminales y en no pocos casos, prácticas satánicas, como es el caso del chamaco que mató esta semana a dos líderes del comercio en el centro de Cuernavaca. La televisión transmitió parte de alguna ‘canción’ hablada (rap o reguetón, no los distingo) por el asesino de estas dos personas y la letra es verdaderamente satánica, escalofriante. Por $5,000 pesos los asesinó. A dos mil quinientos la vida de cada persona, de padres de familia, de ciudadanos, de hombres con responsabilidades en la sociedad, pero que una sombra por unos pesos les quitó una vida que él no tiene. Que le arrebataron o él mismo renunció para convertirse en sombra. Una sombra malvada y perniciosa.

     En medio de todo este espectáculo al estilo de la Divina Comedia del poeta florentino Dante Alighieri, los círculos infernales se reparten en el territorio nacional, Desde Tamaulipas hasta Cancún, desde Tijuana hasta Chiapas, encontrando en medio a Jalisco, Puebla, Guerrero, Nuevo León, Michoacán, y tantos otros puntos de nuestro ensangrentado país.

     Y así como el poeta encuentra en los círculos infernales a prominentes personajes, en esta pesadilla que estamos viviendo despiertos los mexicanos, funcionarios y vendedores de armas de Estados Unidos son parte del cuadro de horror. Ellos han permitido y vendido las armas que han transformado una sociedad en un enorme yermo poblado de fantasmas. Sin duda que compartirán espacio en los círculos descritos por Dante con aquellos poderosos mexicanos que a la sombra de la impunidad han hecho de su país un mundo de sombras y horrores.

     Aquellos que se han unido a los ejércitos del mal nos recuerdan al escritor italo-francés Guillaume Apollinaire, quien gustoso se alistó al ejército galo en la 1ª Guerra Mundial creyendo que hacía bien, pero que una vez consciente de su mala decisión, de que aquello que el había considerado un acto de heroísmo no era sino una horrenda pesadilla colectiva, escribió su conocido poema y con esto nos despedimos por esta semana:

 

                    Con qué alegría marchan los hombres a la guerra.

                    Con qué entusiasmo limpian y cargan sus fusiles

                    Con qué fervor cantan sus himnos de combate

                    Con qué ansiedad toman su puesto en la trinchera

                    Con qué insistencia silban las balas en el aire.

                    Con qué lentitud corre la sangre por su frente

                    Con qué estupor miran sus ojos al vacío

                    Con qué rigidez yacen sus cuerpos en el barro

                    Con qué premura son arrojados en la fosa

                    Con qué rapidez son olvidados para siempre.

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Desde la última década del siglo pasado y en lo que corre del presente nos fuimos quedando sin gobiernos. Ambición, incapacidad y corrupción los fueron diluyendo hasta quedar estos grupos que se hacen pasar por ‘gobiernos’ pero que en lo único son efectivos es en el cobro de impuestos y en fastidiar al ciudadano trabajador y pacífico. En lo demás son ornamentales y onerosos. Demasiado onerosos.

     En lo federal, estatal y municipal, la mayoría de los gobernados se encuentran a merced de la múltiple fauna delincuencial. Pocos son aquellos gobernantes que hacen el esfuerzo de cumplir con los votantes, aun cuando no les hayan favorecido con el sufragio. Para la inmensa mayoría de gobernantes lo suyo es declarar, de ofertar en campaña cosas que sabían no cumplirían una vez en el poder, formar grupos de amigos con aparente ideología (solo aparente) pero cuyo único interés es el poder y el dinero.

    El actual presidente, que en lo personal considero no tiene nada de presidente, aunque haya obtenido el triunfo electoral (Fox también lo consiguió ¿y?). El simple hecho de promover su campaña desacreditando todos los días al presidente Peña Nieto y utilizar a legiones de sus incondicionales para que hicieran lo mismo en las redes sociales y en los espacios de los periódicos que utilizan también el internet, descubre su corrupción moral.

