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Lamentablemente una gran parte de la cristiandad (indistintamente de la corriente a la que se pertenezca) no conoce bien a Dios revelado en las Escrituras, como también desconoce a fondo la mayoría de las doctrinas bíblicas. El incendio de la catedral de Notre Dame en Paris puso de manifiesto que incluso la culta Europa, en cuestiones de fe, se encuentra en franco retroceso. Miran las exterioridades solamente, pues las cosas interiores, las del espíritu, tiempo ha que han dejado verlas a causa de su desinterés y descreimiento. Confunden el arte con la fe judeocristiana. Son cosas distintas.

     Pero, vayamos por partes pues se trata de ayudar y orientar. La tarde-noche del viernes se inició el Seder de Pesaj (ceremonia u orden de Pascua), celebración que recuerda la salida del pueblo hebreo de Egipto y su liberación de la esclavitud. Momento histórico y profundamente especial en el que Dios hace pacto con Israel, y para limpiar todo pecado del pueblo, ordena el sacrificio de un cordero sin mancha (por familia) cuya sangre se colocaría en el dintel y marco de todas las casas; sangre que libraría a cada familia de la muerte, de manera que aquella noche, mientras que a los recién liberados de la esclavitud se les concede vida a través de aquel cordero sacrificado, los primogénitos de los egipcios mueren todos.

     Así que la fiesta de la Pascua contiene varios elementos simbólicos, todos importantes y trascedentes. Primero, que el pueblo de Dios estaba sometido a dura esclavitud y en su dolor y angustia clama al Señor quien les envía un libertador (Moisés). Segundo, que antes de liberarlos hace pacto de sangre con ellos a través del sacrificio de un cordero inocente y sin mancha. Tercero, hecho este pacto, les saca con brazo extendido en medio de grandes señales y milagros. Cuarto, no descansa hasta introducirlos a la Tierra Prometida.

    Si trasladamos todos estos símbolos a la fe de judíos y cristianos que dicho sea de paso es la misma, aunque vivida desde diversas culturas y tradicioneslo primero que se requiere es que el pueblo (o la persona) sometido a la esclavitud del pecado, que no hay otra más dura, clame a Dios pidiendo liberación. Dios no interviene si no es llamado.

    Segundo, que al pedir liberación debe hacerse pacto con Dios, de otra manera ni es pacto ni es con Dios, pacto que se hace a través del cordero perfecto, el justo que murió por los injustos derramando voluntariamente su sangre para nuestra salvación. Tercero, así como sacó hace 34 siglos a Israel de Egipto, el Señor continúa sacando a sus hijos de la esclavitud del pecado, siendo el primer milagro el cambio de vida en la persona, cambio al que se van sumando señales en la vida de la persona (que muestran la bendición y protección Divina) hasta que, como cuarto simbolismo,  parte a su encuentro final y eterno con el Mesías quien no solo promete el reino de los cielos a su pueblo e hijos, sino que él mismo se encarga de recibirlos y dar entrada. No creer todas estas verdades reveladas en las Escrituras, es no haber entendido jamás la fe judeocristiana.

     Esta semana el mundo occidental se conmovió a causa del incendio de la catedral francesa de Paris, hecho que desde el patrimonio cultural duele y se entiende, pero no desde la fe pues la propia Escritura afirma que “Dios no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:24-25).

     Uno de los mayores orgullos de sus apóstoles y discípulos era el hermoso templo de Jerusalén, como judíos y practicantes de la fe de sus padres (los apóstoles nunca fueron cristianos como muchos ingenuamente creen) en una expresión absurda y chauvinista, pretenden presumirle el templo a quien repetidamente les había dicho que Dios el Padre y él, Yeshua, eran «Ejad», es decir, Uno. El Mesías sin molestarse en absoluto, no solo les ubica en sentido correcto de las cosas espirituales, de su uso y significado, sino que aprovecha para hacerles un vaticinio que 37 años después de cumpliría cabalmente:

—“Respondiendo él, le dijo; ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada” (Mat 24:2).

 

     ¿Acaso no le gustaba a Yeshua (Jesús) el hermoso templo de Jerusalén? Sí, por supuesto que le gustaba, pero para él son de más valor la vida y salvación de una persona que un edificio. En su mensaje eterno se habla de un Templo eterno, de un Templo indestructible, Templo espiritual que se integra con todos los judíos y cristianos que han respondido a su amor, que han hecho pacto con Dios a través del Mesías; los de antes de que viniera lo hicieron en fe y en esperanza; y los que después lo hemos hecho a través de Yeshua aceptando su sacrificio expiatorio como pacto y precio de nuestra salvación. Entre todos formamos ese Templo.

