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Las Sagradas Escrituras, advierten, y nunca fallan: “¡La ambición matará al impío!”, claro que nuestros próceres como dioses balines bajados, no del Olimpo griego, sino del cerro de Tonalá, negarán cualquier relación de sus dizque ‘gobiernos’ (que no son más que mega negocios trianuales) con las inundaciones de la semana pasada, sin embargo, contra las evidencias no hay argumentos válidos.

     Los videos que todos vimos y que circulan en youtube y las redes sociales son constancia irrefutable, prueba plena contra lo que no hay nada qué decir, excepto callar, meditar y aceptar. Y por supuesto, enmendar.

     Los que nacimos en Guadalajara, que conocemos, y bien la ciudad, sabemos que el arroyo de Los Colomos, al que hoy se le nombra extrañamente “el canal de Avenida Patria”, en el tiempo de aguas solía convertirse en río. Hagamos un poco de memoria, hasta finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, Guadalajara se terminaba un poco antes de lo que hoy es la glorieta a Colón, hasta ahí llegaba la recién inaugurada Av. Américas para continuar como carretera vieja a Zapopan.

     Sí, una vieja carretera empedrada de un carril por sentido. La colonia Providencia no existía y el Bosque de los Colomos se iniciaba al borde de la añeja carretera, valga decir que frente al local que actualmente ocupa una agencia de vehículos Ford, pero que entonces era potrero, había una enorme arboleda (integrada mayormente por eucaliptos) en la que rentaban caballos.

     Desde ese sitio hasta el pueblo de Zapopan no había nada, excepto dos puentes, el primero un viejo puente de cantera para un arroyo que en la actualidad entra hacia el Country Club, y el segundo para que la carretera librara el arroyo-río de lo que hoy es avenida Patria (pero que antes era el lecho de ese río).

      En mis aventuras infantiles y juveniles muchas veces fui con mis amigos a ese arroyo (cuando no estaba crecido) a atrapar pescaditos. Es un hecho que la gente de antes le tenía pavor a los arroyos y ríos crecidos pues se sabía de la muerte y destrucción que sembraban. Hoy parece que la experiencia milenaria de los viejos fue suplida por el interés del dinero (sin importar las consecuencias).

     Construir en el lecho del rio un centro comercial (Plaza Patria) fue un desatino, que si no se inundó desde el principio, es porque aguas arriba no estaba construido todavía y por casi tres décadas no se construyó. ¡Ah, pero vinieron los gobiernos del cambio, lo que quitaron a los que nunca hicieron nada en 70 años, los que con honestidad hacían más, los que se subieron los sueldos a niveles nunca visto para ‘no robar’, etcétera, etcétera, y ándale que comenzaron a dar premisos de construcción a diestra y siniestra, Claro, aquello se convirtió en un negocio multimillonario en el que la prensa callaba y no presionaba y entre gobernantes y constructores (dominados ambos por la ambición) desoyeron la advertencia de Jesucristo: “…El hombre insensato que construyó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos… y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó” (Mat 7:26-27).

     Pero, ¿qué son para esta elite ambiciosa las advertencias Divinas? Para ellos nada, sin embargo, su cumplimiento siempre será puntual pues no dependen de si cree en ellas, sino del que las dijo. Punto.

      En lo personal me llama la atención la manera de resolver y buscar soluciones de las nuevas generaciones (se incluye políticos, medios y señores del capital). Buscan a quien echar la culpa, cuando solo es de los primeros y de los terceros; en cuanto a permisos y construir donde no se debía a los primeros, ya que a los segundos de plano mejor me guardo mi comentario.

     Cuando Enrique Alfaro andaba tras la presidencia municipal de Guadalajara una de sus principales promesas fue que terminaría con las inundaciones ¿de veras? ―Imagínese el lector, qué sucedería si este hombre tan ligero de palabras llegara a la gubernatura ¡Dios nos libre!

