Opinión
Columnas

El gobierno de Aristóteles Sandoval, con la comparsa de algunos medios impresos y televisivos, por periodistas que tienen muchos años de no subirse a un camión, pero que tampoco les importa analizar una realidad, sino ser favorecidos por la opinión pública, están cometiendo un verdadero abuso, una enorme injusticia social en contra de un gremio que también se conforma por ciudadanos con los mismos derechos de los usuarios. Obviamente que nos referimos a los camioneros.

     Empresas como Televisa se han dado el quien vive haciendo de los camioneros (urbanos) de Guadalajara, un verdadero chivo expiatorio ante la mayoría de los ciudadanos, sobre todo entre aquellos que la necesidad de usar el camión no les permite razonar con justicia (así como en aquellos que no les importa el otro en absoluto, pero sí criticar para adornarse).

     Hagamos un poco de memoria. Hace apenas unas décadas el servicio de transporte público en nuestra ciudad capital era prestado en su mayoría por el gobierno del Estado a través de la empresa Servicios y Transportes. Llegó a tal punto la montaña de pérdidas que se decidió privatizarlo para que los particulares ofrecieran ese servicio.

     Ninguna empresa particular se crea para perder. Pensar lo contrario sería absurdo. Nadie en sus cabales invierte para perder su dinero. Nadie. Pensar entonces que aquellos ciudadanos mexicanos, la mayoría tapatíos o jaliscienses, que se han atrevido a invertir los ahorros de toda su vida adquiriendo uno, dos o tres camiones como modo de sustento familiar, lo han hecho para regalar su pequeño o mediano capital, es estar equivocado totalmente.

     El servicio de camiones tiene que ser negocio para los que invierten y la mayoría de los camioneros, le guste o no al gobierno, lo acepte o no, están perdiendo y día con día se han estado endeudando, descapitalizándose pues, lo cual también es un problema social.

     Lamentablemente ni el gobierno ni la mayoría de los medios han querido escucharlos. Han tomado una postura populista y demagógica pretendiendo que los camioneros no solo regalen parte del pasaje, sino que pierdan gradualmente su capital ¿Cómo piensa el gobierno y esos medios presionadores que compren mejores unidades, si con las pérdidas que tienen de algunos años al presente, ya no pueden siquiera pagar sus mensualidades a las agencias de las que ahora poseen?

     Tienen siete años con la misma tarifa, y en ese mismo lapso el diésel ha subido varias veces hasta duplicarse, como también el precio de las llantas, salarios de los choferes (que ganan más que la mayoría de los maestros) y demás insumos. Sin embargo y en una actitud por demás injusta y perversa han estado exhibiendo a los camioneros ante la sociedad como una comunidad de malvados e insaciables,etiquetándoles con motes que no tienen nada que ver con la realidad y sí con la injusticia del gobierno. “Pulpo camionero”, es alguno de los calificativos.

     Si los camioneros tuviesen líderes más astutos, así como el gobierno los tiene por puños, tiempo ha, que ya hubieran devuelto los calificativos, ya que si algo tienen los gobernantes ―sin distingo de partido― es su falta de ética y su mucha, pero mucha corrupción. Largas colas que cualquier ciudadano les puede pisar.

     Hagamos algunos comparativos para que el lector se forme una idea de la realidad y saque sus propias conclusiones:

―En el año 2007 un minibús costaba a los camioneros $620,000.00 pesos.

―En el año 2016 ese mismo minibús ya les costaba $1’200,000.00 pesos.

―En este año 2018 ya les cuesta $1’700,000.00 pesos.

     Nadie, ninguna persona con juicio justo y sensatez, podría exigir unidades más costosas y lujosas, cuando en este momento los dueños de los camiones ya ni siquiera pueden pagar las mensualidades de sus unidades (que son muy costosas). ¿Cómo brincar a camiones de gas como pide el gobierno para adornarse ante el pueblo, si cada unidad cuesta $3’200,000.00 pesos? Eso por una parte, pues no se puede olvidar que el uso de gas es más peligroso que el diesel ¿Acaso ya se les olvidó de aquel camión que a finales de los años ’60 o principios de los ’70 ―cuando funcionaban con gas los camiones urbanos en Guadalajara― explotó frente al Parque Agua Azul en la Calzada Independencia y hubo varios muertos y heridos?

