EL EXTRAÑO CASO DEL PRESIDENTE DEMOCRATA Y EL DUEÑO DE MORENA
Casi siempre la literatura tiene origen en las cosas e historias de la vida. Cuando Robert Louis Stevenson escribió su maravillosa obra “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” sin duda que tenía en mente a individuos conocidos, con personalidades extrañas y opuestas entre lo que decían y hacían, de maniqueos retorcidos. La comedia humana, esa larga obra en la que los hombres asumen diversos roles, algunos positivos y nobles, otros, por cierto, nocivos y criminales, aunque algunos más con posiciones y actitudes encontradas, comedia cuya escena final será culminada de manera distinta a la que espera la mayoría de los humanos, nos puede compartir todos los casos que sean necesarios.
Los mexicanos, para desasosiego e intranquilidad de los que piensan y aportan con su trabajo la estabilidad nacional, estamos padeciendo un presidente con este tipo de conductas encontradas y maniqueas. Un individuo que dice ser una cosa, pero siempre resulta nocivamente otra.
Dice ser demócrata, pero la detesta de todo corazón, el cual se regodea en el populismo y la autocracia. Es conocido su repudio por las reglas de la democracia y en las elecciones solo acepta los resultados cuando le favorecen, de lo contrario siempre grita desorbitado que fue fraude, que lo robaron. ¿Cómo considerar demócrata a quien aborrece al árbitro de estas contiendas (INE)?
Asegura ser hombre bueno y que defiende al pueblo idem, sin embargo, le gusta rodearse de fugitivos, delincuentes, de personajes violentos y anarquistas y a la gente trabajadora y de bien la ofende todos los días. En las elecciones de 2018 cubrió este falso mesías (The Economist, dixit) con su manto de pureza a Marcelo Ebrard (fugitivo por las cuentas de la Línea 12 del Metro), a Napoleón Gómez Urrutia con orden de aprehensión en su contra por un desfalco multimillonario a los mineros, a la comandanta Nestora Salgado (acusada de varios secuestros en Guerrero), haciendo a estos dos últimos Senadores de la República. El mundo justo y legal al revés.
Postura y conducta irracional e ilegal que ha mantenido. Al hijo del archi criminal Joaquín Guzmán (de nombre Archivaldo) le soltó en Culiacán cuando lo detuvo el Ejército; a los delincuentes les prometió «abrazos no balazos», y durante su mal gobierno se los ha cumplido. Las balas han sido para los mexicanos ajenos a sus afectos (83 mil asesinados durante su gestión).
¿Cómo podría ser demócrata un presidente que bajo su gobierno acaban de pasar las campañas electorales más sangrientas de nuestra historia? Un presidente al que no le importa un comino la legalidad, el orden, el estado de derecho, las vidas de los ciudadanos, que permitió que las bandas criminales votaran con las armas dirigiendo el sentido del voto, ya fuera amenazando, secuestrando (o asesinando) a los candidatos de los otros partidos. Incluso, como fue el caso de San Luis Potosí, promover como candidato a gobernador a un individuo señalado por la justicia y por la sociedad de ese Estado como líder delincuencial. Y así como la mente retorcida del Mr. Hyde de Stevenson, el presidente lo promovió por el putrefacto Partido Verde, símbolo de la corrupción absoluta, para que no saliera por Morena.
Solo un iluso, un ingenuo o un ignorante absoluto de lo que acontece en el país podría creer o considerar que el partido propiedad del presidente ganó democráticamente las elecciones de once Estados. Todos unidos por el Océano Pacífico y todos señalados por ser cuna y lugar dominados por las bandas de narcotráfico. Queda claro que Mr. Hyde se esforzó para que la gente votara, por la buena o por las malas a favor de los candidatos del partido de su propiedad.
Dice buscar la inversión privada, pero a diario con su boca y acciones las ahuyenta. Canceló el NAIM, una planta cervecera en Mexicali, como también ha pretendido cancelar los contratos petroleros y de energía eléctrica. Ni qué decir de sus ofensas todos los días a quienes sean de clase media baja hacia arriba, hasta la cúpula, de fifís, riquillos, conservadores, enemigos, adversarios y demás linduras de su florido lenguaje y estado de ánimo no los baja (así son los Jekyll y Hyde, veleidosos y cambiantes).
Dice amar y defender a los pobres, pero durante este desastre o gobierno de cuarta, diez millones más de mexicanos se han sumado a la pobreza ¿ya tiene más a quien amar, o su mente y corazón enfermos a lo bueno dicen malo y viceversa?
Dice respetar la ley, de hecho protestó cumplirla y hacer cumplir, pero nunca en la historia de México ha habido tanta impunidad. Si creíamos que con Fox, Calderón y Peña Nieto lo habíamos visto todo, no habíamos visto nada. Detención, cárcel y juicio solo son para los enemigos del mal gobierno.
Dice proteger a los mexicanos, pero protege abiertamente a las bandas de narcos y toda la fauna delincuencial (darles impunidad es protegerlos). El mexicano, el ciudadano común y corriente, ajeno al gobierno y a los políticos, el que trabaja, el que sostiene de pie este país, está expuesto todos los días a ser asesinado, asaltado, extorsionado, secuestrado, robado, golpeado, ofendido, humillado, etcétera, sin que el gobierno le proteja en absoluto. En caso de sobrevivir a un ataque delictivo (de los miles que suceden a diario) las propias policías le dirán que no denuncie ¿Para qué?
Dice respetar los otros poderes, pero cualquier juez que se atreva a contradecir sus mandatos ilegítimos y autoritarios se enfrentará a su ira desbordada. Ha sido capaz incluso de violar la Constitución para dar dos años más al presidente de la Suprema Corte de Justicia (un funcionario que por lo que se aprecia, es incondicional del tabasqueño, echando por la borda la división de poderes, traicionando al pueblo y el pacto federal).
Dice amar a México, pero sus hechos demuestran que lo odia, que desea destruirlo y convertirlo en un simple feudo de su propiedad.
Dice ser cristiano, pero sus hechos y palabras demuestran absolutamente lo contrario. Las enseñanzas de las Sagradas Escrituras exhiben todos los días a este impostor de la fe, que, como el personaje de Stevenson, las maldades del Mr. Hyde superan y acaban con el incipiente honor del Dr. Jekyll ¿O usted que considera estimado lector?
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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