     Adentrándonos en el tema y como saben mis amigos y asiduos lectores, no me gusta decírselos, pero se los dije. Repasemos algunos párrafos escritos hace algunos años:

“Los entonces presidentes municipales panistas Fernando Garza, Emilio González, Alfonso Petersen y demás ‘próceres’, comenzaron a hablar y promover el crecimiento ‘vertical’ de Guadalajara. Ese era el futuro (según ellos). La quintaesencia de la construcción para el siglo XXI…

     El problema de fondo es que cegados y dominados por el culto al ‘becerro de oro’, alrededor del cual danzan frenéticos para hacer fortuna lo más pronto que se pueda: unos y otros menosprecian e ignoran que las bases y servicios de la ciudad (y su zona conurbada) fueron hechos y diseñados para otro tipo de ciudad, por tanto para otras necesidades, entre las que nunca se contemplaron los grandes edificios (comerciales, hoteleros o departamentales).

    En su enfebrecimiento monetario que sin duda les hace perder la cabeza (valga decir al respecto que en estos días corrieron al secretario de obras públicas del Ayuntamiento de Guadalajara, así como al vocal ejecutivo de la COPLAUR por haber otorgado cuando menos 1,200 permisos de construcción de manera irregular y miles de cambio de uso de suelo también de manera irregular); olvidan de manera absoluta e irresponsable que en dos décadas no se ha construido infraestructura hidro sanitaria, acorde a sus descabellados planes.

     Los enormes edificios (Hoteles Riu, Fiesta Americana, etcétera, así como los conjuntos de Plaza Andares y demás adefesios urbanos) son insaciables consumidores de agua potable de las redes urbanas, como también arrojan ríos constantes de aguas negras. El gravísimo problema es que las redes de agua potable son muy antiguas y para necesidades mucho menores y los colectores que hay en Guadalajara los construyeron los gobernadores Francisco Medina Ascencio, Alberto Orozco Romero y Guillermo Cosío Vidaurri ¿Quieren una ciudad ultra moderna y vertical cuando los servicios hidrosanitarios son para otra época y otras necesidades urbanas totalmente distintas?” (Análisis y Propuesta, 15-21 de febrero de 2014).

     Así que, no hay porque sorprendernos de las inundaciones, se habían tardado. La ambición de gobernantes municipales y constructores (con la anuencia, desinterés, o incapacidad de los medios) son causa directa de lo que sucede. Ambición desmedida a la que se han de agregar otros factores, como la venta de áreas verdes, que además de servir de pulmón a la ciudad, captan parte de las lluvias pero que al no tener donde filtrarse (por haberse vendido), corren completas por calles y avenidas pavimentadas convirtiéndose en ríos que arrasan cuanta persona o cosa encuentren a su enfurecido paso.

     Los constructores guardan silencio, son buenos para acusar de corruptos a los gobiernos (que lo son), pero a la hora de recoger culpas como buenos fariseos disimulan. En tanto que los gobernantes, que ya no lo son, se han convertido en simples negociantes de los bienes públicos, perdidos a causa de su ambición. Valga decir que mientras que gobiernos municipales como los de Don Arnulfo Villaseñor y otros se dedicaron a adquirir terrenos para el patrimonio colectivo (pensando en parques, escuelas, unidades deportivas, etcétera), Enrique Alfaro apenas llegó al poder se dedicó a la venta de terrenos municipales que nunca debió tocar. Y es que, urgidos de áreas verdes que mitiguen los daños ambientales y filtren las aguas, Alfaro, Lemus, et al, se han perdido en su ambición, ambición que se refleja en inundaciones, calor, tráfico insoportable, etcétera.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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Bien dice el viejo refrán español “que lo que Dios no da, Salamanca no lo presta”. Pero si sabe que lo suyo no es la cultura, que pensar le cuesta un esfuerzo tremendo (para desesperar a cualquiera a causa de su lentitud en hilar ideas) y, aun así, ponerse a comparar con Juárez y Madero, francamente es un desatino. De nada le sirvó el séquito de acólitos laicos, la cofradía dueña la ‘intelectualidá’ mexicana dijera el propio mesías de Macuspana. Aunque bueno, después de escuchar a la Poniatowska declarar que “lo que sabe de marxismo es gracias a Rius” (por leer Marx para principiantes), nos podemos dar una idea de cómo andan las cosas del intelecto en México.

     Y es que Andrés Manuel López Obrador, se quiera o no, tiene vocación de prócer. Nunca ha trabajado en nada y en los últimos 18 años viaja todos los días, come y vive bien y los mexicanos no sabemos de donde ha sacado semejante fortuna para darse ese tren de vida. Buscando en la Ley Federal del Trabajo el oficio de prócer no aparece, pero sin duda que AMLO lo trae en su ADN, pues nadie que esté cuerdo sería capaz de compararse con Juárez y Madero y nombrar a su campaña “Juntos haremos historia”.