     Por si no le faltara a este estigmatizado gremio, el gobierno le quiere cobrar a los dueños $12,000 pesos por cada unidad para meterlos en el sistema PRE-PAGO por concepto de “administración” (por medio de una empresa llamada TISA, la misma de los trasvales, incluso de los falsos). Y la cosa no para allí. ¡No señor! Cada mes cobran a los dueños una cuota por camión de $2,350.00 por concepto de subrogados.

     Bastaría preguntar a los incautos dueños que invirtieron en el Macrobus cómo les ha ido. Los camiones casi siempre van llenos o con bastante pasaje, pero como los administra el gobierno, a los que tenían camiones e invirtieron en esas millonarias unidades, no les dan absolutamente nada. Se habla de un fraude multimillonario.

     En síntesis. Los camioneros también deben ser escuchados. Una sociedad democrática se construye y mantiene en un diálogo constante y equilibrado en el que todas las fuerzas deben ser escuchadas y atendidas. El gobernador Aristóteles se ha negado a escuchar a este gremio y ha intentado ―igual como lo hizo su antecesor Emilio González Márquez― convertirlos en chivo expiatorio, posición que además de injusta, atrae desprestigio a quien lo hace.

     Es momento de que los camioneros sean atendidos y respetados. No son monstruos voraces que quieren acabar con el proletariado. Al contrario, son prestadores de un servicio indispensable y cotidiano para ese proletariado y lo único que piden es un precio justo al pasaje para poder también llevar el pan a sus familias y pagar las enormes mensualidades de sus unidades. Al efecto habrá que entender que el pasaje no es caro, lo que en realidad está barato es el salario de los trabajadores. Pero ese es otro tema del cual hemos hablado y hablaremos en artículos próximos.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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O de plano es un enfermo mental sin remedio o un cínico a prueba de todo. Hace algunos años Enrique Krauze hizo un interesante análisis derivado de una entrevista, calificándole como “el mesías tropical” (Letras Libres No.57). En días pasados, el analizado arremetió contra Krauze, como también en contra de Jesús Silva-Herzog Márquez y Raymundo Riva Palacio. Así son los iluminados, no admiten jamás la voz de la crítica (la autocrítica se da por desechada).

    Entre otras muchas cosas, Krauze escribió de nuestro personaje, que no es otro que AMLO: “López Obrador había afirmado, en innumerables ocasiones, que admiraba a Benito Juárez sobre todos los seres en la tierra. Pero su identificación política con Juárez era, sencillamente, insostenible…López Obrador decía admirar a Juárez por haber integrado su gabinete con los mejores mexicanos, pero de su propio gabinete no podía predicar lo mismo. Un video que se trasmitió en 2004 por la televisión abierta mostraba a su secretario de Finanzas del gobierno del DF apostando cuantiosas sumas en una habitación reservada a clientes VIP en Las Vegas. A los pocos días, un nuevo video mostraba a su principal operador político tomando fajos de dinero de manos de un empresario consentido por los anteriores gobiernos del PRD. Aunque ambos funcionarios fueron separados de sus cargos y sometidos a juicio, la estrategia política de López Obrador no consistió en honrar su lema de gobierno (la “honestidad valiente”) sino en relativizar los hechos, desmarcarse de toda responsabilidad, y por primera vez declararse víctima de un ‘complot’ orquestado por ‘las fuerzas oscuras’, por “los de arriba”.

     Muchos años han pasado de aquella publicación, doce para ser exactos, sin embargo, el tabasqueño lejos de componerse da síntomas inequívocos de perder toda sensatez y coherencia. Algo muy propio de dictadores como Hitler, Mussolini, Stalin y demás orates que el mismo pueblo les abrió el camino para llegar al poder.

     Y es que, no se puede entender, como es que este individuo de pocas luces y sobrada soberbia, se atreva a incluir en su imaginario “gabinete” (porque eso es, imaginario) a individuos de la talla de Elva Esther Gordillo (por medio de familiares), al líder minero Napoleón Gómez Urrutia, a Marcelo Ebrard, por mencionar algunos, cuando todos ellos tienen cuentas pendientes con la justicia. Sí, incluyendo a Ebrard, ¿Ya se olvidaron los gravísimos errores y las cuentas mochas de la Línea 12 del Metro y otros escándalos? ¿O el agua bendita del mesías tabasqueño les limpia de todo delito, por multimillonario y grave que sea? La senadora tabasqueña Layda Sansores el jueves le besó la mano a este mesías patito y le pidió suplicante “no se olvide de nosotros” (El Universal, 22/Feb/2018).