     Doctrinas estas, redención y salvación, tan poco entendidas a causa de un pésimo magisterio que se ha enfrascado en los ritos y rezos y se ha olvidado casi de manera total de las enseñanzas bíblicas. Ver a las multitudes que se compadecen de una imagen de Jesús como si estuviera todavía allí o como si le hubieran salido mal las cosas, es digno de conmiseración.

     Nadie les ha dicho que él puso voluntariamente su vida para salvarnos (como cordero pascual) y con su sangre nos libró de la muerte eterna. Y no se quedó en la cruz o sepultado en la tumba de un rico (como estaba profetizado sería enterrado), sino que resucitó con poder y gloria demostrando con ello ser el que dijo ser. Como segundo Adán, ya que el primero fracasó y por él nos vino la muerte, Yeshua venció la muerte, abriéndonos las puertas del cielo, de su reino eterno que a causa de la esclavitud del pecado nos estaban cerradas. Buenas Nuevas que nos anuncian las Escrituras y que la gran mayoría desconoce o entiende solo de manera parcial.

     Tan es así que algunos ricos en menos de 24 horas donaron  $600 millones de euros para la reconstrucción de Notre Dame, el edificio de simples piedras, mientras que para llevar las Buenas Nuevas de salvación a las otras piedras (las personas, que son las que en realidad conforman el Templo) ya casi no hay quien aporte ni se interese.

     Cuando Juan el Bautista vio venir a Yeshua en el Jordán, declaró para todos: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29), si no se entiende que la primera pascua durante la salida de Egipto, era señal y símbolo para que Israel y la futura cristiandad, entendieran la reconciliación con Dios a través del Mesías como cordero perfecto en una pascua perfecta, no se ha entendido nada. Están como los parisinos, afanados y en duelo por el templo equivocado.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Pensar que con la entrada de la Guardia Nacional la criminalidad desbordada se va acabar, además de ingenuo raya en tontería. Leyes hay, cuerpos de policía y poder judicial también, lo que no hay es voluntad de aplicar la ley, de hacer valer el estado de derecho, que, dicho sea de paso, cuestan verdaderas fortunas a los mexicanos sin que reciba a cambio nada que no sea inseguridad, secuestros, asesinatos, robos, extorsiones, desapariciones de familiares, asaltos y todos los etcéteras que se quiera y guste.

      Si López Obrador, los gobernadores y los presidentes municipales realmente desearan poner orden y someter al imperio de la ley a la fauna criminal que mantiene aterrorizada a la población de costa a costa y frontera a frontera, con los recursos y elementos que disponen ya hubieran hecho algo, que téngalo por seguro, ya se hubiese reflejado en una mejoría. Pero no, solo promesas, solo darle largas al asunto, ofreciendo como si continuaran en campaña una solución a futuro mediante un inexistente cuerpo que por lo que dicen es posible traigan para la guardia nacional elementos de Suecia o algún otro país cuyo pecado no sea la corrupción, la transa, lo chueco, el robo, el soborno.

     En ese marco de adversidad que exhibe al gobierno mexicano, en sus tres niveles, como inútil, permisivo, ornamental, laxo, barco, cómplice, o como usted quiera nombrarle, las manifestaciones vistas en esta semana que concluye nos muestran que el artículo 9º constitucional es respetado por unos cuantos a los que el gobierno orilla hasta el extremo de tener que hacerlo, mientras que vándalos y delincuentes tienen varios lustros de haber encontrado en esta garantía fundamental el pretexto idóneo para delinquir, sin que el gobierno les haga absolutamente nada.

     Para aquellos ciudadanos que no conocen el texto de dicho artículo, se reproduce, sirve de muchos funcionarios lo conozcan o lo recuerden (según sea el caso, que es de considerar que la balanza se carga en la primera opción):

“No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada, tiene derecho a deliberar.

     No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta por algún acto, a una autoridad, si no se profieren injurias contra ésta, ni se hiciere uso de violencias o amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee”.

    Como se desprende del propio texto constitucional (las negritas han sido puestas por este periodista para remarcar lo que a diario se viola y la autoridad lo permite) la inmensa mayoría de las manifestaciones son ilegales de origen, o rompen la legalidad en el curso de su expresión.