      Que le vamos a hacer, así son este tipo de personas, sí, así son, de hecho y aunque se asoció con los de Encuentro Social no conoce él ni sus amigos ‘evangélicos’ que la Biblia advierte que “nadie tenga más alto concepto de sí mismo del que debe de tener” (Rom 12:3).

      ¿Pero, qué es la Escritura para los iluminados, para los que se creen predestinados a dirigir masas? La historia reciente nos puede recordar una larga lista de individuos con este perfil, sobre todo en el siglo XX y lo que corre del presente. Y es que, compararse con el Presidente Benito Juárez es del todo un desatino, un error garrafal en todos los órdenes. A Juárez le gustaba estudiar, trabajar, superarse, ser ejemplo, ni qué decir que cuando se cambió del cristianismo católico al protestante por encontrarlo más congruente con las Escrituras, trajo la visión de la Reforma europea de 1517 para aplicarla a nuestro país (separando las cosas de Dios y las del César).

     Además de que subió al poder por méritos y esfuerzo propios, no por andar tomando calles y en manifestaciones y plantones. No señor. Juárez era un hombre institucional y forjador de instituciones ¿A quién le hemos oído “al diablo con las instituciones”? En fin, ni de broma puede AMLO compararse con el Presidente Benito Juárez.

     En cambio, con Francisco I. Madero sí, ya que nadie que conozca su vida y hechos se compararía con este atarantado esotérico. Y para no se piense mal sobre este escribidor, transcribo de uno de mis libros algunos párrafos que nos recuerden quien era este chiflado (al estilo Fox) que se atrevió a gobernar a México sumiéndole en el caos (lo cual nos puede ayudar a entender la situación, pero sobre todo, ayudar a AMLO en su delirio de grandeza patito a ubicarse en la realidad histórica):

“El llamado ‘apóstol’ de la democracia por algunos historiadores en realidad no es el gran héroe que se ha querido presentar. En todo caso se ha pretendido forjar un mito de un hombre que tuvo en suerte aparecer en un momento decisivo para el destino de México, sin embargo su figura y hechos no dan para más….

     A Madero no le gustaba el estudio… en realidad lo suyo era el esoterismo, en particular la oscura pasión que siempre le dominó «el espiritismo». Desviación espiritual que una vez que se sitúa al frente del poder ejecutivo le dominaría por completo, al grado de no tomar decisión alguna si antes no ‘consultaba a los espíritus’. Su alejamiento del estado de derecho, la buena política y el sentido común, finalmente le llevaron a la tumba…

     Don ‘Panchito’, como le dirían posteriormente, era dueño de una mente escasa de luces, aunque poblada de ideas antagónicas de origen, al punto de producir una cosmovisión sincrética muy personal a través de un coctel de espiritismo y política…

     Su extravío espiritual le lleva al grado de asegurar tener charlas frecuentes con el general Mariano Escobedo, al igual que con el Presidente Benito Juárez, lo que nos permite a la distancia analizar las chifladuras de este hombre que pretendió (y obtuvo) el mayor liderazgo de México entre los vivos; el grave problema es que decía estar ‘orientado’ supuestamente por los muertos…

     De pronto su mundo fantasioso es derribado por la maldad de quienes creía fieles colaboradores. Una jauría de criminales y traidores encabezados por Victoriano Huerta, que seguido por Blanquet, Mondragón y demás linaje de canallas provenientes todos del intocado ejército porfirista acabarían con su vida, la de su hermano Gustavo, la del vicepresidente Pino Suárez y de otros de sus más cercanos colaboradores, provocando con su insensatez un golpe de estado que cambiaría radicalmente el curso de la historia nacional. De esta forma y sin proponérselo, Madero deja una amarga lección que en el siglo XXI parece haber sido olvidada: ¡Para ser presidente y político no basta parecerlo, hay que serlo!” (MÉXICO: ¿ESTADO FALLIDO O PAIS TRAICIONADO?, Volumen Uno, México 2011, págs. 208-210 220).