     En días recientes un grupito de pastores evangélicos violando los preceptos bíblicos y agrupados como “partido político” (PES), en una exhibicionista y repugnante reunión ―repugnante desde el campo de la fe― no solo se atrevieron a desobedecer la Escritura nombrando como “su candidato” a AMLO, incluso se atrevieron a comparar al tabasqueño con Caleb, el compañero de Josué. Héroes bíblicos que para judíos y cristianos representan modelos de vida por demás inspiradores; inspiración de la que carece del todo López Obrador.

     Arropado por pastores neo cristianos (eso son los evangélicos, ni se identifican con el protestantismo histórico heredero de la Reforma, y a la iglesia católica la abandonaron hace algunas décadas o lustros): la mayoría de ellos carentes de una formación ministerial y educativa sólida y en plena desobediencia a la Biblia (que aseguran tener como base de su fe): se metieron desde la plataforma eclesial al campo de la política, lo cual no les es permitido, ni por la ley divina (Biblia) ni por la humana (Constitución).

     Pero no pararon allí. Dominados por el furor de un mundo que desconocen y quizá dominados también por la ambición futura, dieron rienda suelta a sus emociones al punto de comparar a López Obrador con Caleb (que significa “perro fiel”). Gran desatino. Eso mismo hicieron muchos cristianos a principios de los años 30 en Alemania. Sin orar y sin preguntar a Dios cuál era su voluntad, se entregaron a un líder político malvado y simulador que  perseguiría a los verdaderos cristianos (a los judíos no se diga, 6’000,000 de ellos fueron asesinados en los campos de exterminio).Solo un puñado de fervientes cristianos agrupados en la llamada «Iglesia Confesante», entre ellos el teólogo Dietrich Bonhoeffer, se atrevieron a enfrentar al simulador llamado Adolfo Hitler (que ante los cristianos, católicos y protestantes, solía fingir ser uno más, cuando detestaba la fe y a los verdaderos creyentes).

     A tal extremo ha llegado la farsa del tabasqueño, que el pasado día 20 (febrero) propuso una constitución moral. Claro, al estilo de la mente limitada y torcida de este líder de pies de barro ¿Qué verdadero creyente ―me refiero a un judío o un cristiano―, puede votar por un candidato que apoya a homosexuales, lesbianas y cuanta desviación sexual pueda existir, cuando las Sagradas Escrituras marcan principios absolutamente contrarios?

     ¿Cómo conciliarán los líderes religiosos del PES su cuestionada fe con estas expresiones de degradación humana? La Biblia lo dice y advierte con todas sus letras: “No erréis… ni los afeminados, ni los que se echan con varones… heredarán al reino de Dios” (1ª Cor 6:9-10). En su vida privada el ciudadano tiene libertad de acción y elección, Dios y la Constitución se lo permiten, si bien ambas advierten también contra los que violan sus preceptos.

     Ciertamente Dios es capaz de perdonar a una persona que haya caído en estas u otras conductas, pero no se debe olvidar que el arrepentimiento va acompañado de obediencia, es decir, de un cambio de vida. Cuando Jesús dijo que la puerta de acceso al Reino de Dios es recta y angosta lo dijo en serio. Como todo lo que enseña la Biblia. ¿Será que los ciegos andan guiando ciegos?

     Si unirse de manera corporativa estos grupos de evangélicos es en sí ya un grave desatino, comparar a López Obrador con Caleb carece de nombre. Las sandalias y ropaje de aquel hijo de la tribu de Judá, le quedan demasiado grandes a este hablador sin escrúpulos. El tabasqueño ya pisó tierra que no le es permitido pisar, lo peor es que estos pastores, tan ligeros de palabras y hechos como los falsos profetas que condena el Antiguo Testamento, le han dado un sitio y un nombre que Dios no le ha dado en absoluto.

