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Parafraseando el Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, cuyo inicio decía “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, su advertencia bien puede aplicarse a nuestro país, aunque con otro sentido: “Un fantasma recorre México, el fantasma de Hugo Chávez”. Del comunismo ni pensar, su impracticable sistema cayó con el Muro de Berlín (ni qué decir de su complicada doctrina, ajena a las huestes morenistas, cuyas mentes más preclaras apenas dan para albures y expresiones vulgares, como las del español que fue premiado con dirigir el FCE). El problema entonces es otro, muy otro.

     La cancelación definitiva del NAIM (3/Ene/2019), ofrece una instantánea de cuerpo entero de López Obrador. Digámoslo con claridad. No es un asunto de partidos políticos, es un tema de personalidad, de falta de capacidad para un cargo que requiere de una inteligencia, sabiduría y conocimientos muy por arriba del promedio nacional, como tampoco es de popularidad, de ser el caso AMLO la tiene. Así que la cancelación del Aeropuerto de Texcoco le retrata sin retoques, mostrando varias cosas del actual presidente: su testarudez, su incapacidad para aceptar los yerros, la carencia absoluta de autocrítica, insensibilidad para ver y reconocer el daño que causan sus decisiones (daños multimillonarios), desconocimiento pleno de la situación económica mundial y el papel de México para no decaer, sino mejorar, visión corta y sectaria al marginar a la mayoría de los mexicanos (sin darse por enterado siquiera), así como la falta de un equipo verdaderamente calificado en muchas de las área de gobierno.

     Para el nuevo presidente su visión personal de las cosas justifica sus decisiones, aun cuando carezca de razón y verdad, contando para ello con huestes de incondicionales dispuestos a apoyarle en todo, por descabellada que sea su acción. La periodista argentina Olga Wornat, mucho antes de que llegara al poder en Venezuela, entrevistó a Hugo Chávez y una vez que se hizo de él le describió con precisión:

“El fin justifica los medios”, es sin duda la máxima preferida del comandante Hugo Chávez, que no le hizo asco a nada ni a nadie con tal de llegar al poder y perpetuarse en él como un monarca. Cuando lo alcanzó, además de los desposeídos de siempre, le acompañó una nutrida corte de militares supuestamente progresistas, un rejunte de políticos desahuciados de los partidos tradicionales, compinches… y los infaltables y numerosos parientes propios y políticos” (Crónicas Malditas, pág. 161).

     Este venezolano, como todos los populistas, de inmediato se dio a la tarea de acallar los medios de comunicación. Wornat dejó testimonio al respecto: “Amenaza, doblega y extorsiona a periodistas, medios y opositores, con el argumento único que ‘mienten, atacan y difaman a la revolución bolivariana, porque están pagados por la CIA” (pág. 162).

     AMLO va por el mismo camino. Su rechazo a la crítica (que cuando es cierta, puede resultar medicina para enmendar yerros) fue exhibida a nivel nacional el jueves por la mañana al refutar a la cadena de diarios integrada por REFORMA, MURAL, EL NORTE etcétera; el aumento de un 65 por ciento en asesinatos (ejecuciones) durante el mes de diciembre de 2018 comparándolo con el mes anterior con Peña Nieto. Su falta de templanza, su carácter malformado, aunque no se deseé, recuerda al fantasma del venezolano Hugo Chávez.

     Pero no solo es la incapacidad para recibir la crítica de los medios, el fantasma de Chávez se puede ver también en sus decisiones, como es el caso de dar dinero a los ninis ¿Está comprando a los ociosos para que le apoyen incondicionalmente? El viejo refrán de no hacer cosas buenas que parezcan malas parece ajustarse a casi todas las decisiones de López Obrador.

      Con la cancelación del NAIM cuyas pérdidas serán cuando menos de $145,000 millones de dólares, se ha perdido además la confianza de los inversionistas extranjeros y nacionales, pues no se trata solamente de una obra indispensable y emblemática, sino la desconfianza que conlleva y provoca su arbitraria y extraña decisión.

     Una decisión que agrega otros yerros ¿Cuál es el objeto de acabar con el mejor aeropuerto y con las mejores instalaciones militares del país (Santa Lucía), sobre todo cuando se conoce su enorme espacio, edificios, universidad, museo, fábricas de armamentos, laboratorios, etcétera? ¿No se estaría haciendo el trabajo sucio al narcotráfico al destruir semejantes instalaciones?