    Corrupción que se agiganta al contender él, y la mayor parte de su equipo, a cargos públicos y de representación social sin tener la capacidad ni cubrir los requisitos mínimos. Los resultados saltan a la vista. Las intervenciones en el Senado y en la Cámara de Diputados a diario exhiben a ignorantes, chiflados y no pocos violentos (incluso delincuentes con cuentas pendientes con la ley) haciendo de tan importantes foros republicanos, espacios más parecidos a la Arena Coliseo o a alguna pulquería (de las muchas que hay en la capital). Eso es cinismo y corrupción ¿AMLO o alguno de sus cercanos incondicionales se subiría a un avión tripulado por una persona ‘honrada’, pero que no supiera pilotear?

    Tanto López Obrador, como Enrique Alfaro (y otros gobernadores), al igual que Ismael del Toro y tantos y tantos presidentes municipales, prometieron acabar con la delincuencia, con meter al orden a tanto asesino, secuestrador, ladrón y extorsionador, y una vez en el poder lejos de cumplir con sus promesas, lo cierto es que los asesinatos han crecido hasta en un 30% respecto del primer trimestre de 2018. Eso, les guste o no es corrupción. Es mentir deliberadamente.

     AMLO desde su campaña se acercó a los evangélicos los cuales cayeron en su engaño o participaron voluntariamente, haciéndose pasar el tabasqueño como uno de los suyos y utilizando algunos textos bíblicos para confundir a los neófitos. Cualquier cristiano de verdad sabe que López Obrador no es uno de los suyos. Arrodillarse el día de la toma de posesión ante brujos para que le hicieran una ‘limpia’ pública en el Zócalo de la capital, es propio de esotéricos y paganos, y cualquier cristiano (protestante o católico) que conozca la Biblia sabe que tal acción es considerada abominable por Dios.

     Así que mentir, descalificar a sus oponentes con falsedad y utilizar a otros con el mismo fin, y contender por un cargo para el que no cubre el perfil, le hace reo de culpa, pues como dice la Escritura “en lo que a otros juzgas a ti mismo te condenas”. Queda dentro de la advertencia del británico C.S. Lewis: “Tampoco veo muy probable que la historia nos muestre un solo ejemplo de un hombre que, habiendo salido fuera de la moralidad tradicional y habiendo alcanzado el poder, haya usado ese poder en forma benevolente” (La Abolición del hombre).

     Habiendo protestado cumplir y hacer cumplir la ley, López Obrador ha hecho exactamente lo contrario. Las bandas delincuenciales así como delincuentes solitarios y ocasionales han hecho lo que han querido sin que el presidente, ni los gobernadores (al menos el de Jalisco) y los presidentes municipales los toquen siquiera. La impunidad ha sido total y la ley letra muerta.

     Con el pretexto de la Guardia Nacional han continuado en campaña prometiendo resultados a futuro cuando ya han pasado cinco meses y México, Jalisco y la zona metropolitana de Guadalajara (y muchas otras del país), se encuentran bañadas en sangre y el gobierno atina apenas a declarar aparentemente indignado, pero sin hacer nada efectivo para poner orden. Posición imperdonable cuando tienen cada uno bajo su responsabilidad y orden, cuerpos militares, policías federales, estatales y municipales, así como un sistema judicial a lo largo y ancho del país.

     Al multimillonario robo de gasolinas en lugar de atacar con toda la fuerza del estado a las bandas de ladrones, con una lógica que ni Kafka hubiese imaginado, cerró los ductos y compró más de 500 pipas (sin licitación). En los pocos horarios que abrían los ductos, los ladrones de Tlahuelilpan Hidalgo, en un saqueo a manera de aquelarre, mueren 135 quemados. Qué pena, sí, pero ellos sabían lo que estaban haciendo y a lo que se exponían.

     Sin embargo la mente y respuestas anormales del presidente nos asombran un día sí y otro también. En días recientes dio ayuda económica para los parientes de los  muertos en la explosión. ¿Por qué no dar esa ayuda a familias mexicanas con necesidad que están en hospitales y son personas pobres y respetuosas de la ley?

     La terquedad del presidente para no hacer valer la ley es imperdonable. Escudarse en la falsedad de que “él no va a reprimir a nadie” es absurdo e injustificable. No lo cree nadie, excepto algún bobo o ciego voluntario. Si él siempre vivió al margen de la ley o provocando a la autoridad es otra cosa. Quien delinque debe atenerse a las consecuencias, es parte del contrato social, del estado de derecho y de la auténtica democracia.