     Veamos un caso, no raro, rarísimo, pero que es el modelo correcto y exacto que contemplaron los legisladores de 1917; una manifestación ocurrida esta semana y organizada por médicos residentes de la ciudad de México. Y es que, además de que durante esa etapa profesional el estado se cobra con exceso la preparación de estos profesionistas, la poca ayuda que reciben les ha sido detenida, situación que les obligó a manifestarse.

     Sin embargo, su manifestación que llegó hasta Palacio Nacional no paralizó el tráfico, no molestó a otros ciudadanos. Con sus batas blancas y porte digno, caminaron por las banquetas hasta llegar a su destino. Ya en Palacio, unos cuantos de ellos hicieron saber a la autoridad la razón de su manifestación y reclamo (absurdo kafkiano; sobre todo en un gobierno que se desvive en regalar el dinero a todo mundo, incluso a las multitudes de ladrones de gasolinas y sus familias ‘para que no roben’) y los que benefician y bendicen al país tienen que salir a reclamar a papá gobierno que no se olvide de sus deberes.

     Resulta absurdo y reprobable que a los perezosos (para no decirles haraganes) que ahora se les conoce como “ninis,” el gobierno federal les pague por su linda cara, y a los que cuidan lo más preciado de una sociedad, la salud, se les regatee y atore el necesario pago para subsistir. Increíble.

     Bueno, pues los médicos reclamantes son ejemplo de cómo se debe manifestar cualquier grupo que tenga algo que pedir o reclamar. Su salida a la calle dejó un precedente de cómo se deben llevar a cabo las manifestaciones y someterse voluntariamente al imperio de la ley. En este caso a la Constitución, y es que, si no obedecemos la Carta Magna ¿quedará algo por respetar?

     La cara opuesta en cuanto a este derecho, el derecho a manifestarse, lo realizaron para variar un poco, los maistros vándalos de la CNTE, que para llevar a cabo sus manifestaciones, robaron autobuses, obstruyeron avenidas, profirieron injurias contra la autoridad, hicieron uso de múltiples expresiones de violencia, bloquearon calles y avenidas, tomaron casetas de autopistas (asunto que implica la comisión de varios delitos), bueno, en Guerrero asaltaron en el estricto sentido de la palabra, el edificio de Finanzas en Acapulco, quemando y destruyendo mobiliario y documentos. Con el rostro cubierto (como lo hacen los bandoleros y los cobardes) los maistros sureños cometieron sus múltiples delitos con daños muy cuantiosos, que no los pagan los funcionarios, los paga el pueblo mexicano con sus impuestos, sin que el gobierno federal estatal o municipal, haya intervenido o movido un dedo siquiera.

     ¿Para qué queremos gobierno? ¿Para qué se celebran elecciones si cada tres o seis años nomas cambiamos de exactores, y en algunos casos de opresores o cómplices de los criminales? Abreviemos: si en verdad el gobierno tiene la intención de garantizar la paz social y el estado de derecho, no tiene porque esperarse a la guardia nacional, con lo que cuenta, que es mucho y muy costoso, puede iniciar, y las manifestaciones aquí señaladas, marcan el modo legal y correcto, como el ilegal e incorrecto. Si sus declaraciones en este rubro son de verdad, con someter al imperio de la ley a los maistros delincuentes de la CNTE lo pueden demostrar. De lo contrario, solo retórica y manipulación nos esperan a los mexicanos

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Resulta cómodo, además de común, criticar al gobierno, que, dicho sea de paso, nos quedamos cortos al hacerlo. Sin embargo la autocrítica entre los gobernados escasea, sobre todo si ésta se hace de manera amplia. El espejo no gusta, refleja imágenes no deseadas, y es que, de unos años a la fecha la frase “estado fallido” se hizo popular, la cuestión es que el espejo, mirando hacia los ciudadanos, refleja una realidad horrenda y deformada. Una realidad que podemos calificar como SOCIEDAD FALLIDA.

     Se dice que un estado es fallido cuandose ha hecho ineficaz, cuyo control sobre su territorio es solo nominal, que permite grupos armados (e incluso desarmados) que desafíen su autoridad, que no cumple ni hace hacer cumplir las leyes provocando con ello altas tasas de criminalidad, corrupción extrema, baja tributación y nula protección a la inversión, promueve además el mercado informal y una burocracia impenetrable, así como la existencia de un poder judicial tan onerosos como inútil.