     Apenas lleva un mes y días en el poder y sus decisiones lejos de traer beneficios están provocando caos, desunión, atraso y enormes pérdidas. En el caso de Jalisco estando ya la Línea 3 del Metro local con un avance de más del 95 por ciento, apenas entró el tabasqueño y paró el dinero para terminar una obra que además de indispensable beneficiará a millones de ciudadanos, de ese pueblo al que todos los días dice deberse ¿o será que para López Obrador ‘pueblo’ solo son sus seguidores incondicionales?

     No es animadversión a su persona, son las decisiones y las limitaciones las que son criticadas. Redujo el presupuesto para las universidades públicas (aunque ante el airado reclamo tuvo que enmendar, allí sí) para crear según su cosmovisión un centenar de nuevas universidades ¿Para qué, porque no mejorar y aprovechar lo que se tiene? Además, es iluso que pretenda dar carrera a todos. No todas las personas son para el estudio, de ser así ¿quién trabajaría de obrero, de campesino, de plomero, cartero, albañil, etcétera?

     Su populismo día con día se radicaliza sin que nadie a su alrededor le ayude. No hay nadie que le diga que solo ganó las elecciones, que el INE no le entregó el país en propiedad (con todo y ciudadanos), que solamente fue electo por el poco menos del 30 por ciento de los ciudadanos, no para enseñorearse de todos, sino para buscar las mejores soluciones a los problemas nacionales e implementar programas para mejorar la vida de todos. ¡De todos, no solo de los de Morena!

     En el año 2005, Enrique Krauze escribió con tino y sapiencia si vale también la expresión, con vaticinioel decálogo de los líderes populistas. En el tercero dice: “El populismo fabrica la verdad. Los populistas llevan hasta sus últimas consecuencias el proverbio latino vox populi, vox Dei. Pero como Dios no se manifiesta todos los días y el pueblo no tiene una sola voz, el gobierno ‘popular’ interpreta la voz del pueblo, eleva esa versión al rango de verdad oficial, y sueña con decretar la verdad única. Como es natural, los populistas abominan la libertad de expresión” (Reforma, 23/Oct/2005). ¿Acaso la consulta acerca del NAIM no se ajusta al tercer mandamiento populista?

     Urge en verdad que el presidente López Obrador haga un alto y escuche a todos los mexicanos y no solo a los suyos. Respecto al dictador venezolano, Olga Wornat escribió en el año 2004: “Hugo Chávez Frías ya tiene su lugar en la historia. El tiempo se encargará de escribir su epitafio.Esperemos que el presidente López escuche y atienda a todos, que logre vencerse a sí mismo y conjure al espíritu de Chávez, ya que, de no ser así, un epitafio de ignominia le será asignado como al malvado dictador sudamericano.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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Ni México (en lo federal), ni Jalisco, ni Guadalajara tienen gobierno, excepto para cobrar impuestos. Solo para esto son prontos e implacables, pero para cumplir con sus deberes son lentos, laxos, omisos y permisivos, ya que en cuanto a detener a la delincuencia (organizada y sin organizar) y parar los ríos de sangre que han corrido, son verdaderamente inútiles.

     El nuevo gobierno federal, como todos los anteriores, cree que con solo declarar que están haciendo o van hacer, las cosas cambiarán, mientras que los hechos los desmienten, refriegan en su rostro una realidad que los exhibe como falsos e incapaces. Los múltiples asesinatos cometidos en diciembre, secuestros, extorsiones, asaltos, robos y demás expresiones del clima de violencia e inseguridad que tienen hartos a los mexicanos, parecen no ser vistos por el gobierno de AMLO, quien se limita a madrugar y declarar con optimismo (mejor durmiera un poco más y se levantara a poner orden en verdad).

     La Cámara de Autotransporte está renegando en su impotencia y agravio, pues además de ser objeto a diario de los asaltos con millonarias pérdidas, de que muchos de sus choferes han sido asesinados, por esta misma razón ya pocos quieren ser choferes y las vacantes no las pueden suplir ¿Y el gobierno?

