NUEVO SISTEMA PENAL: UN ROTUNDO FRACASO
El llamado Sistema Acusatorio Adversarial fracasó. El problema no es en sí el sistema, el problema radica, en que además de ser impuesto por el vecino país del norte es inaplicable para nuestro país, absolutamente inaplicable. A tres años de su implementación, si bien se aprobó desde hace ocho, lo único que ha mostrado en la práctica es ser PROMOTOR DE IMPUNIDAD, las cifras así lo demuestran.
Cualquier persona puede meterse al internet y encontrarse con decenas de notas periodísticas al respecto en las que todas, sin excepción, exhiben la ineficacia de este sistema que niega la justicia a víctimas y ofendidos. De recién iniciado, El Economista advirtió, que “con el Nuevo Sistema de Justicia Penal sólo en uno de 100 casos se ordenará la prisión para el presunto delincuente” (20/Jun/2016). Su vaticinio no falló.
Otra nota dice: “Los delincuentes reincidentes que con mayor facilidad quedan en libertad tras cometer un ilícito son los que roban autopartes y llantas y aquellos que hurtan vehículos sin violencia,los cuales no ameritan prisión preventiva conforme al Nuevo Sistema Penal Acusatorio, alertó José Gil García, subsecretario de Información e Inteligencia Policial de la Secretaría de Seguridad Pública” (Excelsior 1/Jun/2019).
En días recientes se publicó en un diario local que el nuevo sistema penal tiene una efectividad de apenas un 3 por ciento, situación que ratifica su ineficacia y si se toma el clima de sangre y violencia que tiene aterrorizada a la sociedad, urge que los gobiernos federal y estatales hagan algo para remediarlo.
La cuestión de fondo es que los índices de criminalidad ya no conceden tiempo para el nuevo programa penal fallido, y aunque algunas voces y grupos tratan de interceder a su favor, lo cierto es que su ineficacia e inaplicación para nuestra sociedad mexicana es evidente (nuestra manera de ser y entender las cosas reclama otras formas, por cierto, de mayor firmeza y aplicación inmediata de la ley para el infractor).
Los índices de IMPUNIDAD ya no permiten un día más y aunque grupos como México SOS tratan todavía de darle oxígeno, es evidente que se trata de un sistema de justicia no compatible con la forma de ser de la mayoría de los mexicanos (mentirosos y carentes de valor civil, incapaces de admitir sus actos y yerros), y ni qué decir de la corrupción que mantiene al país ahogado en un pantano nauseabundo; pantano ocasionado por gobierno y sociedad. Las excepciones son cada vez menos.
La mayoría de los Agentes del Ministerio Público lejos de hacer las cosas como marca la nueva ley, son por cierto los principales promotores de la IMPUNIDAD, sobre todo en los llamados delitos patrimoniales, pues en la práctica se convierten en defensores de los delincuentes y adversarios de las víctimas.Y es que mientras el Código Nacional de procedimientos Penales establece bases mínimas (basta con que existan indicios de que se cometió un delito) para enviar al Juez de Control y que en el Juzgado se pruebe y decida si hay culpabilidaddel(los) acusado(s), los M.P. mañosamente tratan de desarrollar y agotar la averiguación —como si estuvieran todavía en el sistema anterior— entorpeciendo y obstaculizando la justicia de manera que al nuevo sistema no lo observan y al anterior lo utilizan en forma negativa.
Ante esta condenable realidad, el estado de derecho y la impartición de justicia se han convertido en letra muerta. En una falacia o quimera con la que se engaña al pueblo por parte de los gobiernos. Gobiernos posmodernos integrados por huestes de cínicos e incapaces cuyo único móvil es el poder y el dinero, ajenos a todo compromiso y deber, que en este caso es el procurar e impartir justicia de manera inmediata a un pueblo vejado, robado, oprimido, extorsionado, dolido por la muerte, secuestro o extorsión de los suyos, son incapaces de darle ninguna respuesta ni apoyo.
La situación es tan grave que requiere de inmediato que el gobierno se decida. O se obliga a las Procuradurías (Fiscalías) estatales y Federal que se pongan a trabajar y consignen de inmediato las carpetas a los jueces de control para que se decida la situación legal de los imputados, o de plano, SE RETORNE AL SISTEMA PENAL TRADICIONAL que es bueno y efectivo.
El nuevo sistema fue una imposición del gobierno vecino del norte, quizá pensando en que con el TLC sus abogados litigaran también acá, lo que nunca consideraron fue la idiosincrasia nuestra, cargada de mentiras y recovecos morales e inmorales diametralmente opuestos a la mentalidad del anglosajón.
El pretexto para el nuevo sistema penal acusatorio fue la corrupción, al respecto se habrá de decir que ningún sistema funcionará si no hay mano firme y pragmatismo para hacer valer la ley. No se necesitan nuevas oficinas ni dependencias costosas para ‘vigilar’, el sistema penal tradicional es bueno y eficiente para hacer que el delincuente pague lo que hizo e inhiba a otros para que no se atrevan, bastaría como era en los años ’70, cuando en la Procuraduría de Jalisco (en la Calzada Independencia), había una pequeña oficina a la que cualquier litigante o ciudadano que considerara que no se le estaba atendiendo bien o con dudas o deficiencias, se presentara a quejar para recibir casi siempre una respuesta eficaz.Y si la queja ya era contra el juez penal(entonces no existía el costosísimo Consejo de la Judicatura), el litigante podía acudir con el Magistrado de la Sala Penal que tuviera bajo su tutela o cuidado a dicho juez (en el STJ) para presentar su queja, mismas que de inmediato eran atendidas, pues tanto ministerios públicos como jueces procuraban cuidar su trabajo. Cosa que hoy no cuidan, sus derechos humanos, laborales y de grupo pesan más que la impartición de justicia.
Basta pues de continuar alentando LA IMPUNIDAD, es urgente que los gobiernos estatales resuelvan al respecto (no se diga en Jalisco) y se decidan por uno u otro sistema penal, pero ya, entendidos que en tres años el referido sistema penal yanqui es un rotundo fracaso. No se les dio el voto por simpatía, se les concedió para que cumplieran e hicieran cumplir la ley ¿O usted qué considera estimado lector?
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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