     Estamos a tiempo. El arrepentimiento, la reflexión, y la sensatez merecen tener espacio. No debemos admitir que este falso mesías y ahora pretenso líder intente meter a esta gente a una tierra prometida que solo existe en su ególatra y desviada mente. En marzo de 1933, el reconocido intelectual alemán Felix Noeggerath, escribió una carta a uno de sus amigos que nos hace pensar en nuestra realidad presente y con eso concluimos:“Alemania ha renunciado de un día para el otro a su mejor tradición intelectual y moral y se ha lanzado a algo que dudo en llamar futuro”.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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La masacre perpetrada por un joven de secundaria en el estado de la Florida en el vecino país del norte, aflora un gravísimo problema que aqueja a cientos de millones de jóvenes alrededor del planeta, sobre todo en occidente: ¡La falta de disciplina a causa de un carácter mal formado!

En el entendido de que la inmensa mayoría rechazará lo que en este artículo se señala, la cuestión de fondo es que la realidad de las cosas no varía en absoluto, aunque se niegue su existencia. Se trata de generaciones que han sido formadas bajo una educación laxa y permisiva que les ha mimado tanto y les ha querido conceder todos sus antojos y caprichos, que su capacidad es frustración es nula.

Psicólogos y padres les ha dicho que nacieron para ser felices, que tienen derecho a todo, que merecen todo y deben tener acceso a todo, lo cual además de falso, ha malformado su carácter, haciéndoles incapaces de enfrentarse a los retos y problemas que todos los humanos tenemos desde la niñez misma. Esta es y ha sido siempre la historia de la humanidad. Una historia que al incomodarles le han dado la espalda (para no saber de ella) y los daños ahora saltan a la vista de todos, incluso sobre muchísima gente inocente, ajena a su carácter ególatra y posesivo. Los 17 jóvenes asesinados en la secundaria de La Florida son prueba irrefutable.

Sin pretender acusar ni lastimar a nadie en particular, sino en el intento de llegar al fondo del problema y encontrar el remedio para semejante mal. Se habrá de decir qué a partir de los años 70 del siglo pasado, disciplinas como la psicología (que no es ciencia) -con el beneplácito y felicidad de los políticos- menospreciaron y criticaron la fe judeocristiana hasta sacarla, primero de las escuelas y luego de los hogares, pasando por alto, guste o no, se acepte o no: que la fe en Dios es el único freno efectivo para detener las pasiones y los excesos del ser humano por cuanto es capaz de transformar de dentro hacia afuera (y no a la inversa). Claro, cuando la persona llega a conocer realmente a Dios y su mensaje de fe y esperanza y decide aceptarlo.

El rechazo o menosprecio a Dios y a su mensaje lo estamos padeciendo de entonces a la fecha, agravándose en la medida que ese mensaje se va reduciendo a minorías. Hombres de la talla de Jacobo Rousseau advirtieron la indispensable presencia de la fe reflejada en la vida de los pueblos: “En un Estado bien constituido, las reglas morales se encuentran en estrecha relación con la constitución política”. Los engreídos europeos de principios del siglo XX, que pensaron que por desechar a Dios y los valores y principios derivados de la fe judeocristiana, ya eran mejores, de pronto se toparon con las dos mayores guerras de toda la historia. Con su horrenda realidad.

El mensaje divino limita los excesos, forma el carácter positivamente y aporta una cosmovisión sostenida en valores y principios que un humanismo ateísta no puede solventar (porque hay otro humanismo, como predicaba Erasmo, que fundamente las bondades del hombre siempre y cuando partan de la fe en el Dios revelado en las Escrituras).

En distintos pasajes la Biblia habla desde la perspectiva del Creador, y tomando en consideración que somos una raza caída, en el libro de Proverbios se dirige a los padres de manera particular, sobre la necesidad que tiene el ser humano desde su niñez a ser forjado con disciplina, incluso con corrección, si la rebeldía o la falta lo ameritan. Y no estamos hablando de azotes de salvajes ni de castigos inquisitoriales. Ningún chamaco se murió por darle tres cintarazos bien dados para bajarle sus maldades o el berrinche espumoso.