     Si tomamos como referencia la anterior descripción, podemos decir que una SOCIEDAD es FALLIDA cuando solo tiene control en lo nominal, pero que en la realidad cada quien hace lo que le viene en gana y la desunión y división le caracterizan. ¿Cómo podremos afirmar con verdad que somos un pueblo, si el presidente día tras día se encarga de dividirlo con calificativos ofensivos y marcando brechas que la plebe fanática le aplaude? ¿Cómo esperar mejora alguna cuando en un arrebato demencial y carente de toda sensatez es capaz de pedir a España que pida perdón por hechos sucedidos hace 500 años?

     Y si el líder que ganó la presidencia, lo cual no cambia ni hace mejor a nadie, solo es indicador que obtuvo la victoria en las elecciones, promueve todos los días los pleitos sociales ¿cómo se encuentra entonces la sociedad misma?

     Hagamos un breve recuento, el tema reclama exhaustividad y apenas un ensayo multidisciplinario nos daría una respuesta más amplia, por lo que aprovechando la inmediatez y brevedad del periodismo lanzamos estos pensamientos y reflexiones.

      En primerísimo orden la institución que sostiene cualquier sociedad y lo ha hecho por siempre, es la familia, sobre todo el modelo judeocristiano, institución que en el México posmodernista se encuentra en verdadera crisis y sujeta a todo tipo de ataques, incluso, como dijera cierto político bajo “fuego amigo”.

     Durante miles de años la familia se integró como lo señalan las Sagradas Escrituras: con un padre, una madre y los hijos (van incluidas las hijas, solo los ignorantones Fox y Martha aclaraban hijos e hijas, chiquillos y chiquillas, y contra la torpeza no hay antídoto). Los roles estaban perfectamente definidos, así que mientras el padre como cabeza del hogar se encargaba de trabajar y proveer para todas las necesidades, la madre, como saben los viejos, los jóvenes o lo ignoran o quieren ignorar, además de ser la encargada de que el hogar fuera un verdadero sitio de amor, refugio, descanso y convivencia, tenía una serie de atributos y capacidades delegadas (nada de que estaban relegadas, no eran protagónicas que es otra cosa) de manera que la educación y formación de los hijos era tarea suya. En resumen. El país funcionaba y bien, gracias al trabajo de esas mujeres nobles, amorosas y esforzadas. Y cuando digo amor no digo que eran empalagosas, no, algunas quizá tenían carácter de militar, pero eran puro corazón, se daban por su familia y así gastaban su vida hasta sentirse satisfechas de haber cumplido con su deber. Un deber que se reflejaba en la sociedad toda.

      Hoy esas mujeres son acusadas de debiluchas, de explotadas, sometidas, etcétera, etcétera. Nuevas voces al estilo de la sociedad que describe Gilles Lipovetsky se levantan y promueven otro estilo de familia, pero al estilo democracia (aunque totalmente deformado) donde todos valen igual y todos opinan igual, donde el concepto de autoridad es equiparado con “represión” y los padres deben abstenerse de poner una buena cintariza al chamacho grosero o que haya cometido falta grave.

     En ese nuevo ‘modelo’ los hijos son candidatos directos a ‘ninis’ pues los aman tanto (no creo que más que lo que nuestros padres y los de antes lo hacían)que para no explotarlos no trabajan en nada ni son molestados en nada, pero tampoco aprenden a hacer nada. Antes desde quinto o sexto de primaria, o en primero de secundaria los hijos empezábamos a ser enseñados a trabajar. Nunca nos sentido explotados y el buen habito del trabajo permanece hasta la vejez. No sabemos estar de ociosos ni de parásitos como los ninis (impensable que el gobierno alentara y pagara a los haraganes).

    Con el respeto debido a esas pobres mujeres que han tenido que hacer el doble papel (de mamá y papá) porque algún nini o un poco hombre les embarazó y dejó toda la responsabilidad (y que cada vez son más). Para ellas el estado es cosa muerta. Las matan, las esclavizan, golpean o desaparecen y no hay quien las encuentre ni se preocupe por hacerlo. Y no solo a este grupo, el espectro de la indiferencia se ha ampliado al grado que poniendo de pretexto la corrupción, el nuevo gobierno les ha quitado las indispensables guarderías, agravando la carga a estas heroicas mujeres.