     El asalto y descarrilamiento de trenes para ser saqueados parecen imágenes del oeste salvaje y no de un país que cuenta con verdaderas legiones de cuerpos de seguridad y poder judicial (federal y estatales), cuerpos e instituciones que además de costar sumas multimillonarias, semejan ser de mera utilería, de ofensivos ornamentos.

     La violencia cotidiana padecida en Guerrero, Tamaulipas, Jalisco, Veracruz, Colima, Michoacán, Oaxaca, Estado de México y otros, es urgencia que los gobiernos no se atreven ni a reconocer ni a enfrentar.

     El robo de combustibles es otro más de los rostros de este monstruo que como la hidra de Lerna multiplica sus nocivas cabezas. Como ya se dijo, la inutilidad de jueces federales y estatales para consignar y condenar a los pocos delincuentes que se les entregan poniendo de pretexto esa nueva ley penal que no sirve para nada, han olvidado estos juzgadores de manera absoluta el agravio y daño causado a las víctimas (lo que es y será siempre causa suficiente para iniciar el proceso), deber prioritario en su tarea de impartir justicia.

     En cuanto a Jalisco los asesinatos en diciembre suman por docenas, tan solo en el día de Navidad 17 personas fueron asesinadas, y el viernes pasado los medios publicaron que en el día anterior fueron 12, lo peor del caso es que el gobernador Enrique Alfaro guarda silencio. Habrá que recordarle que cuando era candidato a presidente municipal de Guadalajara prometió atacar la criminalidad en el municipio, lo cual lejos de suceder se incrementó, Basta recordar la camioneta repleta de cadáveres abandonada en la colonia Morelos.

     Pero, cómo detener semejante pesadilla de sangre y violencia, si la Procuraduría (Fiscalía) para decirlo de manera breve, es un ornamento caro e inútil, espacio exclusivo de grandes negocios para pocos y exclusivos despachos de abogados, ya que la inmensa mayoría de ciudadanos y litigantes se topa con un muro de indiferencia, corrupción e indolencia que han provocado esta añeja y nociva impunidad que se padece. Conozco el caso de un familiar que fue robado por el socio, el contador y con la complicidad de algunos trabajadores; el capital de toda una vida pasó a manos de estos ladrones y la Procuraduría, que antaño hubiese tardado un par de semanas para detener, resolver y consignar a los delincuentes, actualmente tiene 2 años y 6 meses sin concederle la justicia peticionada, cediendo en cambio a cuanta argucia dilatoria presentan los conocidos abogados de la Fiscalía, mientras que para la víctima solo hay excusas, largas y pretextos, pero no la justicia pronta y expedita que promete la Constitución.

     En cuanto a Guadalajara las cosas lejos de mejorar empeoran y gobierno tras gobierno se sucede cuidando únicamente su imagen política, desatendiendo sus tareas, que, entre otras, la seguridad es la principal. Tan solo por señalar algunos puntos. La señora asesinada en el Mercado de Abastos apareció en los medios como un ‘ajuste de cuentas’, cuando lo cierto es que era una empresaria restaurantera de la Col. Chapalita, que según se dice entre los colonos de dicha colonia, estaba siendo extorsionada por delincuentes (cobro de piso) y que al negarse a pagar una suma exhorbitante a quienes la tenían cautiva en sus amenazas, es asesinada. Lo peor es que fue convertida en doble víctima por gobierno y medios al no decir lo que sucedía, haciéndole pasar por delincuente cuando se trataba de una víctima más de los criminales (para que no se viera la omisión e inutilidad del gobierno municipal).

     De una agencia de autos un comando armado se llevó casi una veintena de vehículos con un valor millonario y al día siguiente todo fue silencio, hechos antaño jamás vistos en estas tierras. En lo personal el domingo 16 de diciembre robaron mi casa por 7ma. ocasión y los ciudadanos sabemos que los ladrones continúan imparables por toda la ciudad sin que autoridad alguna haga algo por detener tanto saqueo. Al contrario, su celo lo muestran de la manera más estúpida posible, infraccionando a los ciudadanos en sus propios domicilios por estar estacionados en sus propias cocheras (multas de $3,800.00 pesos ―a todas luces inconstitucionales―). No tapando la banqueta, sino el espacio de la rampa; en lugar de obligar a las empresas y negocios vecinos para que construyan estacionamientos para sus clientes y los ciudadanos puedan estacionarse en su propia cuadra (pues lejos de su casa sus autos son desmantelados y no hay policía alguno que detenga esa otra plaga delictiva).