Evitarles una vida de disciplina, es decir, de formar su carácter día por día y por años (y corrección su fuese necesaria), es enviarles al camino del hedonismo y el egoísmo, de llevar al caos a una sociedad. Nuestro primer novelista del México independiente plasmó magistralmente esta falta de formación en “Don Catrín de la Fachenda”. Libro que debería ser de texto para todos los estudiantes de secundaria y quizá, desde sexto de primaria. (su autor, Joaquín Fernández de Lizardi).

En una de mis visitas a la ciudad de México a principios de los años ’90 para promover mis libros, en una de las librerías visitadas compré uno titulado ¡Basta ya de hijos malcriados! El autor analiza la situación social imperante para luego señalar: “Los problemas no empezaron con los hijos, ni acabarán con ellos. Son tan solo un síntoma de que las cosas van muy mal, el síntoma de una sociedad que se va dramáticamente al garete”. Luego pone a los padres ante el espejo: “Nos hemos convertido en una sociedad de segundas, terceras e incluso cuartas oportunidades. Los niños pueden desobedecer impunemente, sabiendo que sus primeras travesuras apenas provocarán un ceño fruncido en lugar de un castigo aplicado de inmediato” (Fred G. Gosman, Edit. Roca).

Diecisiete hogares en La Florida están de duelo total y quince más están sufriendo por sus hijos mal heridos, todo porque un chamaco al que no se le enseñó a enfrentar los problemas de la vida, al que quizá se le quiso dar “todo” (sin jamás darle lo que necesitaba, amor, que no son “cosas”), se molestó porque lo corrieron de la escuela.

El autor recién citado invitaba al final de su obra a entender el rol de padres e hijos y hacer algo de inmediato: “Hemos colocado a nuestros hijos en pedestales. Estamos obsesionados con su felicidad e intentamos protegerles de cualquier contrariedad. Ahí nos equivocamos de medio a medio; y por el bien de nuestros hijos debemos modificar esa conducta con rapidez”.

A los pedestales se sube a los héroes o los paganos a sus dioses, y como se encuentran las cosas, la mayoría de los niños y jóvenes actuales ni son héroes (ni se debe tratar como tales aunque lo fueran, todo a su tiempo); ni mucho menos dioses; pedestal éste último al que muchos padres han subido a sus chamacos; a otros la sociedad permisiva y formadora de Narcisos los ha subido; aunque otros más se han subido solos, y entre todos ellos, han hecho del mundo un sitio difícil de vivir ¿Sin Dios, sin orden, sin disciplina, cree usted lector que podríamos continuar? El berrinche sangriento ocasionado por este muchacho de La Florida tiene para los optimistas con lentes color de rosa la respuesta.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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Por lo que se aprecia, la necesaria y urgente Reforma Laboral no ha sido acatada por todos los gobiernos estatales. El de Jalisco es uno de ellos. Y aunque en algunos medios ha pretendido dar la impresión de adaptar el marco jurídico y hacer lo propio para que el negocio multi millonario de los juicios laborales no siga desangrando la planta productiva local (y extinguiendo o endeudando anualmente miles de negocios), lo cierto es que las cosas continúan igual o peor.

     El nuevo edificio de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje lejos de desalentar los abusos y transas de los cárteles laborales (como los famosos “talibanes” y otros muchos despachos que tienen bajo su control este injusto e inmundo negocio que vive de sangrar o acabar con los micro, pequeños, o medianos negocios) lo cierto es que han aumentado. Bastará decir que en el año 2017 el número de demandas laborales sumó un total de 24,509, cantidad que concede una idea de la gravedad del asunto.

     Todo indica que el gobierno de Jalisco o no entendió el sentido de dicha reforma, o se ha empecinado a continuar el estado negativo que se padece. De poca cosa ha servido el esfuerzo y la oposición a la que se enfrentaron con valor y firmeza el Presidente Enrique Peña Nieto y el Senado de la República, cuando en Jalisco el gobernador en lugar de poner un alto al multimillonario (e ilegal) negocio de los juicios laborales, le está apostando a que crezca.

      En ningún momento se ha expresado públicamente contra los falsos despidos, contra los “toreros” (dizque trabajadores que viven de las corridas), contra los que demandan sin jamás haber trabajado en el negocio demandado, contra los despachos sin escrúpulos que le inventan al trabajador elevadísimos sueldos (que por supuesto jamás percibió) para obtener Laudos injustos y amañados que acaban con los negocios (con la anuencia y complicidad de algunos funcionarios de las Juntas), contra las jaurías de coyotes que antes pululaban en el antiguo edificio de la JLCyA y ahora lo hacen afuera de la nueva sede a espaldas del Parque Agua Azul. Su silencio ha hablado.

