Por más de cinco años, día tras día, el ciudadano Andrés Manuel López Obrador no ha querido (o no ha podido) comportarse y desempeñar con altura de miras y la dignidad requeridas el cargo de Presidente. Al contrario. El porro anarquista de siempre es al que se ha visto al frente del poder ejecutivo federal, enfocado sus pocas energías a ofender y descalificar permanentemente a todos los que le señalan sus faltas y deficiencias.
Tanto sus deberes cotidianos como la solución de los múltiples (y cada vez mayores) problemas nacionales han sido omitidos sin razón valedera alguna. Pretender resolverlos con saliva mediante un torrente cotidiano de mentiras (tan absurdas como infantiles) solo ha evidenciado sus limitaciones personales e incapacidad para tan alto cargo. Y es que, no es lo mismo criticar desde la manifestación o el mitin, que resolver desde el poder público. Suelen ser dos cosas por demás distintas.
El lunes 12 de febrero del presente año, en la colonia Agua Blanca de Zapopan, un joven dueño de un taller automotriz que tenía poco de haberlo iniciado, al NO PAGAR EL IMPUESTO A LOS CRIMINALES (“cobro de piso”) le asesinaron a sangre fría, acabando también con los sueños de una persona inocente, el amor y provisión a su familia, al igual que el trabajo a sus empleados.
Para desgracia de los mexicanos casos como este suceden a diario en todo el país sin que mueva un dedo el hombre que cobra como presidente —cuya enfermedad mental le empuja querer todos los días aparecer en los reflectores como si se tratara de alguna estrella de cine o dios pagano—. El pasado día 16 de los corrientes, dos mujeres que se dedicaban a la venta de pollo en Temixco, Morelos, fueron también asesinadas (y otra más herida) por no pagar el impuesto de los criminales ¿No es acaso una esclavitud pagar impuestos a los gobiernos en los tres niveles, y aparte pagar a los criminales? ¿No se convierten las personas en simples esclavos, aunque en apariencia sean ‘dueños’?¿Y el gobierno y el estado de derecho?
Para desgracia de todos, aun de los que tiene hipnotizados López Obrador, México carece de Presidente. En tan solo cinco años el país se ha estado hundiendo entre la violencia, la corrupción, la total desatención a todas las necesidades públicas (salud, seguridad, educación, transporte, carreteras, infraestructura y un largo etcétera) sin que nadie haga ni resuelva nada. Al contrario: la boca del tabasqueño a manera de molino destruye todo lo que toca. La mesura no la conoce, aunque la anarquía y el caos son su hábitat.
Todos los días madruga solo para ofender, atacar y destruir. Pero jamás para reconocer, admitir y construir por el bien de los ciudadanos mexicanos, que lo somos todos (y no solo sus seguidores de la secta política llamada MORENA).
Las manifestaciones del domingo pasado (18/febrero) lo trastornaron aún más de lo que ya estaba, ofendiéndonos a todos los que participamos (y que no pertenecemos a partido político alguno) pero que estamos hartos de su incapacidad, corrupción y mega derroches. En su ira sin control fue capaz de ofendernos diciendo:
—“Por eso también son las protestas, los enojos, como la manifestación de ayer, porque los que estaban antes, ya sea en el gobierno o ya sea los que se beneficiaban con la corrupción, están inconformes y quieren regresar, y yo también quiero que regresen, pero lo que se robaron”, -dijo además-: …“Se disfrazan de demócratas cuando eran los más tenaces violadores de los derechos del pueblo, dicen, vamos a defender nuestra democracia, ¿cuál es la democracia de ellos? Pues la que funciona nada más como parapeto cuando en realidad lo que había era el dominio de una oligarquía corrupta”.
¿De qué habla este hombre? Este periodista se manifestó en Guadalajara, donde unas 60,000 personas salimos a expresar nuestro repudio a este hombre incivilizado e incapaz de ser y comportarse como Presidente. En la manifestación no vi ningún oligarca, como tampoco funcionarios públicos. Los que sí vi, y éramos todos, eran familias, amas de casa, jóvenes, niños, profesionistas, comerciantes, personas que trabajan y mantienen de pie este país. Expresión popular pacífica en la que no se quebró un solo vidrio, no se hicieron pintas, no se vandalizó nada, y los pocos comerciantes que se atrevieron a acercarse hicieron su agosto pues vendieron como nunca (anexo un par de fotos que tomé).
En síntesis. No podemos admitir a un hombre enfermo de la mente y del corazón que siga usurpando un cargo de tanta responsabilidad, ya que además de no estar preparado en sentido alguno, esta destruyendo el país a pasos agigantados. Es tiempo que los poderes legislativo y judicial hagan de lado sus grillas políticas y antepongan el bien nacional deponiendo a este hombre, y buscar, mediante lo establecido en la Constitución, la salida legal a este hombre y poner a una persona, que además de tener un mejor perfil, respete a los ciudadanos y el orden constitucional.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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