     Así que de nueva cuenta, el señor López Obrador se enreda en sus dichos a causa de su desconocimiento de la historia (como de tantas cosas que desconoce este hombre alérgico al estudio, al orden y la visión de estado) exhibiéndose a la vista de todos con sus absurdos delirios de grandeza, que si bien la mayor parte de la prensa, sobre todo la “grande”, extrañamente le tapa sus disparates y exabruptos; la salud de la vida republicana requiere de que todas estas cosas sean ventiladas, pues los ciudadanos deben evaluar (antes de sufragar) a quienes intentan gobernarle. ¡Ah, algo más! Todas las encuestas mienten, todas, así que la verdadera encuesta será el 1º de julio.

¡Hasta el ´próximo sábado, si Dios nos permite!

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Hay grupos en las sociedades que se rigen, además de las leyes del país, por normas especiales, por una ética superior capaz de mostrar entre los hombres el amor y gracia del Creador, vidas transformadas por la Palabra y el Espíritu. Por eso es que el profeta Isaías escribió“¡A la ley y al testimonio!, y si no fuere conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (8:20).

      Y es que, una cosa es decir que se cree en algo, y otra muy distinta probar que se cree en ese algo. En cuestiones de fe, como en muchas otras cosas que conllevan acción, la congruencia entre lo que se dice y se hace debe ir de la mano.

     En nuestro país, nominalmente cristiano, aunque ya los hechos lo cuestionen, la principal corriente es el catolicismo. Por más de cuatro siglos así sucedió. Sin embargo desde principios del siglo XIX algunos católicos, pocos, muy pocos, cambiaron de corriente cristiana para unirse a los herederos de la Reforma. No es sino hasta después de los años ’70 del siglo pasado, que muchos católicos provenientes de los grupos carismáticos deciden integrarse a otras corrientes cristianas que les parecían más apegadas a la Biblia, es decir, a la ortodoxia.

     Lamentablemente muchos se quedaron en el camino, ni llegaron a la riqueza bíblica y doctrinal de las iglesias herederas de la Reforma, y el catolicismo ya lo habían dejado, situación que les dejó expuestos a todo tipo de desviaciones y manipulaciones (ajenas al cristianismo bíblico).

     Ya entrados en el tema, cuando los líderes de PES comenzaron a coquetear políticamente con AMLO, no lo podía creer, consideré desde el primer momento: ¡O estos grupos no conocen en realidad las Sagradas Escrituras y sus doctrinas fundamentales; o habiéndolas conocido se han alejado de ellas para contemporizar con el mundo incrédulo!

      Ahora bien, y para que el lector con poco o nulo conocimiento bíblico pueda entender todo esto, habrá de decirse que el verdadero cristiano (que ama a Dios y ha rendido su vida a Él a través de Jesucristo) además de ser un buen ciudadano, su participación en política sucede en lo individual. No de manera corporativa como lo está haciendo descarada y desviadamente este partido, desobedeciendo la Escritura y sirviendo de tropiezo a los pobres fieles que les siguen, utilizándoles como borregos, que muchos partidos lo hacen, pero que en grupos como el PES resulta inadmisible.

     Ningún creyente cristiano protestante (algunos prefieren el término ‘evangélico’) se sumaría a López Obrador luego de ver que carga estampitas religiosas, o que se declara ferviente seguidor de la virgen de Guadalupe. Mucho menos aceptaría que le besaran la mano sus fieles (como lo hizo Layda Sansores y otros fanáticos) o que le encendieran velas con su foto como se ha vuelto práctica entre sus sectarios (el lector puede ver esta nota en diversos diarios del país).

     La semana que recién concluyó, trajo entre sus muchas y negativas sorpresas, una entrevista periodística con Hugo Eric Flores, el dueño o líder de este partido, que desde el punto de vista de la fe no debería de existir ¿Acaso las otras expresiones cristianas no se molestaban por el favoritismo y promoción al PAN promovidos por el clero católico? El encabezado de la entrevista se inicia con una declaración «Soy gay friendly» y entre las muchas cosas dichas, se leen cosas sorprendentes como las siguientes:

―”Me dice mi esposa: Hugo, ¿por qué no decimos la verdad, por qué no les dices quién eres? Eres una persona ‘gay friendly’…”

―”Puedo convivir con gays, no tengo ningún problema…. Podemos tener concepciones distintas, pero podemos abrazarlos, besarlos. Somos mexicanos. Este es el país que queremos construir…” (Mural, 31/Mayo/2018).