     ¿Dónde quedaron los padres que enseñaran a sus hijos a salir como hombres a responder por sus acciones?De hecho la palabra hombría ya ni se escucha, y es probable que la mayoría de los jóvenes no la entienda, la confundan con “machismo” o con traer colgados genitales masculinos.

    Se trata de una sociedad que ha roto todas las barreras y carece ya de controles. Los conductores de autos y camiones se pasan los altos, se estacionan en doble o triple fila o donde se les pegue la gana (incluso afuera de Palacio Nacional como lo hicieron los nuevos próceres patrios), se meten en sentido contrario; los motociclistas se han convertido en una verdadera plaga no por su cantidad, sino porque las usan para delinquir y para crear un caos total en calles y avenidas, circulando por la raya divisoria e incluso por avenidas y calzadas que no les es permitido (como es el caso de los carriles centrales en López Mateos y Lázaro Cárdenas en Guadalajara); igual los ciclistas cuya arrogancia y anarquía ha propiciado el gobierno, para los que la Ley de Vialidad es letra muerta por lo que circulan por donde quieren, por las banquetas, en sentido contrario, oyendo música con audífonos, sin tocar los manubrios, etcétera, etcétera.

     Sociedad fallida en la que sus miembros no cumplen ya su rol social,sino que en su inmensa mayoría se aprovechan o sacan ventaja del otro. El médico (claro, no todos) ya no trata a su paciente, ahora lo asalta o extorsiona con análisis y estudios innecesarios, con costosas operaciones que quizá tampoco son necesarias, como pacientes mañosos van al IMSS para que les de incapacidad por andar de farra. Ingenieros y arquitectos que inflan costos de materiales y obras. Choferes que roban al patrón el combustible y el importe de las casetas (se van por la libre), y todos los etcéteras que se pueda uno imaginar.

     Una sociedad que repudió el modelo que tuvimos por siglos, pero que ha fallado en su nueva propuesta. Una sociedad violenta, iracunda, promiscua, perversa, laxa, perdida en la ambición y alérgica a todo orden y disciplina. Propusieron su nuevo modelo en el que Dios quedó fuera y el hombre se convirtió en el centro, sin embargo y ante su evidente fracaso, cabe la reflexión del inolvidable personaje de Alejandro Dumas: ”Pero el entusiasmo se había calmado y era necesario bajar poco a poco del país de los sueños al mundo de las realidades”. ¿Aceptarán los promotores del modelo su SOCIEDAD FALLIDA o nos hundirán a todos en su fracaso?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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El nivel de la clase política se refleja obviamente en sus líderes en el poder, qué en el caso del Ayuntamiento de Guadalajara, es muy bajo, por decirlo de manera suave. Su desconocimiento de las principales funciones de gobierno es evidente, pues actúan como grupo preparatoriano en grilla, y no como un cabildo integrado por individuos capaces y preparados dispuestos a servir. Su compromiso no es con la comunidad, es con su partido y líderes.

     La ingobernabilidad y la calidad de vida de los ciudadanos decrece día con día, hasta sumir en la ansiedad y desánimo a cientos de miles, sino es que millones, y los jóvenes que integran el Cabildo mirando nomás como aumentar los ingresos municipales y cómo prepararse para la próxima elección, sin pensar ni considerar jamás la opinión y visión de los tapatíos.

     Y es que, mientras que en lo federal y estatal el ciudadano sufre con un presidente y un gobernador que muestran un día sí y otro también sus limitaciones, acompañadas con frecuencia con la implementación de políticas públicas erróneas o producto de ocurrencias  —abriendo las puertas de par en par a la ingobernabilidad a causa de una fauna delincuencial ensoberbecida a causa de la impunidad—; en Guadalajara el presidente municipal, cuyo único mérito es ser amigo del gobernador y persona de todas sus confianzas, mantiene a los ciudadanos en vilo; ya sea porque pueden quedar en medio de una balacera en la que hay peligro de ser privados de la vida, que los pueden privar de sus bienes, vehículos o secuestrar, de ser extorsionados, asaltados, de que se les metan a robar a sus casas (quien esto escribe lo ha padecido por siete ocasiones, la última en diciembre pasado), y el Sr. Ismael del Toro en lugar de afrontar sus responsabilidades de protección y seguridad para los gobernados, voltea para otro lado, y con un desprecio absoluto por sus gobernados (sin considerar si sus decisiones son adecuadas y no dañan a ciudadanos inocentes), apenas atina para continuar un estúpido, fariseo, inquisidor y recaudador programa implementado por su jefe en el trienio anterior.

