HACIA UN NUEVO ORDEN MUNDIAL
Espero que no me pase como hace 20 años. Hace dos décadas advertía a los lectores de mi columna (en ese entonces se publicaba en el Diario El Informador) que el candidato a la presidencia de México Vicente Fox era un hombre ignorante, mentiroso, blofero, torpe, carente de luces, incapaz para ocupar semejante responsabilidad. Por meses lo advertí, teniendo como respuesta todo tipo de ofensas, incluso hasta amenazas de muerte (lo cual nunca antes me había sucedido).
Lamentablemente todas las cosas que dije antes, durante, y al final de su terrible desgobierno se cumplieron, razón por la cual les di forma de libro: “EL HOMBRE QUE NUNCA DEBIÓ SER PRESIDENTE” (presentado en la FIL 2007).
Así que como sucedió hace dos décadas y debido a la terrible pandemia de CORONAVIRUS que padecemos, no solo veo a México sufrir en demasía, lo cierto es que todo indica que nos encaminamos hacia un nuevo orden mundial en el que nada volverá a la ‘normalidad’. Ni siquiera los ataques a las Torres Gemelas (11/Sep) tuvieron las consecuencias que esta peste dejará.
Y no se trata únicamente de la salud de los pueblos de la Tierra, que merced a la epidemia quedaron al descubierto la mayoría de los gobiernos, exhibiendo su mezquindad, negligencia, incapacidad y menosprecio por sus gobernados. Sus prioridades les mostraron ante sus pueblos como lo que son: simples ambiciosos de poder y riquezas. Su cortedad de miras no les permitió advertir a tiempo la plaga que pronto azotaría a sus pueblos de manera que no proveyeron lo que se necesitaría, como tampoco implementaron las medidas necesarias para bajar la intensidad de los daños. A tal grado llegó su incapacidad que apostaron a que algunos países trabajaran en la vacuna (que tardará un año cuando menos para estar lista) olvidándose de trabajar a manera de ya en la cura para la enfermedad. Hoy más que nunca se extrañan los Van Leeuwenhoek, Pasteur, Koch, Ross, Grassi, Roux, Behring y demás hombres de ciencia, hombres que para los gobiernos posmodernos son una carga para el erario (aunque dilapidan fortunas en publicidad electoral, viajes, debates, ruedas de prensa, foros, etc, etc) reduciendo el presupuesto para cultura, ciencia y salud, que en el caso de México han ido más lejos todavía cancelando los pedidos de medicinas, equipo y suministros, incluso cobrando a los pacientes servicios que siempre fueron gratuitos (en los hospitales y clínicas del gobierno).
La salud pues está siendo llevada a terrenos peligrosos. China, luego de salir de la cuarentena, ha sometido a sus ciudadanos a un estricto control tecnológico, de tal manera que su gobierno sabe al instante dónde se encuentran y cuál es su condición de salud (el coronavirus dio el pretexto ideal para el control), ejemplo que sin duda otros gobiernos implementarán bajo el pretexto de la salud.
Es un hecho que la pandemia está abriendo una caja de pandora, abriendo las puertas para un nuevo orden mundial en el que la economía quedará en el centro de los debates y decisiones. A partir de ya el hombre dejará de ser el centro de los cuidados y protección para sus gobiernos, en adelante será a la inversa. Los hombres quedarán para servicio y protección de sus gobernantes, las medidas tomadas por los gobiernos a causa de la epidemia tarde o temprano traerán pobreza y escases mundial; pobreza que será menospreciada e ignorada por los poderosos, cuya soberbia irá en aumento hasta que aparezca un gran líder mundial que los aglutine. Será un sujeto astuto y sagaz, capaz incluso de mostrar acciones que le exhiban superior al común denominador, lo cual acrecentará su soberbia hasta considerarse deidad (‘divo’ como les dicen ahora).
Los más atentos perciben y saben que las cadenas productivas, de distribución y venta no solo quedarán dañadas, ya están dañadas, hecho que se traducirá en un enorme desempleo, pobreza no vista en mucho tiempo y en violencia acrecentada. Lo cual ya es mucho decir si se toma en cuenta que en lo que corre del siglo XXI los delincuentes con y sin organizar han hecho cuanto han querido, recibiendo del gobierno impunidad total (en el caso de México).
Así que el tema de seguridad será fundamental a partir de ya, más aun de lo que ha sido en los últimos años y la crisis que se avecina acrecentará la violencia y maldad de estos grupos (y de delincuentes solitarios) si los gobiernos no los someten al imperio de la ley.
El mundo ya es otro, los tiempos ‘normales’ no retornarán, excepto por períodos cortos. Millones de personas estaban acostumbradas a vivir viajando. Entre los efectos de la pandemia de coronavirus es que no solo dejó varados a decena de miles alrededor del mundo que no podían retornar a sus países, también produjo casi de inmediato el cierre de hoteles e industria turística, afectando en gran manera la economía de los países y modificando hacia el futuro esa manera placentera de vivir la vida. En adelante las personas sabias y sensatas cuidarán mejor sus ingresos y no los arriesgarán por una satisfacción temporal que les deje sin dinero y con deudas.
Los alimentos son y serán otro de los temas prioritarios en la aldea global. Y mientras gobiernos obesos, ineficientes, incapaces e inútiles contra la cada vez mayor fauna delincuencial aprietan y asfixian a productores, distribuidores y comerciantes de alimentos, el sector se debilita(rá) ante la falta de apoyos y estímulos, acrecentando la pobreza y con ello aumentando el hambre de los pueblos y por ende la violencia. En el caso de México el actual gobierno ya ha negado los apoyos al campo, negación que se traduce en bajar la producción y encarecimiento de lo que comemos.
Finalmente y aunque hay muchos otros aspectos que esta pandemia modificará en el orden social, hay uno que cobrará especial relevancia: ¡La fe! Todos aquellos cuya fe era superficial, carente de los sólidos cimientos bíblicos y las doctrinas emanadas de la Escritura, se alejarán de Dios e incluso atacarán a los que antes consideraban sus hermanos. Los creyentes que tienen a Dios como centro de su vida, a Jesús su Hijo como su salvador y a su E.S. para darles fuerza y mantenerles firmes, incomodarán a muchos a causa de su cosmovisión y manera de vivir, siendo no pocos de ellos perseguidos y hostigados.
Abreviando, la pandemia que azota dejará al mundo un nuevo orden, no necesariamente mejor, al contrario, los más sabios entenderán que el ser humano al caer en el mismo pecado de Adán y Eva (independizarse de Dios) y haber pretendido iniciar la era grandiosa de la razón y el humanismo ateo, no solo quedó sin asideras espirituales y carente de sentido existencial, sino que legó a la mayoría en las nuevas generaciones un mundo nihilista y hedonista. Un mundo cuyo enorme ego fue derribado hasta el suelo por un bicho invisible que se coronó por encima de la soberbia humana (coronavirus), derribando al mismo tiempo su visión de las cosas y sus maneras de vivir, pero que dejará como secuela un nuevo orden mundial nada prometedor. Sin embargo para los espíritus inquietos y trascendentes el mensaje de la fe judeocristiana sigue siendo cierto, eterno, y absolutamente confiable. Un mensaje que podemos afirmar o conocer en estos días de encierro forzoso por medio de la Biblia ¿No lo crees así estimado lector? Dios bendiga a médicos, enfermeras y personal de hospitales y clínicas, todo nuestro reconocimiento y gratitud.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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