El gobierno de Aristóteles Sandoval, con la comparsa de algunos medios impresos y televisivos, por periodistas que tienen muchos años de no subirse a un camión, pero que tampoco les importa analizar una realidad, sino ser favorecidos por la opinión pública, están cometiendo un verdadero abuso, una enorme injusticia social en contra de un gremio que también se conforma por ciudadanos con los mismos derechos de los usuarios. Obviamente que nos referimos a los camioneros.
Empresas como Televisa se han dado el quien vive haciendo de los camioneros (urbanos) de Guadalajara, un verdadero chivo expiatorio ante la mayoría de los ciudadanos, sobre todo entre aquellos que la necesidad de usar el camión no les permite razonar con justicia (así como en aquellos que no les importa el otro en absoluto, pero sí criticar para adornarse).
Hagamos un poco de memoria. Hace apenas unas décadas el servicio de transporte público en nuestra ciudad capital era prestado en su mayoría por el gobierno del Estado a través de la empresa Servicios y Transportes. Llegó a tal punto la montaña de pérdidas que se decidió privatizarlo para que los particulares ofrecieran ese servicio.
Ninguna empresa particular se crea para perder. Pensar lo contrario sería absurdo. Nadie en sus cabales invierte para perder su dinero. Nadie. Pensar entonces que aquellos ciudadanos mexicanos, la mayoría tapatíos o jaliscienses, que se han atrevido a invertir los ahorros de toda su vida adquiriendo uno, dos o tres camiones como modo de sustento familiar, lo han hecho para regalar su pequeño o mediano capital, es estar equivocado totalmente.
El servicio de camiones tiene que ser negocio para los que invierten y la mayoría de los camioneros, le guste o no al gobierno, lo acepte o no, están perdiendo y día con día se han estado endeudando, descapitalizándose pues, lo cual también es un problema social.
Lamentablemente ni el gobierno ni la mayoría de los medios han querido escucharlos. Han tomado una postura populista y demagógica pretendiendo que los camioneros no solo regalen parte del pasaje, sino que pierdan gradualmente su capital ¿Cómo piensa el gobierno y esos medios presionadores que compren mejores unidades, si con las pérdidas que tienen de algunos años al presente, ya no pueden siquiera pagar sus mensualidades a las agencias de las que ahora poseen?
Tienen siete años con la misma tarifa, y en ese mismo lapso el diésel ha subido varias veces hasta duplicarse, como también el precio de las llantas, salarios de los choferes (que ganan más que la mayoría de los maestros) y demás insumos. Sin embargo y en una actitud por demás injusta y perversa han estado exhibiendo a los camioneros ante la sociedad como una comunidad de malvados e insaciables,etiquetándoles con motes que no tienen nada que ver con la realidad y sí con la injusticia del gobierno. “Pulpo camionero”, es alguno de los calificativos.
Si los camioneros tuviesen líderes más astutos, así como el gobierno los tiene por puños, tiempo ha, que ya hubieran devuelto los calificativos, ya que si algo tienen los gobernantes ―sin distingo de partido― es su falta de ética y su mucha, pero mucha corrupción. Largas colas que cualquier ciudadano les puede pisar.
Hagamos algunos comparativos para que el lector se forme una idea de la realidad y saque sus propias conclusiones:
―En el año 2007 un minibús costaba a los camioneros $620,000.00 pesos.
―En el año 2016 ese mismo minibús ya les costaba $1’200,000.00 pesos.
―En este año 2018 ya les cuesta $1’700,000.00 pesos.
Nadie, ninguna persona con juicio justo y sensatez, podría exigir unidades más costosas y lujosas, cuando en este momento los dueños de los camiones ya ni siquiera pueden pagar las mensualidades de sus unidades (que son muy costosas). ¿Cómo brincar a camiones de gas como pide el gobierno para adornarse ante el pueblo, si cada unidad cuesta $3’200,000.00 pesos? Eso por una parte, pues no se puede olvidar que el uso de gas es más peligroso que el diesel ¿Acaso ya se les olvidó de aquel camión que a finales de los años ’60 o principios de los ’70 ―cuando funcionaban con gas los camiones urbanos en Guadalajara― explotó frente al Parque Agua Azul en la Calzada Independencia y hubo varios muertos y heridos?
Por si no le faltara a este estigmatizado gremio, el gobierno le quiere cobrar a los dueños $12,000 pesos por cada unidad para meterlos en el sistema PRE-PAGO por concepto de “administración” (por medio de una empresa llamada TISA, la misma de los trasvales, incluso de los falsos). Y la cosa no para allí. ¡No señor! Cada mes cobran a los dueños una cuota por camión de $2,350.00 por concepto de subrogados.
Bastaría preguntar a los incautos dueños que invirtieron en el Macrobus cómo les ha ido. Los camiones casi siempre van llenos o con bastante pasaje, pero como los administra el gobierno, a los que tenían camiones e invirtieron en esas millonarias unidades, no les dan absolutamente nada. Se habla de un fraude multimillonario.
En síntesis. Los camioneros también deben ser escuchados. Una sociedad democrática se construye y mantiene en un diálogo constante y equilibrado en el que todas las fuerzas deben ser escuchadas y atendidas. El gobernador Aristóteles se ha negado a escuchar a este gremio y ha intentado ―igual como lo hizo su antecesor Emilio González Márquez― convertirlos en chivo expiatorio, posición que además de injusta, atrae desprestigio a quien lo hace.
Es momento de que los camioneros sean atendidos y respetados. No son monstruos voraces que quieren acabar con el proletariado. Al contrario, son prestadores de un servicio indispensable y cotidiano para ese proletariado y lo único que piden es un precio justo al pasaje para poder también llevar el pan a sus familias y pagar las enormes mensualidades de sus unidades. Al efecto habrá que entender que el pasaje no es caro, lo que en realidad está barato es el salario de los trabajadores. Pero ese es otro tema del cual hemos hablado y hablaremos en artículos próximos.
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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