     El puro anuncio de la creación de 20 juzgados laborales nuevos, aunque ahora bajo la tutela del STJEJ, muestra el rechazo a la Reforma. La intención del gobierno federal y del Senado es disminuir sustancialmente estos juicios, pensar que solo se quiere cambiar de jefe es absurdo, valga decir que siempre, es decir SIEMPRE, el gobernador del Estado en turno era el jefe de la Junta Local, él vigilaba que todo marchara bien y no se cometieran excesos, solo que con la llegada del novato Alberto Cárdenas quedaron al garete, cayendo gradualmente la justicia laboral en un inmundo pantano de corrupción que el Presidente Peña Nieto ha querido meter en cintura.

     La titular de la Junta Local, la Lic. Elke Tepper García, tiene la capacidad y voluntad para hacer bien su trabajo, el problema es que si no se le concede la autoridad para que ponga orden no podrá hacer gran cosa. Se requiere que el Ejecutivo del Estado se defina y marque una postura que les haga saber a los negociantes de los muchos despachos, que su inmundo negocio ha terminado (instruyendo a las Juntas para que no se presten ya a tanta desviación de la ley y acabar de una vez por todas con tanta injusticia al amparo de los derechos de los verdaderos trabajadores). Que se note en la realidad, que los juicios laborales son realmente para aquellos casos en los que hay una evidente violación y abuso en contra del trabajador.

     Para ello tendría que rechazar toda demanda si antes no pasa por el filtro previo y obligado de la CONCILIACIÓN ―que es uno de los objetivos de la Reforma Laboral― en la que detectados los casos falsos y los que se pueden y deben arreglar (que son la mayoría) sean resueltos; y sean enviados a juicio solamente aquellos que realmente lo ameritan (que no deben de ser ni el 30 por ciento de los asuntos). Actualmente es un escándalo y sangría para los micro, pequeños y mediano negocios, a causa  de tanto vividor que ha hecho del juicio laboral un negocio, un modus fregandi que no solo afecta la planta productiva, sino que inhibe la inversión y es el principal freno para que se aumenten los sueldos ¿Quién se atreverá a pagar buenos sueldos a sabiendas que en dos, tres, o seis meses tendrá que enfrentar una o varias demandas cuantiosas que acaben con su negocio? Los peores enemigos de la clase trabajadora son éstos, los falsos apóstoles que los “defienden” legalmente, tratando a los trabajadores como mercancía, como ganado con marca (afectando gravemente a los que realmente trabajan y nunca dan problemas, afectándoles en su sueldo, en imagen, y en una futura protección por cuanto estos juicios se han convertido en un asunto detestable y de grave daño social, en freno para las mejoras salariales).

JALISCO SUMIDO EN LA VIOLENCIA

     En el artículo de la semana pasada hablábamos de cómo ha crecido la ola de asesinatos en Jalisco, casi todos impunes. El puro fin de semana de semana se cometieron tan solo en la zona metropolitana de Guadalajara 22 homicidios y todos los días la cifra no ha dejado de crecer. El jueves, en un solo hecho en San Pedro, asesinaron a 6 en un restaurante, superando con una víctima a la famosa matanza de “San Valentín” en la ciudad de Chicago (1929), pero que diera lugar a que el gobierno de Estados Unidos les pusiera un alto a los criminales.

     En Jalisco y en ciertos Estados del país no pasa nada y los ríos de sangre siguen corriendo. ¿Y la sociedad, y los organismos empresariales, y las barras de abogados, y los grandes empresarios, y el clero, y las universidades, etcétera, etcétera, dónde están, porque guardan silencio? De entrada, se espera que los medios en su totalidad en lugar de pasar nota roja para vender, denuncien esta horrenda situación y presionen ―como es su función social― para que los gobiernos federal, estatal y municipal cumplan su función, y dejen para después sus derrochadoras e inútiles campañas, al fin y al cabo, que para los candidatos y lo que nos ofrecen a los ciudadanos, con una semana basta y sobra ¿O que considera usted, estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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