     ¿Cuántos de los criminales de la matanza de Minatitlán han sido detenidos? El miércoles 1 de mayo en el noticiero que dirige Ciro Gómez Leyva, pasaron como en otro pueblo de Veracruz asesinaron a sangre fría a 3 turistas que pagaron a un chamaco que les sirvió de guía para llevarlos a unas cascadas (y la turba estúpida les acusó de secuestradores). Las familias de esos inocentes asesinados, deshechas ante esta tragedia, señalaban que no hay gobierno. Y es totalmente cierto, no hay gobierno, solo violencia. Muchos ciudadanos nos preguntamos ¿de qué se ríe el presidente todas las mañanas? ¿En honor a qué mantiene todos los días esa sonrisa sardónica mientras que miles y miles de familias mexicanas lloran a sus muertos, o ante la desaparición de los suyos, o se mantienen aterrorizados a causa de los secuestros y los extorsionadores, de qué se ríe?

     Ante la impunidad la delincuencia se ensoberbece y crece. El jueves en la madrugada una banda de delincuentes armados y encapuchados se metieron (por el rumbo de Agua Blanca) a robar casas y secuestrar a algunos de sus moradores, para finalmente soltarlos en la madrugada del viernes desnudos y golpeados. La Fiscalía no quiso aceptar denuncias a los familiares y en los medios no se supo nada ¿Manipulando las estadísticas creen que van a revertir tanta maldad permitida y alentada a causa de que no hay gobierno?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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Los hechos demuestran casi siempre la realidad de las cosas exhibiendo de continuo palabras y promesas falsas. En asuntos de política, populistas y demagogos dicen o intentan mantener en el engaño a sus gobernados, diciéndoles cosas que nunca son ciertas o al menos no como pretenden endilgarlas.

 

En el caso de nuestro país y en lo que corre del presente siglo, la clase política cada vez es de menor capacidad intelectual y la ética es materia que no conocen o de plano la repudian (es ajena a su formación, mejor dicho, a su deformación).

 

Poblado el gobierno de gandallas, abusivos, avaros, oportunistas, resentidos sociales y revoltosos profesionales (sin distinción de partido), los ciudadanos han quedado a merced de grupos o bandas cuya preocupación es otra, menos la del bienestar de los gobernados. Lo suyo es enriquecerse rápido, sin problemas, y procurando acomodar las cosas y a los suyos para ganar la siguiente elección.

 

Sus promesas de campaña vistas una vez que llegan al poder son una ofensa continua contra el pueblo. Ese pueblo, en el caso de López Obrador, se conforma apenas con los maistros de la CNTE, autodefensas de la comandante Nestora Salgado, las falsas normales como la de Ayotzinapa, los padres de los 43 vándalos que mataron por andar delinquiendo con autobuses robados a 150 kilómetros de su escuela y a la 1:00 a.m., así como diversos grupos de alborotadores profesionales.

 

Grupos a los que ahora se están sumando los viejos y los chamacos, a los que con dinero está comprando su voluntad. Viejos y chamacos a los que no se les dice que AMLO no les da nada de su bolsa (nunca ha trabajado en nada), que es dinero que sale de los bolsillos de los mexicanos que trabajan. No de las grandes empresas, que proporcionalmente no pagan igual que los de media tabla hacia abajo.

 

El dinero para pensiones, becas y demás formas para comprar conciencias y aliados para hacerse del poder y no soltarlo, es decir, una dictadura, sale de los impuestos del señor de la tienda de abarrotes, del de la tlapalería, del taller de laminado y pintura, de la peluquería y del salón de belleza, de la fábrica o taller de zapatos, del que renta autos, de fondas, restaurantes, y cuanto negocio micro, pequeño y mediano existen en México. De sus impuestos es de donde se está regalando dinero. No de AMLO ni de Morena, ni del PRD, PAN, PRI, MC y cuanta franquicia política se oferta.