     ¿Qué país quieren construir? Y es que, mientras Jesús declaró que su «reino no es de este mundo», los del PES no solamente ya encontraron a un mesías patito, sino que en una aberrante incongruencia entre sus dichos y hechos mostraron su apostasía a la vista de todos.Claro, si es que algún día creyeron en verdad, pues también se puede tratar de meros negociantes de las cosas santas y en ese caso no hay apostasía. NO se puede apostatar de lo que nunca se ha creído.

     Ciertamente Dios ama al pecador y su ferviente deseo es perdonarlo y salvarle; sin embargo, jamás fuerza a nadie a creer, pues la fe conlleva cambios radicales. Así ha sido siempre y así siempre será. Habrá de entenderse por tanto que el amor de Dios no es como el del mundo caído (tan proclive a diluirlo todo y a pasar por alto todo y sin cambios). Si un pecador responde al amor y salvación que el Creador le ofrece a través de Jesucristo, la primera muestra de verdadera fe es el arrepentimiento de sus pecados (un cambio de vida y conducta). Es decir, de su vida licenciosa y de todas aquellas acciones que le mantenían alejado y sin comunión con Dios, produciéndose un cambio de cosmovisión que se nutre con y a través de la Biblia.

     La Escritura lo dice con todas sus letras:“No erréis… ni los afeminados, ni los que se echan con varones… heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús” (1ª Cor 6:9-11) ¿Acaso la bendición del pastor Hugo y del mesías de Macuspana son capaces de limpiar vidas terribles que en esa condición jamás podrán ser del agrado Divino? ¿O con algunas veladoras con la imagen de AMLO, de las oficiales, claro, las tinieblas espirituales se disipan? El Presidente Benito Juárez tuvo toda la razón al separar religión y gobierno.

     Si los grupos de homosexuales y demás participaran en la política como meros ciudadanos, AMLO y los del PES serían sin culpa, libres de pecado, pero por cuanto lo están haciendo desde su conducta sexual y han obligado al mesías de Macuspana (y ahora al PES) a declararse a su favor, los han hecho cómplices de sus acciones espirituales contrarias a la santidad de Dios. Como se aprecia, la vida tiene muchos modos de verse y expresarse, y desde la fe, los integrantes del PES son incongruentes y apóstatas.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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A menos de dos meses de las elecciones (presidencial y algunas estatales), el clima de violencia, anarquía y actos terroristas, crecen, sin que el gobierno en sus tres instancias mueva un dedo siquiera para detener este mar de lava que amenaza con destruir todo a su paso. Es obvio que intereses políticos perfectamente definidos están detrás de todo esto.

     La participación escandalosa de AMLO y Morena en el aglutinamiento de toda clase de anarquistas, terroristas, secuestradores, prófugos de la justicia y cuanto fugitivo quiera ser redimido por este falso mesías (de palabra falsa y máscara ad hoc para engañar tontos y crédulos) es del dominio público. La ‘comandante’ Nestora Salgado, Napoleón Gómez Urrutia, Bejaranos, la CNTE y muchos, pero muchos más, son parte de esta lista a la que día con día se suman individuos cuya ética (o delitos pendientes con la justicia) exhiben su calidad moral y social.

     Todo lo que sucede no son hechos aislados, es parte de una estrategia guerrillera de los años ’60, aunque implementada sin ideología alguna y por meros delincuentes que pretenden cínicamente apropiarse del país y sus instituciones. Le están tomando la medida al gobierno actual, que hasta ahora y en cuanto al imperio de la ley ha salido reprobado. Su miedo a hacerla valer es proverbial, sello de un sexenio que ha sido muy bueno en muchos aspectos (aun cuando sus enemigos y la mayoría de los medios les regateen ese merito) pero nulo e ineficaz en el área de seguridad nacional.

     El robo y sabotaje a trenes ha llegado a extremos jamás imaginados y el gobierno permanece paralizado por la indefinición. Es obvio que le están retando para que use las fuerzas armadas y luego morenos y socios acusarle de “represor”, lo cual sería falso pues quien viola la ley y comete delitos tiene que atenerse a las consecuencias. Así es la vida. Punto. El presidente, los gobernadores y los presidentes municipales protestaron cumplir y hacer cumplir la ley y hasta ahora no lo han hecho. La impunidad del 98% que se tiene en el país lo corrobora.

