NI DROGAS, NI PERVERSIONES
De plano los ministros, con minúscula, de la Suprema Corte de Justicia han perdido el juicio, apartado de sus deberes y labores fundamentales, dedicando su costosísimo tiempo a causas sin causa, a inentendibles temas que en nada nos benefician a la inmensa mayoría de los mexicanos (no podemos olvidar que cada ministro cobra, no gana, alrededor de $ 600,000.00 pesos mensuales, más extras y prestaciones, ambición que quizá sea la causa de su extravío).
Apenas hace unas semanas y como si el país no estuviera urgido de justicia ante la impunidad que campea, a la manera de los sabios de Bizancio dedicaron días enteros a resolver el asunto de cuatro peticionarios que solicitaban se les permitieran sembrar, cultivar y consumir mariguana. Lo extraño del caso es que los reclamantes se dijeron no adictos y más extraño aún es que la SCJN les haya concedido el amparo, abriendo con ello la puerta para adictos y negociantes de drogas ¡Al fin y al cabo que andamos tan bien como sociedad que requerimos más problemas!
El estúpido argumento de que se legisle para uso medicinal carece de sentido ¿de cuándo acá se requiere de legislar para asuntos médicos y científicos? ¿Acaso el uso de morfina y otras drogas que utiliza desde siempre la medicina carecen de permiso? Semejante hipocresía ofende al ciudadano, basta recordar que en Jalisco por décadas, cualquier anciano que tuviera problemas reumáticos acudía con su botella de alcohol a la XV Zona Militar y expresando su necesidad le preparaban su remedio (con mariguana decomisada). No le daban la droga. Se la entregaban ya preparada para las famosas friegas en las piernas. Pragmatismo, pues, no populismo y manipulación mediática.
Extrañamente algunos medios y grupitos minoritarios presionan al estado mexicano para que permita la mariguana, que ya abierta la puerta seguirían cocaína y cuanto veneno existe, prolongando cuesta abajo la moral social. Moral que algunos pseudo intelectuales y “comunicadores” condenan, olvidando que cualquier sociedad sin el sostén de esta cae de inmediato en la anarquía y la violencia desenfrenada.
Pero como ahora los ministros de la SCJN ya salen a diario en la tele (tirando los dineros públicos en un canal que solo existe para acrecentar su ego), agregaron a su extravío el tema de los malamente llamados “matrimonios” entre personas del mismo sexo. Tema al que extrañamente se les ha unido en Jalisco un conocido diario, que en la última semana de enero (2016) y durante cuatro días consecutivos la nota principal ha sido esta ¿Ya detuvieron a Emilio González Márquez para que entregue cuentas de los $74,000’000.00 millones de pesos que gastó de manera discrecional? ¿Ya le obligaron a devolver o decir en qué gastó los más de $7,400 millones que le fincó la Contraloría del Estado? ¿Ya detuvieron a los diputados ladrones de las últimas cuatro legislaciones y les quitaron el botín? ¿Ya detuvieron y consignaron a todos los funcionarios ladrones del sexenio de Alberto Cárdenas, Ramírez Acuña y Emilio González? Porque de no ser así, la prensa está alejada abismalmente de su deber y cayendo en contubernio con un estado manipulador y corrupto que pretende deformar incluso la mente del gobernado con esquemas y propuestas antinaturales, antilegales, antimorales y cuanta cosa le venga en mente al lector.
Es obvio que además de la perversión moral, espiritual y mental de algunos gobernantes ―así como de negociantes y empleados de los medios (que no periodistas)― el interés de ambos permite ver cuando menos dos propósitos: justificar la conducta desviada de algunos (para que la sociedad les acepte por la fuerza) y bajar la tasa de nacimientos (un método de control natal al estilo de los personajes dictatoriales de Aldoux Huxley o George Orwell).
¿Cómo llamar matrimonio a la unión de dos hombres o dos mujeres? Sería necesario estar loco de remate o haber caído en la inmoralidad absoluta. Ni modo que un hombre engendre en otro hombre ¿le saldría alguna joroba o cómo perpetuaría la especie? Por favor señores ministros, como advierte las Sagradas Escrituras“creyéndose sabios e hicieron necios”.
Peor todavía, pretender adoptar niños es el colmo de la insensatez pues la conducta y cosmovisión de los adoptados estaría sujeta a conductas inapropiadas, como también les dejaría expuestos a abusos ¿No lo saben señores ministros? ¿Ellos entregarían en adopción a sus hijos o nietos a homosexuales?
Varios de los grandes imperios cayeron justo a causa de sus desenfrenos, por abandonarse a sus perversiones. Suetonio lo escribe con precisión al recoger el sentir del pueblo refiriéndose al más famoso de sus gobernantes, Julio César, de quien se decía (era): “el marido de todas las mujeres y la mujer de todos los maridos”.
Ni como distractor social, ni como mera puntada los temas aquí tratados deben ser aprobados por el estado mexicano. Aunque ya hablaremos próximamente del brutal choque generacional, podemos adelantar que la sociedad que nos formó a varias generaciones (que integramos decenas de millones de mexicanos), proceso que duró 40, 50 o 60 años para hacernos hombres o mujeres de bien, que tuvimos que aceptar principios, valores, metas en la vida para ser mejores ciudadanos, buenos hijos, padres, etcétera, que fracasamos una y otra vez para alcanzar el estándar que se nos fijó, pero que con tesón hemos luchado coadyuvando con nuestro esfuerzo en la construcción de un México mejor. No nos van a salir ahora que todo lo que aprendimos, trabajamos, sufrimos y logramos no sirve para nada, que el modelo de vida y sociedad lo dictan ahora unos cuantos señores con sotana de cura y con una mente torcida, que si fueran de respeto y respetables, ni harían ese saqueo mensual de las arcas públicas, ni tampoco aprobaran semejantes cosas. La mayoría de los ciudadanos ni queremos drogas ni queremos perversiones. Así de sencillo.
Hasta ahora no hemos visto los mexicanos ningún gobernante que esté de su lado. Ni uno solo gobernador, senador, ministro o presidente municipal que arriesgue el cargo en defensa de sus gobernados y de las familias que sostienen y han sostenido de pie este país. El divorcio entre pueblo y gobierno está en puerta (y ciertos medios de comunicación azuzando al estado) y lo peor que puede hacer un gobierno es darle la espalda ¿O usted qué considera estimado lector?
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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