Claro, es más fácil vaciar los bolsillos de los ciudadanos pacíficos y ordenados (todavía más) de manera aparentemente ‘legal’, que poner un alto a la fauna delincuencial.

     En verdad, aunque no se quisiera decir, actúan como sátrapas y no como gobiernos democráticos. El pueblo mexicano, no como lo entiende López Obrador, sino como la totalidad de los mexicanos, pobres, clase media y ricos, simpatizantes o no de los partidos políticos, estamos hartos de tanta criminalidad, de tanta violencia, de tanta incapacidad de sus gobiernos, a los que ya no se les pide, sino se les reclama que cumplan con sus deberes, pues se paga impuestos para recibir a cambio seguridad, justicia, y demás deberes y responsabilidades. Punto.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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Hoy dejaremos de lado a políticos y política para hablar de los asuntos de la fe y el espíritu. No solamente la época lo amerita, las condiciones que guarda la humanidad lo requieren con urgencia, por lo que hoy hablaremos de Jesús (Yeshua), el Mesías, el Salvador del hombre caído, que por herencia adámica lo somos todos, pero que lamentablemente cada vez es menor el número de los que conocen estos términos y muchos menos los que los entienden. Incapacidad que impide conocer a Dios como él desea que se le conozca, de restaurar la comunión perdida en el Paraíso.

     La fe judeocristiana si bien se sostiene por doctrinas indestructibles y eternas, porcentualmente cada vez son menos los que las conocen de manera que su mensaje resulta desconocido para la mayoría. De hecho el propio Jesucristo, siendo parteaguas de la historia y reconciliador del hombre con Dios el Padre, cada vez se achica el grupo de los que le conocen y conocen su obra redentora, situación que me movió a escribir el libro YESHUA, EL MESÍAS (2015), del cual comparto algunas reflexiones en espera de que aporten o enriquezcan en algo la fe de los lectores que visitan esta columna, a los cuales deseo lo mejor y agradezco el favor de su atención a mi trabajo y espacio:

 

—“El autor considera necesario compartir con el lector algunas reflexiones que además de reflejar las condiciones del mundo actual, permitan entender que lugar ocupa Yeshua en la llamada aldea global. Lo cierto es que como humanidad estamos viviendo un otoño precoz —como dijera Octavio Paz en alguna de sus obras—, el pecado ha avanzado de tal forma y magnitud que engulle a diario normas y valores otrora judeocristianas sin que las mayorías no siquiera lo perciban, desoyendo sin remordimiento la voz divina y desollando al cuerpo social hasta dejar un esqueleto espiritualmente irreconocible, que de no ser por su ADN histórico, resultaría imposible rastrear su origen.

     En ese entorno espiritualmente hostil y desolador, Yeshua se ha convertido en un extraño para las mayorías; paradójicamente las más informadas de toda la historia y al mismo tiempo las más ignorantes en los asuntos de fe, juzgando con absoluta ligereza lo que desconocen del todo. Herederos milenarios de las creencias en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob y de su enviado el Mesías Yeshua, los pueblos del siglo veintiuno se regodean en sus conocimientos digitales y los avances tecnológicos, mientras que reprobarían un examen elemental de las creencias y doctrinas bíblicas del judeocristianismo ¿Cómo creer en un Mesías que desconocen del todo?, que no saben quién es, ni a qué vino, por qué murió, mucho menos están enterados de la importancia y trascendencia para la humanidad de su poderosa resurrección y sus efectos espirituales para el destino de todos. Son temas que les resultan ajenos e imposibles de entender, mucho menos de responder con alguna opinión sostenida con argumentos válidos y congruentes, pero lo hacen.