     Otro robo que crece en proporciones alarmantes y que es causa de que las gasolinas estén tan caras (alguien tiene que pagar esos faltantes) es precisamente el robo de combustibles; robo al que pueblos enteros se han unido, pues al no haber un gobierno de verdad (solo de utilería y de declaraciones) los ladrones y sus familias; dicho sea de paso, integradas y educadas por ladrones; dan rienda suelta a sus instintos y raíces ¿Acaso Don Manuel Payno en sus ‘Bandidos de Río Frío’ no narra con amplitud y precisión la inclinación de buena parte de pueblos y regiones de Puebla al robo y al saqueo? Solo el imperio de la ley puede mantener a raya a esta gente con inclinaciones delictivas.

      El atentado contra el ex fiscal de Jalisco Carlos Nájera Gutiérrez muestra también el grado de soberbia de los grupos criminales, capaces de retar al estado mismo sin temor alguno. Peor todavía, en este terrible suceso que hace pensar al ciudadano común que si eso le hacen a los altos funcionarios ¿qué protección  pueda tener él?— quedó de manifiesto la degradación política que nos ha convertido en una sociedad dividida, ya que en un atentado como este todas las fuerzas del orden estaban obligadas a intervenir, y la policía municipal de Enrique Alfaro (que pretende ser gobernador) se mantuvo al margen, cuando su deber era haber apoyado de inmediato y detener a los delincuentes (que hubiera evitado mayor tragedia, como es el caso de los camiones incendiados y las victimas quemadas a causa de las bombas molotov lanzadas contra ellos por los delincuentes terroristas). Pero no, ganó el ego e interés partidista ¿Cree el lector que una persona con semejante perfil está capacitada para gobernar?

     Además, los millares de asesinatos que mes con mes se cometen a lo largo y ancho del país, casi todos, por no decir todos, impunes, son muestra clara de que los gobiernos municipales, estatales y federal no quieren hacer valer la ley.

     El presidente Peña Nieto recurrentemente ha condenado la violencia que afecta al país, sin embargo, ese ha sido uno de sus mayores problemas. La condena debe ser acompañada de la aplicación de la ley y someter a su imperio a cuanta persona delinca, sin importar si el que delinque es de la CNTE, de Morena, PRD, o de cuanta agrupación problemática exista, pues no debe haber nadie por encima de la ley. Nadie.

      De muy poco ha servido que en este sexenio se hayan invertido enormes cantidades en contratación de policías federales, armarlos, uniformarlos, equiparlos, así como mejorar y actualizar también el equipamiento de las fuerzas armadas; si a los que delinquen y rompen el orden público nadie les toca por temor a ser acusados de “represores”.

     En este sentido, el pasado viernes, López Obrador, quien nombró presidente de Iguala a José Luis Abarca; causante directo del asesinato de los 43 vándalos de Ayotzinapa, llegó a tal grado de cinismo que entre otras cosas declaró en esa ciudad guerrerense: “

Empapado en sudor tras su discurso inicial, el tabasqueño recalcó su simpatía por la causa de los familiares de los desaparecidos. El régimen que ha cometido estas atrocidades es el régimen que nosotros estamos combatiendo desde hace muchos años, por eso yo, los puedo ver a la cara”, enfatizó el tabasqueño.

Reiteró su planteamiento de crear una ‘comisión de la verdad’ que llegue al fondo de los lamentables acontecimientos de hace 44 meses, en Iguala… El que nada debe nada teme. No tenemos nada que ocultar. Voy a cumplirles. El tiempo lo dirá”, sentenció López Obrador y dio por concluido el mitin  (Excelsior, 25/May/2018).

    Falta. Hace unos cuántos días López Obrador visitó en el sur a los maistros vándalos de la CNTE, que no son otra cosa que simples vividores del presupuesto, grupos de choque que cobran quincenas en el cajero automático, y bien, por un trabajo que ni hacen ni conocen. Dejar en manos de estos gorilas a la niñez del país nos volvería a las cavernas. De hecho, ya casi lo estamos pues anarquistas, delincuentes y saboteadores de todo tipo y tamaño le han estado tomando el pulso a gobiernos de utilería que pretenden pasar por ‘buena onda’ y defensores de los derechos humanos, mientras que, a los humanos derechos, que somos la mayoría en el país, nos dejen a merced de esta jauría delincuencial que sume en el terror y la ansiedad a la sociedad toda ¿O usted que considera estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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