 

Para el verdadero pueblo solo hay desprecio, ofensas, abandono, elevadas cargas tributarias y una burocracia indolente, que además de tratarle con menosprecio le hace la vida imposible y busca la manera de dañarle, de hacerle saber cotidianamente que ellos son el poder (como si se tratara de alguna monarquía tiránica).

 

En el caso de López Obrador es tal su ceguera y desprecio por la mayoría de sus gobernados que no hay día que no corrobore lo anterior. En sus absurdas, y enfadosas reuniones matutinas todos los que no piensan como él “son fifís, adversarios, enemigos, conservadores” y cuanto calificativo conoce su reducido vocabulario y limitada capacidad para el cargo. Pasa por alto que es el presidente y que debe gobernar y respetar a todos los ciudadanos. Lamentablemente sigue en campaña o actúa como si así fuera, ofendiendo sin reparo incluso a la prensa que no le quema incienso o le aplaude a sus incontables y cuestionables acciones.

 

En su condenable maniqueísmo no existen los tonos grises, o es blanco (que él y sus huestes representan) o es negro, color que representa a los “neoliberales” corruptos y malvados ¿Nadie le ha dicho o le ha ayudado a entender que existimos millones de mexicanos que no somos neo liberales, que amamos a México, que estamos en contra de la corrupción, pero que no compartimos su cosmovisión, y que todas las mañanas nos ofende en sus enfadosos sermones?

 

Como también ofenden a los mexicanos los gobiernos estatales (y el federal) que indefectiblemente, ya sea para las vacaciones de semana santa y pascua, o en las de verano, se les ocurre ir a reparar las carreteras, haciendo de las vacaciones de los ciudadanos una tortura y una ofensa ¿Por qué no reparar antes o después?

 

Ayuntamientos como el de Guadalajara, que en lugar de hacer valer el Reglamento Municipal y obligar a los negocios a proporcionar los cajones de estacionamiento para sus clientes y empleados, dejan que las casas de los vecinos sean invadidas obligándoles a estacionarse afuera de sus casas (tapando sus propias cocheras, pero sin obstruir las banquetas) ¡Ah no, los fariseos al servicio de Ismael del Toro folio en mano salen en tropel a levantar multas de $ 3,800 pesos! Mientras, el ciudadano triplemente agraviado se pregunta ¿y porque no existe ese celo contra la fauna delincuencial, porque no detienen a las legiones de asesinos que andan sueltos en la calle, a los ladrones de automóviles, a los de autopartes, a los extorsionadores, a los asesinos y secuestradores de mujeres, a los vendedores de droga que envenenan a jóvenes y niños, a los que saquean las casas? ¿Por qué su celo se limita al ciudadano pacífico y ordenado?

 

Se han cebado contra la gran masa de ciudadanos ordenados y pacíficos y se han desentendido de los violadores de la ley. Esta semana nos enteramos de un incendio de maleza en un Parque Industrial de Tlajomulco y mientras los de Protección Civil luchaban contra aquella amenaza para las empresas, indolentes inspectores de la Secretaría del Trabajo las merodeaban con el fin de infraccionar o cerrar fuentes de trabajo ¿Qué les ha hecho el verdadero pueblo bueno, el que cubre sus quincenas?

 

El desprecio contra los ciudadanos es impresionante, pero los gobiernos, en sus tres niveles no lo quieren ver. Un caso más, aunque el lector debe tener en mente mucho otros, es la llamada Reforma Laboral, que dicho sea de paso ya estaba desde el gobierno anterior, lo que faltaba era adecuar las leyes secundarias. La cuestión es que quedaron de nueva cuenta las fuentes de trabajo a merced de bribones, de trabajadores mentirosos capaces de inventar las peores falacias y cuentos para hacerse ilícitamente de un dinero o acabar con una micro o pequeña empresa sin consecuencia alguna. El delito de perjurio es letra muerta, aun con la nueva legislación penal (y laboral).

 

Presidente, Gobernadores, Presidentes Municipales y dependencias públicas están obligadas a hacer un alto. Su trato despótico y su desprecio para el ciudadano han llegado al hartazgo. Es necesario oír la voz del pueblo. El cansancio es mucho ¿O usted que considera estimado lector?

 

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

 

 

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