     Poniendo las cosas en perspectiva, en febrero del presente año la asociación Residentes de Chapalita renovó parte de su comité, que, dicho sea de paso, actúan y piensan como rémoras del gobierno municipal, en lugar de velar por los intereses de los vecinos. Al final de dicha reunión, su servidor en uso de la palabra, primero les felicitó por su trabajo, para enseguida hacerles saber dos puntos de total desacuerdo.

      En primer lugar, les hice saber que no compartía su optimismo, que la seguridad que ellos elogiaban del Ayuntamiento de Guadalajara yo no la veía en absoluto. Les hice saber las veces que se han metido a robar a mi casa y a las de casi todos mis vecinos, ni qué decir del robo de autopartes, de las balaceras, robos de autos a mano armada, etcétera, etcétera. Cada día estamos peor y no mejora en nada la seguridad. Las caras largas, turbadas o incómodas no se hicieron esperar ¿Qué quieren, que pase lo que pase nos quedemos callados?

      El segundo punto no lo esperaban. Pareciera que nuestros representantes vecinales cobraran en la nómina del Ayuntamiento. Sucede que durante la junta se habló del programa «BANQUETAS LIBRES» poniendo dicho ataque contra los ciudadanos ordenados y pacíficos como un gran logro, mientras que con los delincuentes que tienen la ciudad bajo su dominio son totalmente omisos y permisivos.

     Los líderes de la colonia obrando como corifeos del gobierno municipal, pretendían meternos en la cabeza que el condenable “programa” estaba en nuestras calles, de allí que les hiciera saber mi desacuerdo total con dicho programa, el cual considero un verdadero abuso, un desatino y atraco poco disfrazado.

     Entre otras cosas les dije, y lo digo ahora de manera pública, que no es admisible que el Ayuntamiento en forma farisaica sea implacable con los ciudadanos (en el caso de Chapalita y otras colonias, vivimos casi puros viejos), y con la fauna delincuencial se laxa y no cumpla en absoluto con su trabajo.

     En el caso de Chapalita, que sin duda debe ser semejante en otros lados de la ciudad, la omisión y corrupción de algunos funcionarios ha obligado a muchos vecinos a que nos estacionemos afuera de nuestras propias cocheras.No en la banqueta, pretexto que utilizan los genízaros para levantarnos folios por la cantidad de $3,800.00 pesos. Leyó usted bien, $3,800.00 pesos por estar estacionado afuera de su propia casa, no en la banqueta, pues estas las dejamos libres. Sino en la rampa entre la banqueta y la calle.

     El fondo de semejante injusticia, propia de Sátrapas, además de inconstitucional, radica en que el Ayuntamiento Tapatío ha estado mirando la paja en el ojo ajeno, cuando tiene la viga en el propio, demostrando sin retoques que lo único que le interesa es esquilmar a los ciudadanos (por no decir ROBAR).

     Y es que, le ha concedido licencia municipal a negocios como la ASEGURADORA QUALITAS, a los que antes de concedérselas y como dice la ley municipal, debe obligar a tener sus cajones de estacionamiento para clientes y empleados. No ha sido así, dicha aseguradora tiene una flotilla de cuando menos veinte automóviles, más los de sus clientes, quienes dejan sus autos afuera de las casas del vecindario (fenómeno que se replica por diversas zonas de la ciudad).

     En síntesis. En lugar de hacer valer la ley contra estos negocios, en un fariseísmo oprobioso y condenable, se lanzan contra el ciudadano agobiado por delincuentes y violencia, y estando estacionado afuera de su propia casa(la mayoría viejos y no pocos enfermos), sin tapar la banqueta y sin cometer falta alguna: el Ayuntamiento insensible pretende arrebatar a la mala a estos viejos aun lo que no tienen a través de sus injustas e inconstitucionales multas.

    El ITESO se vio pésimo y sin sentido de justicia al declarar ante la prensa: “Creo que hay que incrementar el costo de las multas para que le pegue al infractor donde más duele que es en su bolsillo” (Mural, 24/Mar/2019). Queda en evidencia que estos jesuitas no entienden de justicia y misericordia, ni en la teoría siquiera ¿Usted qué considera de este Ayuntamiento fariseo e insensible (y asociados)?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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