     Dominados por un hedonismo unido en amasiato con un materialismo feroz, su miseria existencial se limita al gozo temporal del momento al carecer de un mañana de certezas; impensable por consecuencia considerar una eternidad feliz en el reino de Dios. Son proyectos y conceptos ajenos a su vida limitada a momentos o ratos de placer; situación (y condición) que causa verdadero dolor y no poca impotencia al creyente judío o cristiano al saber que los planes del Dios de Israel no han cambiado, que su anhelo de salvar a toda la humanidad se mantiene vigente. El problema, sin embargo, es que no hay quién les predique el mensaje divino, peor cosa es que gran parte de los hombres del posmodernismo tampoco quieren saber nada de Dios, de quien lamentablemente han vivido distantes y ajenos en absoluto. El sociólogo Lipovetsky lo escribe de manera descarnada: ‘Dios ha muerto, las grandes finalidades se apagan, pero a nadie le importa un bledo’….

     Entendiendo que así como hay cientos de millones de gentiles que dicen creer en Yeshua (Jesús), en realidad jamás le han conocido ni viven tampoco conforme a sus enseñanzas ni confiados en su obra redentora. En otras palabras: conocer intelectualmente la existencia de Yeshua no hace creyente a nadie.

     Abreviando: no se cree por decreto o por nacer en un hogar judío o cristiano; se cree realmente cuando se abre el corazón en fe y humildad delante de Dios reconociendo la pecaminosidad propia, permitiendo que las Sagradas Escrituras nutran y enseñen a la persona el camino a seguir. Un camino que solamente en Yeshua cobra vida y sentido existencial…” (págs. 321-323,327).

                                                                                                                        

     Cierro este comentario estimado lector deseándole a usted y su apreciable familia una Feliz Navidad.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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La postura adoptada por los ministros de la Suprema Corte de (In)justicia, así como la de gran parte de los funcionarios del sistema judicial federal (y del poder judicial de los Estados) no solo ratifica su añeja corrupción, sino que además exhibe su indolencia. Su divorcio absoluto con el pueblo al que supuestamente imparten “justicia”, una justicia que dicho sea de paso solo se aplica en materia penal al 1%, sí, al UNO por ciento de los que delinquen (en las otras ramas las cosas no mejoran mucho).

     Es cierto, los ministros, antaño orgullo del sistema judicial ―sitio al que llegaban como culmen de una carrera de toda una vida, pero que ahora llegan por la grilla, aunque nunca hayan litigado siquiera―no ganan exactamente los $600,000.00 pesos mensuales, es un poco menos (sueldo que se integra con una serie de cuantiosas prestaciones), pero que a todas luces es un atraco, un acto cínico de corrupción si se considera que la mayoría de los mexicanos gana entre 6 y 8 mil pesos mensuales.

     Los lectores asiduos a esta columna saben que el nuevo presidente no se ganó mi voto, su carácter violento y berrinchudo, así como otras conductas propias de su personalidad le mantienen alejado de mi simpatía política. Su vida privada la respeto, como he respetado la de todos los políticos de todos los partidos. Pero hay algo en lo que coincidimos: ¡El repudio a los altísimos sueldos de los funcionarios y servidores públicos!

     Y que conste, no digo que López Obrador me plagió la idea, pero esta columna Análisis y Propuesta, viene denunciando desde el año 1995 (fecha en que llegó el PAN al gobierno de Jalisco y a algunas presidencias municipales, entre ellas Guadalajara y Zapopan) el aumento irracional y desproporcionado de los sueldos de la clase gobernante, que según el entonces novato gobernador Alberto Cárdenas, se “los subían para no robar” (es decir: su decencia y honradez estaban sujetas al monto del sueldo).

     Como voz que clama en el desierto una y otra vez, por años se ha señalado desde este espacio el atraco contra los dineros públicos a través de sueldos, bonos y prestaciones, en los tres poderes y en los tres niveles. Para ilustrar lo anterior dejemos espacio a algunos textos publicados en diferentes fechas:

―”Pero lo que ha sido el colmo de los colmos, es el aumento de sueldo de los asambleístas, nombre de los diputados del Distrito Federal, en tiempos en que el mexicano lucha por ganar el pan de cada día. Pues sucede que en esto sí se unificaron todos los señores diputados de todos los partidos, y como N$18,000 (18 millones de viejos pesos) mensuales se les hace muy poco, se aumentaron el sueldo a casi N$23,000, aunque, ¡faltaba más!, en uso y disfrute de la retórica, el aumento se convirtió en ‘homologación ‘ retroactiva al primero de enero de 1995. ¡Viva México!”(sábado 9/Sep/1995, Análisis y Propuesta, El Informador).

―”Polibio, el sabio historiador griego quien afirmara con certeza hace más de dos milenios, que… ‘la monarquía degenera en tiranía, la aristocracia en oligarquía y la democracia en violencia y anarquía’… En nombre de la democracia se gobierna a sabiendas de que no se tiene la capacidad moral e intelectual. Bajo su cobertura se aumentan nóminas, se regalan de igual manera diputaciones locales, se inflan costos, se pagan asesorías, …se pelean ahora que hay algo que pelear. Todo, todo, en nombre de la democracia” (sábado 19/Dic1998, Análisis y Propuesta, El Informador).

―”El martes de la presente semana todos los medios… publicaron los altísimos salarios que perciben los «amigos de Fox» ―todavía no son funcionarios― que aspiran a cubrir los principales cargos, quienes cobran nada menos que $85,300 pesos mensuales, provenientes de los bolsillos de todos los mexicanos (ese mismo día algunos medios mencionaron que el presidente electo no percibía ningún sueldo). Sin embargo al día siguiente la prensa puso contra la pared a Vicente Fox en el Estado de Veracruz, quien aceptó percibir un sueldo ‘…así como ustedes nosotros también’ ―dijo a los periodistas a manera de justificación― ¿Esta es la honestidad y congruencia que nos esperan durante los próximos seis años?” (sábado, 23/Sep/2000, Análisis y Propuesta, El Informador).

―”Desde que llegó el PAN al poder vengo diciendo desde este espacio que un diputado no debe de ganar más de $30,000 mil pesos al mes, y ninguna prestación… los sueldos de magistrados, jueces, secretarios del gabinete estatal y demás élite, además de estar tres o cuatro y hasta diez o veinte veces por encima de lo que gana la mayoría de los jaliscienses, es una expresión de corrupción, una ofensa continua a los ciudadanos. Nadie, excepto el gobernador, debe ganar al mes más de $50,000 pesos, por eso son servidores públicos, y no servirse del público, como lo han entendido”  (sábado, 18/Nov/2017, Análisis y Propuesta).

―”El problema es que la doble moral de los panistas le gustó a todos los partidos y se inició la rebatinga por los dineros para ver quien se llevaba más; premio que sin duda ganaron los ministros de la Suprema Corte de Injusticia de la Nación, pues cada uno de ellos cobra cerca de $600,000.00, sí, leyó usted bien, cerca de  seiscientos mil pesos mensuales (ya con los extras). Si bien en las Secretarías Federales, Gobernadores, Senadores y demás integrantes de la nueva monarquía disfrazada de ‘democracia’ se han esforzado para no dejarse ganar por los ministros”(sábado, 15/Sep/2018, Análisis y Propuesta).

     Así que no piensen los morenistas que su jefe inventó el hilo negro. Los abusos y raterías contra los dineros públicos por medio de los sueldos son del dominio público, pero denunciarlo, hacerlo saber, ha sido trabajo de aquellos periodistas que no tenemos compromiso con partido ni gobierno alguno, que no cobramos en nómina oficial alguna. Que tenemos la libertad para decir las cosas que suceden en el país y en lo local, no teniendo más limitaciones que las propias y las de acceso a mayores datos. Que consideramos el oficio una responsabilidad social y un gran honor, por tanto, vale decir con autoridad moral que AMLO no “inventó” el tope salarial que ahora presenta como ley. Que algunos hemos estado insistiendo acerca de este cáncer sin que gobierno alguno (de ningún partido) hubiese hecho algo al respecto. De hecho y como ya se leyó, desde hace 24 años esta columna lo ha denunciado con insistencia, esperemos que esta corte de ministros, magistrados, jueces y demás implicados, entiendan que no es corte de monarquía, sino de justicia. Y no puede impartir justicia quien se atreve a auto asignarse semejantes sueldos. Es un hecho que un ministro con $70,000 pesos mensuales podría vivir digna y decentemente, un magistrado con $60,000 y un juez con $50,000, si dicen que no, es que en realidad están contaminados. Son creyentes en el dios Mammón y están incapacitados para impartir justicia a un pueblo que como advirtiera Colosio, tiene “hambre y sed de justicia”.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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